viernes, 28 de octubre de 2011

Crisis: ¿hemos tocado fondo?


No sé si la cosa se podrá mantener, pero por fin hay una luz al final del túnel. Pero, como dice el chiste, ahora vendrá el tonto de turno y la apagará. Desgraciadamente el problema de nuestro país es el peor: el paro. Llevamos años diciendo que desgraciadamente ese es un problema endémico de España, lo que pasa es que con la fiebre del tocho nos hicieron creer que éramos otro país. Y entre tanto llegaron miles de emigrantes a los que una multitud de malos empresarios sin escrúpulos se dedicaron a explotar sin pensar en el mañana. Y los precios de todo se dispararon mientras los salarios se quedaban más atrancados que el wáter de Carpanta. Entre los unos y los otros se instalaron en nuestro país un montón de vampíricas multinacionales para aprovechar la coyuntura y las subvenciones de turno, mientras los polítiquillos de zona sonreían a los flashes y alargaban la mano por debajo de la manta. Desde 1999 a 2007 vivimos un engaño que sirvió para enriquecer a los amigos de alguien mientras nos dejaban al resto con el culo al aire... y todo con el beneplácito y para el beneficio de una banca con menos empatía que Jack el destripador. Después, cuando la crisis empezó a asomar su peluda patita por debajo de la puerta, levantaron el vuelo los príncipes de la oscuridad, mientras aquellos que se hicieron llamar empresarios presionaban para obligar a bajar el precio de los despidos y así liberarse de sus últimas responsabilidades y huir con el oro muy lejos de los daños causados.
Ahora el paro alcanza índices que rozan el límite de la revuelta social (en países donde no existen las estructuras familiares del nuestro ya hace tiempo que habría una guerra civil). Y eso que gran cantidad de toda aquella inmigración que llegó, se ha marchado en busca de nuevos horizontes. Sin embargo, los que se quedaron, buscan una salida airosa y muchos de ellos han empezado a abrir negocios. Si unimos a esto que los cierres continuados habían dejado infinidad de locales vacíos y que ahora empiezan a bajar los alquileres, estamos diciendo que se ha abierto una nueva esperanza al resurgir de los negocios a pequeña escala.
Para que la economía a gran escala vire hacia la recuperación aún nos faltan los dos mismos detalles de siempre: que baje el precio de la vivienda un 40% y que los capitales empiecen a abrir el grifo del crédito. El resto de la economía está esperando. El gran peligro es que a algún político loco le dé por ceder a las descerebradas pretensiones neoliberalistas de la CEOE, y rebaje los listones del despido, porque entonces nos encontraríamos con una nueva oleada de parados que ya no nos permitiría remontar la economía en al menos seis o siete años.
Entonces, además de estar empezándose a ocupar locales vacíos, qué ha cambiado para ver esa luz al final del túnel. Pues es el sector inmobiliario, el culpable de nuestra mala situación actual y el generador de la perniciosa euforia previa a estos momentos. Si bien es cierto que aún quedan infinidad de los llamados expertos en el sector que insisten en que es el momento para comprar (más llevados por sus intereses que por la realidad, como siempre), ya hay un grupo que está cogiendo el toro por los cuernos y reconoce que los precios de la vivienda están entre un 25 y 45% por encima de lo que permite la economía. Y si alguien se decide a empeñarse para comprar en estos momentos se abre la puerta a quedar en el lugar del ejercito de desahuciados que empieza a poblar nuestro país. Los expertos (los sinceros) no entran en las tonterías de si los costes de producción o los valores del suelo… y mucho menos en aguantar los precios vendiendo lo mejor del mercado a las mafias rusas. La racionalidad vence y ya se habla de una bajada de precios constante durante los próximos dos años o hasta llegar a los llamados valores de reconstrucción económica. Esto es lo que es, lo que será y lo que siempre fue, pero hay una diferencia: los expertos han reconocido la realidad y ese es el primer paso para encontrar las soluciones que necesitamos.
Nuestro drama es haber creído en ese neoliberalimo que no soluciona nada. Si se quiere salir de las crisis hay que coger el toro por los cuernos y jugársela. Uno o es keynesiano (neokeynesiano que las teorías del inglés se han retocado y perfeccionado mucho en las dos últimas décadas) y sigue abriendo puertas, creando impuestos y subvencionando todas las salidas, o es shumpeteriano y deja que todo lo inútil y falaz se hunda antes de abrir el grifo. En cualquier caso toda solución supone grandes sacrificios, pero no esta continua sangría que nos está extenuando sin salir del agujero. Más al contrario, nos arrastra hacia una depresión sin límites.
La luz está ahí, pero ahora toca proteger el empleo y acabar con los pillos que entorpecen todos los esfuerzos de la ciudadanía. Es el momento de encontrar fuentes de financiación y apostar por una sola vía esperando haber acertado en la elección porque no hay mucho margen de maniobra.
¿Y los datos del paro?
Los datos del paro son la confirmación de todo lo dicho. No se ha protegido bien el empleo y se ha hecho demasiado caso a los malos empresarios capitaneados por una CEOE que ha resultado ser la abanderada del absurdo y pernicioso neoliberalismo. Ese que en lugar de buscar salidas económicas solo pretende justificar las acciones egoístas de un sector muy pequeño de la sociedad.
Una ley básica de la lógica dice que si algo parece absurdo y al aplicarlo no funciona es que es absurdo. Y al abaratamiento del despido me remito.
Y si entre tanto Sarkozy, la Merkel y el BCE recobran la cordura, mejor. Pero en esta Europa de egoístas conservadores no podremos tener muchas esperanzas de verdadero apoyo.
Imagen extraída de www.elpuntavui.cat

lunes, 24 de octubre de 2011

Encuestas y otros engaños electorales.


No todos los estudios que se realizan antes de unas elecciones son publicados. De hecho, algunas de las encuestas de las que después nos ofrecen unos resultados en porcentajes de intención de voto, realmente dan algunas otras conclusiones mucho más interesantes, pero que son solo para los ojos de quienes encargaron la encuesta.

Para desentrañar los misterios que aquí se ocultan empecemos por saber quién solicita o lleva a cabo esas encuestas. Para empezar existen una infinidad de empresas que realizan encuestas preelectorales, unas más conocidas que otras, algunas con cierto prestigio o nombres conocidos, y otras sin él. Seguro que alguna vez han escuchado aquello de “en una encuesta realizada por demoscopia”, o “eco-consulting”, o… bueno hay muchas empresas que se dedican a ello. Se supone que hay un amplio mercado y, seguramente, muchas de esas encuestas, parcial o totalmente, serán adquiridas o encargadas por más de un interesado. Pero vayamos al ojo del huracán y pensemos en quienes son estas personas o sociedades interesadas en una de estas encuestas.

El primer objetivo de una encuesta en general, o más bien del resultado final, es el público y posible votante. Dado que los porcentajes de intención de voto pueden influir a su vez en la intención del voto de los propios votantes, estas encuestas pueden utilizarse para variar o afianzar el voto de los mismos. Desde este punto de vista los partidos políticos serán los primeros interesados en filtrar estos resultados. Una filtración que vendrá acompañada, sin lugar a dudas, de la explicación más conveniente a los intereses del partido que la realiza. Así, unos resultados idénticos o similares, serán expuestos de formas diferentes y acompañados de, también diferentes, explicaciones según el partido que los manifieste. Pero no todos los partidos se pueden permitir elaborar una encuesta por su cuenta. En nuestro país, a nivel nacional, solo PP y PSOE manejan dinero suficiente para realizar una encuesta completa. Por otra parte, a nivel de comunidades autónomas, también lo pueden hacer PNV y CiU. Hay que tener en cuenta que estas encuestas no solo hablan de la intención de voto, que es lo que nos dejan ver a los mortales de a pie, sino que, si alguna vez han contestado a alguna de estas encuestas habrán visto, también se hacen otra serie de preguntas que verifican la fortaleza de esa intención, el estatus social, como han penetrado las ideas de cada partido y toda una serie de detalles que, una vez estudiados, pueden permitir al contratante establecer una estrategia ganadora. Así pues, estas estadísticas ya dan una sustancial ventaja a los partidos más ricos y que muy poco tiene que ver con sus verdaderas capacidades para el ejercicio del gobierno. No es de extrañar, pues, que ocasionalmente algún nuevo partido, como UPyD, utilicen esta herramienta para intentar mejorar sus resultados.

Otro cliente habitual de estas encuestas son los medios de prensa. Es cierto que estos acuden en ocasiones a encuestas tan complejas como las anteriores con oscuras finalidades, pero lo cierto es que a la prensa solo le interesa realmente aquello que puede divulgar. No es de extrañar así que, muchas veces, en lugar de realizar sus propias encuestas, acepte los resultados interesados que le brindan los propios partidos políticos. Después de todo, para ellos lo verdaderamente importante es tener información interesante que poder vender a sus lectores, oyentes, espectadores… Sin embargo la prensa necesita informaciones nuevas cada poco tiempo así que ellos mismos o empresas contratadas, están haciendo encuestas continuas cuyos resultados dan a conocer cada pocos días. Estas encuestas se limitan, en muchas ocasiones, a una sola pregunta: “¿A quién va a votar?”.

Por supuesto, los partidos comentan estas otras estadísticas y las valoran en su propia clave partidista. Sobre todo los partidos antes nombrados, que así quitan valor externo a sus propias encuestas más completas que son las que les servirán para elaborar su discurso.

Pero existen un tercer grupo de clientes mucho menos conocido y que acude a encuestas tan profundas o más que las que elaboran los partidos. Por lo general hablamos de grupos de poder como fundaciones, bancos, grupos financieros, asociaciones… Detrás de estas corporaciones hay personas que por lógica no deberían interesarse abiertamente por estos temas. Y no lo hacen, lo que les importa es ayudar a ganar a aquellos que puedan favorecerles en un futuro no muy lejano.

Alguno de estos entes puede realizar sus consultas en ambientes cerrados como la comunidad católica. Tal vez para conocer la ideología de sus feligreses o quizá para usar esas encuestas para idear una forma de inducción del voto… ellos sabrán. Pero la mayoría de estas encuestas no se divulgan nunca o aparecen tiempo después, como hizo alguna entidad financiera hace unos años, reflejadas en un estudio relacionando la fidelidad de las encuestas con los resultados en función de la renta en cada zona del país… ¡Impresionante!

Finalmente están las encuestas realizadas por las instituciones públicas. Antes eran obra del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero con el tiempo se han limitado sus preguntas, aún así, Estado Y Comunidades Autónomas, siguen encargando a empresas especializadas, unas encuestas que son susceptibles de usarse con fines partidistas.

De cualquier forma, a los pocos partidos con posibilidades de gobernarnos, a los grupos de poder y a los centros administrativos, solo hay dos tipos de datos que verdaderamente les preocupen y son los que llevan las siglas: “n.s./n.c.”.

Para CiU, PNV y PP el “no sabe o no contesta” quiere decir que están frente a una posible abstención y deben lograr que así se quede. Porque estos partidos ya tienen sus votos totalmente definidos, con un grupo de votantes fieles que varían muy poco y que les otorgan la victoria cada vez que el resto de votantes deja de ejercer su derecho a voto o desperdicia este entre las trampas de la ley d’Hondt.

La interpretación de PSOE (PSV, PSC…) es ligeramente diferente. Para los socialistas (de nombre) este es el grupo de los indecisos. Votantes que han dejado de serlo, que hay que hacer que vuelvan y, sobre todo, evitar que se abstengan o voten a partidos sin representación que, en último término, también favorecería a sus rivales más inmediatos: los partidos anteriores.

De este modo, cuando nos preguntan por nuestro voto en una encuesta, no deberíamos de contestar, decir que no sabemos a quién votar, o deberíamos mentir (personalmente veo más utilidad y decencia en las dos primeras opciones), porque estamos entregando a partidos y grupos de poder una información que solo les favorece a ellos, no a nosotros. Pero es que la prensa presenta de una forma tan bonita las estadísticas, y los partidos les dan un sentido tan emocional, que no podemos resistirnos a ser orgullosos con nuestra tendencia de voto. Aunque estemos dispuestos a cambiarla mañana. Tanto tiempo luchando para que nuestro voto sea secreto y qué fácilmente se lo vendemos a esa encuestadora de ojos verdes. Pero no se engañen, no son los ojos, ni las piernas, ni la sonrisa… hablamos porque nos creemos que con nuestras palabras estamos colaborando en la victoria de nuestro candidato favorito… ¡Ilusos! ¡Por favor, que estamos cien puntos abajo!

Y ya el colmo son esas encuestas llamadas a pie de urnas. Sí, cuando se te acercan de una importante emisora de televisión con cámara y micrófono en ristre a la salida del colegio electoral. Que pocos se resisten a dar explicaciones de su voto que tendría que haber sido secreto. Pero todos esperan verse en el noticiario de las 20h; cuando los únicos datos que existen son esas encuestas a pie de urna. Ante ese deseo nadie es capaz de ver que no hay ningún piloto encendido en la cámara y que lo único que les interesa a los de la TV es el dato de su voto que anotan mientras el despistado votante sonríe a la cámara apagada y ofrece su voz de barítono al micrófono sordo.

Y entre tanto llegan los primeros resultados y manifiestan que los de siempre ganan, seguidos por los de siempre también y a continuación, muy lejos, hay otros que se quedan castigados otra vez sin voz ni voto. Y todo eso lo vemos en la tele, seleccionando el canal de quien nos encuestó para comprobar que nos han robado nuestro minuto de gloria. O tal vez visionemos nuestro canal favorito mientras deleitamos nuestro paladar con una buena “birra” y eructando al presentador nuestra tranquila abstención de descreído democrático apoltronado en el sofá.

Curioso que los unos y los otros salieron a la calle el 15M, el 19J y el 15O, pero cada uno ha seguido dando la misma respuesta en las encuestas y entregando, o no, la misma papeleta en las urnas. Ni por un momento han pensado en cambiar el guión de la película y dejar de contestar a los grupos de poder para mantener en secreto su voto como le da derecho la ley, y al final votar decidido a un partido que tenga algo que decir aunque no tenga esperanzas de ganar. Solo así se completa la revolución de las palabras, de la paz y de la ingratitud de todos esos que han gobernado, gobiernan y gobernarán olvidando que son meros albaceas temporales de un pueblo soberano.

Imagen tomada de comunicacionelectoral.wordpress.com

sábado, 22 de octubre de 2011

ETA, ¿fin de la violencia?

El 23 de marzo de 2006 ETA anunció una tregua que causó gran impacto mediático y una enorme polémica. Los medios de comunicación de la ultraderecha (que en España son demasiados y muy influyentes) denostaron y desvirtuaron aquel instante que ahora, más de cinco años después, rescatamos su historicidad. Recuerdo que por aquel entonces yo también saqué un artículo en Internet que fue duramente atacado (en especial meses después, cuando tuvo lugar el atentado de la T4 que daba al traste con la tregua).

Recuerdo que las excusas de la prensa “facha” estaban basadas en una tregua anterior, durante el cuatrienio moderado de gobierno Aznar, en que este hizo abundantes concesiones a la banda terrorista para descubrir que la tan cacareada tregua solo había sido una excusa para reorganizar las estructuras de un grupo que empezaba a notar el descenso de jóvenes deseosos de prorrogar la lucha armada en el país vasco. Es cierto que en 1999 se habían burlado de Aznar, pero en 2006 habían cambiado mucho las cosas.

Posiblemente si Aznar no hubiese estado tan deseoso de alcanzar notoriedad aquella tregua hubiese podido tener otro sentido, porque lo cierto es que los errores de la banda, ya por aquel entonces, habían generado grandes disensiones, no manifestadas, entre el entorno abertzale. El atentado de Hipercor en 1987 y el asesinato de Miguel Ángel Blanco diez años después, habían planteado preguntas a los simpatizantes de ETA en que la banda pasaba a ser la respuesta errónea. Perdido el apoyo popular la banda pudo hacerse más violenta, pero también había puesto en marcha el reloj de su asfixia social.

En 2004 un atentado ajeno al terrorismo etarra le dio la puntilla. Los atentados del 11M en Madrid cambiaron definitivamente las simpatías que algunos aún profesaban al terrorismo. Ya en las primeras horas pudimos escuchar al líder de HB y eternamente sospechoso de pertenecer a la banda, Arnaldo Otegi, negando la autoría de ETA en aquellos sangrientos atentados. Pero lo que a mi me impresionó no fue la negación que hizo de la autoría, porque para mi ya era obvio que aquello no tenía la estructura de los atentados etarras, por mucho que el desquiciado ministro Aceves dijese lo contrario. Lo que me impresionó fue la afectación en la voz del supuesto etarra. En su voz, el tantas veces encarnado tono de reproche, de orgullo y de agresividad, se había tornado en otro de consternación, de tristeza, casi de luto y, incluso, de culpabilidad por pertenecer a un entorno que tantas veces se había aliado con el terror. Su voz me hizo comprender, además, que el 11M había supera hasta a ETA y, aunque aún era aquel un momento de dolor, algo estaba a punto de cambiar. De no tener ojos, las palabras de Otegi ya me habrían convencido de la inocencia de ETA respecto a aquellos brutales atentados, pero no por su contenido (aunque ETA eran criminales y no mentirosos, a diferencia de la prensa facha que insistió durante días, y aún lo hace, en la falsedad de las mismas), sino por la forma y el pesar. El 11M también hirió a ETA.

En los meses que siguieron se vio una ETA menos dispuesta a atentar, sin duda corrían entre sus filas más preguntas que respuestas. Encima el CNI se había infiltrado hasta sus centros vitales, Francia había dejado de ser su santuario y los jóvenes independentistas vascos que antes les consideraban dioses ahora les denostaban como una barrera para sus intereses.

En ese ambiente en el 2006 se anunció la famosa tregua. Y no cabe duda de que algo se movía dentro de la banda para encaminarse hacia la paz, pero también hay que tener claro que había disensiones y aún quedaban muchos y muy violentos, que no deseaban la paz. Fruto de esas disensiones fue el atentado de la T4. Mientras la supuesta cúpula de la banda aún intentaba redirigir la tregua para obtener ventajas en futuras negociaciones, los más violentos dieron un brutal golpe de mano que demostró quienes eran los más fuertes. Pero aquel golpe también sirvió para que la policía encontrara huecos por los que penetrar en sus estructuras y fuera eliminando capa tras capa en detención tras detención.

En mi artículo de 2006 hablé del momento histórico que significaba aquella tregua, e insistí en que, a pesar de la presión del entorno mediático y del PP, el gobierno debía buscar alternativas negociadoras. También expuse a modo de intuición que aquella tregua no sería definitiva, pero que habría más, porque no tenía nada que ver con la de 1999. Posiblemente algunos etarras entendían que aquel era otro proceso reorganizativo, pero los que tenían una visión más amplia o habían podido hablar con líderes históricos, ahora apartados de la lucha armada, sabían que existía un nuevo Euzkadi donde no cabía ETA. Otra de las cosas que dije en aquel artículo era que, a pesar de los triunfos policiales, la banda armada nunca sería erradicada solamente mediante ellos. Si solo se creía en la solución policial había el riesgo de convertir la banda en un simple entorno de crimen organizado. Algo similar a lo que pasó en su día con la mafia siciliana. De hecho, para su financiación, muchos miembros de la banda en el pasado no han dudado en traspasar las barreras de la delincuencia común. Vivir en la clandestinidad termina por facilitar la creencia de que todo vale y llegados a ese estado de lucha por la supervivencia la policía nunca podría acabar totalmente con esa otra forma de crimen organizado. Así pues, a pesar de gran estado de debilidad manifestado por ETA la negociación sigue siendo necesaria.

Otra cuestión pueden ser los problemas morales que suscita la negociación con personas que han cometido, o simplemente han visto con buenos ojos, la ejecución de delitos, incluidos los de sangre, como parte de una lucha en pos de sus objetivos. Realmente nuestras emociones nos impelen a rechazar ese estado de cosas, pero es que en nuestro país eso ya se ha hecho “les hemos perdonado”, he incluso les hemos permitido ganar en unas elecciones y volver a gobernar en nuestro país. Aznar, Fraga, Mayor Oreja... son personas que han poseído cargos electos en nuestro país y sin embargo, ya en periodos democráticos han defendido particularidades de la dictadura terrorista de Franco, e incluso alguno de ellos participó en las acciones de aquel Estado radical. Así pues, conceder perdones parciales a los miembros de este otro terrorismo puede darnos mucho repelús, pero lejos de ser algo nuevo puede ser algo necesario para nuestra salud democrática.

Otro problema diferente se nos planteara el día que ETA acepte su disolución, ya que a partir de entonces no serán tampoco tolerables los actos de ese otro terrorismo sin sangre, pero con víctimas, con que nos sacude a diario la ultraderecha de nuestro país. Pero esa ya es otra historia.

Lo dije en el 2006 y lo repito ahora. En este mundo nada es definitivo, ni siquiera la muerte. Pero la voluntad de ETA en estos momentos es seguir el camino de la paz. Que alguno de sus miembros se arrepienta y cambie de idea sigue siendo posible. Incluso cuando la banda esté disuelta y las armas entregadas. Pero eso no debería cambiar nada… A no ser que, otra vez, los más violentos tomen el mando; aunque esta vez algo me dice que no va a ser así si el gobierno que entra no prefiere la humillación a la solución. Solo el PP me da algo de miedo. Rajoy moderó sus palabras, pero a su alrededor hay muchos neofranquistas vengativos que en cualquier momento pueden enviarlo todo al traste. Que nadie se olvide que ETA está muy débil, pero para matar a una sola persona solo hace falta una bala y no nos lo podemos permitir. Ahora ya no.

miércoles, 19 de octubre de 2011

El dinero ni se crea ni se destruye, solo cambia de manos.


Sobre el principio de que el dinero ni se crea ni se destruye, solo cambia de manos, se explica esquemáticamente qué es una crisis. Porque los desencadenantes son muy variados, pero la razón fundamental es que una economía en movimiento hace que cada euro real forme parte de las cuentas de muchas personas y empresas, pero cuando el movimiento de ese euro se frena ya no puede ocupar todos esos espacios a un tiempo y quedan huecos en la economía que no se pueden rellenar. Hay tres posibles soluciones: eliminar de la ecuación a los elementos con más huecos, crear más euros que ocupen los sitios que falta o la que se intenta con frustrante desespero de volver a acelerar los intercambios económicos. El problema de la última opción es que si todo el mundo intenta ahorrar y deja de gastar y seguir endeudándose para poder pagar sus deudas actuales, se generan más huecos en lugar de movimiento. Así es como se pasa de la crisis a la depresión. El vídeo explica cual es la única solución viable para salir rápidamente de esta y otras crisis. Los estados deben recuperar sus soberanías económicas y romper sus relaciones con las grandes multinacionales.