domingo, 26 de junio de 2011

Nueva ley electoral



Después de analizar los resultados de todas las elecciones generales de nuestra corta democracia, he llegado a la conclusión de que sí existe una fórmula sencilla de hacer más democrático nuestro sistema electoral.
Los puntos básicos que generan desafección son el hecho de que unos votos tengan más valor que otros, que los votos en blanco y nulos no tengan ningún sentido, y que los votos que no generan representación terminen sirviendo para aumentar la representación de otros partidos que pueden estar en las antípodas ideológicas de los votados. Es cierto que también muchas personas demandan listas abiertas, pero lograr eso objetivo penalizaría la mayor democratización de los restantes.
El parlamente tiene 350 escaños y hoy se rellenan con un sistema proporcional por provincias basado en la ley del belga d’Hond. Este es un sistema creado a finales del siglo XIX y que beneficia a las listas más votadas para favorecer las mayorías absolutas. Es un sistema adecuado para países políticamente muy homogéneos ya que también favorece el bipartidismo. Desgraciadamente nuestro país es ideológicamente muy heterogéneo, así, de media, hay una desviación del 45% entre los votos y la representación. Con el agravante de la aparición de la figura del voto útil que lleva a muchos electores a elegir determinadas papeletas que de otro modo no lo harían.
Nuestro sistema debería contar el número de votos totales a nivel nacional y dividirlo entre 350. Si, por ejemplo, van a votar 22.053.611 electores, la división nos daría: 63.010,32. Así 63.010 serán los votos necesarios para obtener un escaño. Los remanentes provinciales se unirán a nivel nacional y los escaños que salgan se irán anotando a las listas de las provincias con los remanentes más grandes. Con los remanentes que queden ya analizaremos más adelante qué hacer.
Este sistema hará que los escaños de una provincia dependan de su número de votantes respecto a los de las demás provincias. Dado el gran estímulo regionalista de nuestro país eso también estimulará el voto. Para refrenar este ímpetu se podría ligar el salario de los diputados a la abstención. Mayor desafección implicaría menor salario (la formula de esa relación aún tendría que pensarse), lo que también serviría de estímulo para que los políticos procuren pensar más en sus votantes en todo momento.
Otra cosa importante es dar sentido a los votos en blanco y a los votos nulos. Ambos estarían representados en la cámara por escaños vacíos, con la diferencia que mientras los escaños procedentes de votos nulos reducirían el aforo de la cámara, los votos en blanco participarían en todas las votaciones de la misma como votos en blanco para todas ellas.
En las papeletas de voto, además de los candidatos, debería figurar una ruta ideológica de los votos remanentes. Estos votos remanentes son los que no alcanzan un número suficiente para alcanzar representación. En la papeleta pondría algo así:
1º Partido A
2º Partido B
3º Partido C
4º Voto en blanco
Aunque un partido también podría no pasar sus votos remanentes a ningún partido ni contar tampoco como voto en blanco:
1º Voto nulo
Esto, en el primer caso, quiere decir que a la hora de pasar sus votos remanentes, estos pasarían al partido A si el remanente de este es mayor al suyo, si no es así pasarían al partido B, luego al C y si ninguno de ellos tuviese un remanente mayor los votos pasarían a ser votos en blanco. En el segundo caso el remanente pasaría, directamente, a considerarse como votos nulos.
Como es lógico, para que esto sea viable, los remanentes deben analizarse desde el menor hacia el mayor. También deberán llevarse a cabo a nivel nacional.
Finalmente, después de realizadas todas estas distribuciones, por culpa de los decimales no quedarían de 1 a cinco escaños sin decidir y que, para evitar suspicacias, se reducirían del aforo, es decir, se les trataría como provenientes de votos nulos.
Dada la idiosincrasia del electorado español esta sería la fórmula más adecuada y que evitaría algunas de las absurdas promociones del odio interregional que hoy aprovechan algunos (muchos… demasiados) políticos sin escrúpulos. Mucha de la crispación que nos ha llegado a saturar en los últimos 15 años se hubiese podido evitar con este sistema.
Al margen de la ley electoral también hay otros aspectos relacionados que enervan al electorado, como es el hecho de que se admita la presentación de candidatos implicados en procesos penales y de corrupción. También resulta bastante sangrante la diferencia existente en la publicidad de unos partidos respecto a otros, no parece que eso sea demasiado democrático, máxime cuando muchos de los votos pasados que le conceden ese tiempo ni siquiera eran de su propiedad.

viernes, 24 de junio de 2011

¿Qué hemos aprendido de la crisis del pepino?



Qué hemos aprendido de la crisis del pepino.

1.       Que en Alemania nunca ponen en cuestión, de entrada, sus propios productos.
2.       Que algunos alemanes temen a España a pesar de la depresión que estamos pasando porque saben que nuestros trabajadores son los más creativos de la UE. Con menos medios son capaces de resultados similares, e incluso en ocasiones mejores, que los artificialmente prestigiados alemanes.
3.       Que después de la crisis de la colza nuestro país creó unos mecanismos de verificación de sus productos alimentarios que los hace los más fiables del mundo. Aunque eso los encarece bastante.
4.       Que las redes de suministros alimentarios alemanes son un desastre.
5.       Que E. Coli es una bacteria que vive en los tractos intestinales de todos los animales y que existen una variedad casi infinita de familias de esta bacteria.
6.       Que el  E.Coli de esta crisis era más tóxica de lo habitual y que tiene una resistencia a los antibióticos superior a lo normal, así que parece claro su origen humano.
7.       Dado que la plantación de semillas de soja pudo demostrar que no usaba aguas negras para regar, la difusión de la bacteria acusa a los pesticidas como origen.
8.       Que las plantas transgénicas, al contener genes animales e incluso humanos, en su ADN, permiten el pase a su interior de estas bacterias, lo que hace que, aunque uno trate los vegetales higiénicamente de forma correcta, estas bacterias persistan en ellos.


CONCLUSIONES:

1.       Los vegetales españoles son los de más calidad.
2.       Hay que evitar los productos transgénicos ya que no documentan el origen de los genes introducidos y vemos que los genes animales pueden ser la puerta de entrada de grandes peligros para nuestra salud.
3.       Deben analizarse los pesticidas con lupa, en especial los procedentes de Alemania.
4.       Hay que tener mucho cuidado con los productos alimentarios que hayan pasado por las redes de suministro del país teutón.
5.       Las farmacéuticas siguen sin sacar nuevos antibióticos y algunas bacterias ya son inmunes a todos ellos.
6.       En Europa no se nos respeta a pesar de que, una y otra vez, demostramos que sus recelos hacia nosotros no solo son injustificados sino que esos mismos recelos deberían ponerse sobre los mismos que los tienen. Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio y Europa tiene muchos ojos y todos miran hacia España.

Imágenes de pepinos tomadas de una de mis web’s favoritas http://www.recetasdelujo.com  

jueves, 23 de junio de 2011

Principio del poder

Imagen de la manifestación del 19J en Barcelona a las 20:35 en Plaza Urquinaona. Cuando la cabecera hacía más de 30 minutos que había llegado a Pla del Palau.

Cuadernos para el diálogo.

Bajo este título tan gastado, pero al tiempo tan sugerente, vamos a dar una serie de premisas para que políticos y no políticos, sepan que líneas de actuación y modificaciones deben llevar a cabo para calmar unos ánimos que aumentan de indignación cada día al ver el mal criterio de quienes supuestamente les representan y, sobre todo, el poco valor que dan al intelecto colectivo.
En el primero de estos cuadernos vamos a tratar de forma muy general el principio fundamental que está convirtiendo a la indignación en algo mucho mayor que un simple movimiento ciudadano. Y sobre todo, las premisas iniciales que deben cumplir nuestros políticos si quieren establecer algún tipo de acercamiento a ese colectivo tan heterogéneo, pero que ya sustenta la mayoría de la población.
Principio del poder.
Dicen desde Europa que hay crisis y que por tanto no se puede hacer otra cosa, pero todos sabemos que no es cierto. En primer lugar, si el problema es la crisis, esta debería ser para todo igual. Por otra parte no todo el mundo está de acuerdo en que las tomadas sean las medidas más adecuadas. De hecho esas medidas son muy poco fiables pues son las aconsejadas por los mismos a los que todos consideramos como responsables del problema y, curiosamente, esas medidas no les obligan a ellos a ningún tipo de sacrificio y, mucho menos, a asumir responsabilidades.
A pesar de lo dicho, vamos a suponer que las soluciones que se están tomando son las correctas (que es mucho suponer). Digamos que los “doctores” de la economía están realizando las correctas prescripciones al paciente, pero la medicina recetada es demasiado amarga para que ningún pueblo se la tome a palo seco. Este sería el momento de recordar a Mary Poppin’s: “Con un poco de azúcar esa píldora que os dan…” Porque cada una de las medidas tomadas debe ser compensada con otra que facilite su aceptación. Sería algo así como un bálsamo social.
La gran mayoría de las democracias (por no decir todas) están controladas por un reducido círculo de personas que, en demasiadas ocasiones, son sospechosas de corrupciones y cosas aún peores. Personas cuyas ideas están limitadas por la esencia de su casta endogámica. Personas que no fueron capaces (o no demostraron que lo fueran) de anticipar una crisis que la mayoría de la ciudadanía ya venía notando en sus articulaciones desde hacía una década.
Si a todo esto añadimos la crispación social generada en nuestro país por los dos grandes partidos para obtener la supremacía en el poder, y la desafección política creciente, fruto de un sistema electoral que desvirtúa la voluntad democrática de la ciudadanía al traspasar los votos generados a un partido que puede estar  en las antípodas ideológicas y que genera falsas mayorías; solo podemos tener un resultado y es algo muchísimo más agresivo que el actual movimiento 15M.
Nuestros políticos no pueden seguir haciéndose los sordos, ya que la virulencia de la crisis ha podido anticipar este movimiento con un ideal muy pacifista y que supone una oportunidad única para recuperar la credibilidad democrática.
Sin duda, el pueblo español es, a pesar de su heterogenia (mayor que la de ningún otro pueblo de Europa), esencialmente pacífico, pues en su memoria está la herida de una trágica guerra fratricida y una posguerra aún más sangrante. Posiblemente sean ya pocos los ciudadanos que tienen un recuerdo vivido de aquella época, pero transmitido sus callos en herencia para las generaciones posteriores. Esa es, tal vez, la razón de que nuestro pueblo se permita dar una nueva oportunidad a la paz. Pero nuestros políticos no pueden seguir inmunes a su grito.
España vive el 15M, pero es el mundo entero el que debe pensar su propia forma de reverenciar a los pueblos soberanos. Porque el más importante principio de toda democracia es el que dice que “la soberanía de un Estado reside en su pueblo” y este se la transmite al gobierno que le representa. Por ello, la verdadera democracia solo existe cuando ese gobierno es el mejor reflejo del pueblo y no cuando este usurpa el poder mediante una falaz herramienta estadística. Y por ello los gobernantes solo se preocupan de corresponder a aquellos que les han apoyado económicamente en su ascenso y se olvidan de que son meros albaceas de la soberanía del pueblo.
Gobiernos del mundo acordaos de vuestros pueblos mientras sus revueltas no tengan sangre porque después será demasiado tarde. Tal vez esta sea la última oportunidad.

jueves, 16 de junio de 2011

Hay que ir a la manifestación del 19J










Si el 15M y las acampadas fueron aplastantes victorias del movimiento de los indignados en el que la mayoría de los ciudadanos nos vemos reflejados, el 15J ha sido una sonada derrota que los medios de comunicación se han cuidado de amplificar. ¿Pero es realmente lo que parece o nos estamos olvidando algo importante?
Es cierto que “Democracia real ya” no organizo la acampada en el Parlament, no obstante esta si fue organizada por fuerzas ligadas al movimiento 15M. Supongo que la idea original era llevar la indignación a la puerta de donde se estaba a punto de perpetrar el crimen de los recortes, hoy ya consumado por el tripartito de derechas (CiU, PP y Laporta). El problema es que se permitieron mensajes como “no pasarán” y “tenemos que hacer un cordón humano para que no puedan entrar”. El hecho de mezclar estos mensajes con “somos una fuerza pacífica” y “no haremos lo mismo que ellos”, es algo que no caló adecuadamente en algunos individuos y, a toro pasado, es casi comprensible. ¿Cómo vas a permanecer impasible cuando ves las caras de los responsables de que este país se vaya a la mierda caminando tranquilamente hacia su asiento de poder? No todo el mundo es capaz de soportar tanta provocación, sobre todo cuando pocos días antes habían enviado a las fuerzas policiales a realizar una batida sanguinaria en tu propia casa. Por eso la acampada en el Parlament era un  error, porque las posibilidades de que uno o más elementos cayeran en la provocación y en la violencia eran elevadas (no entraremos en el tema de los infiltrados, que los había y hay pruebas documentales, pero no deben servir de excusa).
Pero una vez aclarado el error de un movimiento que aún es joven y aún no ha sabido negociar su único error, hablemos de otra monstruosidad que hemos visto claramente y hace del movimiento 15M una necesidad. Me refiero a la desvergüenza de esos mismos políticos para sacar partido de la candidez de aquellos a quienes deberían respetar. No es extraño que sin tiempo a evaluar la situación el president Mas soltara aquella brutal declaración a los medios de comunicación. No es extraño que hablara de los indignados en general  (a pesar de que era bien consciente de que las acciones habían sido perpetradas por una minoría muy concreta) diciendo que habían atravesado una línea roja, cuando él, por activa y por pasiva, estaba mucho más allá jugando con las líneas negras de la transgresión absoluta y definitiva. No es extraño que intentara justificar una futura acción violenta de las fuerzas de orden público sin aclarar si era una amenaza poco velada o una excusa para los actos represivos de días pasados.
No, no es extraño. Como tampoco lo es que la mayoría de aquellos mal supuestos representantes del pueblo, en sus declaraciones, generalizaran a todo el movimiento por unas acciones que han sido condenadas por la totalidad de asambleas, a nivel nacional, del movimiento 15M.
“Los políticos (esos que se hacen llamar representantes democráticos del pueblo) no nos representan, pero los violentos (en toda su extensión) tampoco”.
Sin embargo, el movimiento 15M parece haberse retirado a lamerse las heridas. Entre los violentos, la mala fe de los políticos y el mercenarismo de los medios de prensa, se le ha dañado gravemente. Pero ningún ciudadano debería temer a sus políticos, estos deberían temer al pueblo, pues eso es lo justo y racional. Sin embargo, al dañar al movimiento de los indignados, se ha dañado al pueblo, pues este movimiento lo representa mejor que ningún otro colectivo político o no (más del 56% de los españoles se considera indignado, aunque desde ayer pueden ser algunos menos). Curiosamente, ahora en la calle domina un movimiento pacífico que repudia la violencia y, sin embargo, en lugar de ver en aquellos que ostentan el poder algunos guiños que procuren calmar en parte esa indignación, vemos declaraciones inflamadas, infantiles, agresivas, peyorativas, amenazantes y autojustificativas en casi todos ellos. Hoy el pueblo aún levanta las manos abiertas y vacías, pero si nuestros políticos no muestran la buena voluntad que les exigen los cargos que representan, cada día habrá más incontrolados.
Yo confío en el movimiento 15M, porque a pesar del error cometido con la acampada en el Parlament, aún mantengo la fe de que pueda mantener una esperanza pacifica para cambiar esta democracia ficticia que nos oprime. Pero ahora es el momento de que todos los pacíficos de este país salgamos a la calle a decir: ¡NO!
El próximo domingo 19 de Junio hay una manifestación pacífica donde ricos y pobres, altos y bajos, jóvenes y viejos, abuelos y nietos, católicos, musulmanes, ateos… Todos salgamos a la calle en una manifestación pacífica y festiva, para apoyar a un movimiento, a una idea: que los políticos nos escuchen a nosotros y no a sus ambiciones. Porque la democracia solo es cierta cuando los políticos demuestran que el poder emana verdaderamente del pueblo, en todos los demás casos es un fraude. Y hoy por hoy, yo no me siento representado por ningún político, ni tan siquiera por aquellos a los que he votado.
19 de Junio a las 17 horas manifestación. En Barcelona es en Pza. Catalunya. En las demás ciudades, presumiblemente en las zonas de las asambleas y acampadas.
Todos indignados.
Todos por la no violencia (ni la de los hechos, ni la de las palabras).

Las imágenes han sido extraídas de las diferentes web’s y blog’s que tiene “democracia real ya”. No lo específico como en otras ocasiones ya que es relativamente fácil llegar a ellas. Nuestro agradecimiento, no obstante, a todos esos voluntarios que han dedicado su tiempo a ese encomiable trabajo para la comunidad y sin cobrar como si hacen nuestros representantes “oficiales”.

sábado, 11 de junio de 2011

Los antidisturbios no están preparados para enfrentarse a masas pacíficas.



Los antidisturbios no están preparados para enfrentarse a masas pacíficas.

Ya hace años que era un secreto a voces, pero con la llegada del movimiento 15M se ha hecho evidente: las tácticas de las policías antidisturbios no están capacitadas para enfrentarse a una masa pacífica. Cuando las manifestaciones antiglobalización de Barcelona vimos como los episodios de violencia eran generados por policías infiltrados que pudieron ser reconocidos en la red, a continuación eran seguidos por los sospechosos habituales (personas que aparecen reventando todo tipo de manifestaciones) y finalmente aparecían algunos individuos que perdían el control y se añadían a los desmanes. Estos últimos justificaban a la policía para repartir hostias a manta. Y es que las técnicas de control de manifestaciones (esas que no se publican en ningún manual) dicen que siempre habrá 1 de cada 1000 que se dejará arrastrar por la violencia y justificará las acciones policiales.
¿Pero que sucedería en el caso de que los manifestantes no respondiera a la violencia, o si estas fueran lo suficientemente aisladas como para que la policía no lograra filmarlas para justificar una de sus cargas?
El movimiento 15M ha logrado eso y, por tanto, ha evidenciado la incapacidad de los antidisturbios para enfrentarse a movimientos pacifistas. Y lo que es peor, ha demostrado que estos individuos armados con porras, balas de goma y, según cuentan, armas anti disturbios totalmente ilegales; son unos cobardes. Cuando los manifestantes ensangrentados, les persiguen con las manos en alto o esgrimiendo una flor frente a sus agresores en repliegue, actúan con extrema violencia intentando romper la líneas que les rodean. Después rodean a los grupos que no pueden huir y estos se sientan en el suelo para mostrar su pacifismo, pero estas policías inadaptadas los levantan a golpes del suelo.
Como si no fuese suficiente prueba, la mayoría de los antidisturbios sufre lesiones en los dedos y los brazos de tanto repartir hostias bajo un estado de histeria. Solo hace falta ver en las imágenes las posturas bélicas de los números en todas esas acciones. Francamente recuerdan (con la diferencia del armamento usado) al ejército inglés enfrentándose a las manifestaciones pacíficas que llevaron a la independencia de la India.
Años de pequeñas indignaciones con “revientamanifestaciones” de por medio, han acostumbrado al uso de tácticas paramilitares para el control de masas, pero cuando los manifestantes ni siquiera responden a las provocaciones policiales, todo se complica. Hemos escuchado a los números y sindicatos inventándose agresiones inexistentes más allá de los fantasmas que nublan de temores su entendimiento. Hemos escuchado a los responsables políticos que dieron las órdenes sin saber lo que realmente hacían. Y hemos escuchado a los gobiernos y líderes políticos agarrándose a sus cargos sin llegar a reconocer la verdad de lo que está pasando en este país y, en menor medida, en todos los países del mundo.
El colmo de todo este sinsentido lo representa el PP a quien este movimiento le aterra más que a nadie pues ellos son los que más tienen que ocultar a la mirada pública. Aunque aquí todos los que se han repartido el pastel guardan esqueletos en los armarios.

En el próximo artículo explicaremos cómo es posible que no sea verdad esa expresión de que todo pueblo tiene el gobierno que se merece.

domingo, 5 de junio de 2011

De dónde viene y a dónde va la crisis.



A finales de los 90, el flamante gobierno del PP se planteo su segundo gran reto: acabar con el problema de la vivienda. El primero era acabar con la crisis, pero ese ya estaba superado diez meses antes de ganar las elecciones, así que se limitaron a apuntarse el tanto pero sin aflojarnos el cinturón al que el gobierno anterior había tenido a bien hacerle un par de agujeros. Así pues, la vivienda era el verdadero gran reto, así que las cabezas pensantes del partido se pusieron a trabajar. A sus apoyos parlamentarios (CiU y PNV) también les dejaron pensar, pero en voz baja. Con tanto talento quemando neuronas la solución estaba asegurada.
Todo parecía indicar que  lograrían volver a poner en el mercado el gran número de viviendas vacías que ya entonces existía, pero no. La idea de aquellas mentes preclaras era superior en ingenio. Así nació una nueva ley del suelo que permitía liberar grandes cantidades de terreno para edificar a tutiplén, sobre todo en las proximidades de la playa. Con esto “se pretendía” aumentar la oferta de vivienda que, por ese efecto neoliberal que se basa en la perfección de los mercados, bajaría de precio.
Sin duda aquella fue la primera gran cagada de los “Aznar Boys”, pero el ególatra expresidente  seguramente no tendrá esa imagen de su nefasto mandato. Después de todo les generó enormes beneficios a sus amigos los constructores y no menos a los poderosos banqueros. Sea como fuere llegamos a 2004 con una clase media totalmente empobrecida, pero viviendo en el sueño de un endeudamiento imposible por cortesía de los depredadores bancarios. Por si aquello no fuese suficiente, el país estaba lleno de brechas financieras producto del servilismo con el gran jefe norteamericano de la guerra.
La llegada del socialismo fue una esperanza nacida entre el humo y que, con el tiempo, también se desvaneció. Si bien supieron sacarnos inmediatamente del sangriento Irak, les faltaron los redaños suficientes para acometer el estallido de la burbuja inmobiliaria. Entre 2004 y 2006 hubiese sido un buen momento, pero era tan atractivo ver que, por obra y gracia de la estadística (ciencia que demuestra que si yo me he comido seis pollos y tú te ha muerto de hambre, ambos nos hemos comido una media de tres pollos) éramos uno de los países económicamente más poderosos del mundo. Así que, sin querer despertar, los socialistas se dedicaron a intentar vaciar poco a poco la inmensa burbuja, pero sin permitir que estallara, aún sabiendo que, si aparecía una de esas pequeñas crisis mundiales, la burbuja multiplicaría muchas veces el grado de nuestra desgracia. Y la crisis apareció, solo que no fue pequeña, aunque, al principio, se mostró tímida y lejana. Fue cuando Zapatero quiso negar la evidencia, luego ya fue demasiado tarde y, aunque al principio quiso mostrar algo de valor, lo hizo separando de sí a los únicos que hubiesen podido mitigar sus efectos de antemano. Finalmente, a mediados de 2010, el gobierno socialista dio un bandazo a su nave y se sumo a los aciagos vientos neoliberales que, a estas alturas empujan con fuerza la nave de nuestra sociedad hacia las agudas aristas de los acantilados de una quiebra peor que la económica: la quiebra social.
Para encarar la crisis frente a las olas generadas por las grandes corporaciones y la City, el gobierno le ha robado a los trabajadores sus últimas protecciones y derechos. Resulta que todos ellos siempre airean en la prensa lo caro que es el despido en nuestro país, pero ni una palabra de las protecciones que poseen los trabajadores de todos los países que nos enumeran. Tampoco hablan, y es lo más sospechoso, de lo caro que es el empleo. Claro que ellos no desean contratar a nadie, solo despedir. La cuestión es que nos han robado el empleo y la jubilación y ahora esperan un par de vueltas de tuerca más para que el ciudadano español se convierta en un esclavo sin derechos de las multinacionales.
Desarboladas y al pairo las naves sindicales se enfrentaban a las fortalecidas naves de la patronal bajo el mando del almirante Joan Rossell. Ahora se juega el valor de los Convenios Colectivos, la última barrera antes de la esclavitud total. En último término, con los desprestigiados sindicatos perdían su Numancia particular, el gobierno para la batalla y se guarda su decisión, que sea, cual sea, no contentará a nadie. Pero esta vez la cosa es peor, porque parecen ignorar que se enfrentan a la quiebra social. Ya tienen a los pacíficos tomando las plazas, ahora es posible que los beligerantes se hagan con las calles.
Si esta vez el gobierno no hace un guiño a los más desvalidos de la sociedad hay riesgo, incluso, de una guerra civil. Puede que la subida electoral de la ultraderecha haga pensar , a quien no tiene ojos, justo lo contrario, pero los Intereconomías, Federicos Jiménez, El Mundo, ABC y otros, poseen el poder de los medios, pero la indignación verdadera va en otro sentido y está llegando a sus límites de indignación.
El movimiento 15M ha sido una advertencia a la que los poderosos deberían escuchar, tal vez sea su última oportunidad.

Imagen tomada de www.nuevastecnologias.com