El poder no puede ni debe centralizarse, de lo contrario se
vuelve injusto e ineficaz. Tenemos ahora un brillante ejemplo en la suspensión
de acuerdos de pesca con Marruecos por parte de la UE. Eso lo están sufriendo
en sus carnes los pescadores de la provincia de Cádiz, en especial los de
Barbate. No sé si Europa preguntó a España antes de votar esta medida, pero lo
que es seguro es que no preguntó a la Junta de Andalucía que era el poder
político responsable más próximo a las consecuencias. Lo que está claro es que
toda medida política que se toma beneficia a unos y perjudica a otros y un
poder justo debe saber compensar a los perjudicados y procurar que los
beneficiados no sean siempre los mismos. O se gobierna para todos o no se es un
verdadero gobierno para nadie, solo un simple títere llevado por remotos
prejuicios. Eso mismo sirve para el Gobierno Nacional, e incluso por los
Autonómicos que deberían consultar con los Municipales y estos a la mismísima ciudadanía.
Solo estructurando así los poderes podemos estar seguros de ejercer el buen
gobierno.
Por otra parte hemos creado cámaras e instituciones que
producen muchos gastos y muy pocas soluciones. El primer caso, en nuestro país,
es el Senado. Una cámara a la que se le ha quitado las pocas atribuciones para las que fue
creada. Su amputación del sistema político actual, lejos de crear un vacio en
las relaciones institucionales, lo único que produciría es un ahorro económico
importante. La otra institución absurda son las Diputaciones Provinciales. Es
cierto que los municipios pequeños encuentran en esta institución un sustento
de servicios que no pueden lograr de otra forma, pero es que en muchos casos
algunos de esos municipios, con menos de 100 habitantes, no deberían existir.
Lo lógico sería agregar esos municipios micronesimos a otros
mayores, pero creando una legislación que obligue a estos a asegurar esos
servicios mínimos. No obstante la mayor parte de las acciones de las
Diputaciones pasarían a las delegaciones provinciales de las respectivas CC.AA.
con las que ya tienen un solapamiento importante de temas, servicios y, lo que
es peor, gastos. Por otra parte, es importante retirar a las Diputaciones del
servicio, porque no responden directamente ante la ciudadanía de forma democrática,
sus miembros son elegidos por comisiones y federaciones de los municipios
implicados y, a veces, de los no implicados. Por esta razón, aunque sean útiles
sus servicios, están muy lejos, en el ámbito de responsabilidades, de la
ciudadanía a la que teóricamente sirven. No es de extrañar pues, que algunas
Diputaciones Provinciales se hayan convertido en algo más parecido al funcionamiento
de una mafia donde un Presidente Todopoderoso da y quita favores a su antojo.
Si se fijan en Castellón, en Fabra, comprenderán a que me refiero, sobre todo
si intentan preguntar con una cámara en la mano a su ciudadanía ¡Verán que
pocos se atreven a decir nada malo de… su Padrino!
Imagen tomada
de www.castellononline.com
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