viernes, 21 de mayo de 2010

¿Son justos los ajustes de ZP?


Galleguizando la pregunta diría: ¿Cuándo es justo un ajuste presupuestario?

Con esta nueva pregunta queda respondida la primera, pero para los que no lo entiendan, especificaré diciendo que, no es justa, pero es necesaria. No obstante las primeros resultados de este ajuste serán necesariamente malos, de hecho el Gobierno ya rectificado sus perspectivas de crecimiento a la mitad (justo lo contrario de lo que ha hecho el FMI, lo que explica que sus informes tengan menos capacidad de acierto que Carlos Jesús de Raticulín, eso sí, influyen más en las reglas establecidas que las fases lunares).

Es evidente que ZP no quería tomar ese camino, pero las presiones externas le han obligado, de ahí que no haya emprendido, con tiempo suficiente, una labor pedagógica sobre el tema que reduzca el impacto de la crítica. En Alemania, por ejemplo, llevan tiempo anunciando la necesidad de esos recortes y reforzando las explicaciones con frases como que “los alemanes han estado mucho tiempo viviendo por encima de sus posibilidades”. Se supone que algo parecido hubiese tenido que llevarse a cabo en nuestro país, aunque creo que no hubiese tenido mucho valor decir que aquí también han estado los alemanes viviendo por encima de sus posibilidades durante mucho tiempo. Y si no que se lo pregunten a los mallorquines.

De todas las fórmulas planteadas, la única que se ha explicado debidamente es la subida de impuestos. Precisamente esa medida es la más protestada por el PP, el partido que aquí defiende el neoliberalismo más duro y, en último término, responsable de la actual crisis. Es obvio que la subida de impuestos ralentizará la economía y retrasará la salida de la crisis, pero hay cuentas que pagar, y las sucesivas bajadas de impuestos habidas en los últimos veinte años, han limitado la capacidad de regeneración de las arcas del Estado en “estados carenciales”. Dice la economía clásica que la bajada de impuestos aumenta la circulación de líquido, pero todo tiene un límite y, personalmente, yo también creo que ese límite se sobrepasó a comienzos de siglo.

Tampoco a mí me gustan las medidas tomadas, en especial las de largo recorrido como la subida de la edad de jubilación que me parece más que absurda y ya le dedicaré un artículo en otro momento (palabra). Pero lo que me preocupa no son las medidas tomadas, sino las que no se han tomado. Con las actuales fórmulas volveremos a pagar los de siempre los excesos de otros, así que era necesario echarle güebos y atacar a especuladores y directivos de empresas. También es necesario proteger el empleo encareciendo el despido (justo lo contrario de lo que demanda la desprestigiada Patronal) y abaratando el empleo (que es lo que hace falta de verdad). Sobre este tema, si hay alguien del gobierno interesado, estoy dispuesto a darles una gran cantidad de sugerencias que creo nos podrían sacar de la crisis mucho antes de lo esperado (incluso teniendo en cuanta nuestros graves problemas estructurales de nuestro país).

Es bonito decir “¿Qué pague la cris quien la generado?”. Todos estamos de acuerdo con esta frase, pero quién es el guapo que se lo hace pagar… ¿Tú? Así que no nos queda más remedio que apechugar con el marrón… otra vez. Lo que debemos exigir son garantías de que no nos la van a volver a dar con queso nunca más. Debemos exigir medidas que controlen los movimientos de los capitales en maniobras de especulación que desestabilicen la economía legítima y, sobre todo, que se protejan nuestras estructuras sociales adecuadamente. Todo esto, dicho así, parece muy ambiguo, pero si decimos que, antes de la crisis, no hubiésemos intentado evitar el reventón de la burbuja inmobiliaria y la hubiésemos roto nosotros, el suceso se hubiese producido con un entorno económico más favorable enganchando sólo a los especuladores (ver artículo sobre quiénes son los especuladores) y poco más. Hoy no tendríamos que lamentar el hacho de que muchas familias se estén quedando en la calle.

En resumen: lamentamos las actuales medidas más propias de un partido de derechas que de izquierdas, pero las aceptamos como necesarias. Eso sí, las creemos necesarias, pero insuficiente y, sobre todo, queremos unas garantías y seguros como únicos responsables de la recuperación. No es muy justo que se le pongan medallas al presidente de “Súper Banco” o “Súper Empresa” cuando ya se han forrado de billetes y luego no se nos valore a los ciudadanitos de a pie cuando pagamos la reconstrucción de la ruina económica que él ha creado para engrosar sus cuentas de las Islas Caimán.

Imagen tomada de http://castillaunida.files.wordpress.com/2008/11/zp.jpg

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