sábado, 31 de diciembre de 2011
Cuento de nochevieja: el pisito.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Quieren descolgar la camiseta de Urdangarin del Palau
viernes, 23 de diciembre de 2011
Errores de concepto en la arquitectura del poder
lunes, 19 de diciembre de 2011
¡Por favor, que Tele 5 no dé más partidos de fútbol!
sábado, 17 de diciembre de 2011
Raimbow Warrior III
lunes, 12 de diciembre de 2011
In Time
domingo, 11 de diciembre de 2011
¿Qué significa el 1-3 del Bernabeu?

Ayer fue el clásico y lo disfruté. No negaré que soy del Barça, eso es algo que, por mucho que lo intentes ocultar, termina notándose. Pero por mis años, en temas futbolísticos, ya las he visto de todos los colores. No conocí en el campo a Di Stefano ni a Kubala. Mi punto de vista nació en unos tiempos deprimentes donde las preferencias oficiales por los blancos en la etapa franquista eran patentes en todos los resultados. Nos dimos cuenta de que el franquismo se acababa el día que el Barça ganó 0 a 5 en el Bernabeu, y es que por aquel entonces, con el asesinato de Sunyol en la memoria popular, el Barça era más que un club. Después pasamos por la manipuladora venganza del presidente de los colegios arbitrales, el señor (es un decir) Plaza, a comienzos de la democracia. La exhibición de Cunningham en el Camp Nou, el dominio de la Quinta de Buitre, el sueño de Venables, el florecimiento de la Masía, el Dream Team, la Pasión y Muerte con Van Gaal, la resurrección de Rijkaard, el aburguesamiento de los brasileños… Sin embargo, desde la llegada de Guardiola, el proceso que se inició con Cruiff ha llegado a su punto culminante, a su excelencia, y ahora cuando uno se prepara para ver a este equipo en la tele no debe olvidarse el babero, porque tarde o temprano sale ese fútbol que enamora. Ayer tardó mucho porque el Madrid ha crecido, pero al final se evidenció algo que ya tendría que preocupar, y mucho, a los merengues: ese equipo sólo se sustenta en el talonario ¿Qué pasará el día en que los blancos no se puedan endeudar más?
Al Castilla llegan decenas de magníficos jugadores, sin un sello de estilo, pero magníficos también porque la casa blanca los ha sabido seleccionar, para eso aún hay dinero. Pero al llegar al Castilla, de repente, Mourinho ha truncado el puente que les preparaba para ser jugadores de primera. Solo, de tanto en tanto, una de esas figuras en ciernes cruza una endeble pasarela para jugar unos minutos en un partido menor. Incluso entonces el joven solo ve a sus ídolos desde lejos. Las más de las veces no volverá a compartir vestuario con ellos y recalará en otro equipo donde demostrará su categoría y, tal vez, el Madrid lo repesque para arruinarle un par de años más de su carrera deportiva.
El problema del Barça es otro. Tiene un sello y un estilo, haciendo que el centro del campo sea de la casa. Sin embargo llegan que deben dejar marchar a jugadores del nivel de Jeffren, Xavi Torres, Botía o Bojan, antes, con menos razones, se dejó marchar a Damià, Sergio García o incluso el propio Guardiola a pesar de tener conciencia de su gran nivel. Salvo Xavi y Puyol, en el primer equipo se acumulan jugadores de la cantera demasiado jóvenes para ser sustituidos, a no ser que el nuevo sea tan y tan bueno que amenace a los que ya están arriba, tal es el caso de Thiago. Claro que la diferencia entre Guardiola y Mourinho es que el primero les dará la oportunidad durante uno o varios años y si lo merecen les ayudará a crecer. Tal vez eso suponga dejar algún punto vital en el camino, pero no hay que preocuparse porque, al final, siempre se puede dar un golpe de timón en el Bernabeu. Pero con cuidado, hay que dejar que el Madrid siga siendo un rival y que permita seguir creciendo al Barça. Si ayer el Barça hubiese terminado por hacer la manita que algunos ya intuíamos, tal vez Mourinho no se hubiese comido los turrones, pero eso no lo quiere Guardiola.
Imaginen por un momento que los blancos despiden al luso. La primera evidencia es que tienen por equipo una banda quemada, algo así como la jaula de grillos más cara del mundo. Un equipo sin futuro, sin cantera y con un montón de grandes figuras deseando seguir su camino hacia donde existan más posibilidades. Pocos entrenadores se atreverían a coger las riendas con garantías (con sinceridad, ninguno). Pero siempre hay la posibilidad de que llegue alguien de la casa y pretenda hacer algo con la imagen del Barça. Alguien con la capacidad que un día mostro Del Bosque, que además conoce muy bien a ese Barça gracias a su puesto de seleccionador. El cambio no sería inmediato, las estructuras blancas están muy destrozadas por el mourinhismo, pero en dos o tres años el Real Madrid podría a ser una verdadera amenaza para los culés (no como ahora). Y si además crearan una estructura similar a la Masía (medios tienen los blancos), aparecería un proyecto de futuro, solo faltaría un sello propio de estilo de juego que el Madrid nunca ha tenido. Tal vez, sin embargo, podrían basarse en ese fútbol fuerza de corte centroeuropeo que tanto les gusta, y aderezado con defensas a lo catenaccio italiano que algunos, como Tomás Roncero, han alabado, a pesar de hacerles un equipo pequeño, pero que se tolera siempre que lo haga el Madrid.
La historia del partido de ayer fue la de un gol a los veintipocos segundos producto de un fallo de Valdés y mucha potra de los blancos. Después todo fueron movimientos para superar la presión de los blancos hasta que llegaron los dos primeros goles. Porque tras el gol el Madrid pudo ser superior, pero siguió mostrando carencias que el Barça explotó a la perfección. Al final, como ya viene siendo costumbre, tras el gol de Xavi que ya hacía un rato que se veía venir, el Madrid volvió a ser un juguete roto en manos de los de Guardiola. Pero queda la sensación de que otra vez quisieron perdonarle la vida a un Mourinho que se permite hablar de suerte.
Queda mucha liga y el Barça aún se va a dejar muchos puntos en esta campaña, después de todo Guardiola aún le debe dar muchas oportunidades a su cantera. Solo por eso evitaremos decir aquello de… “punto, set y partido”.
Imagen extraída de la web del diario AS.
viernes, 9 de diciembre de 2011
El cuarto Rey Mago

domingo, 4 de diciembre de 2011
La irresponsabilidad verbal de los recién llegados

En 2003 el tripartito puso a Maragall como presidente de la Generalitat después de años y años de pujolismo. Era un importante cambio, pero que se tomó con cierta calma. Ya fuera la heterogenia del grupo que acababa de llegar o la aceptable situación económica de aquellos momentos, hicieron posible que la fraseología empleada en aquellos momentos no nos alarmara como hoy. Pero lo cierto es que ya en aquellos momentos tuvimos que escuchar el caso de las famosas facturas escondidas en los cajones. Aquel caso ya nos ilustró que quien marcha siempre afirma dejar unas cuentas muy saneadas y quien llega afirma que le han dejado una deuda de tres pares de…
Lo que sucede es que, a pesar de que dos y dos siempre serán cuatro, a la hora de hacer las cuentas parece que no todo cuenta igual. Está claro que en el último trasvase de poder en Catalunya también se obró ese milagro de los panes y los peces al incluir en las cuentas, como existente, un dinero que Madrid aún no había devuelto a Catalunya en función de los compromisos adquiridos. Por si fuera poco, gran parte de ese dinero estaba ligado a una serie de infraestructura que al amparo del factor crisis se decidieron suspender. Como consecuencia, el gobierno entrante se encontró con un agujero presupuestario que, estrictamente hablando, no podía achacar al saliente. Sin embargo, vivimos en un sistema político de alta competitividad y el equipo de Mas, sin pensarlo, quiso eludir su responsabilidad para con Catalunya y prefirió unas “cuentas claras” que le cubrieran las espaldas. Incluso contrato una cara auditoría para dejarlo claro Lo que no pensaron estas mentes preclaras de la política, es que estaban haciendo visible, fuera del país, hasta el último resquicio de nuestra economía y, con ello, entregaban e poder a los mercados sobre nosotros mismos. Mientras el mundo entero lleva a cabo una economía basada en la contabilidad creativa (incluso Alemania, recordemos cómo llegó al pacto del euro) ara que no se la coman los mercados. Nuestras derechas entrantes prefieren lanzar al viento mensajes de ruina financiera para llenar de mierda a quienes les precedieron. Si por ello el pueblo tiene que sufrir el ataque de la especulación financiera con paro, pobreza e incluso hambre, poco importa. Como dice el refrán, “vaya yo caliente y ríase la gente”.
Si Catalunya ya fue un buen ejemplo de esa irresponsabilidad verbal de los políticos, el colmo es sin duda el gobierno autonómico de Casilla La Mancha, donde la señora Cospedal ha dejado su economía en el lugar de la simple basura, eso sí, después de subirse el sueldo a ella misma y a todos sus subordinados directos de su propio partido. Así se demuestra que se además de irresponsable se puede ser cínico, solo hace falta que la gente pague, calle y a la hora de votar escuche más veces nuestras mentiras que las de nuestros adversarios. Para eso están los nuevos medios de comunicación privados (con Intereconomía a la cabeza) de los que Goëbels estaría muy orgulloso. Si Hitler hubiera contado con ellos, tal vez hoy sería el nuevo Jesucristo.
Digo esto porque si creen que Rajoy nos va a sacar de la crisis con su cambio milagro, lo tienen claro. De hecho a mí me preocupa lo que va a decir, o incluso inventar, sobre el contenido de los cajones que ahora encuentre. De su irresponsabilidad depende el verdadero futuro de nuestra economía. Y si no encuentra o no dice encontrar nada en los cajones, será capaz de asumirlo y reconocer que… ¡Al loro, que no estamos tan mal, hombre! ¿De verdad que con la que está cayendo va a ser capaz de reconocer que, en ese aspecto, Zapatero lo ha hecho bien? Eso aún está por verse, pero viniendo de donde viene yo no me lo creo.
Imagen sacada de www.mi-web.org
sábado, 3 de diciembre de 2011
Crisis de ideas más que de economía

viernes, 25 de noviembre de 2011
Detalles trascendentes de la historia: La primera guerra fría no acabó bien.

La Primera Guerra Mundial, también conocida como la Gran Guerra, no empezó sin previo aviso. De hecho se empezó a intuir el fatal desenlace mucho tiempo antes. La tensión nació de la rivalidad entre Napoleón III y Bismarck. A mediados del siglo XIX Prusia se había impuesto la tarea de unificar Alemania bajo la peculiar visión de este estado militarista. De todas formas, si no hubiese existido la figura de Otto von Bismarck, esas ambiciones se hubiesen estrellado contra la resistencia de la miríada de pequeños estados que constituían la Europa germánica. Más aún estando bajo la atenta mirada de la poderosa Francia del errático Napoleón III, sobrino del gran Napoleón Bonaparte. Al decir errático me refiero a que primero defendió el idealismo que llevaría a la unificación de Italia, pero que después, cuando comprendió el potencial de la Alemania en ciernes, quiso frenarla pero sin la decisión necesaria cuando aún pudo y sin capacidad cuando esta ya obtuvo demasiado poder.
Las tensiones que generó la rivalidad de estos líderes, al tiempo que un montón de pequeñas, y no tan pequeñas, guerras (guerra Franco Prusiana, guerra de Crimea, conquista de Dinamarca, toma de Colonia…), también sacudió a las diferentes sociedades. De hecho aquella protoalemania gozaba de una gran salud cultural. Pero Francia e Inglaterra también se movían bajo los movimientos culturales de la época.
Bismarck supo cuando debía tensar y destensar las relaciones controlando los tiempos. Cuando en 1890 el nuevo Káiser Guillermo II lo destituyó, el Imperio alemán ya era una realidad. Sin embargo, sin la figura de este gran líder y con el belicismo insensato de Guillermo, las tensiones ya no encontraron ningún tipo de compensación. Hasta las pequeñas guerras que habían servido a Bismarck para liberar parte de la tensión, con Guillermo parecían inflar más el globo de la las iras. En otro afán militarista Guillermo llevó a Alemania a una carrera que intentaba recuperar el tiempo perdido en el colonialismo. Fruto de esta tendencia se metió en 1905 en el sembrado de Marruecos buscando que esta se independizara de Francia, pero por primera vez desde hacía mucho tiempo, Francia apoyada en el Entente Cordiale y España, desarboló la revuelta, no sin alguna escaramuza. Guillermo, escocido, volvió a la carga en 1911. No sin grandes manifestaciones pacifistas protestando por toda Europa. Pero esta vez ya existía una intención provocadora pues Guillermo metió un cañonero en pleno puerto de Agadir (acción que Franco imitaría en un par de ocasiones cuarenta años después). En esta ocasión impedir la guerra le costó a Francia parte del Congo.
Pero después de aquel reto, lejos de bajar la tensión, aún aumentó más. Sobre todo cuando Rusia, cerrando la pinza sobre Alemania, se unió al Entente Cordiale. Por su parte Alemania firmó tratados mucho más concretos con sus aliados húngaros y austríacos, sin pensar que estos contaban con más enemigos que amigos y, además, unos ejércitos muy anticuados.
Por otra parte, Rusia, que si bien suponía una amenaza directa contra Alemania, también contaba con un enemigo al otro extremo que ya le había derrotado recientemente y con el que seguía manteniendo fricciones: Japón.
La guerra estaba cantada, después de más de sesenta años avivando el fuego, ya solo faltaba un desencadenante y el absurdo atentado de los Balcanes fue el comienzo, pero pudo haber sido otro y menos obvio. Especialmente Alemania estaba tan preparada para ese instante que se adelanto varios meses a sus aliados en el inicio de las hostilidades. En especial resulta chocante ver que Austria, la que había sido agredida, tardó mucho en movilizar sus anticuadas tropas.
De cómo terminó este conflicto ya hablamos en otro artículo. Lo que ahora me gustaría hacer notar es el paralelismo que posee esta guerra fría entre Franceses y Prusianos, con la que años después vivieron EE.UU. y la URSS. Destacando que, afortunadamente, la segunda tuvo un final algo más feliz.
Imagen de Otto von Bismarck tomada de www.escuelapedia.com
domingo, 20 de noviembre de 2011
¿Por qué ningún programa electoral tiene en cuenta una eventual invasión zombie?

Una abuela corre, tirando del bracito de su nieta, que acaba de recoger en la guardería, para coger el autobús. La niña, algo soñolienta tras una siesta deficiente, se resiste a los empellones de la mujer y el conductor del autobús, impasible ante la escena, es impelido por su propio afán de llegar a destino en el tiempo establecido. A dos metros de la parada la mujer despide con la mirada su oportunidad. Se gira hacia la nieta ignorante de lo que pasa y le da una simbólica palmada en el trasero mientras le explica, en tono desagradable, “hemos perdido el autobús”.
Qué fácil nos es juzgar. Aquí vemos a una abuela que pega a la nieta y se deja llevar por esa histeria hueca que hemos asociado en los últimos años a los viejos de nuestro país. Pero cuál de esos viejos es capaz de pegar a su nieta pequeñita. Aquí hay algo más.
Esta mujer ha dejado en casa sola a su propia madre con Alzheimer. Hace tiempo que “serveis socials”, en cumplimiento de la ley de dependencia, tenía que haberle puesto algún tipo ayuda. Su hijo y nuera trabajan más horas de las que tiene el día. No era así antes de la crisis cuando una jornada normal y otra reducida les permitían un salario con asistenta, hijos, e incluso echarle una mano a ella. Hoy no se pueden permitir ni una señora que pase a buscar a su hija a la guardería. De hecho, para poder pagar la piedra en el cuello en que se ha convertido la hipoteca, tienen que obviar alguna de las comidas. También tendrá que dársela con su jubilación, la pobre abuela estresada que suerte tendrá si al llegar a casa su propia madre, en un despiste natural de su enfermedad, no la ha volado por los aires.
Más trabajo o ninguno, pero los que se enriquecieron en los supuestos tiempos de bonanza aún se esconden en un rincón a contar los billetes… de quinientos, claro.
No se aprovechó en 2002, el cambio de moneda, para buscar a los estafadores y sacarlos de la circulación. No se desactivo la burbuja inmobiliaria cuando sus fabricantes abandonaron el gobierno en 2004. Y ahora, cuando una crisis mundial nos pasa por encima, nos empujan como un lastre hacia el fondo, pero los ladrones flotan. Solo somos capaces de ver a una mujer dando un palo en el culo a su nieta pequeña.
Pero eso sí, la tonta ciudadanía sigue votando a los de siempre y sigue dando las mismas pobres excusas de siempre: el voto útil, sus propuestas son infantiles, para que vamos a dejar a otros que aún tienen que llenarse… Es lo que los especialistas llaman el voto zombie. Es decir que nuestra democracia está sostenida por el voto zombie que se come, como buen muerto viviente, nuestros cerebros ¿Y sigue sin extrañar a nadie que ningún programa electoral tenga un plan preventivo contra una invasión zombie?
Imagen extraída de www.thinkinfreak.com
sábado, 19 de noviembre de 2011
Detalles trascendentes de la historia: final de la Primera Guerra Mundial.

Cuando la gran guerra acabó, muchos soldados alemanes del frente occidental se sintieron tremendamente frustrados. Habían vivido los últimos días de la guerra escondidos en zanjas donde el avance de uno u otro bando solo podía realizarse asumiendo un número de bajas realmente injustificable. El impase, pues, era la norma bajo la cual transcurrían los días en las trincheras. Desde su punto de vista la guerra podía haber durado eternamente. Sin embargo el estado mayor sabía que la entrada de EE.UU. en la guerra aportaba al bando enemigo una aportación de soldados casi ilimitado. Además, EE.UU. pronto llenaría Europa de esas máquinas voladoras que podían superar las trincheras. El dominio de los Fockers tocaba a su fin. Por si fuese poco los espías hablaban de un nuevo recurso creado por los ingleses: el carro de combate. En aquellos primeros instantes fueron denominados tanques ya que fueron dispuestos secretamente en vagones de tren con el aspecto de grandes bidones de agua. Las trincheras más occidentales ya habían podido comprobar la eficacia de aquellos monstruos de acero que, aunque por aquel entonces aún tenían muchas limitaciones, suponían un cambio real en el avance de la contienda. Sin duda la rendición evitó una enorme cantidad de bajas innecesarias y, posiblemente, podría evitar unas sanciones mucho más duras contra el país germano. Pero todo terminó siendo un monumental error.
De una parte muchos soldados del frente no comprendieron la razón de aquella rendición. Sobre todo cuando habían visto morir a miles de compatriotas en aquellos campos embarrados y llenos de minas. Después de años viviendo un infierno les devolvían a casa en la tristeza de una derrota en la que ellos no habían sido vencidos. Este pensamiento se grabaría a fuego en la mente de muchos de aquellos veteranos, y en especial en la de un joven cabo llamado Adolf Hitler.
Meses después Alemania fue humillada, contra el criterio de Keynes y Woodrow Wilson. Además de obligar a los germanos y sus aliados a aceptar todas las responsabilidades del conflicto, se le impusieron enormes sanciones económicas y territoriales. Lo que sobrevino después es muy interesante, pero demasiado extenso. Sólo hay que decir una cosa, y es que hasta el 3 de octubre de 2010, Alemanía no terminó de pagar los intereses de la deuda generada por aquel tratado. Otra historia es el caso de la Segunda Guerra Mundial, muchos de sus pagos aún siguen pendientes, como la deuda de Alemanía para con Grecia que seguramente solucionaría los actuales problemas económicos de estos últimos si llegara a pagarse.
Imagen extraída de la Wikipedia
domingo, 13 de noviembre de 2011
El voto al PP como una mezcla de Paulov y Milgram y añadiéndole el odio a la ecuación (I)

El voto al PP como una mezcla de Paulov y Milgram y añadiéndole el odio a la ecuación (I)
Hace más de 20 años, cuando el PP se llamaba AP, sentí una enorme curiosidad por conocer la clase de personas que eran capaces de votar a un partido político que pretendía dar continuidad a las estructuras franquistas. Mi extrañeza fue mayor cuando, a finales de los 90, este partido aumentó mucho su influencia. Estaba claro que su cambio de nombre no se debía a un cambio en su ideología, era más una cuestión económica (así se desprendía de muchas deudas que dejaba sin pagar), pero también estaba claro que para sus supuestos votantes aquel cambio si había significado algo. Sobre todo cuando llegaba con la definitiva pérdida de representatividad del CDS, heredero de la victoriosa UCD. También hay que hacer constar que muchos de los componentes de aquella UCD pasaron a las filas de AP con su disolución. Con todo, salvo contadas figuras como Herrero de Miñón y Rodolfo Martín Villa, pocos mantuvieron su nivel de influencia en el momento de la irrupción de la franquicia PP. Ni siquiera elementos tan marcadamente franquistas como el exministro de cultura Ricardo De la Cierva. De hecho algunos han hablado de que Aznar cambió las tendencias. Pero eso tampoco es verdad.
AP subió de algo más de un millón de votos a los 5 millones, cuando Suarez fue defenestrado de la UCD y sólo logró pasar de esos 5 a más de 8 en las elecciones del 93, cuando Suarez abandonó definitivamente la política. Hay que señalar que el partido que heredaba las consignas del franquismo solo era mayor fuerza política en tres provincias gallegas y en la mayoría de las de Castilla-León. En las siguientes elecciones el PP se movió en un pequeño margen por encima y por debajo de los 10 millones de votos, aunque en las próximas elecciones (20N) se habla de 11 millones (incluso los 12 millones los más pesimistas). Personalmente creo que batirá su record de votos, pero se mantendrá aún lejos de los 11 millones. Volverán a la mayoría absoluta del año 2000 pero solo gracias a la abstención y la ventaja que le otorgará la Ley d’Hondt ante la dispersión de voto. ¿Cómo es posible que un partido que se quitó la máscara entre 2000 y 2004 mantenga un número de votos próximo una cuarta parte de la población de nuestro país? ¿Acaso un porcentaje tan elevado como el 25% de la población sostenía la dictadura franquista? Obviamente no.
En las primeras elecciones UCD, en la persona de Adolfo Suarez, se llevó el voto del agradecimiento, pero su partido estaba lleno de figuras que todavía pensaban en clave franquista. Auténticos trepadores arribistas que tardarían muchos años en captar los nuevos mecanismos de la naciente democracia (si llegaron a hacerlo alguna vez), pero que la larga sombra de su líder les permitía mimetizarse en las cambiantes estructuras del poder. La ruptura entre UCD y Suarez fue la debacle de este partido ya que el voto se dividió entre el partido y la persona, pero sobre todo marchó hacia una AP (1982) que algo tenía que ofrecer… ¿Pero qué?
Si analizamos las provincias donde este partido venció podremos tener una idea. La provincias que se decantaron claramente por la AP de Fraga Iribarne, fueron Lugo Orense y Pontevedra, en Galicia, y Ávila, Burgos, Soria, Guadalajara y Segovia en Castilla-León. Por otra parte Ávila, en el 1986, aún confía en el CDS de Suarez, pero la CD (nombre de la coalición que lideraría AP en esos comicios) le seguía a continuación (ambos con un solo escaño, igual que el PSOE). A partir de ese momento Ávila sumaría los votos del CDS a los del PP en las siguientes elecciones, así hoy se mueve sobre los 70.000 votos y arrancando 2 de los 3 escaños de la provincia y amenazando el tercero si baja lo suficiente el segundo partido. Al final la traducción de votos a escaños en estas provincias resulta muy rentable. Menos de 30.000 votos suponen un escaño.
Pero cómo es posible que, unas personas que pudieron sufrir bajo el franquismo y a los que las políticas de derechas y neoliberales pueden llegar a perjudicarles, puedan ser capaces de votar a los populares. ¿Alguien les engaña? Claro que no, a no ser que sean ellos mismos. ¿Es el caciquismo el responsable? No, ya que la mayoría de las veces el votante llega a la urna convencido de su voto. También podría ser que los decididos pasos hacia la democracia de un político nacido en el Movimiento franquista, como fue Adolfo Suarez, hubiese podido convencer al pueblo de que sin el dictador todos podemos ser demócratas. Personalmente veo esto algo simplista, pero estamos hablando de un país dominado por las mentes simples y poco asesadas que tragan catolicismo a manta y beben Telecinco amarillo.
Así pues, la primera cuestión que hay que tener en cuenta es la poca educación democrática que tiene en general la sociedad española, y en especial la que procede de zonas campesinas. En estas áreas prevalece aquella idea tan nuestra del “¿qué hay de lo mío?”. Una persona próxima y capaz de saltarse las normas para favorecernos en algo, aunque sea a costa de llenarse los bolsillos, es preferible a un idealista que pretenda arreglarlo todo dentro de la legalidad, pero sin permitir los pequeños excesos de la ciudadanía. En las zonas poco habitadas, el voto se compra con corruptelas que, por estar compartidas por la mayoría de la población, jamás llegarían ante ningún tribunal. Los que menos sufrieron bajo el franquismo son capaces de perdonar más fácilmente por un par de favores. Y no duden de que el avezado político no duda en vender como un favor hasta el humo de un cigarrillo. Por supuesto que la falta de educación (especialmente democrática) forma parte de este proceso de “PPtización”, que además muchas veces se completa dentro de las iglesias con unos sacerdotes que hacen más campaña política que misa. Parece que muchas iglesias de nuestro país han sido invadidas por mercaderes políticos que llevan sotana y reparten sacramentos con muy poca vergüenza. Jesucristo no fue capaz de expulsar a los mercaderes por demasiado tiempo de la casa de su Padre. A esos votantes del PP solo hace falta recordarles levemente las ayudas obtenidas para afianzar su tendencia. Igual que hacía la campanita con los perros del experimento de Paulov. Y el señor de la sotana siempre mueve la campanita mientras el monaguillo pasa el cepillo.
Una vez establecido un voto original, vamos a hablar de otra fuente de voto también muy arraigada en nuestro país: el “hooliganismo político”. “Hooligan” es una palabra inglesa que normalmente habla de fanáticos violentos de un equipo deportivo. En nuestro país cambiaremos la violencia por agresividad verbal y el club de fútbol por unos colores políticos: comunistas, socialistas y ahora el PP. Si unimos a esto un sentimiento de culpabilidad encubierto, veremos que los fans del PP tienen que ser realmente fieles. Cuando los hooligans se relacionan entre sí, fortalecen aún más su decisión. Ellos son conscientes de que su voto y su apoyo hace daño a la sociedad, sin embargo siguen ejerciendolo reforzados por esos mensajes del entorno, igual que sucedía en el experimento Milgram. A diferencia de los votantes tipo Paulov, los hooligans no tienen que haberse visto favorecidos por el PP. De hecho son una capa superior que se ve fortalecida por los mensajes convencidos de la anterior así que también son decididos votantes y defensores de la tendencia. Muchos de ellos son gente mayor a los que se les ha privado la capacidad de escuchar otras posibilidades y que sienten terror ante la palabra comunismo (este terror fue hábilmente inculcado durante los 40 años de dictadura y ya forma parte de las áreas límbicas de sus cerebros). Para estas personas se ha inventado todo un mundo ficticio, como los libros de psudohistoria de Pío Moa, o emisoras de televisión como Intereconomía y que, seguramente, tienen su máximo exponente ideológico en las palabras de Federico Jiménez Losantos.
Entornos cerrados crean nuevas generaciones marcadas por la misma mancha y el hooliganismo se extiende más y más, social y geográficamente. Y a partir del año 1993 este llegó a las grandes ciudades. La más vulnerable, por su desorganizado crecimiento, es Madrid. A partir de ese momento el PP extenderá todo su potencial en todas las elecciones que vendrán. Los 9 millones de votos serán, por mal que lo haga y por indecente y demostradamente corrupto que sea su comportamiento, un número de votos del que ya no bajarán. Y aunque el fenómeno del hooliganismo existe alrededor de casi todos los partidos políticos, en ninguno es tan poderoso como en el del PP. Especialmente porque es mantenido y avivado por el capital a través de una enorme maquinaria de prensa afín, que no duda en manipular emocionalmente todas las informaciones para beneficiar a esta tendencia. De este modo, 9 millones de españoles, de los que solo unos 600.000 son realmente franquistas, apoyan a un partido que no duda en utilizar el odio entre regiones cuando le conviene.
La pregunta ahora es: ¿se darán cuenta esos 9 millones de españoles ciegos del fracaso que se nos viene encima? ¿Y cuando ya haya llegado? La respuesta es fácil: no y no. De eso se encargan y se encargarán Antena 3, Onda Cero, Tele 5, La Gaceta, El Mundo, ABC, COPE, VEO7, 10, Canal 9, La Razón… y en general la mayoría de medios de radio, televisión y prensa, porque para ello las pagan los que se van a beneficiar verdaderamente de las políticas de este partido. Solo hay un medio que el PP no domina: Internet. Aunque lo intenta, pero si hoy el voto se diera solo entre los internautas, el PP saldría brutalmente derrotado. Claro que también sería barrido el PSOE. En Internet dominan los que apoyaron al 15M y a otras tendencias muy alejadas de los grandes partidos, que no se dejan comprar por una piruleta chupada, pero es que, además, solo en la red existen las ideas adecuadas para acabar con esta crisis que esta soliviantando nuestra tradicional balsa de aceite política nacional (esto último del aceite, para quien no lo haya entendido, es ironía).
Imagen extraída de la wikipedia.