domingo, 18 de junio de 2017

La miserable portada de La Razón


En mi barrio el atentado de Hipercor es una herida que nunca se cerrará, pero hace ya mucho tiempo que tomamos conciencia de que los miserables, que convirtieron aquello en una tragedia, no se limitan a quienes pusieron las bombas.
Cuando veo la portada de “La Razón” de hoy, mi indignación crece hasta los límites de la locura. Después pienso que mañana hará 30 años y no hay razón para callar ni un minuto más.
Porque la verdad es que ciertamente ETA puso aquel coche bomba en un aparcamiento subterráneo que amplificó sus efectos destructivos. ETA no eran hermanitas de la caridad y sabían el daño que podían causar, pero también es cierto que avisaron con tiempo más que de sobras como para desalojar el centro comercial y no una, ni dos, sino hasta tres veces.
Daba igual las veces que avisaran, porque el Estado Mayor del Ejército y la cúpula de ese gobierno a la sombra que aún manda en este país y nos tutela bajo la moral del franquismo, habían decidido que era el momento de cobrar en sangre las amenazas de ETA. Necesitaban víctimas inocentes que terminaran de hacer perder los apoyos populares con los que aún contaba la banda.
Se acabó lo de poner bombas en las vías del tren y cortar el tráfico de ferrocarriles durante horas para luego retirar fiambreras vacías. El poder en la sombra había determinado que levantaría todos los faroles de la banda (siempre que no les amenazaran a ellos) y lanzó el órdago en Catalunya… en Barcelona… en el barrio de Sant Andreu… y en un centro comercial en que, siendo propiedad del empresariado del viejo régimen, no pondría pegas a su utilización como herramienta “por el bien común”.
Así que cuando ETA aviso a la prensa abertzale la policía ignoró el mensaje. Un mensaje que, cuando llegó de la mano de la Guardia Urbana de Barcelona, media hora más tarde, ya no pudo seguir ignorando, pero, como si aún tuvieran todo el tiempo del mundo, organizaron un comité de crisis. Se informó al director del Centro Comercial que, en primera instancia, y aconsejado por la propia policía, desestimó el desalojo del centro  cuando aún hubiera habido tiempo de evitar lo peor.
ETA aún avisó una última vez, ya sin tiempo. Y esta vez sí se le hizo caso. Nunca antes habían insistido tanto los terroristas. Pero cuando se iniciaba el desalojo la bomba estalló. Algunos afirman que pudo hacerlo cinco minutos antes de lo programado, pero no creo que eso sea importante. Ciertamente, lo que de verdad importaba (o debía haberlo hecho), eran las víctimas.
Hipercor es la herida que nunca se cura de un barrio humilde en la capital catalana. Un barrio que desde el primer momento odió a ETA por los explosivos, pero que muy pronto también odió a los poderes de España que quisieron hacer posible que esa bomba nos hiriera y nos matara. ETA cargó y apuntó la pistola, pero el gatillo lo apretó el mismo franquismo que supuestamente ya no existía.
Nos lo ocultaron todo. Como nos ocultaron la intentona golpista de los militares que quisieron aprovechar el dolor del atentado para justificar de nuevo la toma del poder. Desde entonces, si se puede creer a Felipe González, el Estado está a merced de los mismos que ya arruinaron a este país hace 80 años.
Después llegó la infamia de la AVT que ninguneó a las víctimas de Hipercor, como lo hizo con las del 11M, porque no les eran útiles en su politización ultraderechista y neofranquista del país.
Hipercor fue un atentado de ETA, pero es la falsedad más grande del neofranquismo tardío, y que “La Razón” saque ahora esta portada a mí solo me dice una cosa. Y es que existe una prensa que sigue siendo cómplice de estas muertes y, treinta años después, quiere seguir usándolas contra la paz, la democracia (donde quiera que esté), la justicia y el Procés.
Señores de “La Razón”, los que murieron en Hipercor eran catalanes, y los que se aprovecharon de su sangre eran, como ustedes, muy españoles y mucho españoles.
ETA tuvo sus condenas judiciales y pagaron con prisión, ETA dejo las armas y hasta las entregó, pero el franquismo sigue matando y acumulando víctimas con un terror a escondidas de los medios de comunicación que siguen siendo cómplices. Ellos han querido que este país no tenga paz hasta que desaparezca y veamos las cenizas de Franco en un vertedero de basura. Porque ellos lo quieren así, con sus mentiras, sus represalias y su seguir viviendo del cuento a costa de unos españoles que viven engañados y alejados de la cultura y el más elemental entendimiento.
Nunca se juzgará a los que tomaron la decisión de no evacuar a tiempo, nunca se juzgará a los militares que intentaron tomar partido de la sangre civil… Nunca se juzgara al terrorismo franquista porque sigue controlando a este país.
En Catalunya hemos entendido que somos la única esperanza de España, los únicos cuyo sufrimiento ya no puede esperar más y que el 1 de Octubre gritaremos que queremos enjuiciar a tanta impunidad que anega los pantanos viciados de España.
Entended que Catalunya no quiere la independencia porque odie a España, sino porque la quiere demasiado y no hay otra forma de identificar el franquismo coyuntural que la estrangula.
No queremos más Hipercor, ni 11M, ni rescates bancarios, ni burbujas inmobiliarias, ni impunidad para corruptos, ni Florentinos omnipotentes, ni ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, ni atentados de ultraderecha silenciados, ni CIE’s, ni AVE’s a ninguna parte…

El 1 de Octubre no se solucionarán todos estos problemas, pero será como poner nuestro granito de arena y, en los barrios colindantes a Sant Andreu, sin duda, tendremos en la memoria a Hipercor cuando lo hagamos. Tal vez nos inspire, también, esta miserable portada de La Razón.

viernes, 2 de junio de 2017

Individuo y Redes Sociales

Imagen tomada de la web popmatters.com

Quería tener un poco más elaborado mi trabajo sobre el comportamiento de las personas en las redes antes de publicar mi primer artículo, pero, por desgracia, la necesidad apremia. Así que, tal vez, convendría que este artículo no se tomara como parte de ese trabajo más profundo, a pesar de que entra dentro de la misma temática.
El tema de hoy entra en el campo del desprestigio de los medios de comunicación tradicionales y, en especial, de la prensa escrita.
Si no tienes un sospechoso interés partidista o eres tonto de remate, coincidirás conmigo en que la prensa escrita de nuestro país no es muy fiable, pero que, además, hay medios como “La Gaceta”, “ABC” o “La Razón”, en que, hasta los anuncios, deben ponerse en cuarentena.
A esta prensa escrita conectada con las cloacas del Estado podemos añadir, en Internet, la mayoría de las páginas de noticias que utilizan los apellidos “Digital” y “Liberal” (“Libertad Digital”, “Mediterráneo Digital”, “Periodismo liberal”, “Periodista digital”, etcétera).
Creo que la gran mayoría de internautas tenemos muy claro que ninguna de estas “fuentes” tiene la capacidad de ofrecernos información fiable. Pero, entonces… ¿Por qué narices nos creemos sus estrafalarios argumentos cuando alguien cuelga uno de sus artículos en una Red Social? Facebook va lleno de comentarios que dan credibilidad a las noticias de estos medios ¿Es qué no somos capaces de reconocer su origen?
La triste realidad es que, sin darnos cuenta, asumimos la responsabilidad de todo cuanto colgamos. Es más, si no somos capaces de poner un texto previo que centre la idea, el artículo enlazado cobra todo el protagonismo y nosotros, sin querer, asumimos tácitamente su contenido, como que estamos de acuerdo. Es decir, el artículo ya no pertenece a un medio sospechoso porque la persona que ha colgado ese enlace se convierte en su valedor.
Pero algo me dice que eso no es realmente así porque cuando alguien lee el artículo y descubre las acostumbradas manipulaciones, puede llegar a comentar de forma directa, como si lo hiciera “contra” la persona que ha colgado el artículo… Y aparecen las primeras disputas que pueden llevar a una auténtica bronca.
Cabe decir que esto no es exclusivo de los artículos, a veces puede ser una foto, un Copy & Past de twitter o un chiste gráfico, que alguien puede tomar como ofensivo y responder al mismo con un tono equivalente. Os garantizo que en el 50% de las veces el que colgó semejante cosa en una red como Facebook, se toma a mal el comentario sin asumir la agresividad de lo que él o ella colgó en su muro.
¿Entonces qué lección debemos asumir de todo esto?
Pues es muy simple. Aunque creamos que las Redes Sociales no son el mundo real, sus consecuencias, y por tanto nuestras responsabilidades, sí lo son. Si piensas que puedes colgar un chiste grosero, que de ninguna manera contarías en una reunión en un bar con amigos, es que estás muy equivocado. El pseudoanonimato (cuando pones tu nombre y te presentas ante personas conocidas, estás en el mismo bar donde tomáis las copas) de la red no te da licencia para expresarte de un modo diferente a como lo harías en persona. Sin embargo, la mayoría de nosotros nos mostramos algo más alocados en las redes. Lo curioso es que nuestra capacidad de ofendernos es la misma por Internet que en persona. Parece, pues, que nos falta una gran capacidad para madurar por Internet. Sin duda, la ausencia de imágenes paternales que nos obliguen a pensar dos veces lo que vamos a colgar o a decir en las Redes Sociales, nos impide tener un pensamiento autocrítico de madurez.
Sí, creo que algunos ya os habéis percatado de que en los últimos tiempos he tomado posturas muy paternalistas en la red para ver si la cosa funciona o no. Sin embargo, la cosa solo ha funcionado en parte. Puedo decir que he perdido media docena de amigos (peor para ellos), pero también he descubierto que algunas personas a las que suponía una cierta madurez (por lo menos puedo garantizar que en persona la aparentan), han resultado ser unos auténticos niñatos virtuales.
Pero de todo, lo que más me ha perturbado, es la gran cantidad de individuos que está ejerciendo una labor desinformativa, totalmente interesada, en las Redes Sociales. La maldad de personajes ligados al fanatismo tradicionalista, la religión, el Partido Popular, las fobias, el nazismo, los antisistema del caos, los pro-algo, los anti-algo, los paranoicos, los ocultadores… Gente, la gran mayoría, que desconocen su propia toxicidad, que están convencido de ser los grandes virtuosos del mundo y que así se venden, pero que carecen de la mínima capacidad para la autocrítica.
Si tenéis alguna duda sobre si podéis ser una de estas personas tóxicas, solo debéis echar un vistazo a las últimas semanas de vuestro historial en Internet. Y si no tenéis ninguna duda os puedo garantizar que es seguro que sois una de esas personas nocivas de las que os estoy hablando.
Puede que en el mundo real seáis unas bellísimas personas de mente abierta y con una autocrítica responsable, sin embargo, al introduciros en la vorágine de Internet y contactar con medio planeta, os convertís en unos intolerantes pagados de vosotros mismos y totalmente inflexibles respecto de esas “verdades” que, a final de cuentas no son más que vuestras insignificantes opiniones. Pero lo peor de todo, es que a pesar de vuestro lamentable comportamiento, no sois capaces de verlo porque existen centenares de adláteres que os apoyan simplemente porque, en ese momento, padecen una obsesión similar a la vuestra.
Todos somos más altos y más guapos en el espejo de la red, y sin embargo, somos los mayores Trolls sin saberlo.