martes, 27 de julio de 2010

Autodeterminación

El derecho a la autodeterminación no es en sí mismo, ni tiene por qué serlo, un proceso de independencia. Por otra parte, aunque a algunos les haya gustado presentarlo así, tampoco es un proceso de reafirmación. La autodeterminación no es más que la formula que permite aceptar o rechazar una formula de constitución más acorde con la realidad de un pueblo.

Fue el presidente norteamericano Woodrow Wilson en su discurso en el congreso con los Catorce Puntos que debían conformar el orden mundial, el que dijo que los intereses de los pueblos debían merecer igual consideración que los intereses de los gobiernos, cuestión que debería ser amparada por el derecho a la autodeterminación. Desgraciadamente, cuando Wilson llegó a Versalles, las negociaciones para poner punto y final a la Gran Guerra eran en realidad una olla de grillos. La germanofobia de Francia dominó todos los campos y más allá de esto Wilson sólo obtuvo la fundación de la Sociedad de Naciones para… seguir estudiando sus propuestas. No obstante, y a pesar de algunos fracasos iniciales, las ideas de Wilson se han ido imponiendo: la frustrante Sociedad de Naciones tuvo una secuela importante en la ONU, el nacimiento de la UE y otras asociaciones económicas de países que acaben con las barreras económicas… Pero sus puntos estaban decididos a pacificar la Europa de aquella primera mitad de siglo y… no pudo ser.

Sólo Canadá otorga, periódicamente, el derecho de autodeterminación a Quebec y, una y otra vez, los quebequeses, con su derecho a hablar francés intacto, deciden seguir siendo canadienses. Para la mayoría de habitantes de Quebec es un orgullo ser canadienses precisamente porque son ellos los que lo han elegido así y además saben que el resto del país les da un reconocimiento particular y respetuoso a sus características diferenciales. En cambio, otras naciones sin estado como Escocia y Catalunya, están viendo aumentar, cada vez más, su tendencias separatistas, debido a la presión integradora y poco respetuosa que el resto de sus estados manifiestan contra ellas.

En el caso de Catalunya, la autonomía era una buena respuesta a su personalidad, sin embargo, el resto del estado, con características diferenciales o no, quiso un destino similar, así que sin tener estas en cuenta se creo aquello del “café para todos”. Nacieron comunidades tan absurdas como Madrid, Murcia, Extremadura… donde las características diferenciales o históricas no pintaban nada, aquello no era más que un aparcelamiento de poderes para gastar más dinero y ridiculizar los sentimientos de aquellos para quienes si tenían importancia. Además, con esta estrategia, las “ciudades autónomas” de Ceuta y Melilla, se han puesto en grave peligro, de cara al futuro, según evolucionen las relaciones con Marruecos.

El colmo del absurdo ha llegado a Catalunya de la mano del tribunal constitucional y algunos partidos políticos foráneos (por mucho que afirmen lo contrario) que han tomado la decisión de imponer la lengua de Castilla, como hizo Franco, cueste lo que cueste. Claro que para ello se usan subterfugios como el bilingüismo que, si fuera real en su ideario, no podría diferenciarse demasiado del que propugnan los partidos más catalanistas. Sin embargo, estos maestros del escarnio, se centran en ejemplos como las guerras de los carteles.

La ley dice que todos los rótulos deben estar en catalán y en castellano, sin embargo, como es lógico, el gobierno catalán sólo multa a los que no aparecen en catalán. Esta es la excusa de los anticatalanes para afirmar que no hay paridad lingüística. La respuesta es que deben ser las instituciones castellanas las que sancionen en el otro caso, pero que resultaría absurdo dado que el castellano no corre peligro pues el 100% de la población los conoce, cosa que no sucede con el catalán aún siendo la lengua autóctona.

Cierto que para muchos la enseñanza del castellano en las escuelas no está bien vista, pero la cruel realidad es que son más los mal llamados bilingüistas que abolirían el catalán de las aulas. A unos y a otros sólo cabe una respuesta y es que la ignorancia jamás puede ser un derecho.

Y eso mismo cabría decir al resto de España. No se puede opinar si sólo se conoce una cara del problema, pero mucho menos si lo miras desde lejos. Después de más de cien años escuchando por toda la geografía injuriosas afirmaciones sobre los catalanes, o es de extrañar que cada día haya más personas que piensen en la independencia como única solución, sin embargo, aún hoy es posible que no gane esta opción. De todas formas si persisten en faltar al respeto a todo un pueblo llegará el día en que no hará falta siquiera un referéndum de autodeterminación.

Rectificar es de sabios y, tal vez, la suerte aún no esté echada.

Imagen del presidente de EE.UU. Woodrow Wilson extraída de la Wikipedia.

domingo, 25 de julio de 2010

¿Por qué no vuelan los coches?

Cuando era un niño, allá por los años 60 y 70 del siglo XX (juro que no soy más viejo), siempre decíamos que en el año 2000 los coches volarían. Las películas de ciencia ficción de la época trataban de mostrar ese futuro imaginado. Pero los niños de entonces y adultos de ese año se desilusionaron entre embotellamientos de tráfico en las entradas de las ciudades. Unos embudos totalmente pegados al suelo. Claro que algunos también éramos conscientes de las colas de aviones en espera de tomar tierra que había en la mayoría de aeropuertos. No sólo eso, en ocasiones no habían pasillos aéreos para todos esos aviones. Así, ya desde los años 80, se han ido acortando los tiempos de espera entre un aterrizaje y otro en una pista y reduciendo los márgenes existentes entre un pasillo aéreo y otro. Producto de este problema de espacio aéreo se produjo el accidente aéreo de Long Island, en el estado de New York y poco después de los atentados del 11-S. Un avión, accidentalmente, acabó en el rastro sin oxígeno de un aparato anterior y perdió los dos motores en plenas maniobras de acercamiento.

¿Cómo vamos a poner los coches en el cielo si los profesionales del cielo ya no tienen espacio?

Estamos en 2010 y mi coche no es capaz de levantarse del suelo. Ni siquiera cuando pongo un CD de “Barón Rojo” a toda mecha. Pero esta incapacidad no responde a un problema tecnológico, sino más bien a la suma de problemas de seguridad, conciencia cívica y economía.

Hace muchos años que las empresas punteras de automoción abandonaron los proyectos de crear un auto volador. Tecnológicamente es realmente sencillo, sin embargo costaría un esfuerzo económico que no se podría reponer económicamente ni con prestigio. Además, un coche volador, tendría un elevadísimo consumo precisamente cuando tratamos de lograr vehículos más ecológicos o que funcionen con energías renovables.

Recuerdo que en 1976 vi un reportaje sobre un fabricante norteamericano de coches voladores. Aquellos autos eran coches normales, pero que al llegar al garaje de casa su conductor le ponía dos alas, una cola y una hélice. También cambiaba el volante por otro tipo de mando. El garaje era realmente un hangar y si había entrado por una puerta delantera orientada a una calle, otra trasera le daba acceso a una pista de aterrizaje y despegue comunitaria.

Esto puede sorprender, pero en el centro de los EE.UU. existen muchas de estas urbanizaciones que rodean una pista para avionetas y este vehículo de coche convertible parecía ideal. Pero realmente no debía serlo porque hoy sólo hay avionetas normales despegando de esos aeródromos particulares. Además, todos los pilotos necesitan de una licencia y un aprendizaje y sus despegues, vuelos y aterrizajes están totalmente controlados desde tierra. Los planes de vuelo son totalmente necesarios, de lo contrario, la señal que produce cualquier vehículo que no posea plan de vuelo es tratado como un O.V.N.I. y genera una alerta a las autoridades aéreas de la zona.

Loa amigos de volar sin licencias terminan saltando en paracaídas, volando en ultraligeros o alas delta… y también han de seguir unas normas.

Pero lo del coche volador puede resultar una frustración aún mayor de lo que pensamos. Sobre todo cuando conocemos a individuos que se desplazan en su vehículo de cuatro ruedas a todas partes… hasta a buscar el periódico, como se dice vulgarmente. En este ámbito de cosas, lo más parecido a volar lo constituyen algunos tramos de las autopistas alemanas donde no existe límite de velocidad. Así, en el país germano, se han llegado a aceptar modificaciones de deportivos que superan en velocidad a los fórmula uno. Desgraciadamente un pequeño fallo de conducción y el vehículo puede terminar por separar alguna de sus ruedas del asfalto… sólo hay un resultado posible Pero la cosa aún puede ser peor cuando estos amantes del vuelo prosiguen su carrera más allá de las áreas permitidas y sin tener en cuenta al resto de usuarios de esa ruta. Ni que decir tiene que la policía de tráfico de ese país ha creado elementos supertecnológicos para sancionar a esos infractores tan… veloces.

Cuando los padres de la aviación se lanzaron a la carrera del primer aparato útil de vuelo alguien dijo una lapidaria frase para frenar esa carrera: “si Dios hubiera querido que el hombre volara le hubiese puesto alas”. Pero una frase desacertada no pudo parar esa evolución. Tampoco creo que esa frase hubiese podido para el deseo de volar en el coche familiar. De eso estuvieron apunto de convencerse los gendarmes de tráfico en las proximidades de París, cuando durante tres semanas seguidas, varios radares detectores de exceso de velocidad habían sacado una foto al aire con el mensaje: velocidad 900 kilómetros por hora. La policía francesa tuvo que mejorar sus equipos para que lanzaran la fotografía a tiempo de detectar al vehículo infractor que resultó ser un Mirage 2000 de las fuerzas aéreas francesas en vuelo rasante en el tramo de autopista. Dicen que se sancionó al piloto o pilotos autores de la gamberrada, pero su nombre o nombres no fueron desvelados. En cualquier caso creo que la idea de los coches voladores “planeó” en la imaginación de los que conocieron la noticia antes de la foto… Finish.

Imagen tomada de www.neoteo.com

jueves, 22 de julio de 2010

No es democrático todo lo que reluce.


La democracia, en ningún país del mundo, está garantizada si no existe la posibilidad de alternancias en el poder y, además, esta alternancia no está cerrada. El bipartidismo, ya sea real o de facto, encierra una trampa ideológica que impide el tránsito de ideas.

En nuestro país, como fórmula para garantizar la circulación de ideas, siempre se ha pensado en las listas abiertas. Es decir, la posibilidad de votar, dentro de una candidatura, a unos individuos y no a otros. Pero, tal y como están constituidos los partidos, eso no supone ninguna garantía porque pesan más las órdenes de partido que el valor de los individuos… incluso que los grupos coherentes dentro de los mismos. El ejemplo estelar ha tenido lugar recientemente con el PSC (grupo, teóricamente coherente catalán, dentro de la estructura del PSOE) que mientras en el parlamento catalán se comprometió a llevar a Madrid unos determinados preceptos, junto a los restantes partidos democráticos catalanes, una vez allí se alineó dentro de la superestructura del PSOE y contra los mismos. El otro ejemplo indicativo podría ser el PP, pero ya no cuenta porque su comportamiento, desde poco antes de 1996, aproximadamente con la reafirmación de Aznar y su séquito en las alturas del partido, ha dejado de tener características democráticas. Es más, el PP, ya hace muchos años que se pasa la democracia por el arco de triunfo y sólo alimenta las estructuras de esta cuando le son favorables o puede utilizarlas para inculcar el odio entre la población. Esto es lo que von Hindenburg denominaría terrorismo democrático, cuando Hitler lo realizó, con algo menos de esmero, durante la república de Weimar.

Nuestra democracia, como muchas otras, está muy recortada por la llamada ley D’Hondt y otras limitaciones electorales que han terminado creando un bipartidismo de facto. Y, sinceramente, cualquier democracia donde no existan entre tres y cinco partidos con opciones a gobernar y una posibilidad de renovación para esos partidos, no puede ser denominada una verdadera democracia. La primera muestra de esa realidad será la baja participación en las elecciones, al entender la ciudadanía que sus votos no cuentan con valor suficiente para modificar las estructuras y que estas le sean favorables. Claro que eso se puede manipular obligando a votar o realizando las elecciones en días laborables y pagando horas a los trabajadores para que puedan desplazarse a las urnas. Pero eso decantaría el voto en un sentido que, tal vez, no convendría a alguno de los partidos que luchan por el poder. Tampoco creo yo que esa sea una buena solución, más bien es, otra vez, tirar la basura debajo de la alfombra.

Dos macropartidos políticos nacionales, PP y PSOE, acaparan todas las posibilidades de formar gobierno. Bajo sus estructuras sólo existen tendencias monotemáticas que explotan al acceder al poder pintando el país con unos colores que no llegan a compartir ni el 40% de los ciudadanos… y eso cuando la cámara está constituida por mayoría absoluta de uno de ambos. En los demás casos se pueden dar el lujo de jugar con grupos pequeños o localistas que, en ocasiones, tienen una fuerza real en sus áreas muy superior a la del partido en el gobierno. Permítanme que insista: eso no es democracia.

En un país en que la abstención se acerca peligrosamente al 50% y lo votos nulos y en blanco pueden superar el 2%, declarar mayoría absoluta con un 42% del resto de los votos, no parece muy democrático ¿Verdad? Precisamente el mejor ejemplo de esta fórmula es el PP que ensalza su autoridad en estas circunstancias y se permite retraerla en el caso de referéndums que no le interesan como el del Estatut catalán.

Está claro que para dar validez democrática a la idiosincrasia de nuestro país se debería regular esto e incluso dar un valor de descontento tangible a los votos en blanco. Imagínense que estos pudieran, bajo una fórmula, ser representados por escaños vacios, que contaran como abstenciones en todas las votaciones de la cámara y cuyos sueldos no serían cobrados por nadie, pudiendo pasar a algún tipo de fondo de emergencia o, incluso, simplemente ahorrárselos el Estado. Como poco eso ya daría voz a los disconformes con el actual sistema, aunque les obligaría a desplazarse a los colegios electorales para poder manifestar su discrepancia ¿Aumentaría el porcentaje de votos? Eso es algo que me gustaría mucho saber para poder seguir argumentando otro tipo de reformas democratizadoras del sistema electoral.

En las cámaras muy pocos se atreven a discrepar, la disciplina de grupo les obliga a votar bajo las ordenes de sus dirigentes, pero me atrevería a decir que estos, demasiadas veces, no están capacitados para dar estas órdenes. Por otra parte la honradez individual de diputados y senadores también está demasiado relajada con el culo acomodado en los blandos escaños. Lo escandaloso es pensar si esas decisiones de voto salen de donde deben. No hace mucho un periodista comentaba que en los lavabos del Parlamento había trazas de cocaína… Incluso, en uno de esos “talk show’s” que abundan tanto hoy día se llegó a decir que conocían a políticos que consumían, pero por amistad se negaban a dar nombres, no obstante insistían diciendo que casi ningún partido era ajeno a la “nieve”.

¿Alguien ha escuchado “Cocaine decisions” de Frank Zappa? ¿Nos gobiernan realmente los camellos? ¿Cómo es posible que los deportistas tengan que pasar duros controles de doping y nuestros políticos tengan libertad para gobernar bajo los efectos de toda clase de estupefacientes?

¿Aún queda alguien que crea que España es un país democrático? Si es así que se prepare para el siguiente capítulo que seguro le hará dudar más de este y otros sistemas también tratados como democracias.

Imagen tomada de http://www.diariocritico.com, una web de noticias de México.

lunes, 12 de julio de 2010

Sapos, patos, gazapos… o como se cuentan los manifestantes.

El pasado sábado 10 de julio, un día antes de la “finalísima”, tuvo lugar una manifestación en Catalunya (si no sabe nada de ella busque en la hemeroteca de “El Periódico” o “La Vanguardia”). Digo en Catalunya y no en Barcelona porque, aunque la mayoría no estaban anunciadas, hubo réplicas en muchos otros sitios de Catalunya e incluso del mundo entero. He visto imágenes de Madrid donde una senyera tuvo que ser retirada de Cibeles horas antes de la invasión de la roja. También las hay de Nueva York, frente al consulado. Pequeñas réplicas con lúdica animosidad y trascendencia meramente testimonial, porque la verdadera gran manifestación se dio en Barcelona. Tan grande fue la cita que muchos de los que deseaban asistir tuvieron que dejarlo estar ante la imposibilidad de acceder a la misma al llenarse las calles aledañas y, algunos, demasiados, se pusieron por delante de la teórica cabecera institucional porque no querían perdérsela. Y no es que el Paseo de Gracia sea una calle pequeña y estrecha precisamente.

Sea como sea, a pesar de ser, tal vez, la mayor de todas las manifestaciones vistas jamás en Catalunya, se ha tratado de esconder y, como viene siendo costumbre, minusvalorar. Un ejemplo claro lo constituyen los tradicionales bailes de cifras. La guardia urbana contabilizó 1,1 millones de manifestantes, la organización 1,5 y Lynce… 56.000 manifestantes!!!

Sería fácil concluir que guardia urbana y organización, como partes interesadas, pudieron dar cifras muy infladas. Sin embargo hay un registro fotográfico que parece decir lo contrario. Nos referimos a una serie de bloques de composiciones tomadas entre las 18:00 horas y las 19:45, y que sirven para el cálculo del programa Pandora 2.0 (por cierto, este no es su nombre comercial, aunque no esté a la venta, porque existe un programa de recuperación de archivos con el mismo nombre y no se le permitió registrarse con el mismo). Sin entrar en cuentas, sólo con las fotografías, ya es evidente que Lynce tenía un problema ¿Pero cómo es posible que un programa generalmente tan fiable cometa este brutal error?

Dos parecen ser los problemas:

1.Lince mide una densidad media, a una hora determinada y multiplica por la longitud (un error en cualquiera de las dos cifras, en especial la segunda, puede dar conclusiones muy alejadas de la realidad), mientras, Pandora, usa una composición fotográfica de toda la manifestación a una hora determinada y esto lo repite varias veces y después cuenta cabeza por cabeza (es sabido que esto puede generar errores de hasta un 7 u 8%, de ahí que repita varias veces y extraiga la media para reducir el margen de error).

2.La manifestación daba comienzo a las 18:00 y Lynce tomo sus muestras a las 20:30, cuando desde hacia una hora que, sólo por la Meridiana, ya habían partido cerca de un centenar de autocares.

Pandora realizó un cálculo medio de manifestantes superior al de la organización. Si yo hubiese dado este trabajito a los señores de Lynce estaría claro que no lo irían a cobrar. Pero han cobrado, lo que quiere decir que algún interés había en querer dar esa cifra.


En la imagen la portada del periódico del domingo. No es una de las fotos de Pandora, pero es más que suficiente para dejar en ridículo los cálculos de Lynce. Y eso que yo no fui, sino podríamos ser tres millones… y es que a densidad no me gana nadie. Si alguien tiene dudas, pulsar sobre la foto y ampliar, si se mira hacia Paseo de Gracia, la imagen es abrumadora y ya hay cerca más de 200 metros de cabezas que superan esta confluencia de Gran Vía donde muchos abandonaron la mani por agobiante (al montarse sobre la cabecera el paso era errático, lo que hizo que miles de personas tuviesen problemas para seguir, así que no es de extrañar que hacia las 20:30 de la tarde, cuando Lynce midió, aún quedasen más de 50.000 personas).

sábado, 10 de julio de 2010

Trazas de prevaricación en la sentencia del TC

Por fin hemos conocido la sentencia completa y mientras todos comentan el daño que hace o no hace la misma yo prefiero resaltar otro detalle que considero más grave. La sentencia del TC no está basada en la letra de la Constitución.

Los miembros del TC incurren en un delito de prevaricación al sentenciar sobre los artículos de la lengua ya que restringen mucho más allá de lo declarado en el anterior Estatut. Y es necesario recordar que el anterior Estatut ya paso por este trámite y salió airoso. Así que si este insiste en algo que ya fue juzgado favorablemente por el mismo tribunal y ahora encuentra razones (que en la Carta Magna realmente no existen) sólo cabe insistir en han prevaricado.

Si un juez dictamina fuera de ley para obtener un beneficio propio o un perjuicio ajeno, se le puede denunciar prevaricación. Sin embargo, cuando este pertenece al Tribunal Supremo, deben ser los propios jueces lo que ejerzan esa acusación. Pero ahora estamos ante un delito perpetrado por los miembros del TC... ¿Cuál es el procedimiento para denunciar esa actuación parcial y que no atiende a la ley sobre la que deben basarse?

Alguien (con muy pocas luces, por supuesto) podría decir que la constitución ya habla de la preeminencia de la lengua castellana sobre las demás lenguas españolas (estrictamente hablando no es cierto, léase la Constitución), pero es que además ese juicio ya tuvo sentencia en el TC y no fue la actual. ¿Es lícito que el TC contradiga sentencias anteriores del propio tribunal ? Siempre nos dijeron que las sentencias del TC generaban jurisprudencia al respecto, por tanto debemos denunciar que en estos apartados la actual sentencia del TC no se sostiene a ley y, por tanto, constituye un delito de prevaricación por parte de todos sus miembros.

viernes, 9 de julio de 2010

Fútbol espectáculo

Sé que en su día dije que me lo pensaría dos veces antes de hacer un artículo futbolístico. Sobre todo desde que abandoné aquel bloc dedicado al deporte del balón llamado "Fuera de juego". Pero es que España ha llegado a la final del Mundial de Futbol de Sudáfrica y no me puedo contener.

Sí ,señores, el fútbol es una de mis grandes pasiones. Y eso a pesar del cicaterismo reinante en el juego de finales de los setenta y la gran mayoría de los ochenta; época en que se desarrolló la mayor parte de mi pasión por este deporte. Pero señores, es que en mi memoria estaban dos selecciones del mundial de 1974: Polonia y Holanda.

Nadie que no estuviese muy metido en este deporte hubiese podido soportar un Italia-Alemania de la época, pero en todos los mundiales han habido selecciones que nos han enamorado por su fútbol. Incluso en 1982, cuando en plena crisis de espectáculo se jugó el mundial de nuestro país. También en España-82 tuvimos la suerte de ver una Francia espectacular y conocimos al ídolo argentino de 22 años que más tarde se convertiría en dios. Pero el mundial lo gano Italia, una Italia que, si bien agradó por la calidad de sus jugadores, también marcó la pauta del futbol que debería jugarse en los siguientes años, donde las defensas y la eficacia estarían por encima del espectáculo futbolístico.

Durante muchos años el resultadismo, el "cadenaccio" y el futbol fuerza centroeuropeo, dominaron el panorama de este deporte hasta la llegada de un viejo ídolo al equipo técnico del Ajax de Amsterdam: Joham Cruiff. El flaco nunca se había declarado afín a un tipo de fútbol en concreto, sin embargo, tenía el talento suficiente para idear un sistema donde el fútbol espectáculo no estuviese reñido con la capacidad de ganar. La escuela de futbol de su equipo original le ofreció jugadores de gran clase para empezar ese gran cambio, pero este no tendría la trascendencia mundial hasta que regresara a su patria adoptiva: el Barça.

Los comienzos fueron difíciles, pero suficientemente prometedores para que el proyecto siguiera adelante. Eso sí, con la voluntad del presidente Núñez que junto a la conversión de "La Masia" en escuela de fútbol, fueron sus dos grandes aciertos de cara al futuro blaugrana.

Pronto Cruiff modificó el sistema de trabajo del club en un proyecto que abarcó todos los niveles inferiores. En los siguientes años saldrían de los equipos filiales más jugadores hacia el primer equipo de lo que lo habían hecho nunca. Unos jugadores que salían con las bases de un modelo de juego bien aprendido. Un modelo de juego que aún estaba en evolución.

Esencialmente la primera novedad fue la aparición de un medio centro con capacidad de repartir juego. La liga española se vio sorprendida con Luís Milla. El flaco lo prefirió a otro centrocampista que parecía más preparado para el primer equipo: Nayim. Este se iría al Totemham primero y luego al Zaragoza (al que le daría una Recopa de Europa con un increíble gol desde el centro del campo) y Milla, sin competencia, enseñaría sus dotes para el puesto. Sin embargo, aunque Luís Milla llegó a la selección, a Cruiff no debió parecerle suficiente porque dejó que el jugador marchara al Real Madrid. De hecho es que milla si tenía competencia en un muchacho de veinte años que daría mucho que hablar: Josep Guardiola. En torno a este jugador de talento especial para la organización de juego, Cruiff construiría su "Dream Team" que maravillaría al mundo entero.

En 1992 el F.C. ganó su primera copa de Europa, pero ante todo cambiaría el concepto de cómo debería ser el fútbol. Un nuevo renacimiento de este deporte como espectáculo de masas.

Antes de agotar su trocito de historia, Cruiff aportó una nueva novedad al nuevo futbol: los porteros con pies.

Cuando en 1994 Andoni Zubizarreta abandonó el Barça, todo el mundo se quedó extrañado de que Cruiff dejara escapar a uno de los mejores porteros del mundo. A un fue más incomprensible que su suplente, Carles Busquets, ocupara su puesto. Pero para el flaco estaba muy claro, tenía "in mente" un nuevo concepto en la parte de atrás del equipo donde el portero era a un tiempo el cierre de la defensa y el inicio para organizar las jugadas de ataque. El nuevo portero de fútbol debería tener tanto control con los pies como cualquier otro jugador de campo. Ese tipo de portero no era nuevo, ya habíamos conocido a N'Kono, Fenoy, Gilabert, Higuita... pero ninguno de ellos contaba como tal en los esquemas de juego de sus equipos. Como mucho, sus respectivos entrenadores, les permitían ir a lanzar los penaltis o, incluso, algunas faltas directas. Por otro lado, la mayoría de aficionados protestaban cuando estos porteros salían de su zona para jugar un balón con enorme peligro para sus metas y que, en ocasiones, la cosa no acababa demasiado bien.

Cruiff había calculado el peligro e ideó toda una serie de jugadas y técnicas que permitían adelantar mucho más la defensa, presionando la salida de balón del equipo contrario y obligando a este a recorrer demasiados metros antes de llegar a la portería propia, lo que hacía bajar las probabilidades de acierto.

Aquello fueron los inicios y Busquets no pudo tener un juicio justo. La idea era buena, pero le faltaba mucho aún para madurar. Sobre todo en lo que respecta a las mecánicas que debía adquirir la defensa en cada circunstancia. Que en Francia denominaran a Busquets el portero sin brazos, no ayudó mucho.

Los desacuerdos entre el falco y un Nuñez en la cuerda floja, tras un par de años sin títulos, acabaron con el primero fuera del equipo. La idea del Dream Team pareció desvanecerse en el tiempo hasta la llegada de Frank Rijkaard en 2003.

Como siempre, los comienzos fueron muy difíciles. A mitad de liga el Barça estaba muy lejos de la cabeza y el juego que se intentaba no parecía salir. Los jugadores llegaban tarde a los balones, se equivocaban en las estrategias y antes de navidades, el Barça recibió una humillante derrota que parecía la puntilla al entrenador. Máxime cuando este salió en rueda de prensa, totalmente abatido y asumiendo toda la responsabilidad. Sobre sus jugadores sólo dijo que alabanzas. Pero, contra pronóstico, Laporta no lo despidió y además contrató un preparador físico además del que ya había en el club y un centrocampista de mucho empuje: Davids. Un mes después había un Barça nuevo al que las jugadas, que treinta días antes le venían muy grandes, ahora encajaban como en el interior de la caja de un reloj. Por fin vimos como Valdés jugaba también con los pies y se iniciaban las jugadas de ataque partiendo de Puyol, Oleguer, Marquez, Gio o Belleti. Mientras, en el centro del campo, aparecía el medio centro soñado: Xavi Hernandez. Ya había mostrado su calidad en años anteriores, pero ahora podía jugar en el lugar para el que había sido diseñado en los equipos inferiores del Barça.

La remontada espectacular, y de record, que tuvo el Barça en esa segunda vuelta se achaco a la alegría de Ronaldinho y los goles de Saviola. Fuera como fuere, el futbol espectáculo volvió a aparecer y los de Rijkaard superaron al Madrí y quedaron segundos tras el mejor Valencia de la historia. No obstante, eso no era lo importante, sino el regreso de ese concepto futbolístico que nació con Cruiff y que ahora se empezó a hacer encajando todas sus piezas en los sitios que correspondían.

Rijkaard, después de importantes triunfos, también alcanzó su declive y, como es lógico, marchó del Barça, sin embargo siempre se le recordará como el entrenador que recuperó la esencia del buen fútbol y se le recordará con cariñó.

Y llegamos a Guardiola, donde los conceptos de ese futbol del Dream Team están presentes casi en el ADN. Si Rijkaard dio coherencia a las innovaciones de Cruiff, Guardiola les ha hecho alcanzar el grado de excelencia. A encontrado las formulas que permiten a los jugadores moverse como una maquinaria perfecta, pero sin renunciar a sus características futbolísticas, llevando a Messi a la cima del futbol mundial.

Pero todo esto, si únicamente fuese algo único del Barça, no sería bueno para este deporte. Al público le gusta ver espectáculo y, cuanto más estético sea el juego, más aficionados aparecerán. Por eso, son muchos los equipos que tratan de emular, con mayor o menor éxito, el futbol del Barça.

Sin embargo, a la hora enseñar al mundo lo que es el fútbol y crear afición dónde aún no la hay, solo hay un torneo: el campeonato del mundo de selecciones que organiza la FIFA cada cuatro años. Y también es ahí donde se determinan las tendencias futbolísticas de los siguientes años. Por eso, hasta ahora, cuando Italia o Alemania ganaban, el fútbol que podía estar de luto, y si lo hacía Brasil u otra selección que mimara la pelota (no doy nombres ya que algunas selecciones han cambiado su estilo de uno a otro lado demasiadas veces), de fiesta.

En 2006, el mundial se jugaba en Alemania. Luís Aragonés presentó un equipo ambicioso, con Raúl como figura. Un centro del campo rocoso en que Cesc intentaba desarrollar su futbol al estilo del Arsenal, pero por detrás de la gran figura que, en lugar de ocupar el puesto de delantero, lo hacía de media punta, permitiendo a los rivales una superioridad en el centro del campo que impedía mandar suficientes balones a Torres y Villa. Albelda y Senna cerraban bien atrás, pero en los partidos importantes, la selección carecía de la fuerza de ataque suficiente, sólo los contraataques rápidos podían romper a los rivales y, conforme avanzaba el mundial, ya era demasiado sabido y contrarrestado por los mismos. España no pasó de octavos. Y la final fue un aburrido Francia-Italia con victoria de los segundos en los penaltis. Y para rematar la ruina futbolística de aquel año, el balón de Oro concedido por la prensa francesa, cayó en manos de un defensa: Cannavaro.

Luís Aragonés aprendió muchas lecciones de golpe con aquel mundial (otras no), así que hizo algunos cambios sustanciales de cara a la eurocopa de Austria en 2008. Iba a apostar por el centro del campo, pero uno que maravillaría a Europa y al mundo entero, eso sí, basado en la estructura blaugrana. Un esquema que, con muy pocas variaciones, se ha mantenido hasta el mundial de Sudáfrica, ahora de la mano de Vicente del Bosque.

Torres y Villa eran las puntas de ataque, dando al último más importancia que al primero. Con un centro del campo formado por Busquets, Xavi, Xabi Alonso e Iniesta, en que el primero hacía de cierre y el segundo de organizador, como en el Barça. El dibujo variaba bastante de un partido a otro y de un momento a otro del partido, pero la idea era siempre la misma: dominar el balón y crear espacios para los atacantes madurando las jugadas hasta provocar el fallo del adversario. El balón tenía que circular deprisa y los jugadores tenían que poner a prueba sus capacidades futbolísticas, lo que, expresado en el campo, daba como resultado un juego espectacular y de una enorme plasticidad. La eurocopa fue para España junto a los elogios de toda la prensa deportiva. La siguiente temporada el Barça escenificó, por el mundo entero ese mismo futbol ganando todo cuanto podía ganarse.

Así hemos llegado al mundial de Sudáfrica, donde el fútbol español ya no es un secreto y todos han creado sus barreras para pararnos, pero sólo Suiza, y de chiripa, lo ha logrado. España está en la final. Pero eso no es lo mejor. lo mejor es que el ejemplo ha cundido y, hasta selecciones como Alemania han descubierto el valor de ese futbol espectáculo. Aunque los germanos no pudieron con España, si barrieron del mapa al futbol conformista de Capello con una selección inglesa plagada de grandes figuras. También dio buena cuenta del fútbol de guerrillas de la Argentina madaroniana. Y creo que, aunque los alemanes han caído en semifinales estando acostumbrados a alcanzar sus finales con facilidad, en Alemania están contentos con el futbol desplegado por su selección, aún más cuando saben que sus jóvenes figuras aún tienen un amplio recorrido que hacer y que aprender... tienen muchos triunfos por vivir.

Finalmente España y Holanda serán las finalistas y, dado que ambas selecciones miman el balón y el espectáculo futbolístico, el fútbol, en general, está de enhorabuena. Gane quien gane ganará el fútbol y eso es suficiente motivo para que los amantes de este deporte nos sintamos contentos. Aunque esperemos que sea España ya que, hoy por hoy, es el mejor ejemplo a seguir. Sobre todo ahora que Brasil a pagado por su conformismo, algo impensable dada su historia.

¿Y dónde está el secreto de España?

Como es lógico, en un bloque de jugadores muy buenos y que parecen llevarse de maravilla y las aportaciones de muchos años de fútbol. pero entre estas aportaciones está la versión Del Bosque del medio centro organizador, en la figura de Xavi, y el portero que maneja el balón con el pie, permitiendo a la defensa posiciones mucho más avanzadas y que obligan a los delanteros contrarios a recorrer demasiados metros para llegar al área. Casillas no es Valdés, y se nota, pero entre la Eurocopa del 2006 y ahora hay una clara evolución en este sentido. Tal vez Casillas no sea tan decidido con el balón en los pies, pero el equipo ha creado unos magníficos automatismos que le permiten enviar el balón lejos, por las bandas y con más de un 70% de probabilidades de que la posesión siga siendo nuestra... y con opciones de contraataque. Esto es, sin duda, una adaptación del seleccionador que, a lo largo del mundial, ya nos ha demostrado, más allá de los resultados, sus grandes aptitudes para el puesto.

En fin... Visca Espanya!

lunes, 5 de julio de 2010

La constitucionalidad del Estatut puede no necesitar variaciones en la Carta Magna.

Sobre la sentencia del TC (tribunal Constitucional) al Estatut han corrido, en los últimos días, auténticos ríos de tinta, pero ahora no vamos a hablar de si la sentencia indigna a Catalunya, ridiculiza al PP o degrada el poder de Zapatero. Ha llegado el momento de hacer un análisis más técnico de la misma sentencia. Por supuesto, hasta que esta no aparezca publicada en la totalidad de su redactado, no tendremos un conocimiento preciso de sus posibles repercusiones, pero por el tipo de artículos sobre los que hace inciso ya podemos tener una opinión clara de algunas y trascendentales repercusiones.

El señor Trillo y el señor Mújica, en sus estrambóticas demandas, pedían la censura de más de un centenar de puntos de esta nueva ley estatal que define a Catalunya, sin embargo, al final, solo catorce artículos aparecen eliminados o cortados en parte por la tijera del TC. Hay que recordar que, en principio, la única base jurídica que puede usar este tribunal para emitir sus sentencias es la Constitución de 1978. Esta Constitución es difícilmente modificable ya que todo cambio necesita estar amparado por tres cuartas partes de la cámara de los diputados. Algo, hoy por hoy, impensable. Sin embargo, la Constitución de 1978, como ente jurídico, es muy ambigua, tanto que salvo tres o cuatro cosas, con un poco de imaginación lo permitiría casi todo. En base a esa ambigüedad el Estatut se creía totalmente a salvo. No contaron sus creadores que la jurisprudencia de alto nivel tiene más de política que de verdadera jurisprudencia. Sin embargo, a última hora, después de casi cuatro años de "impás", el tribunal ha querido cortar por donde le dolía a él. Es decir, se ha limitado a sancionar negativamente todos aquellos artículos que se relacionaban directa o indirectamente con los poderes judiciales... ¿Corporativismo?

De cualquier forma, la sentencia (ya lo veremos cuando esté publicada íntegramente) debe estar basada en la Carta Magna y, por tanto, apoyar cada punto, en uno o varios artículos de la constitución. Desde este punto de vista, toda la sentencia deberá estar basada en el título VI de la Constitución, donde se establecen las bases del poder judicial. Ese título tiene 10 artículos y en ninguno de ellos concreta como debe de ser exactamente el poder judicial ya que siempre acaba delegando en la ley y, en especial, en la "ley orgánica del poder judicial". Por no establecer, la Constitución ni siquiera establece la existencia del Tribunal Constitucional (TC).

Por si eso fuera poco, el artículo 149 en su quinto apartado, dice que la administración de justicia es una competencia del Estado, es decir, del poder político, lo que implica que la delegación de una o varias partes del mismo no debe estar regulada por el mismo poder al que compete, es decir, el judicial. No obstante, en base a ese mismo artículo, el gobierno, o en su defecto el parlamento, podrían derogar esa transferencia en cualquier instante en base a esa misma competencia.

Vista pues, como está la Constitución, en base a los artículos tocados, sus sentencia debe estar continuamente dirigida a la ley orgánica del poder judicial, cuya modificación haría cambiar diametralmente los valores de la misma. Por tanto, es posible dar validez a casi todo el articulado del Estatut sin necesidad de modificar la constitución. Eso sí, sería necesario hacer cambios en la ley orgánica del poder judicial, para la que sólo es necesario disponer del 51% de los votos de la cámara de los diputados. Así pues, en último término, la constitucionalidad del Estatut sólo depende de un puñado de votos en el parlamento.

Tema más sensible lo constituye el preámbulo del Estatut donde se afirma que "Catalunya es una nació". Ya que, si bien el TC no modifica su redactado, si afirma que no tiene valor "jurídico". Posiblemente esa afirmación no tenga ninguna trascendencia y, sin embargo, es lo que en algunos sectores ha levantado más ampollas, lo que ha servido para que el fracaso de quienes presentaron la estrafalaria demanda de inconstitucionalidad, ahora pase por una victoria (pírrica, pero victoria).

Aunque sorprenda, el panfleto de la imagen fue diseñado por la CEDA para la campaña de desinformación contra el Estatut de 1932. La imagen ha sido tomada de http://www.maxklein.es/imagenes/estatuto-1932.jpg que a su vez la tomó de http://opinionesblog.blogspot.com/, blog que hoy se publica en http://opiniones.wordpress.com/.