sábado, 10 de enero de 2009

Tres tipos con clase (IV)



Capítulo 4.


“La vida en Tiro era agradable, pero no placida. En aquella época era una ciudad de paso en todos los sentidos y, además, el viejo espíritu comercial fenicio seguía vivo en toda ella. Desde los muelles hasta las puertas, se cambiaban historias desde la ignota Asia hasta las puertas de Hércules y desde los reinos de las nieves a las selvas de Salomón. Historias y noticias que viajaban con las mercancías más variopintas. Mercancías, que las más de las veces, tenían un destino final tan lejano como su origen.”


“Cuando la Nova, que por aquel entonces llamamos estrella de Usul Thuraa (no sé muy bien por qué), desapareció del cielo sin traer nada nuevo. Llegó a nuestra casa un viajero muy peculiar. Se llamaba Artabán y venía de Alejandría. Baltasar nos dijo que era una eminencia en el tratamiento de papiros, fabricación, conservación y documentación, que había sido uno de los grandes sabios de la gran biblioteca de Alejandría, pero que a él no le caía muy simpático. Aún así, se quedó con nosotros después de decirnos que llevaba varios meses buscándonos.”


--Algo grande está a punto de ocurrir en los cielos –nos dijo bastante emocionado--.


--Te refieres a la conjunción de Marte y Júpiter 1, según la denominación romana–dijo Baltasar recelando--.


--¡Claro que no!


“A partir de aquel día, nuestro prototelescopio, trabajaba durante toda la noche buscando algo. Al principio con emoción, al cabo de unas semanas con cansancio y, casi un año después, cuando observé una luz, no observada antes, en Acuario, con sorpresa.”


--Esa estrella tiene que ser un cometa –dijo Baltasar intentando disimular su emoción--.


--Los cometas siempre traen un mensaje –aclaré cuando era del todo innecesario--.


--¿Un cometa? No, tiene que haber algo más. Un simple cometa no me ha traído hasta vosotros –no era la voz de un aguafiestas y había emoción en sus palabras, pero en aquel momento fue un jarro de agua fría--.


--Acaso esperamos el final de los tiempos –se incorporó Melchor--.


--¡No! Esperamos el comienzo –nos sorprendió Artabán--.


“Ante nuestros deslumbrados ojos desenrolló un papiro lleno de colores y extraños símbolos. Al principio parecía un galimatías, pero pronto empezamos a diferenciar jeroglíficos egipcios, palabras escritas en griego, en latín y en varias lenguas más de aquel presente y su pasado”.


--Durante veinte años he estado recopilando informaciones relativas a lo que tiene que llegar. Todos hablan de un niño que ha de nacer para cambiar el mundo. Para todas las culturas, de ayer y de hoy, existe una imagen propia de ese. Será alguien grande y el momento está cerca.


“Hubiera objetado sobre lo que teníamos que ver en todo aquello, pero entre las notas del papiro había varios dibujos sobre posiciones estelares y, en especial, la aparición de una nueva estrella en el cielo de Acuario y otra en el centro de Cetus. Por desgracia, hasta dentro de tres semanas no estaría visible la constelación de la Ballena.”


“Tres semanas no cambiaron en mucho el tamaño del cometa, pero en los últimos días empezó a desplazarse hacia el Este, por otro lado, aún tendríamos que esperar hasta Agosto para ver toda la constelación, pero, antes de lo esperado, la extraordinaria vista de Melchor discernió un elemento nuevo en el centro de la cabeza de la ballena. Era minúsculo, pero empezó a crecer muy deprisa. En dos semanas se había convertido en uno de los objetos más brillantes del cielo. También salió del área de Cetus, empezó a desplazarse por el cielo y en pocas semanas le apareció su cola”.


--Cetus siempre ha sido una fuente de desgracias. ¿Cómo sabemos que ese objeto es el nuestro? –Argumentó Baltasar desconfiado--.


--Tienes razón –apuntó Artabán--. Este cometa representa a los males del mundo, surgido de las puertas de Cetus. Nuestro guía escapó a las fauces de Acuario. Cuando le salga cola tendremos que iniciar nuestro viaje hacia el sur. Según los sumerios se detendrá, durante un mes, sobre el lugar en que nazca el gran hombre.


--¿Cómo puede detenerse un cometa en el cielo? –No sé quien lo preguntó, pero estaba en la mente de todos--.


--No lo sé. Eso es lo que lo hará diferente –reconoció Artabán--.

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