martes, 26 de julio de 2011

¿Qué aporta Ryanair?



¿Qué aporta Ryanair?

Ryanair es una compañía de las llamadas “low cost” y que nos aporta, especialmente, turistas de alcohol barato desde las islas británicas. Un turismo que en general degrada el nivel de apreciación de calidad, ya bastante deteriorado, de nuestras infraestructuras. Mientras París y EE.UU. extraen mucho dinero del turismo que les llega, en general, nuestro país saca muy poco. Nos hemos especializado en el turismo barato y en este aspecto las compañías low cost son perfectas: vuelos incómodos, con bajas garantías para el equipaje, pero precios muy asequibles… en principio. La lógica es que en la mayoría de países que se precian no aceptan este tipo de vuelos en los aeropuertos principales como el de Heathrow en Londres. Lo normal es que estos vuelos se desvíen hacia aeropuertos secundarios y peor comunicados como Stansted o Luton, ni siquiera Gatwick y menos el London City Airport. Pero en España le hemos abierto las puertas en “El Prat”, “Barajas”, “Valencia”, “Sevilla”… Así que no podemos esperar que se conformen con aeropuertos como el de Reus, Girona y menos aún Lleida. Siendo tan fácil y barato acceder a los aeropuertos bandera ya no les interesan los secundarios. Porque mientras Gran Bretaña se defiende con unas cuotas aeroportuarias elevadísimas en su gran sede de Heathrow, aquí operar desde Barcelona o desde Girona supone una diferencia económica insignificante. El problema es que AENA financia los costos de sus grandes aeropuertos con las cuotas de los pequeños, al parecer es parte de la idea de convertir a Barajas en el gran intercambiador entre Europa y América.
Ryanair luchará por su negocio y espera para ello una subvención de la Generalitat de Catalunya para mantener vivos los aeropuertos de Reus y Girona. En su lucha no dudará en saltarse los acuerdos estipulados ya que sabe el daño que puede realizar con su chantaje, sin embargo debe quedar claro que, más allá del mantenimiento de esos aeropuertos solo es capaz de aportarnos turismo basura que no enriquece para nada nuestra imagen. Como contrapartida, gracias, sobre todo, a la ubicación en las proximidades de nuestras grandes ciudades, se lleva pasajeros autóctonos hacia destinos extranjeros y beneficiando (solo en baja medida) a esos otros destinos contra el valor del turismo nacional.
¿Es Ryanair culpable de algo? No, al menos no de la situación actual. Es culpable de chantajear a las autoridades, de traer turismo basura, de mentir, de traernos a todos los borrachos de Europa a beber y vomitar en nuestras calles y playas… en definitiva, de rendirse a la avaricia suprema que parece ser norma en el actual sistema, pero de nada más.
¿Es la Generalitat culpable? Tampoco, salvo de no saber tratar la situación en su justa medida, apretar las teclas adecuadas, informar como es debido y "tener cojones".
¿Es AENA la culpable? Tampoco porque obedece absurdamente a un plan establecido por los gobiernos de Aznar y Zapatero dentro de un proyecto de comunicaciones establecido por los populares allá por el año 1997.
Entonces… ¿quién tiene la culpa? Pues la culpa es de los ciudadanos por votar a los cantamañanas de PSOE y PP, por usar los vuelos low cost desde aeropuertos como el de Madrid y el de Barcelona, por no reclamar por el mal servicio de nuestros aeropuertos, por permitir que el señor Fabra y otros como él construyan aeropuertos que van a estar infravalorados y por inhibirnos de las leyes, proyectos y normas que aprueban nuestros gobiernos y parlamentos y creernos a rajatabla lo que divulga el medio de comunicación de turno.

Imagen extraída de  hhtp://estrategiaseescribeconk.blogspot.com En ella quedan definidas las directrices de esta compañía.

sábado, 9 de julio de 2011

Rubalcaba intenta negociar con el movimiento 15M una nueva ley electoral... y se equivoca.



Rubalcaba crea un programa electoral con más de 9 meses por delante. Su propuesta estrella parece un guiño al movimiento 15M, pero tiene trampa. Una trampa que se vio dentro del propio movimiento de los indignados. Posiblemente, para muchos, parezca razonable la idea de las listas abiertas, pero resulta que en un sistema tan amplio nos vemos obligados a admitir el tema de las circunscripciones, y como todos sabemos esa fórmula, lejos de ser más representativa favorece más a las derechas. En el caso de Catalunya beneficiará, y mucho, a CiU. También beneficiará a PSOE. En el resto de España, aunque parezca increíble, el beneficiado será el PP, pero el PSOE no le irá a la zaga.
Después, Rubalcaba, para asemejar nuestro sistema al alemán, que dice gustarle mucho (esperemos que también le guste la construcción de una federación), quiere llevar los restos a una circunscripción nacional. Esto hará recuperar algo de su pérdida a IU, pero llevará los votos nacionalistas al saco de PP y PSOE. Está claro que la fórmula del ya ex vicepresidente no es verdaderamente muy representativa de la realidad social, más bien parece un subterfugio para mantener esa tendencia al bipartidismo cargándose, de paso, la rivalidad de las diferentes nacionalidades que posee nuestro Estado.
Ya explique en otras ocasiones que, a la hora de reunificar los votos que no dan acceso directamente a un escaño, debe tenerse en cuenta un principio básico de justicia: la distancia ideológica. No es lo mismo convertir el remanente de votos dirigidos a ERC en votos de IU que hacerlo en votos del PP. Entre un paso y el otro hay una sustancial pérdida de democracia. Por eso debo insistir en que el problema no es el método de voto, sino la distribución.
Para una correcta democracia las papeletas de cada partido deberían especificar los saltos, de partido en partido, que prefieren para trasvasar sus votos remanente en caso de no alcanzar el siguiente escaño. Esa fórmula también evitaría la creación de partidos fraudulentos con la intención de fraccionar un tipo de voto y permitir, gracias a la ley d’Hondt, aumentar las “sacas” de los partidos grandes y en especial el PP, sobre todo en la comunidad valenciana.
También habría que exigir la reducción de la barrera electoral que en la actualidad es del 5% y resulta excesiva.
Por último, para demostrar que las listas abiertas no son la solución deseada, el presidente Mas quiere instaurar ese sistema en las elecciones autonómicas españolas. También las elecciones al senado son abierta, sin embargo los electores, en un porcentaje que habitualmente supera al 95%, votan a los mismos candidatos que propone el partido al que han votado para el congreso. Está claro que no son las listas abiertas lo que nos aporta más democracia, sino el que todos los votos cuenten y valgan lo mismo. Para ello cualquier barrera que generemos, llamémosle así o llamémosle circunscripción, nos arrebata un trocito de verdadera democracia hasta llevar al poder a personas que realmente no nos representan.
Es cierto que un sistema más democrático hace más difícil alcanzar mayorías absolutas, pero… ¿no se supone que nuestro sistema es PARLAMENTARIO? ¿Tal vez hemos perdido la capacidad de dialogar y convencer con buenos argumentos?
Yo ya conozco la respuesta y os la contaré… pero eso será después de la publicidad.