lunes, 30 de diciembre de 2013

Estudio de Agujeros Negros: el Bancario



A menudo, cuando hablamos sobre cómo empezó esta crisis, confundimos el tema americano de las subprime y la burbuja inmobiliaria española que realmente nunca reventó.
Los bancos americanos sabían que en su país había una burbuja inmobiliaria y se inventaron las subprime para hacer paquetes y compartir su riesgo financiero con todo el planeta.
Por su parte, los bancos españoles sabían que en España nadie puede escapar a su hipoteca y pidieron préstamos a los bancos extranjeros para compartir con estos el festín de arruinar a la clase media española.
Como consecuencia del hundimiento americano, la crisis se extendió por todo el planeta y las propiedades inmobiliarias en américa cayeron a precios de antes de la burbuja.
Cuando la crisis llegó a España, los bancos españoles tenían muchas deudas con bancos extranjeros, muchos préstamos dados, grandes garantía de recuperar más de lo que habían prestado, pero ni un solo euro… pero había algo más, porque para que la burbuja creciera sin preguntas, habían desviado ingentes cantidades de dinero a otros fines de los que no nos dicen nada y que son el verdadero problema español.
En EE.UU. cuando alguien no puede pagar una propiedad hipotecada, se acerca a su entidad bancaria y le entrega las llaves de esa propiedad y ahí se acaba toda la deuda.
En España, cuando alguien le bajan el sueldo y ya no llega a pagar la hipoteca, desde el primer mes se inicia un proceso que arruinará a toda su familia y a todos aquello que un día le avalaron.
A menudo, los amigos de la banca española, recuerdan que durante la burbuja, los bancos prestaban cantidades de dinero superiores al valor del piso, para que parejitas de recién casados pudieran pagarse, además, la plaza de parking, el coche y hasta el viaje de novios. Lo que no cuentan es que aceptaban el aval de los padres de ambos cónyuges y que, hoy, cuando ya no llegan a pagar las cuotas de esa hipoteca (la pagaron durante cuatro años, con grandes esfuerzos, pero sin problemas), les embargan el piso y su contenido, pero siguen embargando las propiedades de los avalistas, cuyo valor conjunto, en el mercado real, es muchas veces el valor del préstamo concedido, pero que el banco, ahora, valora casi en la nada.
De este modo, los bancos españoles tienen una bolsa de pisos casi tan grande como la de los bancos americanos (proporcionalmente mucho mayor), pero con la diferencia de que, a pesar de haberles arrebatado las propiedades causantes de la deuda a sus prestatarios, los bancos españoles mantienen las deudas sobre ellos. El moroso español está arruinado de por vida y, lo que es aún peor, ha arruinado a toda su familia. Así de aberrante es la legislación española. Y así de favorable para la banca.
Pero con todo esto, los pisos en España, aunque pueden haber bajado considerablemente en zonas de costa y lejos de las grandes ciudades, su precio mayoritario no se acerca ni remotamente a su valor real, sobre todo en las proximidades de estas. Cuando intentas buscar piso en una ciudad como Barcelona, te dan cuenta que hay muy pocos pisos en el mercado y que sus precios apenas han bajado entre un 25 o un 30% del máximo alcanzado durante la burbuja. Sin embargo, si preguntas a alguien que se ha visto obligado a vender su piso, le oirás decir que lo ha vendido por un precio casi ridículo. El mercado está intervenido por esa misma banca que, dueña de la gran bolsa, evita que los precios caigan a valor próximos al real, pero si quieres entrar en ese mercado, tú no tienes opción.
Por último, antes de entrar en la verdadera crisis de nuestros bancos y, en especial, de nuestras cajas, decir que el llamado banco malo, parece que adquirió su nombre del tipo de pisos que se le transfirieron. Al final, resulta que ese “banco malo” no es más que una excusa para transferir fondos desde los bolsillos de todos los españoles a las malversadas arcas de las entidades bancarias. Parece que no hubo bastante con los rescates nacionales y europeos que, en todos los casos, pagamos nosotros.
Mientras en EE.UU. quebraban entidades bancarias diluyendo parte de la deuda en el mercado financiero, los bancos españoles han permanecido artificialmente en pie para salvar a una banca europea que conocía el festín, sus riesgos y que jamás puso reparos en beneficiarse de ellos.
Pero viendo cómo van las deudas hipotecarias, por muy grandes que estas sean, ¿realmente pueden ser la causa de la crisis?
Cuando la banca insistía que no había burbuja inmobiliaria, realmente no estaba negando directamente ese hecho, sino lo que realmente decían era que esa burbuja, por mucho que reventara (insisto en que eso aún no ha ocurrido y que posiblemente sería la solución para empezar a reconstruir el país), no sería la causa de grandes problemas para ellos. Y es verdad. Porque el agujero de nuestra banca viene de algo ligeramente diferente.
Dos son las causas del agujero bancario. Por un lado hay que pensar que, para alimentar la burbuja inmobiliaria no solo hacía falta dar dinero a los compradores, sino que también había que dárselo a promotores y constructores. Estos colectivos de empresarios vivieron años de auténtica y continuada fiesta en que adquirieron hábitos muy nocivos. Así que, cuando el grifo se cerró de golpe, no tenían ni un euro para cubrir sus deudas. De este modo, las propiedades de estas empresas pasaron a la banca (pisos acabados y sin acabar en su mayoría y que hoy siguen cerrados u ocupados por la PAH a la espera de un violento desahucio). La mayoría de estas propiedades no pueden ser vendidas alegremente por la banca porque hay contenciosos debido a que muchas personas ya habían dado pagas y señales por esas propiedades (a veces más que eso) y el banco no hace nada por acabarlas dado que no sería rentable para él.
Aunque no se diga, los bancos han perdido bastante más dinero en esas deudas que en el negocio con los pequeños compradores… sin embargo aún no es la causa de su ruina.
La pregunta que puede ayudar a comprender la verdadera causa del desastre es ¿por qué la mayoría de las entidades descalabradas en esta crisis son cajas de ahorros y no bancos?
Antes de la ley socialista que obligaba a las cajas de ahorros a reconvertirse en bancos, estas tenían una normativa diferente, pero que a finales de los 80 y comienzos de los 90 ya habían cambiado su normativa para beneficio de entidades públicas y, en especial, partidos políticos.
Sí, señores, nuestra crisis ha sido provocada por los partidos políticos y, en especial por PSOE y PP. Si se fijan en quienes ha dirigido ls diferentes entidades bancarias, verán de dónde vienen nuestros problemas. Y podemos decir que con excepción de “La Caixa”, ligada a CiU y la Casa Real, todas las cajas de ahorro deberían haber sucumbido.
Caja Madrid, la CAM, Caja San Fernando, Caja Galicia, Caja España… han estado ligadas a los dispendios del PP. Por otro lado Caixa Catalunya, UNIM, Caja Rural, Unicaja… están ligados, mayoritariamente, a dispendios del PSOE.
¿Pero qué dispendios pueden causar semejante daño?
Está claro que los préstamos a los partidos (especialmente PP y PSOE) pueden ser grandes, incluso mayores a lo declarado (no entraremos en ese tema porque oficialmente no existe ni hay pruebas de ello, ni siquiera en la caja B del PP), pero esos préstamos están controlados y algunas entidades ya los consideran a fondo perdido como pago para obtener otro tipo de prebendas a cambio de ese dinero (sí, eso sería corrupción, pero otra vez demostrarlo sin lugar a dudas es realmente difícil). No, el verdadero problema nace de los grandes ingresos que, gracias a la burbuja inmobiliaria, recibían como impuestos muchos ayuntamientos y entidades públicas en general. La cuestión es que en base a esos ingresos, que debieron considerarse extras, muchos ayuntamientos y CC.AA. pidieron préstamos para crear auténticas obras faraónicas: la ciudad de las artes y las ciencias, la ciudad del circo, la biblioteca de Galicia… sin contar el gran número de polideportivos, auditorios, teatros, que hoy por hoy están vacíos o abandonados porque su mantenimiento excede el presupuesto global de la entidad que los proyectó.
Fueron esos proyectos los que realmente suponen un agujero en las entidades bancarias que hoy es imposible de cubrir. Si unimos a eso el hecho de que cuando el Estado vende deuda son estas entidades bancarias las que compran la mayoría de la misma, ya sabemos porque no hay un solo euro en sus cajas y se han hecho necesarios esos rescates.
Posiblemente es verdad que las hipotecas dejaran sin líquido a los bancos y cajas, pero no son un problema porque existe una garantía de pago y mayor beneficio gracias a una ley que manipulan a su antojo, pero son esas inversiones, sin posibilidad de retorno, que empresarios y partidos políticos han forzado, las que ponen a los bancos españoles al borde de la quiebra. Así pues, podemos decir que, con nuestro dinero, se ha pagado el rescate a los bancos que ha financiado a PP y a PSOE, para terminar todo nuestro dinero en los bolsillos de los bancos alemanes. Entre tanto, las empresas españolas que pretenden salir de la crisis, sucumben por falta de crédito. Un crédito que tenía que salir de todos esos rescates, pero que tapando los agujeros generados por los partidos, ha acabado en los bolsillos de la banca extranjera.
Y así se cierra el círculo.




Imagen tomada de www.voxpopuli.com

sábado, 21 de diciembre de 2013

Gallardonazo


Ley de Protección de la vida del concebido y de derechos de la embarazada.

Poco importan los detalles jurídicos de la ley, su diseño ha sido orientado a la eliminación de la gran mayoría de supuestos para poder abortar y a los restantes ponerles tal cantidad de trabas que lo hacen totalmente imposible, incluso en caso de peligro inminente para la vida de la mujer.
No voy a entrar en profundidad la letra del proyecto de ley porque la prensa ya lo está contando con todo lujo de detalles y no hay que esforzarse para darse cuenta de que es una ley de prohibición radical del aborto encubierta.
Así pues, y solo para aquellas mujeres que puedan permitírselo (generalmente una gran mayoría familiares de los mismos que han fomentado esta absurda ley) deberán emprender de inmediato la partida hacia clínicas de planificación familiar de diversos países europeos. Es decir, que Gallardón vuelve a poner de moda aquel tristemente famoso turismo londinense de épocas cuya oscuridad intenta emular el actual gobierno del PP.
El sello de la mafia clerical está en el hipócrita nombre que se le hadado al proyecto de ley. Hablan de protección de la vida del concebido, cuando la ciencia aún no se ha puesto de acuerdo sobre esta y menos aún sobre su humanidad. Y todo eso, mientras aprueban leyes que fomentan la tortura y ejecución de nobles animales como los toros, o mientras crean un entorno legal en que si el niño llega a nacer con graves problemas (principal causa, hasta ahora, de los abortos legales) deja a su familia a un sinvivir mientras él no tiene más posibilidad que la de venir a sufrir en este mundo.
Mucha protección no parece que vaya a tener una vez nazca ese niño, más bien es una condena al infierno, que esta panda de criminales clericales, han preparado para incinerar en su infierno particular a toda una sociedad que sueña con cosas mejores.
Y respecto a los derechos de la embarazada… ¿dónde están? Si le arrebatan el derecho a decidir, el derecho a pensar, el derecho a ser persona, el derecho a ser mujer… ¿qué queda?
Dicho esto, lo que ahora me preocupa más, es el gran número de vidas humanas viables que se van a perder o que se van destruir en vida, solo para proteger unos fetos de cuestionable humanidad que, la mayoría de las veces, son inviables con la racionalidad e incluso con la propia vida.
Empezaremos con las cerca de 2500 mujeres que cada año morirán o sufrirán lesiones crónicas, producto de los abortos ilegales. Porque ese es el número de víctimas que había cada año cuando el aborto no era legal en nuestro país.
Pero a pesar de lo grande que pueda parecer este número, el libro “Freackonomics”, del prestigioso economista Stewen Lewitt, nos alerta de un peligro mucho más letal a largo plazo. De los 120.000 abortos anuales (datos de 2011 que dada la crisis pueden haber aumentado sensiblemente), aproximadamente un 70% proceden de entornos u hogares susceptibles de ruptura (que podría acelerar la llegada de un nuevo hijo) o ya decididamente rotos. Con la nueva ley, la casi totalidad de ellos serían bebes que nacerían y crecerían en un entorno tan hostil que, muchos más de la mitad se convertirían en pequeños raterillos, pero que al llegar a la pubertad explotarían como violentos delincuentes. Basándonos en los hechos inversos vistos en EE.UU. en la década de los 90, cada año van a nacer 40.000 criminales en nuestro país. Contando que la ley llegue a estar en vigor 2 años y medio (hasta su derogación por un gobierno posterior que supuestamente se dé prisa en enmendar este desaguisado), van a nacer 100.000 criminales. La vida media de estos delincuentes sería de unos 27 años, pero empezarían su escalada delictiva sobre los 14 años. Teniendo en cuenta sus diferencias, podemos suponer una media de 0,5 homicidios por delincuente al año. Lo que nos da, en una carrera delictiva media de 13 años, 6 homicidios y medio, que para un total de 100.000 asesinos, suponen 600.000 víctimas inocentes de la ley Gallardón.
Así pues, el gobierno del PP está apunto de condenar a más de medio millón de víctimas inocentes, pero, claro, eso no empezará a ocurrir hasta dentro de 14 años. Sin embargo, por ahora, sí tendremos que contar las más de 7.000 mujeres que morirán producto de abortos clandestinos, o el aumento de víctimas por  la violencia de género ya que muchas mujeres que hubieran podido escapar quedarán atrapadas con el nacimiento de sus nuevos hijos (muchos de ellos fruto de violaciones no denunciadas). Si unimos a todo esto el suicidio de personas que no podrán soportar situaciones generadas por esta ley, o por la eterna pérdida ante la obligación de dar en adopción a un hijo, podemos concluir que esta ley de Gallardón y del PP, es un arma de extinción masiva que se va a lanzar contra la sociedad civil de su propio país y, en especial, contra las mujeres.
¿Dónde va una ley de protección que no protege a nadie?
A ningún sitio, pues una ley maquinada para contentar a determinadas sectas del catolicismo más retrogrado, pero que ni a estas contenta porque ellos no aceptan los subterfugios. Para ellos solo vale la prohibición total del aborto, el robo de niños y la ejecución pública de aquellas sucias mujeres que se hubieran atrevido a marchar a otros lugares para abortar.
De este modo se ha concebido una ley injusta, inhumana, que atenta contra muchas libertades y derechos, ignorando deliberadamente las alarmas sobre futuras catástrofes por consecuencia de ella.
Y, sin embargo, después de todo lo dicho, por terrible que parezca, aún aporta, esta ley, un concepto peor. Y es un claro mensaje de que las mujeres no son iguales que los hombres. Gallardón, y el gobierno del PP por extensión, han lanzado, con esta ley, una justificación para todas las discriminaciones contra el género femenino y, en especial, han abierto una puerta brutal para la violencia de género.
Personalmente, yo acuso a esta ley, por sí misma, como violencia de género.


Imagen tomada de www.lasmalaslenguas.es


domingo, 1 de diciembre de 2013

Incomprensión autonómica



Como estado plurinacional, la España de las autonomías se construyó en base a su propia “autoincomprensión”. Pretender que Extremadura, La Rioja, Madrid o las dos Castillas, entiendan o se equivalgan a los territorios Gallego, Vasco o Catalán, resulta a un tiempo absurdo y perverso, ya que vacía de contenidos los verdaderos significados constitucionales de nacionalidad y cultura de esos territorios.
Es obvio que no se pueden pedir peras al olmo y dejar en manos de una nación el futuro de otras. Sin embargo, la España de las autonomías ha creado un falso estado federal donde la nación castellana se ha hecho dueña de los destinos de todas las demás naciones de España, apropiándose de ese nombre para sí.
Cuando leo en la Carta para los Derechos Humanos de la ONU que “todo hombre tiene derecho a una nacionalidad”, miro con tristeza mi pasaporte español. No porque tenga algo contra España, sino por la decepción que esta me ha producido. Quisiera ser español, pero solo lo soy de nacionalidad oficial, porque ser español hoy quiere decir ser castellano y yo, a pesar de que esa es mi lengua más que ninguna otra (cosas de la educación “españolizadora” del franquismo), no soy castellano. Si tengo derecho a una nacionalidad, ¿por qué no puede ser la catalana?
Sé que a alguien de Madrid, Cáceres o incluso Zaragoza, esto le pueda parecer absurdo porque identifican español y castellano sin problemas y creen que lo catalán, vasco o gallego no merece valor alguno; pero sé que tampoco ninguno de ellos es capaz de imaginarse la situación al revés. Y la prueba es que nunca se ha permitido a ningún político catalán, vasco o gallego (de verdad, Rajoy no vale) dirigir el gobierno democrático (lo más cercano fue la vicepresidencia de Serra que era un catalán moderado bajo la presidencia de un líder carismático castellano-andaluz), en cambio hemos vivido bajo el dominio de dos talibanes de la castellanidad como Aznar y Rajoy (el último posiblemente no sea ese talibán, pero sí su equipo de gobierno que, ante su falta de liderazgo, aún ha resultado más nocivo para la España plurinacional, que intentaba dibujarse en la Constitución original del 78, que el propio Aznar).
El factor cultural, y la falta de respeto que la España castellana ha mostrado siempre a él, son la primera gran barrera. Mientras el Estado Central malgasta sin compasión millones de euros en una cultura llena de Fiestas Nacionales e Institutos Cervantes para apoyar una cultura que nunca peligró, mientras, más que cicatear a las CC.AA. que procesan culturas diferentes, trata de asfixiarlas en lo que constituiría un clarísimo Genocidio Cultural. Y es que precisamente ese Estado Central que en su día se comprometió a divulgar la cultura de todos para reducir esas diferencias, ha terminado convirtiéndose en un elemento de castellanización poco objetivo, que lejos de buscar la comprensión y la tolerancia entre los pueblos de España, ha abusado de espolear a los unos contra los otros. Así que no es raro que un extremeño, con todo el desconocimiento que la miseria de sus líderes le han inculcado, sea capaz de hablar de los catalanes con la mayor ponzoña posible sin haberse preocupado de confirmar toda esa información que le llega de un solo tipo de fuentes. Igualmente, en el otro lado, no faltará el catalán que verá en ese mismo pueblo extremeño a un insaciable vampiro, que en lugar de agradecer sus sacrificios aún anhela chuparle las últimas gotas de sangre que le quedan en sus venas. Pero por una extraña razón, esos temas económicos siempre se manifiestan con una repudia de sus respectivas culturas que se tachan de simple ignorancia.
A esto, al señor extremeño solo puedo decirle una cosa. Si tan terrible es la cultura catalana y tan nocivos económicamente son los catalanes para su Extremadura natal, ¿qué interés ofrece forzar a Catalunya a seguir perteneciendo a España… su España?
Está claro que es una pregunta retórica porque solo expresa una contradicción creada por una pandilla de generadores de odio con el fin de cambiarlo por votos y que les ha funcionado muy bien. Es una pregunta que solo puede ser retórica ya que todas la respuestas posibles solo aportan nuevas contradicciones.
Sin alejarnos demasiado de la idea cultural, está el factor histórico. Sé que creerán que ahora les hablaré de 1714 y Els Segadors, pero se equivocan. No hace falta ir tan lejos, porque las desproporcionadas medidas catalanofóbicas de las dictaduras de Primo de Rivera y Franco, son suficiente bagaje histórico y razón más que suficiente, por sus aspectos de represión nunca compensada por la España “Democrática”, como para pedir la Independencia. España, en la historia reciente, ha sido una mala madre para los catalanes, no es de extrañar que ese hijo quiera volar lejos de la casa paterna. La cuestión ahora es ver si Catalunya es mayor de edad para decidir o deberá recurrirse a unos asuntos sociales internacionales para separar al vástago de unos padres que solo le han reportado malos tratos.
Mientras todo esto sucede cuesta entender que esos padres, lejos de frenar esos insultos y malos tratos contra su hijo, siguen en la misma línea dañina y sin reconocer lo mucho que ese hijo le ha dado a pesar de la poca correspondencia paternal.
La crisis del País Valencia, el LAPAO, la ley Wert, las declaraciones de Arenas, Bono, la carta de algunos intelectuales castellanos que pretendían hablar en nombres de los catalanes (algunos supuestamente progresistas), los continuos ataques de la prensa (en especial ABC, El Mundo, La Razón y La Gaceta), la inversión del CNI para desprestigiar a líderes catalanes (ya nunca sabremos si la trama de los Pujol tiene algo de realidad o es  solo el fruto de las acciones corruptas del Estado Central), los ataques gratuitos hacia los representantes del pueblo catalán… y podríamos seguir mostrando agravios, posiblemente cada vez más anecdóticos, pero que siempre dañan el corazón de los catalanes alejándolos de España.
Porque señores, no es que Catalunya se independice, sino que los catalanes sienten que España no los quiere. Y no los quiere porque si los quisiera los querría tal y como son, sin “españolizar”, sobre todo cuando la palabra españolizar realmente quiere decir castellanizar, porque fuera de los Països Catalans no se entiende de otra forma. Y sí, este es otro agravio, el que el PP castellanizante de Valencia, ha hecho prohibiendo la denominación de País Valenciano o Païs Valencià. Y lo que es peor, contra la mayoría de los habitantes de su comunidad.
La España castellana ha confundido igualdad con homogeneidad… y eso sí que no. Catalunya ha dicho: NÚNCA MÁS.
Con lo fácil que hubiese sido una reconciliación, pero me temo que a final de cuentas a los políticos de uno y otro lado les ha podido la ceguera e incluso la avaricia. Sin embargo, la tan cacareada denominación de “peseteros” que han puesto de sambenito a los catalanes, resulta que es una característica mayor de la España castellana (y castellanizante).



Imagen obtenida de http://productesdelaterra.cat

martes, 15 de octubre de 2013

Opacidad presupuestaria

                                            OPACIDAD PRESUPUESTARIA



La falta de transparencia de las administraciones es un lastre que nos impide salir de la crisis. No porque sea la causa de nuestro problema (que indirectamente sí lo es), sino porque nos impide evaluar la profundidad del mismo y anticipar que efectos tendrían la aplicación de según qué medidas.
Europa lleva muchos años demandándonos esa necesaria trasparencia y nuestros sucesivos gobiernos les prometen que sí mientras hacen juegos malabares para lograr que todo siga igual. Y entre tanto, la ciudadanía pagamos las consecuencias de tan meditada desidia.
El bipartidismo funcional del Estado, tal y como ocurrió en tiempos de los Liberales de Sagasta y los Conservadores de Del Castillo, es una fuente de corruptelas que maniatan a las administraciones. Bajo estas premisas es fácil pensar que el aligeramiento administrativo de las estructuras del Estado, a base de suprimir funcionarios, puede ser la solución, pero en realidad es una puerta abierta a una corrupción mayor.
La supresión de puestos funcionariales supone la ocupación de los puestos por asesores y cargos a dedo de los propios partidos políticos que se alternan en el poder. De este modo se genera una politización partidista de las administraciones que entonces, no solo anquilosa el sistema, sino que termina desviando fondos casi sin pretenderlo, de las rutas necesarias a las más funcionales para los partidos que en cada momento ostentan el poder.
No es raro, pues, ver que en Europa, por lo general, son los países acusados de mayor corrupción, los que tienen los porcentajes de funcionarios, respecto a la población, más bajos.
Austria podría ser la excepción al tener un funcionario por cada 17,1 habitantes, pero a continuación están Italia cada 16,57, Portugal 16,41, Chipre 15,50 y España 15,02. Nuevamente Alemania, con 13,66, sería una excepción relacionable con la tradición de austeridad germánica.
Por otro lado, son los países más comprometidos contra las prácticas corruptas y, en general, con un mayor nivel de vida, los que poseen más funcionarios. Así tenemos a Dinamarca con un funcionario cada 5,82 ciudadanos, Suecia 7,22 y Finlandia 7,98. Sin embargo, mantendremos en observación los países que siguen a continuación (las tres repúblicas bálticas), hasta que poseamos más datos.
Es de suponer que el número de funcionarios, no es algo decisivo, sin embargo es algo a tener muy en cuenta. Y en el caso de España tendremos que relacionarlo con el exceso de cargos políticos no electos, asesores y, en general, empleados de las administraciones que no son funcionarios y son puestos a dedo.
Otro de los detalles que enervan hasta la saciedad en está inercia de opacidad política, es la opacidad en la elaboración de presupuestos. Por lo general se elaboran unos inmensos libros de datos, pero de los que es imposible extraer los flujos económicos, quedando sin definir los orígenes y, al final, incumpliendo los destinos porque las cifras terminan por no coincidir.
Lo primero que habría que preguntarse es por qué se terminan aprobando siempre estos presupuestos en sedes parlamentarias, y la respuesta es sencilla... demasiado sencilla: los presupuestos son aprobados por una mayoría parlamentaria que negocia en base a unos puntos determinados de esos presupuestos, pero sin entrar en el cuerpo económico de los mismos que es idéntico desde hace décadas por mucho que el país haya cambiado. Así, pues, siempre nos quedará la duda de a dónde va realmente todo ese dinero que constituye el grueso presupuestario.
Sin embargo, después, esos mismos presupuestos, terminan pormenorizando hasta los céntimos de los nuevos terrenos a los que realmente tienen que dar respuesta, y es así como se construye la exagerada profusión de apartados que convierte a estos presupuestos en una obra enciclopédica.
¿Nunca nadie ha pensado en hacer una división presupuestaria convirtiendo cada departamento, cada ayuntamiento, cada autonomía, en un conjunto de entradas y salidas imbricadas las unas en las otras, de forma que pudieran verse las cifras no coincidentes? Claro que no. Eso supondría tener que cambiar un manual de estilo que hoy hace que los presupuestos se escriban solos sin tener que justificar realmente el cuerpo central de los mismos.
Nosotros en nuestros hogares conocemos hasta el último céntimo que entra y que sale, y crean que hacer lo mismo en las administraciones no sería muy difícil, solo costaría trabajo. El trabajo de unos funcionarios de carrera a cargo de los cuales ningún partido en el poder quiere dejarlos. Sumen ustedes mismos dos y dos... y que conste que no hablamos de dinero.
El último eslabón de esta cadena oxidada es el Tribunal de Cuentas del Estado que, según creo, está analizando en estos momentos las cuentas de hace siete años. Realmente un tribunal inútil, dado que cualquier delito importante relacionado con las cuentas del Estado, prescribe a los cuatro años. De todas formas dará igual porque ellos mismos son incapaces de deshacer el nudo gordiano que hay en el interior de esos presupuestos y, por tanto, también en los resultados contables posteriores. Para más INRI, este inservible tribunal de cuentas tiene una enorme asignación de recursos financieros dentro de esos mismos presupuestos... ¿Creen de verdad que entre bomberos van a pisarse la manguera?
Así pues, de los valores contables ofrecidos por el Estado no podremos fiarnos nunca. De ellos solo podremos saber unas pocas cosas. Sabremos el dinero que los quitan y que nunca es el que ellos dicen, si no el que a nosotros realmente nos duele al salir de nuestros bolsillos. También podremos conocer el que vamos a recibir y que siempre es inferior al presupuestado. Y finalmente, podremos tener la seguridad de que en ese enorme agujero negro que es la administración central, se ha perdido gran parte de lo que tantos esfuerzos nos costó, pero que realmente no será de provecho para nada útil.
Y este es el drama de la falta de trasparencia. Pero el drama de esta realidad es que, aunque sea a menor escala, esta misma tradición se está trasladando hacia el resto de administraciones y empezando por un ente no menos absurdo y anacrónico como el de las diputaciones provinciales.
No sé si algún día saldremos de esta crisis, pero la trasparencia sería un paso muy importante para lograrlo.
Entre tanto, para cualquier tema, toda afirmación en un sentido u otro es indemostrable si entra en juego el tema económico. Incluido el de la Independencia de Catalunya. Con las actuales informaciones económicas es imposible que nadie establezca planes de viabilidad o de inviabilidad... pero lo peor es que, en caso de que Catalunya optara por no independizarse existe exactamente la misma información para confirmar si eso es viable o inviable. Y el que pretenda hacer afirmaciones rotundas, en un sentido u otro, miente. Así que, en último lugar, a los catalanes (como al resto de españoles) solo les queda hacer lo que les dicte su corazón.
               


jueves, 10 de octubre de 2013

¿Fachas? ¡No , gracias!


En Barcelona el 12 de Octubre es uno de esos festivos de libre disposición por parte de los comerciantes en que estos pueden abrir, pero de año en año son cada vez menos los que abren. La cuestión es que los comerciantes pueden tener mucha disposición, pero no así los ciudadanos que evitan, en la medida de lo posible, salir a la calle ese día para evitar encontrarse con las hordas llegadas allende de toda España con el único fin de gamberrear y cometer tropelías en la Ciudad Condal, enfundados en una sabana con símbolos “preconstitucionales” (fachas para quien no le vayan las ambigüedades literarias).
De este modo, lo que tenía que ser un día de negocio igualitario, a pasado a serlo solo para las grandes superficies que se pueden permitir un sistema de seguridad propio que ahuyente a los fachas violentos de sus comercios.
En los últimos años la presencia de los Mossos d’Esquadra ha evitado grandes desmanes, sin embargo esta vez, con una exagerada y poco adecuada presencia de Policía Nacional, no dudamos que los grupos antifascistas, en especial los de origen anarquista (sustrato natural de esta ciudad), saldrán a hacer frente a posibles grupos de fachas provocadores. Espero equivocarme, pero si sale la Policía Nacional a las calles (con su parcialidad desmesurada), el caos puede estar garantizado. Creemos que el Gobierno Central, con esta actitud tan poco ecuánime y tan irracional, solo pretende desestabilizar la paz ciudadana que reina provocadoramente en una Catalunya altamente reivindicativa.
Así que, si el sábado pasa algo, pregunten a Fernández.

La imagen que aparece en este artículo, como no, está extraída de “El Jueves”.

martes, 1 de octubre de 2013

Pescar la Independencia








Cuando era un chaval mi tío me enseñó a pescar. Me enseñó a montar la caña, el sedal, los plomos y el anzuelo. También me explico cuando era necesario poner la boya y cuando no. Como todo chaval, solo me sentí interesado por la pesca con las cañas más grandes. Porque en ellas se armaban los anzuelos mayores que era sinónimo de peces más grandes. Pero solo una vez viví el ejemplo de pescar un hermoso pez de más de dos kilos. Aquel día me enseñó la verdadera técnica de la pesca cuando el pez, que está en su medio natural, posee una gran fuerza.
Lo más importante para el pescador es que el pez no se suelte del anzuelo, pero en contrapartida esté se moverá agresivamente para desprenderse de él. Por ello, el pescador deberá dejarle sedal y permitir que este se mueva sin pegar tirones. Cada vez que el pez se siente liberado sin estarlo, el pescador debe recoger hilo hasta tomar contacto con el pez. Sin duda, la molestia de este tirón, en que el pescador puede ganarle algún metro de hilo, hará que el pez vuelva a moverse violentamente y, de nuevo, el pescador deberá ceder hilo a fin de que este no tironee.
Este proceso es una prueba de paciencia para el pescador que durante un buen rato cederá mucho más hilo del que recuperará. Pero poco a poco el agotamiento irá venciendo al pez y este estará más cerca de ser pescado.
No fue el caso de mi tío cuyas cañas de playa solo estaban pensadas para doradas y lubinas, pero la pesca en alta mar, donde pueden atraparse, con los aparejos adecuados, peces mucho mayores que el propio pescador, no difiere demasiado en cuanto a la técnica. El problema aquí es que los aparejos han de ser más fuertes y la paciencia y habilidad del pescador mayores.
Personalmente, jamás he podido poner en práctica lo que me enseñó mi tío, seguramente erré en alguna de las primeras lecciones que me enseñó, porque nunca he logrado que pique un solo pez, así que difícilmente podía poner en práctica la técnica descrita.
Después de años de frustraciones marinas, creo que he encontrado el tiempo y el lugar donde aplicar las técnicas con que me adiestró mi tío.
El gobierno español es un gran pez, un gran tiburón blanco o posiblemente una cría de Magalodón enfurecida. Nuestra pesca ha de consistir en lograr independizarnos de su tiranía. La caña y el anzuelo hace tiempo que alguien las puso en juego y el gigante, hasta ahora, se ha movido sin problemas con el anzuelo metido casi en sus entrañas alimentado con trozos de nosotros mismos sirviendo a un tiempo de cebo y alimento. De como dirimamos el proceso de pescar nuestra independencia, dependerá que la logremos o que el monstruo nos coma para siempre. Puede que nadie se haya percatado de ello, pero esta vez la lucha es a muerte y, en este ámbito de cosas, hoy por hoy, se juega más el pescador que la presa. Porque de tiburones aún quedan, pero este pescador es irrepetible.
Y el monstruo se agita salvajemente, se alimenta del brazo de nuestra cultura, de los impuestos, las pensiones, la educación, los derechos elementales, la sanidad... y encima se atreve a insultarnos, a enviarnos sus sicarios para apalear a nuestros hijos, nos obliga a marcar nuestro territorio con sus símbolos y nos acusa de incumplir la ley del mar, donde el pez grande se come al chico. Pero nosotros debemos darle sedal y marcar un límite en el carrete... ¡Hasta aquí! Y después dejar un poco más para que el bicho se calme y... entonces tirar... tirar tan rápido como podamos, tan fuerte como se nos permita, hasta obligar al monstruo a moverse sin sentido y ... entonces darle de nuevo sedal y que cometa sus nuevos errores, pero ya no debemos alimentar más al monstruo. Dejemos que diga lo mal que estaremos lejos de sus fauces y fuera de la seguridad del mar; dejemos que muerdan a Gibraltar y a Gran Bretaña, que se pongan en ridículo, que muestren su saña a los pocos que aún creen aquí en el bicho... que se muerdan la cola... Y en el próximo tirón tal vez lo saquemos hasta la orilla.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Manipulación del lenguaje y neoliberalismo.



Actualmente y más concretamente en España, la manipulación del significado de las palabras ha adquirido un tinte político orientado a beneficiar a unos y perjudicar a otros. El procedimiento es sencillo, alguien, con un interés muy determinado, adapta el significado de una palabra, ya sea sesgándolo o inventándolo totalmente, y genera un discurso para alimentar esa adaptación al nuevo significado. A continuación ese nuevo término debe ser aprobado por sus allegados políticos y, a continuación, la prensa afín lo lanza machaconamente hasta que las masas no entienden otro significado.
Esto, en los últimos años, se ha llevado a cabo de forma tan machacona que, algunas palabras, hay personas que no son capaces de recordar que hace muy pocos años tenían un significado totalmente diferente.
Quien dice palabras también dice familias de palabras. Porque en ocasiones, de una misma raíz han evolucionado palabras con significados contundentemente diferentes, sin embargo, cuando a estos manipuladores del lenguaje les parece interesante, se reagrupan todas las variantes que a ellos les interesan y las asocian al significado de la palabra que a ellos les parece más útil a sus propósitos.
Llegados a este punto seguro que todos conocemos unos cuantos ejemplos, no en vano la derecha española, que en este ámbito posee más poder que nadie, ha estado muy prolífica durante la última década y media. Eso no quiere decir que las demás fuerzas hayan escatimado esfuerzos en este campo, pero tenemos que rendirnos ante la contundencia de los medios de comunicación de la nada conservadora (lingüísticamente hablando) derecha española.
Como no, la palabra elegida para ilustrar este artículo va a ser “nacionalismo”.
Esta palabra, hasta hace un par de décadas, estaba enraizada en los valores del ejército franquista por extensión de una serie de términos que partían del llamado “Bando Nacional” o a sus miembro conocidos como “nacionales” en que se encuadraban a franquistas, católicos, aristócratas, monárquicos, fascistas, carlistas y algún que otro antirepublicano de carácter indefinido. La supuesta característica principal de esta coalición bélica (o más bien el supuesto pegamento de este grupo heterogéneo) era su nacionalismo español, aunque todos sabemos que detrás solo había un interés económico y una desmesurada ansia por recuperar el poder perdido con la abdicación de Alfonso XIII. Sin embargo se vendió la gloria de esta denominación hasta que, con la llegada de la llamada Transición, el término se desgastó rápidamente entre las voces de bar y los gritos de las manifestaciones. Si el franquismo había introducido un halo de terror a las palabras “rojo” y “comunista”, los primeros años de libertad para hablar habían asociado a los nacionales con Falange, el fascismo y una imagen de Franco muy alejada (y más real) de la que durante 40 años habían pretendido inculcar las autoridades. La recuperación de las imágenes del dictador saludando a Hitler en Hendaya que se habían escondido durante los últimos años del franquismo, terminaron por dar forma a todo esta nueva visión del término.
Sin embargo, mientras el bando nacional recuperaba su verdadera imagen, la palabra “nacionalismo” y sus hermanas “nación” y “nacionalista”, a penas se veían afectadas porque el franquismo había desarrollado en sus últimos años otro término más cercano y castrense: “patria”, con sus derivaciones “patriotismo” y “patriota”. Tanto es así que la gente al ver a esos individuos que se desvivían por la bandera bicolor franquista, ahora la monárquica, pero que miraban por encima del hombro a un pueblo “soberano” al que en privado llamaban chusma, ese mismo pueblo les llamaba a ellos “patrioteros”. Así se acuña el término “patrioterismo”, enraizado en la misma “patria” que sirvió de inspiración a los otros.
Pero si de entrada las derivaciones de “nación” se salvaron en un principio, qué la hizo de nuevo objetivo de los cambios más tarde.
Bueno, como hemos visto, en los inicios de la actual etapa postfranquista, era el pueblo el que adaptaba el significado de las palabras. La gente estaba cansada de hablar en voz baja y, en cuanto pudo, dio rienda suelta a la palabra libre y desatada, con lo que el lenguaje adquirió, por un tiempo, una viva faceta de adaptación a la filosofía de la calle. Por desgracia, los medios de comunicación, auténticos profesionales de la palabra, descubrieron la fuerza de aquellas transformaciones, de ahí a pulsar esa tecla para modificar las opiniones, solo había un paso; pero como, además, los medios de comunicación necesitan grandes inversiones de dinero y este solo puede estar en manos  de los ricos que, por lo general, comulgan más con las posturas de derechas que con las de izquierdas… Bueno, con todas estas claves pueden terminar la frase ustedes mismos.
Sin embargo, aún debieron pasar muchos años para que la palabra “nacionalismo” fuese usada en tono despectivo.
Para entender esto debemos volver a la lista de las corrientes ideológicas que apoyaron a Franco en su cruzada por “liberar España” y veremos que faltan dos grupos esenciales para entender al grueso de la derecha española actual: Los conservadores y los neoliberales.
Los conservadores sí existían en aquellos tiempos, pero no todos estuvieron con los rebeldes, es más, algunos de los que si lo estuvieron, tras los primeros “años triunfales” de brutales persecuciones a los vencidos, decidieron exiliarse, como sucedió con el líder de la CEDA, Gil Robles. Y es que entre el conservador tradicional puede guardar un cierto grado de espíritu democrático, aunque, como también pudimos ver, puede ser superado por sus posturas inmovilistas.
Los conservadores de hoy no se diferencian en nada de los de ayer y, supongo, tampoco lo harán con los de mañana, por eso se les llama conservadores. Dos ejemplos claros, aunque de diferente orientación dentro del conservadurismo, son Herrero de Miñón y Álvarez Cascos. Como diría cierto entrenador de fútbol, no hace falta decir más.
El otro grupo son los neoliberales, y estos si que no existían en tiempos de la Guerra Civil. Por aquel entonces existía otro grupo que podía marcar su origen, pero que no tienen que ver nada con su actual forma. Hablamos de los “liberales”, que mayoritariamente se alinearon con la República (de hecho también fueron el origen del republicanismo y gran parte de los nacionalismos vasco, gallego, catalán y andaluz). No en vano liberalismo y conservadurismo habían sido las tendencias políticas que se apoltronaron y alternaron en el poder antes de la dictadura de Primo de Rivera.
Sin embargo, aún partiendo de esas cañas, es a partir de los años 70 que, gran parte del liberalismo adquiere tintes económicos alimentado con las teorías de la escuela austriaca, aunque, eso sí, introducido y manipulado por la tristemente famosa escuela de Chicago.
Como ya he explicado alguna vez, el liberalismo nos habla de un mundo en color rosa a través de la libertad total de los mercados, pero no nos advierte de que la proliferación del gigantismo empresarial distorsiona y corrompe los mercados e incluso se introduce en los gobiernos para imponerles sus reglas. Nace así el neoliberalismo como producto de la visión distorsionada de una utopía: el liberalismo económico.
Una vez creados los tentáculos de poder, el neoliberalismo se convierte en un sistema político antes que económico. Las bases del neoliberalismo son el beneficio personal, el control del poder por encima de todas las cosas y una camaleónica hipocresía necesaria para manipular todos los artilugios para alcanzar y mantener el poder, y especialmente las democracias.
La llegada del neoliberalismo vuelve a servir de pegamento para unir a todas las facciones de la derecha (y no solo en España), no negándose ninguna herramienta para alcanzar sus objetivos, tanto políticos como personales. También podemos entender esta corriente filosófica como el final de capitalismo, al que también han destruido.
Toda una vida viendo películas donde las fuerzas de la oscuridad pretendían adueñarse del mundo, para que un héroe nos salvara en el último instante, y ahora que han llegado las verdaderas huestes del mal, no vemos a ese héroe por ninguna parte.
Pero no adelantemos acontecimientos y volvamos a Mayo de 1983. Cuando la izquierda, a través del PSOE ha ganado las elecciones en España. Muy pocos nos imaginábamos entonces que aquel suponía el cambio entre el dominio de la derecha tradicional franquista y la del neoliberalismo que se iba a colar, poco a poco, por todas partes.
Porque sí, el PSOE era entonces un partido de izquierdas, aunque hacía poco que había renunciado a su marxismo, pero la llegada al poder les enfrentó con el mundo entero. Felipe González, en seguida, voló a Washington para reunirse con miembros del gabinete de Ronald Reagan y apaciguar los ánimos ante la llegada del peligro rojo al poder en España. No sé si esas reuniones pusieron las bases para que España entrara en la OTAN, pero el caso es que después de varios años diciendo “no a la OTAN” el PSOE marcó su primera deriva hacia la derecha en la firma de ese tratado.
Bueno, el tema OTAN contiene una falacia generada por el tiempo, pero lo cierto es que España solicitó su ingreso en 1981, con la UCD en el poder y con la oposición del PSOE. El PSOE lo que planteó fue un engañoso referéndum sobre la permanencia, ya que después de años diciendo no a ese tratado, de repente orientaba al pueblo que votara “SÍ” en ese referéndum. De todas formas lo que nos interesa no es la OTAN ni el referéndum, sino ese cambio de actitud producto de filtraciones e influencias de ese otro verdadero poder circulante.
Quien no recuerda al ministro de economía Miguel Boyer que nacionalizó Rumasa y que, años después, se convirtió en el presidente de Banesto y otras empresas hasta acabar como uno de los defensores del “liberalismo” y encuadrado en la fundación FAES ligada al entorno más neoliberal del PP.
De igual manera que Miguel Boyer ha atravesado las barreras que le hicieron pasar de ser el economista que llevó a cabo la primera nacionalización empresarial con Rumasa a un neoliberal con carné, todos aquellos esperanzadores políticos de la izquierda fueron quemando fases mientras el neoliberalismo quedaba patente en sus acciones políticas.
En 1996 el PP de Aznar gana finalmente las elecciones y con el apoyo de CiU y PNV instaura un régimen liberal, según ellos, y plenamente neoliberal, según sentimos en nuestras carnes hoy por la deriva que tomaron sus acciones de entonces.
Cuando el PP llega al poder solo hacía unos pocos meses que la economía española había retomado su senda de crecimiento tras la crisis del 1993. Una recesión económica de las que debimos aprender mucho, pero que no aprendimos nada. La llamada burbuja olímpica o de la Expo, nos había lanzado a construir por encima de las necesidades del país y en cuanto quedó atrás la fuente de actividad que generó toda esa acción, la economía se había desmoronado. Afortunadamente muchos sectores habían quedado sin tocar igual que muchos entendieron que gran parte de la actividad, sobre todo los índices de construcción, eran algo eventual y se habían preparado para ello. Con todo, el grueso de la crisis se había alargado hasta 1995 apoyado por algunos escándalos políticos que hoy parecen casi de juguete comparados con los del momento.
¿Bueno, y que tiene todo esto que ver con la manipulación del lenguaje?
Como ya hemos dicho, la actividad política es la fuente generadora de ese fraude con las palabras. Un Gobierno que tiene mucho que esconder es la mayor fuente de esa tergiversación intencionada de los términos, pero, como también hemos sugerido, esa malversación de los significados no cobra fuerza o se homologa, hasta que los medios de comunicación extienden ese significado, generalmente por subjetivación.
La doble crisis, económica y política, con que tuvo que enfrentarse el PSOE, fue una fuente aparentemente inacabable de “reformas lingüísticas” ideadas para protegerse, pero ya dejamos intuir que la mayoría de esos medios de comunicación comulgaban más con las tesis de partidos más a la derecha (todo y que tras la crisis el PSOE ya no era un virginal partido de izquierdas y que sus tesis neoliberalizadas había traspasado, por mucho, las fronteras de la derecha). Por eso, mientras el PSOE creaba un nuevo idioma cosmético que disimulaba las arrugas de su gestión, la poderosa maquinaria de la derecha abría brechas lingüísticas en la concordia del país para hacerse sitio. Así, mientras el PSOE tapaba el escándalo del GAL, el PP se ensañaba con el país vasco haciendo equivaler ese gentilicio al término etarra. Puede que hoy nadie lo reconozca, pero yo he escuchado a personas, sospechosas de votar al PP por aquel entonces, decir sin rubor que los vascos eran unos etarras… a Federico Jiménez Losantos, entonces baluarte de la COPE y martillo de herejes, también se lo he oído.
Sí, fue esa la época en que se manipuló el significado de la palabra “nacionalismo” para meter en el mismo saco al partido que en Euskadi podía hacer sombra al PP  desde la derecha: el partido nacionalista vasco (PNV). Así fue como el nacionalismo empezó a ser malo. De nada sirvió decir que el PNV no era HB porque por aquella época había un señor, que era un terrorista “arrepentido” del grupo terrorista GRAPO, que le dio por empezar a escribir sobre historia. Como este señor tan arrepentido tenía sus musas en los medios de comunicación que le daban de comer, hizo del PNV su fuente de inspiración y buscó la vida y milagros de su fundador, Sabino Arana, y que el mismo se encargó de decorar, sin tener en absoluto en cuenta el tiempo y los lugares donde vivió esa persona, pero convirtiéndole en un monstruo que justificaría, décadas después de su muerte, la rebelión franquista.
No sé si fue la mano de este historietista (palabra inventada por los historiadores profesionales para llamar despectivamente a estos autodenominados “historiadores revisionistas”) o solo el resultado de sus indicaciones, quien asoció los términos nacionalismo y nazismo, pero cuando en 1996 el PP ganó sus primeras elecciones, esa sociedad ya empezaba a derivar en manipulaciones peores. Porque el PP, señores, nunca dudó en usar el odio y el rencor de los españoles de un lugar contra los de otro, como argumento para ganar votos. Y alguno me dirá que eso no es  neoliberalismo y solo es mala leche, pero se equivocará. Tenemos ahora que recordar que el neoliberalismo es una filosofía destinada a lograr el beneficio propio, sin importar a qué o quien se afecta y haciendo ver que la razón es otra. Ya sé que alguno podría decir que entonces Göering fue el padre del neoliberalismo… y tendría razón.
Lo cierto es que a mediados de los 90, la palabra “nacionalismo” empezó a tener unas ciertas connotaciones negativas, pero con el único objetivo de desprestigiar a todo aquel que no estuviese de acuerdo con las premisas centralizadoras de los de siempre. Por supuesto se tuvo mucho cuidado en desarraigar el término de esa idea centralizadora, aún corriendo el riesgo de verse atrapados en el término “patriota” que era un eufemismo aún más desgastado.
Las elecciones del 96 fueron tuvieron una actividad aterradora en cuanto a la manipulación del leguaje. Unos intentando justificar cosas que ya no se podían justificar y otros intentando convertirse en la opción a base de denigrar a quienes pudieran hacerles la competencia. Por primera vez el nacionalismo vasco, catalán, gallego… incluso andaluz, eran los enemigos de la España democrática. Jamás reconocerían que precisamente la tolerancia e instintos democráticos de la mayoría de esos nacionalismos  habían hecho posible que España tuviese la apariencia de democracia en los años anteriores, eso no les importaba. Ni siquiera cuando el PP necesito de CiU y PNV para gobernar, se pidió perdón o se rectificaron los argumentos, solo se negó hipócritamente haberlos usado mientras la prensa afín seguía machacando con el mismo disco.
Tras 17 años de depurado uso algunos ya no recuerdan cómo nació esa manipulación de la lengua. De hecho he llegado a escuchar a algunas personas (más de una) decir que el diccionario de la RAE equivale los términos nacionalista y nazi. Realmente haría risa de no ser que al final supone una barrera entre seres humanos que ya no pueden entenderse porque les han robado las palabras. Ahora mientras uno dice algo que le parece lógico y que cree perfectamente inteligible, el otro recibe un brutal insulto que no se atiene a la realidad. Si la conversación sigue usando y abusando de esas palabras a las que se les ha introducido ese veneno… hablando ya no se entiende la gente.
A los que saben lo que significa realmente la palabra nacionalista y a los que lo reaprenden ahora, solo les diré que no admitan jamás afirmaciones como la que escuché hace unas semanas:
“El nacionalismo tiene connotaciones negativas en todo el mundo, menos en Cataluña”.
Señores, no dudo que existan algunos lugares en el mundo en que el nacionalismo, por cuestiones particulares, tenga unas connotaciones negativas, ahora bien, la creencia en esa “verdad absoluta de la irracionalidad” eso solo ocurre en nuestro país. Pregúntenle a un ruso sobre el nacionalismo y evocará la época en que las artes de su país destacaron, especialmente en música, con mayor brillantez; pregúntenle a un argentino, a un brasileño, a un norteamericano (y eso a pesar de que existen muchos trabajos en lengua inglesa que han denigrado los nacionalismos, pero al final esa es la base en que se sustenta la “nación americana”)…
Solo les pido, cuando busquen esta u otra palabra en el diccionario, que se atengan escrupulosamente a su significado y no se dejen influir por la deriva publicitaria de muchos textos.

Imagen tomada del blog escritoresadventistas.blogspot.com


viernes, 30 de agosto de 2013

Donde nace el sentimiento


El nacionalismo unionista ha fabricado, el solito, más de un 20% de los nuevos independentistas. En este ámbito se lleva la palma el diario “La Razón”, que se reparte gratuitamente en muchos lugares y que ha lanzado una campaña de completa enajenación contra todo aquello que ellos creen importante para Catalunya (poco importa que represente a la Catalunya independentista o a cualquier otra, porque ellos ignoran la variedad tan amplia de catalanes que existen).
El ejemplo más hilarante es el de la ya famosa “Vía Catalana”. Primero la llamaron acto contra las libertades, pero al tiempo llamaron acto de libertad la contramanifestación que en pleno 11 de Septiembre pretenden hacer un grupo de unionistas (sin duda los más fachas del reino) intentando envolver la simbólica Sagrada Familia. Aún a sabiendas que la Vía Catalana pasa tocando y va a tener una extensión de unos 300 kilómetros. Algo así como mostrar el orgullo de un asteroide frente al Sol. Personalmente pienso que, llamar ejemplo de defensa de libertades a unos exaltados que con banderitas españolas van a intentar provocar a las familias que festejarán el 11 de Septiembre en la Vía Catalana, es un ejemplo brutal de manipulación.
Siguiendo con la Vía Catalana, el mismo medio subversivo de la derecha española se fija en la petición de la ANT para lograr voluntarios que se desplacen hasta las tierras de Tarragona, mucho menos pobladas, y cubran huecos en 159 tramos. Eso fue hace una semana y ahora la ANC solo necesita cubrir huecos en 90 tramos de 200 metros. Sin embargo esta petición servía al diario para decir, en titulares, que la Vía Catalana ya era un contundente fracaso. Por supuesto “La Razón” obvia el hecho de que dos centenares de periodistas de medio centenar de países ya han pedido sus acreditaciones para cubrir el evento, lo que en sí ya supone un triunfo, y eso aunque aquellos 159 tramos finalmente estuviesen desiertos.
Pero los incansables pupilos de Marhuenda, siguen trabajando con el microscopio para inventar sus titulares. El último fue intentar sacar partido a toda portada, de una de las muchas camisetas que se lucirán en la Vía Catalana y cuya etiqueta reza “Made in Morocco”. Se me hacía difícil saber como podían presentarlo contra Catalunya en general y contra el independentismo en particular, pero por absurdo que pudiera parecer, logran hacer un titular de portada solo con eso.
Pero “La Razón” solo es una de muchas de las voces que gritan desquiciadas contra el independentismo y a su pesar son fábricas de nuevos independentistas. Este periódico no se diferencia demasiado de esos vídeos, la mayoría un poco “canis”, que aparecen en You Tube cada vez que pones “Cataluña” en el buscador. En la mayoría solo escuchas insultos y en los pocos que pretenden ser serios ves a alguien que expone datos aparecidos en el diario anterior o medios similares, sin ningún tipo de razonamiento y que tratan como verdades absolutas creyendo convencer a alguien de algo con ello… bueno, sí, a mi me convencieron de justo lo contrario de lo que pretendían. El problema es que fuera de Catalunya muchos les dan tanto crédito que, hasta la sesuda e inteligente Lucía Etxebarria, que jamás acostumbra a dejar cabos al viento, pues se ve afectada por uno de esos argumentos en su libro “Liquidación por derribo” (a pesar de ello estoy en la obligación de recomendar el libro porque, en general, lo merece).
No sé si fue fruto de ese dejarse llevar por el entorno o un mero ejemplo de pedantería pretendiendo decir a los catalanes como debía sentirse porque ellos lo saben todo, pero hace algo más de un año y medio, un centenar de intelectuales, de esos que antes creía más liberales, firmaron un manifiesto contra (me gustaría subrayar esta preposición) el independentismo que a un tiempo negaba  la mayoría de reivindicaciones de los catalanes y, sobre todo, esos continuos actos de acoso y derribo contra todo lo que sonara a catalán. Me recordó tanto a aquel texto inventado sobre los Sabios de Sión y que terminó ayudando a los súbditos de Hitler a participar de la “Solución Final”. Es curioso que sea tan fácil ver el racismo de la sociedad contra alguien que tiene un color de piel diferente, pero que difícil es cuando se lleva a cabo contra conciudadanos de siempre que creían tener el derecho a ser diferentes y mantenerlo junto a una igualdad del resto de derechos. Pero no, un catalán tiene menos derechos que cualquier otro español y encima se ataca a su identidad de todas las formas posibles. Si esa no es una razón necesaria y suficiente para reclamar la independencia, entonces no puedo entender como este mundo no está formado por una única nación y que habla exclusivamente la lengua indoeuropea original.

Pero no todo son cardos en este jardín. Imbéciles los hay en todas partes, en España y en Catalunya, pero gente que intenta entender a los demás y por la que vale la pena ir de uno a otro lado arreglando las cosas, también. De todas formas, los continuados esfuerzos de los diferentes gobiernos por utilizar a los catalanes para tapar ellos sabrán qué, y el uso de la catalanofobia para ganar votos, han llevado al pueblo catalán a una situación insostenible. El tema es, sin duda, mucho más extenso, y la crisis ocupa un lugar central en todo ello, tanto como la tradicional opacidad de las cuentas de las administraciones españolas, pero al final solo importa una cosa: Catalunya no se siente querida y los que deberían intentar que no fuese así son los máximos responsables de ese sentimiento. No se puede generar afección con las amenazas y el miedo, así que, aunque lo que se planteara a los catalanes fuese un futuro miserable en solitario, terminaría por parecer una alternativa mucho más atractiva que el presente… Así que si encima las perspectivas son mejores…

martes, 9 de julio de 2013

Conversación en el patio de luces


Conversación escuchada por los patios de luces (el patio es de luces, los que conversaban no tanto):
Mujer: Según un análisis aún no saben si el catalán es un idioma.
Hombre: ¿Qué me dices?
Mujer: Si los estudiosos aún están estudiando de dónde sale ese idioma tan raro.
Hombre: ¡Anda ya! Pero si el catalán se habla desde hace millones de años…
Lo dramático de esta conversación es que el citado patio de luces está en plena ciudad de Barcelona.
Para que unos y otros lo tengan claro, el catalán sí es un idioma y nada modesto pues, aunque solo sea en teoría, es hablado por cerca de 10.000.000 de personas, que frente a los 850.000.000 del mandarín o los 400.000.000 del castellano, puede parecer una cifra pequeña, sin embargo, frente a lenguas que parecerían muy importantes el catalán resulta serlo más:
-Danés: 5.500.000.
-Finés: 5.500.000.
-Gaélico (en sus diferentes formas): 700.000.
-Griego (moderno): 12.000.000.
-Húngaro (magiar): 12.000.000.
-Noruego: 5.000.000.
-Romanche: 35.000.
-Sueco: 9.000.000.
Hay que señalar que en Europa son menos de una decena las lenguas que tienen más hablantes que el catalán y que en Internet es la lengua número 14 del mundo respecto a su uso. También hay que tener claro que en esos 10.000.000 no se están contando los hablantes valencianos que supuestamente se han “independizado” de su lengua madre.
Con esto queda claro, para los menos informados, que el catalán no solo ningún estudioso que se precie lo pone en duda como lengua, sino que además ocupa un lugar importante.
Es cierto que a raíz de las dictaduras centralizantes (primero la de Primo de Rivera y después la de Franco), se intentó acabar con la lengua y culturas catalanas, dentro de un programa de uniformización nacional que los más analfabetos del país pudieron asumir perfectamente. Así pudimos leer lindezas tales como la que aparecía en el diccionario de la RAE en 1972: “… el catalán es un dialecto del español…”
El diccionario de la RAE siempre fue una supuesta autoridad sobre la lengua castellana. Se supone que su lema es “limpia y da esplendor”, en su afán de limpieza aquí se limpió de un plumazo toda la historia de España, primero al llamar español al castellano, una asunción que tiene varios orígenes, pero que atenta frontalmente contra la pluriculturalidad de España. Y en segundo lugar acaba con mil años de historia al llamar al catalán dialecto del “español”.
Es curioso que aquella misma religión cultural del franquismo nos hablara hasta la saciedad de la unidad de España bajo los Reyes Católicos, y olvidara que Fernando tuvo que hablar catalán para dirigirse al Consell de Cent. Sin embargo la gloriosa Reconquista (que nadie tiene todo lo claro que debería en que consistió) es la que da lugar a ambas lenguas (castellano y catalán). Así el catalán aparece como una diferenciación del Provenzal, bajo las  influencias del sustrato ibérico y del árabe circundante, en la llamada Marca Hispánica que pone el reino franco como barrera a la invasión árabe, ahora hace unos 1000 años. Sin embargo, si hoy escucháramos algo de aquel protocatalán, tal vez no entenderíamos gran cosa. Por otro lado, los pocos textos escritos de la época seguían siendo en Provenzal o en Latín y realizados por los pocos individuos que eran capaces y que generalmente eran monjes. De hecho los primeros textos en catalán son “les homilies d’Organyà”, datadas a finales del siglo XII, tienen algo más de 800 años. Tres siglos después de la formación de la marca hispánica surge el primer texto que puede considerarse catalán, pero aún tardará mucho tiempo en convertirse en una lengua culta, y es que para ello primero las fronteras de los reinos árabes tendrán que alejarse de las residencias de la gente y permitir en esas zonas periodos de paz cada vez más largos entre invasiones y saqueos. Solo así la lengua substituirá al provenzal también en las relaciones oficiales y sus textos.
Bueno, antes de seguir, me gustaría hacer un inciso para que algunos lingüistas, acostumbrados a hablarnos del origen latino de casi todas las lenguas peninsulares y aquello de los substratos, superestratos e influencias, no empiecen a tirarse de los pelos. Conocer qué se hablaba realmente en aquellos tiempos es algo que tiene un mucho de imaginativo pues, si bien hoy en día son raras las personas analfabetas que no saben escribir, en aquellos tiempos el simple uso mecánico de las herramientas de escritura ya era un arte vetado a la gran mayoría y, por ello, solo los más cultos eran capaces de dejar documentos que alcancen a llegarnos a nuestros días y, por supuesto, el latín, lengua protegida por la iglesia, el primer idioma usado. A continuación otras lenguas en continua transformación fueron apareciendo en los textos escritos hasta llegar a nuestros días. Pero creo que costaría explicar más de lo que algunos pretenden porque la lengua provenzal llenó la península de poesía y textos profanos en los primeros años de la Reconquista. Así pues, esta explicación no pretende substituir la explicación “oficial”, sino abreviarla e incluso simplificarla.
Paralelamente a la aparición de una Marca Hispanica avanzando hacia el sur por el este de la península, en el eje central de la misma, desde el siglo VIII, hay un importante avance desde Asturias hacia el sur. Su aislamiento de potencias diferentes a las árabes a las que supuestamente combaten, permiten desarrollar una lengua muy diferenciada: el astur. Lengua que con el tiempo llamaremos asturleonés, leonés o bable. Y hay que aclarar que, aunque es la raíz principal de lo que después será el castellano, aún está muy lejos de serlo. De hecho Castilla nacerá para proteger al reino de León del reto de “poderosos” reinos de la época, igual que la Marca Hispánica protegía a los reinos francos, desde algunos siglos antes, de las incursiones de partidas árabes, Castilla nace entre el siglo IX y X para proteger al reino de León de lo mismo, pero también de vascos, aragoneses y los primeros catalanes. Tanto Castilla como Catalunya nacieron como territorios fronterizos que fueron ocupados por intrépidos colonos y una aristocracia guerrera, muy belicosa, que difícilmente hubiera obtenido una mejor situación en los reinos más civilizados que les habían dado origen.
Digamos que el hecho de no existir grandes barreras orográficas que separaran el Reino de León del Reino de Castilla, hizo que la comunicación entre ambas fuese más fluida que la existente entre lo que quedaba de la naciente Francia y la ya plenamente escindida Catalunya. Por ello el nacimiento de la lengua castellana es más ambiguo que el de la catalana y así los primeros textos con una cierta diferenciación del leonés han sido aceptados como los primeros textos castellanos. Así que los códices burgaleses del siglo IX que se han dado en aceptar como los primeros en lengua castellana, son realmente una aceptación arbitraria.
Mientras las “Homilies” del siglo XI que se toman como origen del catalán porque aparecen como una lengua bien diferenciada de las conocidas hasta entonces, los textos de Burgos pueden ser tomado como una adaptación del leonés, aunque ya tenga muchas de las características que definirán al castellano del que ya no tendremos dudas en el S.XIII. Aunque hay que repetir que esa lengua podría ser muy anterior, incluso a los textos burgaleses o no, ya que hoy solo podemos hablar de los documentos que la historia ha permitido llegar a nuestro tiempo.
De cualquier modo, y a modo de respuesta a aquellos dos personajes que hablaban por el patio de luces, tanto el catalán como el castellano son lenguas, más o menos, milenarias y ya bien diferenciables, una de la otra, por aquel entonces. Posiblemente ambas fuesen descendientes del latín, pero sin duda el catalán se vio más influenciada por el provenzal y el castellano por un sustrato céltico. Ahora bien, la única certeza que tenemos son los primeros textos escritos y, estos nos muestran unas lenguas que hoy costaría relacionar con las modernas.
Ahora, después de esta parrafada, me cuesta entender como dos personas que hubieran podido abrir un libro o consultar en Internet la realidad (o más bien no) de sus afirmaciones, se permitieron hacer esos comentarios, voz en grito, para las orejas de todos. Si he de ser malpensado pensaré que la excusa cultural del soberanismo está detrás de sus palabras. Pues también voy a decepcionarles si les digo que la cultura tampoco es eso, puede que el tema lingüístico sea muy importante, pero la cultura también implica cuestiones mucho más sencillas como puedan ser una forma de pensar, de sentir o de vivir… ¿O esto aún es más complicado?


Imagen extraída de blog.globaliza.com