¿Austeridad? ¿Qué austeridad?
El actual gobierno ha impulsado reformas y recortes con la
intención de acabar con el déficit fiscal del Estado. Todo y que España es el
país que tenía el porcentaje más bajo de Europa en emisión de deuda, se
aceptaron sin rechistar las cuotas impuestas por la Merkel. Fruto de esta
capitulación los mercados pudieron cebarse con nuestro país que ha tenido que
responder en cada emisión de deuda con un pago inasumible de intereses. Es
decir, que esta capitulación ha sido la base del desfase que nos impedirá
cumplir lo pactado.
Por si todo esto no fuera en sí mismo un despropósito, el PP
en el poder, ha dejado el peso de la crisis exclusivamente sobre los hombros de
las clases media y baja, desligando a las grandes empresas (incluidas las
extranjeras), la banca y los sectores financieros, que con esa ayuda han podido
deshacerse de sus anclajes en nuestro país, despedir su mano de obra de forma
fácil y barata, y llevarse su dinero cobarde allende nuestras fronteras. Es
decir, Rajoy y su equipo ha dado la puntilla al pueblo con el único valor de
descapitalizar el país.
Entre tanto, los gastos indebidos de los que tanto nos hemos
quejado durante años, siguen proporcionando el alegre sumidero por donde
desaparecen todos nuestros esfuerzos. Hace años cuando se propuso la España de
las autonomías fue para que el Estado central no mantuviera una cohorte tan numerosa de empleados
(especialmente políticos y cargos de confianza) reduciendo los gastos al mínimo
con muchos controles, tal y como lo hacen Alemania o Suiza (ejemplos a seguir
en este ámbito de cosas). Desgraciadamente el afán de poder de los partidos que
han gobernado en Madrid (PP y PSOE) ha imposibilitado la racionalización de
estos recursos. De hecho, el PP intenta robar a las autonomías el control administrativo
de todo cuanto, en su día, se logró descentralizar. De hecho siempre han
procurado dejar en manos de las CC.AA. todo lo que suponen gastos, pero
manteniendo en Madrid el control económico. El perfecto ejemplo lo constituye,
sin duda, el modo en que Aznar
descentralizó, por obligación la SS, conservando el control de su
tesorería. Y hoy, a pesar de que el dinero sigue pasando por Madrid, los
recortes de Rajoy se restringen, casi exclusivamente, a las CC.AA.
Desde aquí proponemos una serie de recortes que sí podría
hacer Madrid y que supondrían, casi en seguida, salvar la senda del déficit.
-Substitución del Senado por una cámara de representación
autonómica con un delegado por autonomía. Recorte: 380 millones.
-Eliminación de todos los coches oficiales salvo los
ministros: 25 millones.
-Modificar el salario de todos los cargos políticos y
ponerlos en función del salario mínimo interprofesional, racionalizándolos a
las tareas a realizar. Si se hace correctamente y se dispone una ley que abraque municipios (en función de sus
habitantes) y CC.AA., el ahorro puede llegar a 1.300 millones de euros.
-Supresión de las diputaciones y delegaciones del gobierno
cuyas atribuciones pasarían a las CC.AA.. Recorte: 3.600 millones de euros.
-Substitución de las dietas comida en la administración por
vales comida: 300 millones.
-Racionalización de todo el conjunto de dietas par políticos
y cargos. Se puede llegar a recortar hasta: 3.600 millones de euros.
-Recortes en gastos de representación, donde se puede llegar
a ahorrar hasta 26 millones de euros.
-Eliminación de los cargos de confianza no estrictamente
necesarios y el retorno a la carrera funcionarial de las subsecretarías. Esto
supondría más de 1.000 millones de recorte.
-Supresión de cuestiones de caprichos del ejecutivo como los
retrocesos en los ámbitos jurídicos y educacionales que ya deberían estar
transferidos y los ministerios correspondientes prácticamente desmantelados:
1.300 millones.
-En un momento de crisis no podemos pagar a fundaciones no
dedicadas exclusivamente a la ayuda de personas necesitadas, a credos varios o
con ideologías opuestas al ámbito democrático. Y aquí hablamos también de las
fundaciones creadas por partidos políticos, hablamos de la iglesia y de
organizaciones como la fundación Franco. Entre unos y otros, por uno u otro
medio (ya que algunos reciben sus ingresos además de por la vía normal, también
de los presupuestos de ministerios, ayuntamientos y CC.AA.) se puede ahorrar el
conjunto del Estado cerca de 50.000 millones de euros.
-A la casa real se le ha pedido un recorte del 5%, pero solo
de su principal fuente de ingresos, cuando lo lógico sería demandar que
llegaran hasta el 20% y desde todas las fuentes, lo que supondría cerca de 50
millones de euros de ahorro.
-Las vacaciones de los altos cargos del estado serán exclusivamente
financiados por estos. Proporcionándoles, eso sí, una escolta limitada y una
vigilancia perimetral, por parte de los cuerpos del Estado, acorde con su cargo
y peligro de atentado hacia su persona y las de sus familiares. Si tomamos como
ejemplo las vacaciones de los últimos presidentes, se puede ahorrar entre
25.000 y 60.000 euros, pero dado que hay más cargos que ponen a cuenta del Estado
o los diferentes organismos oficiales, sus viajes y vacaciones (véase el caso
Divar), el ahorro superaría largamente el millón de euros y puede que incluso
más. Aunque puede que esto se pudiera abreviar en el caso de las dietas.
-Retrasar los proyectos faraónicos e inútiles (como el AVE) que solo sirven para aumentar el
gasto y substituirlos por los de infraestructuras necesarias y que pueden
aumentar el valor económico del país (como el corredor del Mediterráneo). A la
raga supondría ahorro y beneficio, pero por el momento serían las gallinas que
entran por las que salen.
-Con la redistribución de materias a las comunidades
autonómicas, sobran al menos cinco ministerios y la mitad del personal en los
restantes. Cierto que parte de ese personal debería pasar a las comunidades
autónomas, pero aún así, tanto en personal como en trámites podríamos ahorrar
más de 200 millones de euros.
Y todo esto, de cara a Madrid, solo es arañar la superficie
de los recortes, pero si suman verán que este año ya podíamos alcanzar los
acuerdos con Europa y sin subir aún los impuestos. Habríamos ahorrado más de 61.000
millones de euros. Prácticamente lo que solicita la banca para seguir
ejerciendo su acción vandálica sobre las microeconomías domésticas de nuestro
país y que, a la postre, son la base del
sistema macroeconómico del mercado. Y esto, como ya hemos dicho, solo es arañar
la superficie.
Imagen tomada
de www.finanzzas.com