sábado, 24 de enero de 2009

Héroes, villanos, fiestas populares y... la imbecilidad humana.


Imagen extraída de la web de El País en su sección de cultura.

Siempre me había creído que los toros que se usaban en los encierros eran los mismos que después se toreaban en la plaza. Sí, ya conocía la existencia de los mansos para acompañar a la cabaña de bravos, pero ahora me he enterado que existen toros de alquiler para avivar los encierros.

Las fiestas populares con animales siempre han estado rodeadas de un aura de brutalidad, la lectura del artículo http://www.elpais.com/articulo/cultura/leyenda/toro/asesino/elpepucul/20090124elpepucul_1/Tes de El País /Cultura me ha dejado totalmente estupefacto.

La brutalidad del ser humano no tiene límites, la pasión por la adrenalina tampoco. En unos tiempos en que las guerras se han tecnificado tanto, el ser humano debe encauzar su “heroísmo” y pasión por la sangre en otro tipo de actos no exentos de violencia.

“Ratón”, así se llama el toro, se ha convertido en el gran enemigo a batir y en un héroe, una especie de Barón Rojo que apunta las alas de sus cuernos hacia las tropas festivas. Este toro mató un día a un hombre de 50 años y ya empezó a hacerse un hueco en Internet. Dicen que hay jóvenes que lo siguen de fiesta en fiesta para enfrentarse a él. A más enfrentamientos más oportunidades y, el morlaco, ya ha volteado a una treintena de corredores.

Sigue diciendo el artículo que su dueño ha recibido grandes ofertas por el bicho, pero su alquiler le reporta unos 60.000 euros al año por la decena de celebraciones a las que asiste, porque eso sí, el animal se dosifica y, mientras sus compañeros hacen más trabajitos a sólo 1000 euros por actuación, “Ratón” se limita a Navarra, Catalunya, Aragón y Valencia, comunidades donde no se sacrifica a los animales tras segar una vida humana.

La red va llena con artículos sobre “Ratón”, como muestra un botón (perdón por la rima): http://www.festejospopulares.net/articulos/20_raton_el_toro_cabron.htm

Escuchando al dueño del toro se le ve muy contento de que el bicho esté tan mitificado y reconoce que en la web se han exagerado sus andanzas e incluso se han llegado a inventar algunas. Lo que no es un mito, ya se ve, es la imbecilidad humana.

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