En 2003 el tripartito puso a Maragall como presidente de la Generalitat después de años y años de pujolismo. Era un importante cambio, pero que se tomó con cierta calma. Ya fuera la heterogenia del grupo que acababa de llegar o la aceptable situación económica de aquellos momentos, hicieron posible que la fraseología empleada en aquellos momentos no nos alarmara como hoy. Pero lo cierto es que ya en aquellos momentos tuvimos que escuchar el caso de las famosas facturas escondidas en los cajones. Aquel caso ya nos ilustró que quien marcha siempre afirma dejar unas cuentas muy saneadas y quien llega afirma que le han dejado una deuda de tres pares de…
Lo que sucede es que, a pesar de que dos y dos siempre serán cuatro, a la hora de hacer las cuentas parece que no todo cuenta igual. Está claro que en el último trasvase de poder en Catalunya también se obró ese milagro de los panes y los peces al incluir en las cuentas, como existente, un dinero que Madrid aún no había devuelto a Catalunya en función de los compromisos adquiridos. Por si fuera poco, gran parte de ese dinero estaba ligado a una serie de infraestructura que al amparo del factor crisis se decidieron suspender. Como consecuencia, el gobierno entrante se encontró con un agujero presupuestario que, estrictamente hablando, no podía achacar al saliente. Sin embargo, vivimos en un sistema político de alta competitividad y el equipo de Mas, sin pensarlo, quiso eludir su responsabilidad para con Catalunya y prefirió unas “cuentas claras” que le cubrieran las espaldas. Incluso contrato una cara auditoría para dejarlo claro Lo que no pensaron estas mentes preclaras de la política, es que estaban haciendo visible, fuera del país, hasta el último resquicio de nuestra economía y, con ello, entregaban e poder a los mercados sobre nosotros mismos. Mientras el mundo entero lleva a cabo una economía basada en la contabilidad creativa (incluso Alemania, recordemos cómo llegó al pacto del euro) ara que no se la coman los mercados. Nuestras derechas entrantes prefieren lanzar al viento mensajes de ruina financiera para llenar de mierda a quienes les precedieron. Si por ello el pueblo tiene que sufrir el ataque de la especulación financiera con paro, pobreza e incluso hambre, poco importa. Como dice el refrán, “vaya yo caliente y ríase la gente”.
Si Catalunya ya fue un buen ejemplo de esa irresponsabilidad verbal de los políticos, el colmo es sin duda el gobierno autonómico de Casilla La Mancha, donde la señora Cospedal ha dejado su economía en el lugar de la simple basura, eso sí, después de subirse el sueldo a ella misma y a todos sus subordinados directos de su propio partido. Así se demuestra que se además de irresponsable se puede ser cínico, solo hace falta que la gente pague, calle y a la hora de votar escuche más veces nuestras mentiras que las de nuestros adversarios. Para eso están los nuevos medios de comunicación privados (con Intereconomía a la cabeza) de los que Goëbels estaría muy orgulloso. Si Hitler hubiera contado con ellos, tal vez hoy sería el nuevo Jesucristo.
Digo esto porque si creen que Rajoy nos va a sacar de la crisis con su cambio milagro, lo tienen claro. De hecho a mí me preocupa lo que va a decir, o incluso inventar, sobre el contenido de los cajones que ahora encuentre. De su irresponsabilidad depende el verdadero futuro de nuestra economía. Y si no encuentra o no dice encontrar nada en los cajones, será capaz de asumirlo y reconocer que… ¡Al loro, que no estamos tan mal, hombre! ¿De verdad que con la que está cayendo va a ser capaz de reconocer que, en ese aspecto, Zapatero lo ha hecho bien? Eso aún está por verse, pero viniendo de donde viene yo no me lo creo.
Imagen sacada de www.mi-web.org
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