jueves, 29 de enero de 2009

Libertades de culto, de inculto, de desculto y agravios comparativos.




Las imágenes están tomadas de las web’s de ABC y la COPE respectivamente.

Un compañero del trabajo ha logrado fotografiar a los autobuses de la discordia y se ha traído las imágenes al trabajo. Lo primero que me ha saltado a la vista, con aquellas imágenes, ha sido el agravio comparativo de ambos mensajes. Con esa premisa he decidido hacer este artículo. Y ojalá le hubiese pedido copia de las fotografías a mi compi porque a la hora de buscar en Internet sólo he logrado encontrar, este tipo de imágenes, en las web’s de ABC y la COPE. Parece que al resto de la prensa, que en su momento hablaron de esta circunstancia, ahora se la trae al pairo y los que ahora “errequeteerrean” con el tema ya os podéis imaginar de qué lado dejan caer el fruto de sus masturbaciones mentales.

La cuestión primordial, en el momento del impacto de ambas imágenes con mi sistema visual, ha sido ver cómo, uno de esos grupos arcaicos narcocristianos, ha sido capaz de pagar (a saber con el dinero de quién) unos anuncios en los autobuses donde reza: “Dios sí existe”. Esa expresión, en forma de anuncio publicitario, me genera graves problemas existenciales y una segura injerencia en la educación de mi hijo.

Hace algunos días, otro grupo de narcoateos puso otro anuncio que no rezaba, pero sí decía: “Probablemente Dios no existe”. Me he informado y parece que por el momento este no nos tocará pagarlo a todos como el otro. Pero la cuestión no es realmente la económica (que también), sino ese “probablemente” diferencial que supone una escapatoria existencial para mí.

Mi pregunta evidente es ¿por qué los narcocristianos no ponen ese “probablemente” delante de su “Dios existe”? Creo que alguien debería obligarles a ello, porque la existencia de Dios es algo no demostrable y a “fe” que lo han intentado numerosos filósofos a lo largo de la historia. Claro que, algunos, se dan por satisfechos con la falaz demostración de San Anselmo (la de San Fede la obviaremos por evidentes distorsiones en la esfericidad de la Tierra). La cuestión es que, esa afirmación categórica, sobre algo indemostrable, expuesto en un anuncio, se convierte en publicidad engañosa y, por tanto, en un delito flagrante al violar intencionadamente las leyes de publicidad y consumo.

Finalmente quiero disculparme por el uso del prefijo “narco-“ delante de ateos y cristianos, pero hay una razón para ello. Para las personas que tienen un gramo de cerebro (entre las que, por cortesía, no me voy a incluir) es un debate estúpido y sin interés (diferente es el tema del dinero que pierde el estado en las diferentes confesiones y especialmente en la iglesia católica). Por lo tanto este debate, en los transportes públicos, sobre la existencia o no de Dios, parece más la influencia del abuso de estupefacientes, que la consecuencia de la importancia de algo que debería quedar en el ámbito privado de cada individuo.

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