domingo, 24 de octubre de 2021

El patio de los abusones

 

Un buen día en la tribuna de oradores del Congreso un reputado diputado del PAR, reconocido por su fina educación, estalló con un “¡váyanse a la mierda!”. A todos nos sorprendió el improperio, especialmente saliendo de la persona que lo había proferido. Se trataba de José Antonio  Labordeta. Meses después, cuando abandonó su escaño y supimos que tenía un cáncer terminal, nos contó de donde venía aquel grado de hartura que le llevó a soltar aquel improperio contra la bancada de unos diputados del PP que no se callaban durante su turno en el estrado.

Don José Antonio, cuando bajaba desde su elevado escaño hacia la tribuna de oradores, tenía que hacerlo por el pasillo que pasaba por aquellas bancadas de energúmenos y que le proferían insultos que no salían en ningún medio. Y el menos molesto era el de “rojo”. Estos individuos, que a menudo habían aprobado sus estudios (cuando los tenían), con la ayuda del enchufe (ahora conocemos mejor a los nuevos Casado, Ayuso, etcétera) y lucían currículos inflados desmedidamente, seguían comportándose como los abusones de un patio de colegio, pero que, en lugar de maltratar la educación, a la que ya mataron, ahora se cepillaban la democracia ensuciando con sus groserías el mismísimo Parlamento.

Esos abusones fascistas siempre han estado en todas partes, en todos los niveles de la administración, de hecho la mayoría de jueces de este país, están entre sus filas. Personajes que apenas hubieran tenido que ser mediocres abogados, ahora juzgaban en función de su peculiar ideología, adaptando la ley según les parecía el acusado. Pero esto jamás hubiera tenido importancia si los señores Pujol y Ardanza no hubieran abierto la puerta a Aznar para que colara a toda esta purria en los niveles más elevados de todas las administraciones. Cuando el PP dejó la Moncloa en 2004, el mal ya estaba hecho y los abusones de los que hablamos (no solo los del parlamento) ya se habían adueñado del país entero. Todo lo que después ha ocurrido nació de aquel lamentable error del PNV y CiU. Si los franquistas nunca habían tragado ni a vascos, ni a catalanes, ¿por qué habían tenido que abrirles las puertas del gobierno?

Eso poco importa ya, la cuestión es que están en todas partes y al PSOE no parece importarles. De hecho le molesta mucho más que los catalanes se hayan hartado definitivamente y quieran librar del presidio en que se ha convertido España.

Decía en una entrevista Joan Tardà, que a él también le había pasado en alguna ocasión lo que a Labordeta, pero que no todos en el PP eran así. Se pudo entender, aunque él no lo dijera, que muchos diputados del PP no son verdaderos políticos, solo son individuos que están ahí para calentar un escaño, votar lo que les dice su partido y llevarse una morterada de dinero a casa. Muchos de esos individuos son incapaces ni de saber comportarse. Desgraciadamente hoy, con la llegada, primero de Ciudadanos, y luego de VOX, estos individuos que solo están para abrir la boca para comer e insultar, han ido en aumento con la intención de asesinar el poco parlamentarismo que queda. Otra cosa que comentaba Tardà era que los insultos también los había tenido que escuchar en las calles de Madrid, pero que estos se habían visto compensados por los saludos de ciudadanos que, incluso, le habían pedido hacerse selfis con él, contándole cosas como que su abuelo había luchado por la república o alabando su trabajo en el parlamento. Según Tardà había valido la pena.

En cualquier caso, las palabras de Tardà confirmaban la existencia de estos abusones de patio de colegio en el parlamento. Unos abusones que se vieron amedrentados por la llegada de un diputado de Podemos, con dos metros de altura, rastas y la imagen de uno de los malotes de Tarantino. Y es que para las primitivas mentes de esos abusones, Alberto Rodríguez les intimidaba tanto como ellos pretendían intimidar a los demás. No es por ello tan extraño que hayan recurrido a sus matones de fuera del parlamento, en la policía y la judicatura, para acabar con él. Y es que los matones son tan simples que también se les huele el miedo.

Lástima que en el PSOE aún estén haciendo el canelo y la señora Batet haya cedido a la primera de cambio a las presiones en el patio de los abusones.

jueves, 21 de octubre de 2021

¿Qué es la democracia?

 

La democracia es, por definición, el gobierno del pueblo. Y, por muchas vueltas que le queramos dar, esto es algo muy concreto. Ya sé que desde la invención del término, en la Grecia clásica, se ha venido teorizando sobre ello. Los mismos filósofos Platón y Aristóteles trabajaron ese término político, a mi modo de ver, para devaluarlo.

Todavía en nuestros días hacemos clasificaciones de democracias o sistemas democráticos como si eso fuse posible, cuando en realidad nos están hablando de grados de acercamiento a una verdadera democracia. Lo que me llega a preguntarme si existe realmente alguna democracia auténtica. Términos como democracia indirecta o representativa, democracia participativa, democracia directa, democracia líquida, democracia continua, o el más divertido, inventado por Franco para ocultar su régimen criminal: democracia orgánica; todos estos términos que incluyen la palabra democracia, solo nos ocultan que el pueblo, o una parte de él, son privados de su derecho a verse verdaderamente representados en las decisiones políticas que son de su interés.

Pero, si aceptáis esta versión, supongo que os surge la sana duda de pensar que, tal vez, no exista una forma real de implementar una verdadera democracia.

NOTA:  Antes de seguir hay que dejar claro que, aunque República y Democracia no son sinónimos, las mal llamadas Repúblicas que no vienen avaladas por un sistema que pretende ser democrático, no pueden ser llamadas auténticas repúblicas, ya que el término de origen latino  también indica que debe ser del pueblo (res publica: lo público). Por otro lado, una democracia que no venga amparada por un sistema en que su jefe de Estado no sea de elección popular, ya posee una carencia básica en lo que respecta a su definición como tal. Así pues, República y Democracia deben ser, por definición, términos inseparables. De todas formas, aunque un sistema de gobierno venga amparado por estas dos palabras, aún tendrá que cumplir muchos más preceptos para ser el verdadero gobierno del pueblo.

Como yo también comparto las dudas que os he inducido, vamos a buscar las fórmulas que nos puedan permitir crear un gobierno del pueblo lo más fiable posible.

Lo que está claro es que un sistema democrático deberá ser plebiscitario, es decir, que en él se consulte lo más trascendental al pueblo y de la forma más directa posible, que es el voto directo y “universal”.

Pongo entre comillas el término universal porque de su definición, que no es tan inocente como pueda parecer, también van a aparecer gradaciones democráticas.

Lo esencial para cualquier democracia es que cada uno de los individuos se sienta escuchado y representado. Pero todos somos conscientes de que, cuanto más grande sea el grupo poblacional y el territorio a abarcar por una democracia, menos representativa y lejana a los individuos será esta. Por tanto una verdadera democracia deberá separar muy bien los asuntos globales de los locales, y saber dar la responsabilidad decisoria a los afectados sin injerencias de aquellos a los que el problema no les incumba en sentido alguno. Así pues es necesario que un sistema democrático se adapte a la afectación territorial del problema, por ello debe existir un gobierno de proximidad y otro, u otros, más generalistas para ser más representativos. Para ello es muy importante que cuanto más generalista sea el gobierno, menos temas trate y más territorio abarque. Y cuanto más local, más temas trate y más cercano a los individuos sea. Un error clásico de sistemas que se hacen llamar democráticos, es que el control total del dinero esté en el gobierno más generalista, acumulando demasiado dinero, poco conocimiento de los ciudadanos, a los que representa muy mal y manteniendo bajo su control demasiados temas que deberían ser controlados en proximidad, por lo que se realiza una ineficaz administración. Claro que, si un sistema centralizado es malísimo, caer en el anarquismo por diluir en exceso la autoridad de las administraciones públicas tampoco es bueno. Las administraciones deben estar bien definidas, pero evitando que aquello que atañe en local sea administrado desde la distancia. Los ciudadanos deben poder controlar sus administraciones correctamente.

Por esto, y por muchas cosas más, algunas de las cuales veremos más adelante, no se puede aceptar como democrático un sistema en el que se vote. De hecho estoy harto de escuchar esa perversa falacia de la boca de personas que no quieren saber nada con una verdadera democracia o, simplemente, son unos ignorantes irracionales ¡No! ¡Votar no es igual a democrático! Como mucho, votar, si es que se hace medianamente bien, implica el término “plebiscitario” (por si antes no había quedado entendido). Porque es cierto que en toda democracia se vota, pero no es el voto el que hace la democracia, sino el valor y representatividad de ese voto.

Una cosa que tenemos que tener muy clara es que cuando hablamos de democracia estamos hablando de una forma de poder… Y esta palabra, “poder”, puede cambiarlo todo.

En realidad estamos usando “poder” como “gobierno” y esto, por desgracia, tampoco es cierto.

En cualquier supuesta democracia existen dos poderes electos: el ejecutivo y el legislativo; y un tercer poder que también debería ser electo y, en realidad, en el mejor de los casos, es representativo: el poder judicial. En torno a los valores democráticos de estos tres poderes se ha hablado mucho y lo único que sacamos en claro es que estos poderes deben quedar bien separados y diferenciados para poder hablar de democracia. La cuestión, como no, es la de evitar el abuso de poder. Pero como vamos a ver, esta separación acostumbra a estar bastante pervertida, empezando por los poderes legislativo y ejecutivo.

Por ejemplo, en el estado español, en las elecciones generales votamos a los miembros del parlamento (el poder legislativo), pero al mismo tiempo, en función de los diputados obtenidos, los partidos políticos negociarán hasta obtener un gobierno representativo (poder ejecutivo). Por los pelos aceptaremos que ese gobierno ha salido de nuestros votos porque la negociación se hace en base al resultado de las elecciones para el legislativo (las Cortes o el Parlamento, como nos guste más llamarlo).

Hasta aquí podemos aceptar la bondad democrática de estos dos poderes, pero, desgraciadamente, en momentos de necesidad, el gobierno puede aprobar toda una serie de leyes sin pasar por el Parlamento, los llamados decretos ley o, coloquialmente, “decretazos”.

Entiendo que los estados pueden tener emergencias que obliguen a la aprobación de una ley sin cumplir el esencial precepto democrático del parlamentarismo, lo que me cuesta entender es que esa ley no tenga una fecha en corto de caducidad y que su renovación no implique pasar por el Parlamento o por una validación de un referéndum, que es mucho más democrático.

Y es que en una democracia donde legislativo y ejecutivo pueden generar alguna duda sobre su independencia, lo único que podría evitar esa pérdida de valores democráticos sería una continuada rueda de referéndums vinculantes sobre los temas más importantes y sin ningún tipo de restricciones más allá de los territorios de interés.

En un estado presidencialista, como EE.UU., el ejecutivo es votado separadamente del legislativo. En cambio en Francia, a pesar de ser presidencialista su Presidente es el Jefe de Estado y posee muchos poderes ejecutivos, pero también existe un gobierno salido de las elecciones del legislativo. Con todo, en ambos casos puede darse la contradicción de que un partido domine las elecciones legislativas y otro las presidenciales obligando a negociaciones muy beligerantes en la construcción del poder del estado durante el tiempo en que se da esa contradicción ¿Es eso democrático? Personalmente creo que no entra en contradicción con lo que debe ser una democracia, pero si un incordio para todos. Claro que, a lo mejor, la democracia se basa en eso, en que el poder tenga que actuar con muchas limitaciones para que el pueblo pueda ser el verdadero guía de ese estado.

Otra cosa más problemática es el poder judicial. Y es que los jueces, individualmente, ya ostentan poder, pero estos acceden a la carrera judicial mediante un examen y, en principio, nadie los elige. Claro que quienes conceden los aprobados y asignan las plazas, están haciendo una elección donde el pueblo no pinta nada. Sin embargo podemos imaginar a estos jueces como meros funcionarios. El problema llega cuando se han de elegir los miembros de los altos tribunales y la cúpula del poder judicial que es quien elabora la plantilla de muchos de estos tribunales, especialmente el Tribunal Supremo. En cuanto a este “poder judicial”, el “Tribunal de Cuentas” y  el “Tribunal Constitucional”, son elegidos representativamente por el poder legislativo, con el agravante de que están muy mal definidas las fórmulas y se admite que, jueces cuyo mandato caducó, sigan en el puesto. Si a esto añadimos que un partido político con cierta representatividad, aún en la oposición, puede generar un bloqueo, por cuestiones ideológicas o de beneficio personal de sus miembros, para que la renovación no se produzca, ya tenemos una total falta de representación popular en el poder judicial y, por tanto, no es un poder democrático. Es más, en la actualidad se está dando el caso de que los altos tribunales están plagados de una mayoría de jueces con una ideología muy alejada de lo que tendría que ser una representación popular, y no solo eso, sino que ejercen la justicia mediante una continuada interpretación de las leyes al límite y de forma no ecuánime, beneficiando esa ideología y a quienes la profesan, y en contra de quienes se alejan ideológicamente. Esto, en un sistema judicial no pervertido, constituiría múltiples delitos de prevaricación. Sin embargo, aquí, a base de quedar impunes estos malos jueces, se ha creado un bandolerismo judicial que se atreve con todo, incluso a ejercer un marcado intrusismo dentro de los campos que son propiedad del legislativo y, especialmente, el ejecutivo. Así el poder judicial, que es el menos democrático de todos, ha secuestrado al resto de poderes, eso sí, con el beneplácito de partidos políticos que tampoco respetan los valores democráticos.

Pero imaginemos un país donde los jueces son buenos y justos, el gobierno no formula decretos y, cuando lo hace, antes de un año lleva esos decretos a un referéndum popular. Si ese país fuese España, aún le faltarían muchas cosas para poder ser una democracia plena.

En primer lugar existen más poderes que los tres mencionados, pero cuyos mecanismos funcionan a través de ellos. Vamos a conocer los más importantes:

-La Prensa: Toda democracia debe poseer una prensa libre, no dogmática y no controlada por ningún poder económico. Además, esa prensa debe ser capaz de subsistir sin la necesidad de ningún tipo de subvención. Está claro y demostrado que en nuestro país no es así y encima ejerce una gran presión para manipular a la opinión pública.

-Los Poderes económicos: en esencia son las grandes empresas, la banca, las organizaciones empresariales, las empresas energéticas y, aunque parezca una contradicción, los sindicatos. Todos estos “señores” intentan influir en los poderes legislativo y ejecutivo. De hecho, la banca, tiene a los partidos políticos más importantes en deuda económica con ellos. Es más, PP y PSOE jamás podrán pagar esa deuda, así que no es de extrañar que, a menudo, las solicitudes de la banca sean escuchadas, sí o sí.

-Los lobby’s: uno pensaría que son los mismos señores del punto anterior, y en parte así es, pero aquí hablamos de grupos más concretos como el sector de la tauromaquia, el sector de la electricidad, el sector de las telecomunicaciones, los amigos de la marihuana, grupos a favor y en contra del Cambio Climático, los veganos… o grupos mayoritariamente extranjeros como las farmacéuticas, las petroleras, los transgenetistas, las tabacaleras…

-La Iglesia: desgraciadamente, en nuestro país determinados grupos ligados a la iglesia católica acostumbran a sobrepasar todas las líneas rojas, habidas y por haber, y en casi todo momento. De hecho, la existencia de un antidemocrático concordato con este grupo de poder, nos ha llevado, tradicionalmente, a niveles de corrupción totalmente insostenibles, a la par que imposibilitan el natural ejercicio de la democracia más elemental. Es más, son muchos los curillas que se atreven a hacer auténticos mítines políticos desde sus púlpitos para favorecer a determinados partidos (tradicionalmente los menos democráticos). Y esto ignorando que su sueldo sale de las arcas del Estado y, por tanto, del bolsillo de todos los ciudadanos, sean creyentes o no.

-El Ejército: en otros países este es un cuerpo al servicio del estado, pero en el nuestro, dada su extraña alianza con la anterior dictadura y la nula actividad renovadora de más de 40 años de supuesta democracia; siguen escuchándose voces amenazantes provenientes de coroneles y generales que intentan sofocar cualquier conato de auténtica y honesta democracia.

-Policía: para qué voy a hablar de la policía, si no has oído bastante de ella tampoco habrás leído nada de lo que he escrito antes de este punto y por lo tanto no importa.

Después de todos estos grupos de poder, hay un segundo punto trascendental para no considerar a España como una democracia y es su sistema electoral. Por un lado el sistema electoral es muy poco representativo ya que hay provincias donde un escaño necesita de muy pocos votos y en otras, generalmente las más populosas, donde su precio en votos es muy elevado. Uno pensaría que esto sirve para representar mejor a las minorías, pero por desgracia esto no es cierto y, en parte, el culpable es el sistema de contaje y reparto de la Ley Electoral donde, a través de la regla o sistema d’Hondt, se premia a los partidos más votados y se castiga a los menos votados con el fin de “hacer más gobernable el país” por encima de una correcta representatividad y la supuesta protección de las minorías.

Este último punto tendría una fácil solución, aunque algo relativa, para el estado español. La solución pasaría, primero por dar más atribuciones y dinero a los ayuntamientos y CC.AA., y por otro eliminar diputaciones provinciales, delegaciones del gobierno y el Senado. Esto reduciría enormemente el número de cargos políticos en pos de una más correcta vertebración del estado y además permitiría asumir una ampliación del Parlamento para hacer que todas las provincias tengan el mismo valor de los votos de cara a obtener representantes. El valor de votos por diputado tendría que establecerse de antemano, sumándose los remanentes nacionales por partido para la obtención de diputados adicionales, asignados por el propio partido y dejándose como escaños vacios y sin pagarse, por aquellos que la abstención así lo ha decidido. De este modo ya no se beneficiarán más económicamente determinados partidos que han hecho campañas decididas a provocar desafección por la política ¿Cuántas veces no se ha beneficiado política y económicamente el PP de esta estrategia? De hecho, entre 2004 y 2018 pudo haber desparecido hasta en cuatro ocasiones de no ser por la abstención en determinadas provincias que le dieron los escaños suficientes para pagar, vía subvenciones, los intereses de sus préstamos (no entraremos en los hipotéticos chanchullos económicos).

Otra cosa que ha manifestado un concepto erróneo de democracia es la constitución de los sindicatos de trabajadores. Sí, esos que antes hemos tratado como un poder económico. Y es que la fuerza laboral es un importante y necesario activo para las empresas y, por tanto una fuerza económica no exenta de poder. Pero en el actual sistema los sindicatos no son totalmente una representación de los trabajadores. La primara razón es que los sindicatos más importantes siempre han estado ligados a partidos políticos en mayor o menor medida. De hecho la CNT, a principios del régimen del 78, fue atacada hasta su no legalización, precisamente por no acercarse a ninguna de las fuerzas políticas que aceptaron la renuncia de los trabajadores a sus derechos por los crímenes del franquismo. Bueno, como ya os habrán contado, la cuestión es más complicada y entrar en ella no nos ayuda en nada para lo que trato de explicar.

Los actuales sindicatos se mantienen a través de las subvenciones estatales, basadas en la representatividad de estos en las empresas donde se llevan a cabo elecciones sindicales; y por las cuotas de afiliación que pagan muchos trabajadores. En general, vemos que los sindicatos suelen tener más fuerza cuanto más grandes son las empresas, pero también es bien visible que los sindicatos victoriosos son, casi siempre, UGT y CC.OO. a pesar de que los trabajadores, en la gran mayoría de los casos, otorgan un rotundo suspenso a su actividad. Tenemos sindicatos, sería aterrador que no los hubiera, especialmente en un país donde los directivos acostumbran a basar sus triunfos en pisotear a los trabajadores.

El cambio que yo propongo es más sicológico, pero creo que sería efectivo. La idea se basa en que cualquier persona o entidad se debe a sus clientes y estos son, inapelablemente, aquellos que le pagan. Uno debe su trabajo a quien le paga por él, pero resulta que el dinero llega a los sindicatos, por un lado de las administraciones públicas y por el otro de las cuotas de los afiliados. El drama es que la gran mayoría de trabajadores paga sus cuotas sindicales a través de un descuento en la nómina, con lo que el dinero llega a los sindicatos a través de las empresas y estas pueden llevar un perfecto control de a qué sindicato está afiliado cada trabajador, lo que además puede suponer un atentado a sus libertades en caso de mala fe por parte de dicha empresa (algo nada descartable si somos correctamente suspicaces).

Mi propuesta es que los trabajadores paguen la cuota completa directamente al sindicato, sin intermediarios y sin que la empresa tenga que tener constancia de ello, pero sí el Estado que devolverá hasta el último céntimo al trabajador. A cambio, el estado obligará a todos los trabajadores, incluidos los directivos de empresas, a estar afiliados a algún sindicato. En las empresas que, por su tamaño, se realicen elecciones sindicales, estas seguirán dándose y los trabajadores podrán votar a un sindicato diferente del que estén afiliados. También se obligará, a aquellos delegados sindicales que por convenio han obtenido el derecho a cambiar todas sus horas de trabajo por horas sindicales, a una productividad administrativa en sus labores sindicales, forzando a los sindicatos a que los delegados sindicales, que estén en esta situación, sean los más efectivos en sus tareas sindicales. De este modo también se evitarían muchas suspicacias consiguiendo una mayor confianza de los trabajadores hacia los sindicatos.

Otro lamentable asunto que merma la democracia de nuestro país son las actividades de policías, fiscalía y jueces de instrucción. Dado que en todas esas instituciones existen buenos elementos, por muchos malos que existan realmente, bien poco se puede hacer estructuralmente si antes no cambian el resto de estructuras del estado. De todas formas, hasta que la mayoría de irregularidades que se dan en estos cuerpos no estén solucionadas, hablar de democracia en España solo sirve para contar chistes agrios (no confundir con ácidos).

Ya hemos hablado de la monarquía y de la república, y si es obvio que una monarquía jamás será democrática, añadir que un presidente estatal, en lugar de una Casa Real, supondría cientos de millones de ahorro para el estado.

Uno de los más agrios temas de España es el de las CC.AA. Los partidos antidemocráticos siempre nos hablan de las duplicidades que esto supone. Claro que lo que ellos ocultan es que estas duplicidades se dan porque el estado central sigue controlando temas que no deberían ser de su competencia. Su idea es mantener un excesivo cuerpo funcionarial en Madrid y un flujo hacia la capital de dinero que debería quedarse en Ayuntamientos y CC.AA. Recordemos que es más fácil echar mano a la caja cuando esta está más llena que cuando está vacía. Solo hace falta ver como hemos visto un PP que lleva toda la vida escondiendo extrañas maniobras financieras y que ha sido en plena crisis, con las vacas flacas y las arcas vacías, cuando se ha echado cuenta de esas extrañas maniobras (véase mi habilidad para no utilizar la palabra robar que tantas ampollas levanta).

NOTA: Cuando alguien te diga que “todos roban” o que “todos los políticos son malos”, debes saber que, o bien estás delante de un manipulador que pretende generar desafección política o de un tonto que se ha dejado manipular y pretende compartir su carencia de sabiduría sobre aquello que debería importarle y mucho. En cualquier caso evidenciar que si alguien dice que “todos roban” hay que aclararle que está afirmando que él mismo es un ladrón, pero que te ofende porque tú no robas. En cuanto a lo de que “todos los políticos roban” aclararle que todos somos políticos, le guste o no, eso sí, unos más ignorantes que otros. Si no queremos que la política nos moleste tanto, lo que tenemos que hacer es preocuparnos por saber más sobre todo lo que nos afecta y, sobre todo, que trabas podemos encontrar. Esta parte de las trabas es lo que muchos inconsecuentes no quieren ver y por ello son víctimas propiciatorias del populismo.

El pueblo debe estar educado, en especial en temas de política y administraciones públicas. Recuerdo que en tiempos de Zapatero se trató de poner en marcha la asignatura “educación para la ciudadanía y los DD.HH.”. Aquel era un buen comienzo, pero que fue muy poco entendido. Aunque lo que este estado necesita es un conocimiento real para toda la ciudadanía y, sobre todo, que esta tenga empatía suficiente para aceptar todas las diferencias y no solo las que se le publicitan (siento si no se entiende lo que quiero decir con esto, pero aún preparo un texto sobre el tema y estoy encontrando muchos problemas para superar los enormes tabús que hay a su alrededor).

Arreglando todo esto, España tendría una oportunidad para ser una democracia, eso sí, después de haber aceptado la creación de una ley de autodeterminación.

Finalmente recordar que si bien la democracia perfecta es una utopía, siempre podemos aproximarnos tanto como para que la sensación de todos los ciudadanos de un estado sea la de ser tenidos en cuenta y ser respetados dentro de él, y no que solo se sientan bien los cuatro que se acostumbran a beneficiar de los demás sin quererlo reconocer. Para ello la división en CC.AA., si se hubiera hecho bien, otorgando a estas todas las competencias debidas, hubiera sido un gran avance en democracia, igual que lo sería un estado federal, pero la máxima democracia nos orientaría hacia un estado confederal al estilo de Suiza.

Así que no, la democracia no se basa simplemente en votar, sino en el principio de que todos somos iguales de verdad, sin “orwellismos granjarios”, con derechos y deberes, sin engaños, con toda la información al alcance, respetando a individuos y minorías, y acercando las instituciones a todos los individuos. Que se dejen de monsergas patrioteros, ventajistas, populistas, proselitistas y hartos de prebendas, la democracia es otra cosa.

jueves, 30 de septiembre de 2021

Nació... Nación

 

Llevo muchos años detrás de una buena definición de los términos “nación”, “país”, estado”, “patria”, “nacionalidad”, “nacionalismo”, “patriotismo”, “pueblo” (no como localidad sino como conjunto de personas)… Y términos relativamente derivados en forma despectiva, como “patrioterismo”, “nazi”, “nazionalismo”, “pueblerino”, “plebeyo”, “cortesano”, “separatista”, “unionista”, “constitucionalista”…

Uno, de entrada, pensaría que entiende lo que significan esos términos, al menos los primeros; pero en cuanto comparas con personas de diferentes ideologías, filosofías o intereses, te das cuenta de que tampoco es tan obvio. Y ya no hablemos de las definiciones que dan los diccionarios y que, lamentablemente nos llevan a tener más dudas. Para evitar dar más fuerza a las dudas que a las certezas, vamos a quedarnos con los cuatro términos que son la base de todas las discrepancias: nación, país, estado y patria.

Han pasado por mis manos y mis ojos muchos libros de política, psicología, sociología, filosofía, idiomas y todo tipo de ensayos de lo más variopinto, pero relacionados con el significado de estas palabras para agrandar aún más la brecha de lo que ya intuía: mi ignorancia, pero también la de los demás. Especialmente la de aquellos que afirmaban tenerlo más claro. Al final lo único que he podido sacar en claro es en qué afecta cada término. Mientras el país es un término claramente geográfico y el de estado es político, los términos patria y nación, siempre llenos de una emotividad, lo que ahonda más en la confusión; pero, por lo visto, el término “patria” hace más referencia a las fidelidades de los individuos, mientras nación lo hace a su relación de conjunto ¿Cómo son esas fidelidades y esas relaciones de conjunto? Ni idea.

El problema de la tremenda ambigüedad de esos términos, no obstante, los convierte en una parcial arma arrojadiza en que los teóricos de una composición de países y estados, y otra, utilizan para mantener sus batallas dialécticas con las que solo pueden convencer a aquellos que ya pensaban de la misma manera… Es decir, a nadie.

Como catalán no puedo entender que alguien pueda decir que Catalunya no es una nación porque lo veo en cada calle, en cada pueblo, en cada ciudad e, incluso, en el paisaje. Sin embargo, he leído libros enteros que creen demostrar todo lo contrario. El propio Ortega y Gasset (de engañoso apellido) creía a pie juntillas este punto según se desprende de lo dicho en “España invertebrada”, claro que también defiende al estado español como una nación, algo que para mí es totalmente inasumible, pero lo más triste es que acepta, sin ver la contradicción en ello, la continuidad de la nación castellana en esa España. He visto como muchos de sus seguidores, e incluso críticos, soslayan esta contradicción y asumen esta equivalencia sin darse cuenta de que se les escapa media España en su definición.

Cuando alguien afirma la elegante solución de que el estado español es un crisol de naciones, podría estar de acuerdo, de hecho lo estuve durante un tiempo, pero ver como cuaja el enfado de personajes como José María Aznar, tan contrariado por esta afirmación, que es la única que en la mitad del Estado podría permitir aceptar la idea de España, cierra la puerta a la existencia de ese mismo estado. Mientras España no se vertebre concediendo el valor que merecen cada uno de sus pueblos, será un estado fallido que se arrastrara en el foro de los países avergonzando sin remisión a muchos de sus habitantes. Y ver como el PP y sus adláteres de derecha y ultraderecha han introducido cizaña entre la ciudadanía “castellanista” arengándolos contra los otros pueblos, especialmente vascos y catalanes, solo lleva a plantearse qué clase de absurda pretensión de unidad es la suya. Y cuidado, porque esta misma contradicción la hemos visto en muchos miembros del PSOE y, hasta un miembro histórico del PCE, como era Francisco Frutos, se dejó fotografiar con la ultraderecha  en una manifestación organizada por Sociedad Civil Catalana y en contra de la voluntad de autodeterminación del pueblo catalán.

Personas que no entienden que si no dejas que alguien pueda ser el mismo no tienes derecho a retenerlo, van mucho más allá del término nación, pero, sin duda, una vez manifestado el deseo de marchar, que ya es mayoritario en Catalunya, España, éticamente hablando, solo puede convencer a los catalanes en positivo o renunciar a esa parte del país para conformar un nuevo estado, dando a sus patriotas dentro de ese territorio la alternativa de trasladarse a la parte no escindida o adaptarse al nuevo estado tal y como los catalanes llevan haciéndolo con España desde siempre.

martes, 21 de septiembre de 2021

La corrupción de los mercados como mecanismo del capitalismo neoliberal

 

La corrupción de los mercados como mecanismo del capitalismo neoliberal.

Por Vicente Salinas

Artículo publicado el 25/7/2011 en el blog Economía Racional

 

El sistema capitalista, para funcionar, necesita el estímulo de la riqueza aprovechando la avaricia y el egoísmo como motores primarios. El liberalismo afirma que, dejando que los mercados se regulen a sí mismos, estos motores pueden beneficiar a toda la sociedad sin excepción. Por supuesto no cuentan con que los mercados estén corruptos y no habla jamás de los peligros de ver la sociedad como un mero fenómeno estadístico. Sin embargo, dejando de lado el liberalismo con sus teorías del mercado, y centrándonos en el capitalismo puro y duro, vemos como la acumulación de demasiada riqueza en muy pocas manos puede llevar a graves problemas sociales.

Si entendemos la riqueza como una forma de energía que mantiene viva la economía, debemos entender que su flujo debe mantenerse activo.

Un flujo débil hace que las bolsas de pobreza no puedan ser alcanzadas por las soluciones que puede ofrecerles el sistema económico. Por otra parte los flujos económicos también tienen un límite superior que, de traspasarse durante demasiado tiempo, se socaban los principios generadores de la riqueza y sobreviene una crisis.

Con todo esto hay que tener en cuenta que cuando hablamos de riqueza no lo estamos haciendo de dinero. Riqueza también lo son los productos elaborados, las materias primas o la mano de obra activa… es decir, todas aquellas cosas que tradicionalmente cambiamos por dinero, pero cuyo valor al cambio puede variar. Como la riqueza siempre es la misma e inmutable, lo que cambia de valor es el dinero, por eso se ha convertido en la medida de la economía (no sé si esto es tan obvio).

Cuando hablamos de riquezas activas podríamos compararlas a la energía cinética de la mecánica física. Por otra parte los medios retenidos serían algo así como la energía potencial. La gran diferencia con la física es que aquí el valor de esa riqueza depende del camino que toman esas “energías” para pasar de cinéticas a potenciales (el comercio). El gran problema, como ya hemos apuntado, es que su valor se calcula mediante las diferentes monedas y el lugar (del tiempo y el espacio) donde se encuentran en cada momento. Así tenemos que ver como muchas entidades reservan estos recursos en la creencia de que son el verdadero significado de la riqueza. Aunque también hay los que tratan con las riquezas básicas de forma insolidaria con el fin de manipular los mercados.

Como consecuencia de lo anterior vemos que la economía puede orientar sus flujos en determinadas direcciones. Si de los puntos de llegada o de salida no existen otros flujos en sentido contrario que los compensen adecuadamente, se producen bolsas de riqueza y pobreza (superávit y déficit para algunos), generando unos gradientes de riqueza insuperables que terminan bloqueando la economía. Ese es uno de los grandes dramas del capitalismo y que tenemos que revivir en su cara menos amable cada vez que sobreviene una crisis. Entonces, en lugar de solucionar esta con medidas que igualen todo el sistema, las bases del capitalismo trabajan en lo que podemos llamar un “sistema de depresión”. En la actualidad estamos viendo como se devalúa la mano de obra y, en cambio, los ejecutivos de las grandes empresas se suben los emolumentos absorbiendo todos los recursos que deberían utilizarse para potenciar la economía.

Las grandes empresas de nuestro país, las energéticas, los bancos, pero, sobre todo, los antiguos monopolios son el perfecto ejemplo de este comportamiento. Vemos como, a pesar de tener recursos suficientes para provocar una reactivación laboral más allá de sus cuentas, prefieren deshacerse de empleo estable y trasladarlo a focos de empleo precario, todo y que, económicamente hablando, no supone una ventaja real para las empresas en sí. Sin embargo, en ese proceso, gran cantidad de riqueza se convierte en dinero y se desplaza hacia manos no productivas que terminarán por colapsar el flujo.

En el caso de la mayoría de empresas bancarias, a su vez,  no dejan de ejecutar hipotecas que incrementan las bolsas de pobreza.

Por tanto, para devolver la economía a un funcionamiento razonable deben tomarse medidas que vayan en contra de las bases del capitalismo, sólo así se pueden evitar los llamados periodos de depresión y que, una vez resueltos, vuelven a forzar flujos económicos mayores de lo que la economía real puede sustentar y que, como consecuencia, generará una nueva crisis.

La economía sana es la que mantiene flujos moderados y estables que, en conjunto, se compensan. Sin embargo en capitalismo neoliberal potencia la voluntad de forzar flujos “sobrepotenciados” en direcciones concretas y facilitando situaciones de crisis. Esas crisis son necesarias para el neoliberalismo ya que permiten desregularizar las barreras de protección de aquellos que no quieren  o no pueden formar parte de la elite explotadora y crean nuevos caminos para el flujo, lo que implica nuevos caminos para el enriquecimiento (a la par que se generan nuevas bolsas de pobreza). Tenemos que ser conscientes de que en general la riqueza ni se crea ni se destruye, solo cambia de manos. Y, por tanto, lo que alguien inútil para el sistema gane de más (beneficios financieros), será lo que deje de ganar aquel que realmente produce. No es que el Mundo no pueda ser justo, es que el Mundo es imbécil.

Así visto queda claro que el sistema capitalista se basa en el intercambio de periodos de bonanza (durante los periodos de bonanza los receptores de riqueza dejan escapar pequeños flujos que alimentan el entorno dando una falsa imagen de compensación) y de crisis (cuando los flujos deberían invertirse, pero solo se reducen y se cierran los pocos flujos compensatorios que pudieran existir, haciendo que las bolsas de pobreza se conviertan en pozos de potencial insuperables). Durante las crisis se producen reajustes estructurales para intentar reactivar los flujos e intentar  compensar pasados errores. Durante las crisis deberían eliminarse a aquellos elementos que se enriquecieron si aportar nada al sistema, pero desgraciadamente son ellos los que impondrán las reglas del cambio generando las depresiones. Entendiendo como depresiones procesos innecesarios, pero ligados al capitalismo neoliberal, donde los elementos improductivos de la parte superior de la pirámide siguen queriendo retener los nuevos flujos que se van creando. Muchas veces podríamos identificar esas rémoras económicas con personas con nombres y apellidos. Son individuos que no quieren adaptarse a las nuevas reglas de la economía y “roban” (aunque ninguna ley lo diga así) los recursos necesarios para cambiar la orientación del funcionamiento del nuevo capitalismo resultante. Lo lamentable es que, a menudo, cuentan con el poder para evitar la correcta regularización económica. Entre estas personas contaríamos a los directivos de las grandes empresas como los de la banca en general, muchos de los cuales son meros antiguos cargos políticos a los que se les ha pagado su buena predisposición hacia las empresas durante el ejercicio de sus cargos públicos con un cargo directivo en la empresa. La depresión no beneficia, pues, más que a los individuos improductivos que aún medran indebidamente en la cima del sistema, retrasando la llegada del necesario periodo de bonanza económica.

jueves, 9 de septiembre de 2021

¿Qué AENA va a gastar dinero en Catalunya? Eso no te lo crees ni tú...

 


Corrían los primeros días del verano y en una conversación entre amigos y familiares, todos de muy diferentes tendencias políticas, salió el “temita” de la ampliación de “El Prat” (no hay nadie, con dos dedos de frente, que se atreva a llamar “Josep Tarradellas” al aeropuerto de Barcelona). De hecho el tema lo sacó alguien que era de “Els Comuns” y se mostraba, por una parte muy indignado con el hecho de que se pudiera destrozar alegremente un espacio ecológicamente protegido, pero, a un tiempo, se mostraba esperanzado con que, estado Podemos en el gobierno, la propuesta mejoraría para hacerse viable para todos. Que días después Sánchez nombrara como ministra del sector a una alcaldesa de la zona, sin duda, reforzó su opinión hasta el punto de que casi llego a creérmelo.

Como en aquella conversación hubo personas de muchos colores dentro del espectro político catalán, no faltó alguien muy español y mucho español, cuya actual voluntad de voto desconozco, aunque juraría que la cosa debe ir muy en la línea de ese PSC descafeinado que se parece más al de los barones añejos y derechosos, que a aquel PSC que un día defendió a los catalanes. Este personaje (perdonen que lo diga así, porque además de ser injusto, no duda en tirarse piedras a su propio tejado) decía no entender por qué debía ampliarse un aeropuerto catalán cuando ya teníamos un gran aeropuerto en Madrid. Precisamente él que en plena pandemia se ha largado una semanita a Canarias haciendo uso de tan innecesario aeropuerto. Supongo que se puede entender qué me lleva a desestimar lo que acostumbran a decir esos catalanes tan españoles. Imagino que un poquito más de cultura y sentido común (que es el menos común de los sentidos) los desespañolizaría bastante.

También escuché la voz de un convencido socialista de toda la vida, de esos que les cuesta tanto asumir que el PSC lleva algo más de un lustro dándole la espalda a todos los catalanes. Este mostraba euforia ante la inversión de AENA y afirmaba que, sin paliativos, el propio Sánchez obligaría a la empresa aeroportuaria a adecuar su proyecto con las necesidades ecológicas. Tengo muchas ganas de saber cómo justifica la evolución de los hechos, desgraciadamente no he hablado con él desde entonces.

También había un par de afines a las post-convergencias, aunque sus opiniones diferían ligeramente, ambos coincidían en que no se fiaban de lo que pudiera ofrecer el Gobierno español. De todas formas, para uno lo importante era aceptar lo que se ofrecía como fuera porque era eso o nada. Sin duda tenía razón en parte. Por su parte el otro pedía el rechazo de entrada porque todo lo que no fuese desposeer a AENA del injustificable monopolio aeroportuario, era una tontería. Y, obviamente, también tenía parte de razón.

Había más personas y alguien próximo a las ideas de ERC confiaba en el diálogo con el Gobierno español para adaptar la propuesta, casi como lo que había dicho el del PSC, pero con una menor confianza en lo que se pudiera lograr.

Finalmente las dos personas de la CUP coincidían exactamente en que, no solo no debía ampliarse el aeropuerto, sino que había que limitar el tráfico aéreo y redistribuir parte de este entre los demás aeropuertos de Catalunya.

Los que estaban allí deberían recordar mi afirmación de que, en realidad, no existía ninguna oferta de ampliación de “El Prat”. Que recordaran que ya se habían incumplido demasiadas veces los proyectos de inversión del monopolio aeroportuario y que lo único que pretendían con aquella oferta imposible, era desviar dinero hacia el aeropuerto de Barajas justificándolo, como siempre, en la falta de voluntad de los agentes que deberían tomar la decisión respecto al aeropuerto catalán. Recordemos también que en la bolsa de Madrid la catalanofobia cotiza al alza.

Lo más curioso de toda esta indignidad del gobierno central y de AENA, es que alguien explicó muy claramente que, en lugar de ampliar la tercera pista, se podía hacer una cuarta pista transversal que saliera al mar con un bajísimo impacto sobre el delta de El Llobregat, sabiéndose que el único afectado sería el litoral marítimo que resulta ser de muy bajo interés ecológico. El problema de esta opción es que es notablemente más cara que el infumable proyecto presentado por AENA, aunque de un precio ridículo comparado con todo lo que AENA ha incumplido en Catalunya o lo que ha llegado a invertir en Madrid en los últimos años.

En definitiva, que si AENA no invierte en Catalunya es porque jamás tuvo intención de hacerlo, pero que el Gobierno de Sánchez tenga los santos cojones de culpar a las complicaciones de las negociaciones cruzadas del gobierno catalán por ello, es realmente indignante y pone en duda la buena fe de los socialistas y, al no plantarse por estas palabras, también la buena fe de sus socios de Podemos y “Els Comuns”.

Sea como sea, lo que queda claro es que no es asumible que siga existiendo el anacrónico monopolio de AENA que, para más inri supone una notable excepción en lo que supone el gobierno de la mayoría de aeropuertos europeos. A estas alturas lo único decente que el gobierno de Sánchez podría hacer es transferir las competencias aeroportuarias a las comunidades autónomas, al menos en lo que respecta a Catalunya porque el mal hacer de este monopolio nos ha perjudicado como país desde siempre. Y es que AENA siempre ha sido un lastre para “El Prat”, del que ha sacado pingües beneficios a costa de los catalanes y, lejos de invertir adecuadamente, siempre ha tirado por el lado fácil.

Otro día hablaremos de los puertos, las Cercanías, el AVE y las autopistas, porque aquí hay un mucho de publicidad y un muy poco de voluntad de dar a Catalunya las infraestructuras que merece, que le tocan y que necesita.


miércoles, 18 de agosto de 2021

Las teorías de la conspiración como herramienta de poder

 

                                              Imagen extraída de Amazon


Cada vez que un tema de importancia vital se cruza en el camino de la humanidad aparecen voces disidentes que intentan desviar nuestras miradas de las causas, orígenes y responsables más obvios. Esta es la forma de manipulación más retorcida y, al tiempo, más natural que conocemos. Y es que hay infinidad de intereses que intentan sacar provecho de esos recelos y paranoias. Son los “conspiranoicos”.  Esta gente, hace unas décadas, eran personas de izquierdas, muy inteligentes y muy poco sociables, pero que contaban con buenas razones para sospechar que algo no era tal y como se les decía, aunque rara vez tampoco la cosa iba como ellos sospechaban. Pero desde hace unos veinte años para aquí, coincidiendo con el boom de Internet, las redes sociales y, especialmente You Tube, las paranoias de conspiraciones son una herramienta de poder donde los conspiranoicos ya no son cuatro individuos muy inteligentes que intentan ver más allá de la información oficial, sino una horda de borregos que aceptan una serie de montajes patrocinados que se usan para que mafias y corporaciones puedan neutralizar los pretendidos valores democráticos de nuestra sociedad.

Claro que la teoría de las conspiraciones usada como arma de poder, tampoco es un logro que apareció de golpe con Internet. En nuestro país ya tuvimos un ensayo general hace treinta años con aquello de la “neumonía atípica” y el aceite de colza. Y es que, aunque es cierto generó muchas dudas que los diferentes subproductos de la anilina pudiese generar la sintomatología de aquella enfermedad, también lo es que ninguno de los amigos de las diferentes conspiraciones que se ligaron a aquel caso fue capaz de hilvanar ni la más mínima alternativa razonable. Con los años las teorías oficiales se han ido demostrando más próximas a la verdad al conocerse el índice de toxicidad de todos aquellos subproductos. De todas formas aquellas teorías de conspiración sí que lograron que muchos embotelladores de aquel veneno (porque no todo aquel aceite de colza se vendió como aceite a granel y existió un fraude etiquetando aquel veneno de muchas maneras) escaparan a grandes penas y sanciones.

Posiblemente aquel fue el mejor ejemplo de lo bien que resulta generar ruido con las posibles conspiraciones. Hoy vemos como millonarios como Murdock dirige una campaña a muchos niveles contra “el Cambio Climático”, desde el bulo de los “Cheimtrails” a la sobrevaloración de los períodos de calor y frío para limitar el del efecto invernadero y la interacción humana.

Y, cómo no, la mismísima pandemia de COVID-19 que nos azota hoy, también da lugar a miles de bulos conspiranoicos, cada uno con sus propios intereses, pero con miles de borreguitos que se creen esas elucubraciones a veces, incluso, vestidos con trajes pseudocientíficos que pueden dar el pego a alguien que no se moleste en desmontar sus ocultas falsedades. Solo diré que el odio a unas farmacéuticas, siempre prestas a enriquecerse del sufrimiento humano, ha creado paranoias contra las vacunas que obvian las necesidades y exageran e inventan efectos secundarios; los intereses geopolíticos reinventan el origen del virus, el lobby de los vegetales intenta poner la vista en la alimentación carnívora (sin explicar porqué no hay virus como este que se ensañen con perros y gatos, mucho más carnívoros que el ser humano)… Y seguro que aún encontraremos a gente que nos dirá que esta enfermedad no procede de un virus sino de una substancia extraña que nos ha sido introducida en el aire, la comida o el agua y desde el típico poder en la sombra, que es la base de las mejores teorías conspiratorias.

Si queréis identificar el verdadero valor de una conspiración, haced un examen disimulado a quien os la señala y os aseguro que, en el 90% de las ocasiones, ni siquiera podrá pasar la prueba ortográfica. Con los libros, dado que acostumbran a pasar por las manos de correctores, la cosa se hace un poco más complicada, pero si te empeñas en ello, tampoco tanto.

martes, 9 de febrero de 2021

ANÁLISIS DEL 14F: Parte 3: El bloque independentista

 

ANÁLISIS DEL 14F.

Parte 3: El bloque independentista

 

Solo cuatro partidos tienen suficiente trascendencia para ser nombrados en este bloque, aún así su análisis resulta mucho más complicado. La causa principal de esta complicación es que dentro del independentismo aún no se han sabido asumir las diferencias. Mientras las relaciones entre los partidos del bloque unionista son prácticamente las mismas desde hace muchos años y el reto independentista solo ha significado una pequeña perturbación en esas relaciones, para el bloque independentista hablamos de la esencia como bloque frente a la esencia política real. Los independentistas son incapaces de asumir que la verdadera esencia de JxCat y PDeCat es ser de derechas liberales, ERC de centro-izquierda socialista y la CUP una amalgama irreconciliable de izquierdas. Todos los partidos del bloque independentista pretende resumir su realidad en el independentismo y presentarse con esa mentira escrita en su frente, cuando un elector inteligente lo resumiría todo en dos palabras: partidos políticos.

Mientras el independentismo no quiera entender que la parte social del independentismo no se puede, ni se debe buscar en las relaciones entre partidos políticos, este movimiento vagará perdido a expensas de lo que suceda en un Parlament bloqueado desde Madrid, tanto si se quiere como si no. Y nunca importará quien gane estas o las siguientes elecciones. Aunque, seamos sinceros, en este caso, con la mayoría de la ciudadanía catalana favorable a la independencia, sería lo mismo, también, si ganaran los unionistas, especialmente fruto de una abstención forzada por procedimientos tan poco democráticos como los ya habituales de la JEC que siempre logra imponer sus voluntades partidistas saltándose los más elementales principios democráticos.

Hablamos de cuatro partidos independentistas, porque son los únicos que van a tener opciones a representación, pero lo cierto es que entre las papeletas a escoger puede que existan muchos más. Y eso que muchos de ellos ya han procurado ir junto a la CUP, ERC y, sobre todo los últimos y más polémicos, con JxCat. De todas formas, la definitiva escisión del JxCat del PDeCat también ha fragmentado la ex convergencia en un montón de pequeños fragmentos, la mayoría de los cuales no han logrado las firmas necesarias para presentarse. El más significativo de los corpúsculos escindidos tal vez sea el Partido Nacionalista de Catalunya de Marta Pascal, pero, más allá de los nombres de los candidatos no he sido capaz de diferenciarlos de las propuestas del PDeCat, por lo menos en cuestiones que puedan tratarse de algo más que simples sutilezas. Voy a obviar si se trata de personalismos o de una táctica global planificada, pero lo cierto es que para lo que debería importar al electorado, que es aquello que realmente podrán hacer en los próximos cuatro años, ninguno de los partidos surgidos de esta ruptura significan una diferencia que a la larga pueda ser tangible para la ciudadanía: son la derecha liberal catalana. Y cuando digo liberal emplazo a mis lectores a recordar mis viejos análisis del liberalismo político y económico como la utopía que nos llevó a la crisis de la pasada década y de la que aún no habíamos salido a la llegada del COVID-19.

Lo malo de tanto corpúsculo flotante es que se pueden perder muchos votos en ellos y reducir mucho la fuerza del independentismo.

Como hicimos con el bloque unionista, aquí también intentaremos ver los diferentes partidos en un orden de menor a mayor relevancia en estos comicios.

El primer partido a analizar sería el PDeCAT. Este contiene la esencia de la antigua CDC, con Artur Mas como reserva ideológica significativa. Su candidata, Àngels Chacón, es prácticamente una desconocida en el panorama político. Sinceramente, estoy convencido de que este partido se presenta más para blanquear la imagen de JxCat de “convergentismo”, que  para suponer alguna alternativa en el parlamento. Claro que, el hecho que un nombre tan reconocible como el de Marta Pascal, se presente por otro partido corpuscular y manteniendo un programa tan similar, hace pensar que no todos estaban conformes con esta idea. La cuestión es que las ex convergencias se presentan dentro de una cortina de humo y el PDeCAT cuenta porque, según la JEC, ha conservado los espacios de publicidad que le pertenecen a la “coalición” por sus resultados en las anteriores elecciones. Si nos fijamos bien en como durante la primera parte de la campaña el PDeCat ha centrado sus ataques contra ERC y en la segunda contra el PSC, nos dará una idea del lugar en que el núcleo del sistema de la vieja convergencia ha centrado sus objetivos.

La horquilla en que se mueve el PDeCat es una  de las que contiene más incertidumbre porque por un lado sus ideas ya están totalmente caducadas desde hace ocho años, pero por otro se ha encontrado con unas enormes posibilidades de mostrarse en todos los medios, lo que siempre supone muchas posibilidades. Podemos decir que el PDeCAT más optimista accedería a 12 escaños, pero el más pesimista habla de su total anulación: 0. Con todo, creemos que entrarán y estarán muy cerca de su anclaje en 3 diputados.

El segundo partido es la CUP, que, como ya sabemos, es un conglomerado de fuerzas políticas muy dispares, pero de tendencias antifascistas y anticapitalistas. En nuestro país, de desgraciadas influencias franquistas, llevar con orgullo la partícula “anti” es símbolo de extremismos, al menos según los medios que controlan nuestro imperfecto sistema. Sin embargo, este mismo sistema ha convertido al independentismo en una fuerza antiespañola, algo que, aunque es totalmente falso, si que está siendo aceptado por muchos independentistas hartos de los abusos e incomprensión que a diario reciben de esa misma España mediatizada.

Y cualquiera pensaría que esos independentistas hartos votarían al partido supuestamente más extremista, es decir la CUP… Pero no es así. Y es que una cosa es el extremismo ideológico y de principios, como el de la CUP, y otro el populista que vive el momento y se aprovecha de las emociones. Unas emociones que apantallan la realidad que hay detrás de algunos candidatos llenos de simbolismos, de banderas humanas…

La CUP, es, sin duda, el partido más serio que se presenta a estas elecciones, el único que no pretende engañar a nadie, el que ha ido rebajando sus pretensiones respecto al independentismo en función de lo que la realidad le dice… Y la verdad, para la gran mayoría, es algo que no quiere oír, aun que sea una verdad relativa, como lo son todas las verdades a las que podemos acceder. Pero como alguien dijo, “la honestidad es lo único que jamás se perdona en política”. Con todo, la CUP representa a una gran cantidad de ciudadanos que son auténticos convencidos del anticapitalismo y que ya no dejarán de lado nunca a la CUP, así que su suelo cada día está un poco más alto. Por otro lado, siempre cabe la posibilidad de que, antes del 14F, muchos independentistas pasionales analicen la realidad de sus candidatos y vuelvan la mirada a quien realmente le representa, pero me temo que la voz de la CUP no posee la fuerza que merece. Así que la horquilla de la CUP podría ir de 3 a 20 diputados, pero siendo sinceros, su punto de anclaje estaría más cerca de 5.

El tercer partido es ERC… Sí, el tercero. Antes de empezar la campaña incluso se habló de que ERC podía optar a la mayoría absoluta, incluso a pesar de que las post-convergencias mantenían su eterna guerra sucia contra quien les superara. Pero tranquilos que entonces no era personal… Ahora, después de que desde ERC contestaran a esa misma guerra sucia, sí. Lo cierto es que, desde hace unos años para esta parte, el partido que originó el independentismo en Catalunya, se ha ido asentando más en el lugar que se merece, pero, igualmente, los esprintes finales a cada votación siguen siendo igualmente decepcionantes respecto a un rival que cuenta con un impulso económico muy superior.

Si los líderes de hace treinta años vieran la trascendencia actual de ERC sin duda se sorprenderían, pero, sinceramente, muy pocos de los hoy votantes de ERC verían con agrado el cejijuntismo de muchos de aquellos líderes. En lo que sí estaría yo mismo de acuerdo con aquellas figuras del pasado, es que Aragonés no es el mejor representante de este partido. Para sumar con honestidad ERC ha tenido que renunciar a cuestiones que le impiden acceder a la corriente populista que mueve las urnas. Corrientes que n o aportan valor ni al país, ni al propio independentismo, pero que son la bese para ganar estas elecciones. Los meses en que Aragonés ha presidido en funciones la Generalitat, han supuesto, además, un desgaste innecesario, porque sin tener poderes para hacer lo necesario, han culpabilizado a toda la ERC de los errores propios, los ajenos y los imponderables. Y cuando digo ajenos, digo a errores que debieron ir al listado de JxCat, pero que extrañamente se han vendido como errores de ERC.

Con todo, lo peor que ha hecho ERC es su programa electoral. Y es que con tantos aires de populismo en el aire no se puede hacer un libro de 200 páginas con el programa y sin resumirlo en un decálogo impactante. Nadie les puede acusar de no tener programa y tampoco de que este sea malo porque, en realidad, nadie se para a leerlo.

Con todo, el partido ha sabido demostrar ser independentista, demócrata y moderado, lo que ha logrado que muchos votantes que siendo independentistas, pero asustados por la vorágine de la bipolaridad, vuelvan al redil. No existe dentro del unionismo ningún partido tan libre odio al adversario, a pesar de ello, responder a tanto ataque ha llevado a la consagración de algunos hooligans que no tienen nada que envidiar a los de otros partidos.

Si todo esto no hubiese sido suficiente, ERC se ha convertido en el objetivo de todos los dardos, tanto del unionismo, como también del independentismo. Solo hasta justo después del debate de TVE, en que Laura Borràs se presentó como la nueva Arrimadas, ahora desde el independentismo, no ha bajado la presión sobre ERC. Desgraciadamente se ha pasado del efecto Illa, al efecto Arrimadas ahora centrado en JxCat.

Con estas cañas, volver a hablar de los cerca de 50 escaños que llegaron a darse a ERC hace unos meses, parece absurdo. Es verdad que aún podría ganar las elecciones, pero si alcanzara los 36 escaños podría darse con un canto en los dientes. Por otro lado ERC es un partido ya muy asentado y sería muy pesimista hablar de su suelo en los 18 escaños. Así que el anclaje para este partido podemos considerarlo sobre los 29 escaños.

Finalmente la cuarta opción es JxCat que nuevamente ondea la bandera de Puigdemont por encima de las cabezas de los electores. Poco importa que el “MHP forever” solo sea un símbolo ahora muy partidista y mucho partidista. Y es que, como dijo erróneamente alguien del su partido, JxCat es una máquina de fabricar figuras, aunque sean tan poco acertadas o controvertidas como Laura Borràs o Joan Canadell. Pero no importa, nadie como JxCat y Ciudadanos, para entender el valor de los mitos. Si toca vender la unidad de España o una DUI para las cuatro y cuarto (un quart de cinc) importa muy poco, lo que importa es fidelizar todo el voto disponible sin exponer un programa real decepcionante. JxCat es un globo de aire caliente, pero como diría cierta persona, es nuestro globo de aire caliente. Un aire que tiene mucha gasolina para calentarse.

De la guerra sucia ya nos centraremos en hablar otro día porque creo que puede ser más interesante después de las elecciones y porque creo que podría dar para un libro entero.

JxCat luchará, si no triunfa el seny de los catalanes, con el PSC por la victoria electoral. Por muy mal que le vaya a JxCat no bajará de los 20 escaños, pero si exprime todas sus posibilidades, su límite está en 42, con todo su anclaje es similar al de ERC: unos 30 escaños.

Como ya dijimos en los dos primeros capítulos, la abstención y el voto por correo puede deformar mucho los resultados de estas elecciones.

 

lunes, 8 de febrero de 2021

ANÁLISIS DEL 14F: Parte 2: El bloque unionista

 

ANÁLISIS DEL 14F.

Parte 2: El bloque unionista

 

De todos los nombres que se le pueden dar a este grupo, creo que el de unionista es el más adecuado. Y es que “españolista” no definiría a muchos votantes de Els Comuns-Podem, e incluso algún votante despistado del PSC de toda la vida. El término constitucionalista es una falacia descarada para blanquear el fascismo de VOX, PP y C’s. Bueno, tampoco valdría para algunos elementos del PSC-PSOE. Porque el hecho que determinados jueces, que deberíamos pensar en juzgar por prevaricación  el día que España quiera ser una democracia de verdad, avalen sus acciones que atentan totalmente contra la verdadera letra de la mismísima Constitución del 78, no les da derecho a apropiarse de aquello a lo que no han meritado. En cualquier caso, son un bloque invariable de votos cuya única relación, aunque no les guste el nombre, es el mantenimiento de la unidad de España. Poco importa que esto sea por miedo, por gusto o por fanatismo.

Según los estudios, solo seis partidos deben tenerse en cuenta por su trascendencia. Los trataremos de menor a mayor relevancia.

El primer partido es la PACMA… Ha estado presente y con opciones a obtener algún escaño en todas las últimas elecciones… Pero… ¡¡¡Sorpresa!!! En estos últimos comicios no ha logrado el número de avales necesarios para presentarse ¿Cuál es la trascendencia de esto? Pues que los más de 38.000 votos que lograron las pasadas elecciones podrán sumar la cuenta de otros partidos y ser trascendentes. Pero hay algo más, y es que, aunque la PACMA es un partido totalmente unionista, su compromiso con un tema que no depende de la bipolaridad política de Catalunya, le ha llevado a retener una gran cantidad de votantes que simpatizan con el independentismo. Algunos afirman que la mayoría de sus votantes, en realidad, son independentistas y que ahora han quedado liberados. Por tanto, el 90% o más de sus votos, se repartirán entre la CUP, Els Comuns y ERC.

El segundo partido es VOX. El partido neofranquista y marca blanca del PP para explotar otros territorios morales (o amorales, más bien). En pasadas elecciones ni siquiera era un partido en cuenta, pero hay nuevos factores que intervienen a su favor en estas elecciones: la gran abstención prevista, la ofensiva de sus máximos avalistas (que son los jueces y fiscales de los altos tribunales, que son los máximos representantes de la decadencia de España como concepto de país democrático en el mundo), la descomposición de Ciudadanos (que fue la primera marca blanca del PP y ya cumplió con su labor de polarizar a la sociedad catalana tal y como estamos analizando ahora) y, sobre todo, la imbecilidad humana, sin la colaboración de la cual algunas de las grandes lacras de la humanidad no hubiesen tenido lugar, como el nazismo, el fascismo italiano o el triunfo de Donald Trump.

La aportación de VOX a esta campaña es cero y su único y verdadero objetivo es económico y se basa en la traducción en dinero de los escaños que pudieran obtener. Pero para el PP tiene varias utilidades adicionales porque aportan ruido de fondo, una perfecta cortina de humo, la base del a río revuelto ganancia de pescadores y, sobre todo, crea una referencia de extrema derecha que, comparativamente, blanquea la imagen fascista que había dinamitado al PP en los últimos años, especialmente con los desacertados comentarios aportados en las pasadas elecciones por Cayetana Álvarez de Toledo, más propios de este VOX que del PP.

Se habla de una gran entrada en el Parlament de este partido franquista que puede ampliarse hasta 10 diputados si hay la esperada gran abstención. Pero también cabe la posibilidad de que la distribución de voto les juegue una mala pasada y vuelvan a quedarse a las puertas y sin ningún escaño, algo que, aunque cueste de creer, beneficiaría al unionismo.

El tercer partido es el PP. Y es que, dado el maltrato que sus líderes han dado a Catalunya en las dos últimas décadas, ha llegado a estar al borde la desaparición en este país. Sin Rajoy en Madrid le han dado la opción de poner al frente de la candidatura a un político más o menos aceptable en lugar de las caricaturas que se habían presentado en los últimos años y sin perder la capacidad de echar la culpa a los demás (y especialmente al independentismo) de aquello de lo que no hay mayores responsables que ellos mismos, por lo menos ahora tienen un poquito más de credibilidad. Por eso, y por el hundimiento de Ciudadanos, creemos que en estas elecciones el PP solo puede mejorar sus resultados anteriores ¿Hasta dónde puede llegar? Eso dependerá de lo muy españoles que se sientan los votantes unionistas pero sin caer en la extrema subnormalidad de VOX, y dado que en Catalunya españolismo e ignorancia siempre han ido de la mano, según las encuestas, su propia marca blanca de la ultraderecha es quien más les puede hacer sombra. Así que sus opciones están entre los 3 y los 9 diputados, siendo 8 su anclaje más probable.

El cuarto partido que trataremos son “Els Comuns-Podem” o “En Comú Podem” que es el nombre con el que se presentan a las elecciones. Puede que la confusión de nombres es algo que puede dañar al partido, pero en realidad les permite que el elector se fije en la persona que se presenta. En este caso Jéssica Albiach. El cambio de nombre continuado en el partido es una buena forma de hacer olvidar sus muchos errores y fabricar figuras mediáticas, aunque estas, en realidad, no aporten nada verdaderamente a la política. Ya veremos que esta práctica no es exclusiva de la izquierda unionista, porque en la derecha independentista también tenemos un caso muy reconocible y que, curiosamente aún les funciona mejor. Con todo no es pequeña la trampa que con todo este lía han tendido los comunes ya que, a pesar de su marcado unionismo, este partido aún conserva votantes de lo que se ha dado en llamar “el independentismo cobarde”. Y es que originalmente (ha llovido mucho desde entonces) este partido o coalición, se hacía llamar partido soberanista. Entendiendo por esto a que optaban a un referéndum consensuado con el estado español. Claro que, desde aquellos tiempos han ido saltando personajes tan significativos y comprometidos como Abano-Dante Fachín, Elisenda Alemany, Xavier Domènech o, con anterioridad, Joan Josep Nuet, o aún antes, Raül Romeva.

En la actualidad els comuns son un partido decididamente unionista y sin el debido compromiso con la izquierda política. Digamos que, a través de su colaboración en el gobierno del Estado, ha perdido su esencia y su “independencia” (en todos los sentidos de esta palabra). A pesar de ello, parte de su supervivencia aún se debe a ese soberanismo de izquierdas, conocido como independentismo cobarde, y al que realmente ya no representan.

Por otro lado, y aunque parezca mentira, los comunes también esperan pescar votantes procedentes del hundimiento de Ciudadanos. Y es que desparecido el carácter plebiscitario que aprovecharon los de Arrimadas en las anteriores elecciones, muchos votantes, tradicionalmente comunistas, votaron a la derecha naranja. Personalmente yo no creo que vuelvan. No, al menos, en su mayoría, y es que aquellos que perdieron la fe en ellos son tan tozudos como los que les mantienen el voto creyendo que son lo que no son. En cualquier caso, los “rojos” desnaturalizados votarán al PSC-PSOE, que fue capaz de mantener su compromiso con esa desnaturalización marchando junto al resto de partidos fascistas en las manifestaciones de la, declaradamente fascista, SCC. Que el histórico comunista Francisco Frutos participara de los mismos eventos poco edificantes ya no le sirve a los comunes pues este falleció el pasado verano.

Abstención, cansancio, retornos y desgaste, son claves muy difíciles de verificar en qué medida les afectarán. Así que su horquilla de voto va entre los 6 y los 18 escaños, con un anclaje sobre los 9.

El quinto partido es Ciudadanos y es la clave del bloque porque en las anteriores elecciones fue el partido con más escaños. Una victoria muy controvertida, mal aprovechada y que, más que ninguna otra cosa, demostró que es un partido destructivo, formado por una gran cantidad de políticos muy capaces de criticarlo todo, lo más ácida maleducadamente, pero incapaces de construir nada. Ya con anterioridad habían demostrado que su única seña identificativa eran los malos modos, algo que se podía obviar cuando eran una fuerza residual en la cámara, pero insoportable para nadie cuando debían dirigirse a alguna parte, ya fuese apoyando al gobierno, como en una oposición constructiva; pero lo cierto es que todo el mundo ha visto como Ciudadanos era más bien una empresa de derribos que, además ha exportado su maquinaria a otras partes con idénticos resultados. Con todo, su punto de inflexión hacia la caída libre llegó cuando, mediante un voto de censura contra Torra, en realidad quisieron hundir a un político tan asentado como Miquel Iceta. La entonces líder de C’s, Lorena Roldán, se quemó. Tanto es así, que el partido, a pesar de haberla elegido como candidata a las elecciones, decidió cambiarla por un valor más seguro. Y esta, incapaz de aceptar ese rechazo, ha saltado al partido madre: el PP.

La descomposición de Ciudadanos es un hecho que, además, viene avalado por los sucesivos golpes recibidos en las recientes generales. A pesar de ello, saber hasta qué punto caerán los naranja es una incógnita, pero lo cierto es que el PSC basa su idea del “efecto Illa” en gran parte en la descomposición de Ciudadanos y especialmente en el cinturón rojo que espera recuperar.

Lo que está claro es que su campaña electoral apelando a la buena educación, es más una burla a toda Catalunya que una verdadera declaración de intenciones sobre un cambio de actitud, ya que eso pasaría por pedir disculpas a todos los catalanes y yo no los he oído ¿Y ustedes?

Con todo esto y los efectos que ya hemos comentado antes para el resto de partidos, la horquilla en que se mueven los naranja es muy amplia, pero seguro que estará muy lejos de la treintena de diputados que tenían hasta ahora. Siendo muy optimistas, C’s llegaría a 18 diputados, y muy pesimistas 3. Su punto de anclaje está sobre los 9.

El último partido es el PSC. Ellos afirman que Illa será el nuevo MHP. A mí me cuesta creerlo. Sin embargo, lograr una victoria tan inútil como la de las pasadas elecciones de Arrimadas, no sería descartable. Supongo que el PSE espera utilizar la abstención a su favor, pero siendo sinceros, la diferencia entre votos del bloque unionista y bloque independentista, es suficientemente grande como para que, solo una abstención por encima del 42%, lo hiciera matemáticamente viable.

La falacia de Sánchez es que el nombre de Illa como gran ministro de sanidad es un atractivo para llevarlo a la victoria. Pero lo cierto es que tener que hacer lo que dictaba el MHP Torra con dos semanas de retraso, una y otra vez, le da muy mala fama en Catalunya. Si a eso unimos que fue expulsado de la Direcció General d’Infraestructures de la Generalitat bajo la presidencia de Montilla, por un escándalo de sobrecostes, y ahora los votantes lo están reviviendo…

La cruel realidad es que el PSC basa su poder en un suelo de votos nunca roto en Catalunya. Digamos que tiene un voto consolidado que garantiza que difícilmente bajará de los 15 escaños a corto plazo. Si ahora sumamos los que aún no se han decepcionado de su giro a la derecha, de su pérdida de catalanidad y de unos políticos mediocres que, en realidad, son meros mercenarios de la política, que venden su alma por un ministerio en Madrid, su suelo sube hasta los 17 o 18 escaños, dependiendo de la distribución de voto.

En estas elecciones se han de tener en cuenta, por un lado la descomposición de C’s (verdadero efecto Illa), que la abstención juegue a su favor, pero, por el otro, la irrupción de VOX. La amplia horquilla del PSC está entre 22 y 38 escaños, con un anclaje en 30.

En cualquier caso, las urnas tendrán la última palabra y, especialmente, un voto por correo que se ha disparado.

viernes, 5 de febrero de 2021

ANÁLISIS DEL 14F. Parte 1: Los dos grandes bloques

 

ANÁLISIS DEL 14F.

Parte 1: Los dos grandes bloques

 

Nuevas elecciones autonómicas en Catalunya y nuevo análisis de la situación de partida. Y como resulta invariable desde 2010, dos bloques prácticamente idénticos a la situación anterior: el bloque independentista y el bloque unionista o españolista. A estos dos bloques les denominará, errónea y manipuladoramente, los medios de prensa de la Caverna Mediática: separatista o nacionalista y constitucionalista. Digo lo de erróneos porque ni los españolistas son verdaderos constitucionalistas, ni el independentismo es nacionalismo, aunque el españolismo si lo es y en las peores acepciones de este; podríamos aceptar el término separatista, aunque se diga dándole una cierta connotación negativa. Desde el punto de vista independentista, a pesar de no contar con unos medios que manipulen igual y que, por tanto, no se atrevan a escribirlo en sus páginas de esta forma, el bloque independentista es denominado bloque demócrata y el españolista es el bloque facha o franquista.

Como se puede ver de todo esto, ambos bloques son antagónicos y puede que, hasta irreconciliables. Esa es la razón de que los partidos de ambos bloques se acusen entre sí de ser colegas de algún partido del otro bloque. Desgraciadamente, mientras estas acusaciones tengan utilidad, el problema de fondo, gane quien gane, no tiene solución aparente.

Así que la población está dividida, aparentemente. Entre un 42 y un 53% de los votantes son del bloque independentista, mientras los del bloque unionista oscilan entre el 38 y el 48%. Sabiendo que existe un grupo de votantes indefinidos no superior al 7%, ya vemos que existe una base de indefinición que tiene que afectar al resultado de las elecciones de forma similar a como ha sucedido en comicios anteriores.

De este modo, salvo que suceda alguna cuestión extraña que pudiese alterar los más elementales principios democráticos, el resultado, entre bloques sería el de siempre: victoria del bloque independentista, pero obligando a los partidos miembros a grandes sacrificios pactistas para superar sus abismales diferencias. Cabe decir que si el saldo democrático decantara la balanza del lado unionista, el problema de los partidos de este bando sería similar.

El problema de estas elecciones es que la extraña cuestión capaz de violar los más esenciales principios democráticos, ya ha sucedido. La mayoría de partidos ya había acordado retrasar estos comicios fuera del aterrador tercer pico de la pandemia de COVID-19, pero la JEC, siempre presta a convertir la democracia en su cortijo privado, está forzando a mantener, inexplicablemente (o sí, por la razón que todos sabemos), la fecha del 14F. Dicen que a rio revuelto ganancias de pescadores, lo que aún no sabemos es si los pescadores están en una isla o en un diccionario…

Lo bueno de toda esta polémica del JEC y la fecha, ha dejado de lado que la empresa que se va a hacer cargo del recuento será la misma que ya fue acusada de barrer para los intereses del IBEX-35 con sus “errorcillos”.

En fin, que una cosa va a ser mi supuesto extrapolado de la información de la voluntad de voto, y otro muy diferente el producto de la alteración del voto producido por la pandemia. Como esa variable es más difícil de cuantificar, la voy a suprimir.

Primero definiremos qué áreas son dominadas por cada bloque.

El bloque unionista acostumbra a ser el más votado en el área metropolitana de Barcelona, aunque en los últimos años ha ido perdiendo fuelle en las ciudades del Vallés, también es una gran derrota para este bloque que la urbe que le da nombre (Barcelona) sea, de un tiempo a esta parte, un territorio independentista y en pleno avance. A este anillo de la ciudad, donde el Baix Llobregat es su máximo exponente, es lo que se ha dado en llamar: cinturón rojo, porque en las elecciones de los años 80 y 90, eran de alternativas socialistas y comunistas. Desgraciadamente, muchas de estas localidades estaban llenas de inmigración que no había sido capaz de integrarse y que fueron fáciles de manipular por un partido, marca blanca del PP, que nació con la única voluntad de romper en dos Catalunya: Ciudadanos. Más desgraciadamente aún, partidos como Podem-ElsComuns y el PSC, en lugar de intentar sus votos perdidos con una honestidad invariable, han jugado la carta del populismo y no han dudado en aceptar caramelos de la ultraderecha españolista cuando les ha convenido.

Otra zona donde el voto españolista tiene un gran número de adeptos, es la zona industrial de Tarragona.

Cabe decir que todas las zonas de voto de mayoría españolista, son muy pobladas, pero también que, salvo localidades muy concretas, sus victorias son bastante pírricas.

Por otra parte el resto del país es de mayorías independentistas, siendo estas más amplias cuanto menores son las poblaciones.

Algún día analizaremos más a fondo las razones que impulsan a unos ciudadanos y a otros a votar partidos independentistas o unionistas. Por ahora nos conformaremos a explicar qué son y cómo se distribuyen a lo largo de la geografía ambos bloques. Y en las próximas dos partes analizaremos las posibilidades de voto dentro de cada uno de estos bloques.