martes, 26 de agosto de 2014

¿Qué clase de crisis es esta?



Imagen extraída de www.rafapal.com


La Civilización moderna ha pasado por muchas crisis, a lo largo de los últimos 150 años, pero ninguna como la actual.
Tras el Crack del 29 llegó una profunda crisis que, ante la incapacidad de los principales gobiernos, degeneró en la gran depresión. En Estados Unidos, gracias al New Deal se pudo corregir su rumbo, pero no pudo evitar enormes cambios políticos en Europa, que ya estaban sustentados en actitudes anteriores y que, por desgracia, terminarían derivando en la Segunda Guerra Mundial. Aun así, podemos observar esas dos crisis como hechos separados.
Con anterioridad, y producto de los años de presiones entre la Francia de Napoleón III y la Alemania de Bisckmark, se vivió en Europa más de una década de tensiones y que llevó a las primeras grandes manifestaciones pacifistas. Desgraciadamente, todos aquellos movimientos que intuían un desenlace catastrófico, no pudieron evitar que en 1914 se desencadenara una oleada de declaraciones de guerra que constituirían el origen de la Primera Guerra Mundial.
La otra crisis fue mucho más larga, pero solo a largo plazo produjo un número de víctimas apreciable. Fue llamada la Guerra Fría, y en ella los dos grandes bloques surgidos de la Segunda Guerra Mundial, se enfrentaron indirectamente a través de pequeñas guerras por todo el planeta, destacando algunos episodios complejos como la guerra de Corea, la crisis de los misiles cubanos, la guerra de Vietnam, la creación del Estado de Israel y la primera guerra de Afganistán.
Tras la caída del Muro de Berlín a finales de la década de los 80, algunos dieron por acabada la polarización del Mundo. Posiblemente hubiese sido el momento para acabar con los derechos de veto en la Asamblea de las Naciones Unidas y prepararnos para un Mundo mejor, pero en lugar de eso, el nuevo mundo, libre de una de sus fuerzas, derivó rápida y drásticamente hacia el capitalismo salvaje del neoliberalismo, y empezaron a sucederse pequeñas crisis económicas: 1992, los tigres asiáticos, los impagos rusos, la deflación alemana y japonesa, el corralito argentino, las punto com… Todas las crisis iban precedidas de un periodo de expansión desmesurado, como globos que se inflaban más de lo debido y luego explotaban. Por eso, cuando a comienzos de milenio, las burbujas inmobiliarias americana y española, empezaron a captar inversores de todo el Mundo, mientras ambos países se metían en las nuevas guerras de Afganistán e Irak, cualquier mente un poco avispada podía prever una crisis de proporciones rayanas a la de 1929.
Durante las crisis, como esta despertada en 2007, el mundo descubre a muchos animales “políticos” intentando acaparar los restos de poder que se deshilachan por aquí y por allí. Así tenemos infinidad de activismos y terrorismos que socaban los distintos poderes aquí y allí, políticos corruptos que aprovechan la coyuntura para enriquecerse a costa de todos, las empresas multinacionales que controlan a los Estados y a sus ejércitos, procurando políticas que les beneficien a costa de las diferentes poblaciones, así como otorgarse una situación geopolítica propicia y la aparición de figuras personalistas que pretenden liderazgos carroñeros. Posiblemente el planeta no haya vuelto a polarizarse, pero si alguien creía que los Estados Unidos y sus aliados podían controlarlo, han visto cómo sus intereses han empezado a diferir y han aparecido una situación de multipolos que han convertido la política internacional en un caos donde solo se benefician los buitres. Las revoluciones de Túnez, Egipto y Libia, la guerra de Siria, la insufrible presión y los ataques de Israel sobre Gaza y Cisjordania, el caos de la supuestamente pacificada Afganistán, la aparición de ISIS en Siria e Irak, las guerras africanas… y, para rematar, un extrañamente oportuno brote de Ébola que no remite como habían hecho otros históricamente, mientras aparece una vacuna que funciona y no funciona. Y todo eso mientras aparece un remedio fiable contra la hepatitis C, que podría llegar a erradicarla, pero que los diferentes gobiernos se niegan a facilitar a sus enfermos.
¿Se ha vuelto loco el Mundo? No, simplemente la globalización lo ha convertido en un barreño que los poderosos agitan para pescar mejor en sus aguas embravecidas.
Señores, esta no es una crisis, solo es la forma en que menos de un centenar de individuos, sin una gota de empatía, han encontrado para podernos exprimir mucho mejor. Dar con esos individuos y marcarlos de forma personal, puede ser nuestro único modo de salvarnos de este infierno. Sin embargo, no va a ser fácil, porque cuanto más cerca estemos de pararles los pies, más fuerte agitarán el barreño en el que naufragamos.