viernes, 23 de diciembre de 2011

Errores de concepto en la arquitectura del poder


El poder no puede ni debe centralizarse, de lo contrario se vuelve injusto e ineficaz. Tenemos ahora un brillante ejemplo en la suspensión de acuerdos de pesca con Marruecos por parte de la UE. Eso lo están sufriendo en sus carnes los pescadores de la provincia de Cádiz, en especial los de Barbate. No sé si Europa preguntó a España antes de votar esta medida, pero lo que es seguro es que no preguntó a la Junta de Andalucía que era el poder político responsable más próximo a las consecuencias. Lo que está claro es que toda medida política que se toma beneficia a unos y perjudica a otros y un poder justo debe saber compensar a los perjudicados y procurar que los beneficiados no sean siempre los mismos. O se gobierna para todos o no se es un verdadero gobierno para nadie, solo un simple títere llevado por remotos prejuicios. Eso mismo sirve para el Gobierno Nacional, e incluso por los Autonómicos que deberían consultar con los Municipales y estos a la mismísima ciudadanía. Solo estructurando así los poderes podemos estar seguros de ejercer el buen gobierno.
Por otra parte hemos creado cámaras e instituciones que producen muchos gastos y muy pocas soluciones. El primer caso, en nuestro país, es el Senado. Una cámara a la que se le ha quitado  las pocas atribuciones para las que fue creada. Su amputación del sistema político actual, lejos de crear un vacio en las relaciones institucionales, lo único que produciría es un ahorro económico importante. La otra institución absurda son las Diputaciones Provinciales. Es cierto que los municipios pequeños encuentran en esta institución un sustento de servicios que no pueden lograr de otra forma, pero es que en muchos casos algunos de esos municipios, con menos de 100 habitantes, no deberían existir. Lo lógico sería agregar esos municipios micronesimos   a otros mayores, pero creando una legislación que obligue a estos a asegurar esos servicios mínimos. No obstante la mayor parte de las acciones de las Diputaciones pasarían a las delegaciones provinciales de las respectivas CC.AA. con las que ya tienen un solapamiento importante de temas, servicios y, lo que es peor, gastos. Por otra parte, es importante retirar a las Diputaciones del servicio, porque no responden directamente ante la ciudadanía de forma democrática, sus miembros son elegidos por comisiones y federaciones de los municipios implicados y, a veces, de los no implicados. Por esta razón, aunque sean útiles sus servicios, están muy lejos, en el ámbito de responsabilidades, de la ciudadanía a la que teóricamente sirven. No es de extrañar pues, que algunas Diputaciones Provinciales se hayan convertido en algo más parecido al funcionamiento de una mafia donde un Presidente Todopoderoso da y quita favores a su antojo. Si se fijan en Castellón, en Fabra, comprenderán a que me refiero, sobre todo si intentan preguntar con una cámara en la mano a su ciudadanía ¡Verán que pocos se atreven a decir nada malo de… su Padrino!
Imagen tomada de www.castellononline.com

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