martes, 21 de abril de 2009

Cómo hacer un blog de éxito (III)… o no.


Imagen tomada de www.peripecias.com

Cómo hacer un blog de éxito (III)… o no.

Entre “joder, jodor, jodiendo” he encontrado un blog del que nada o casi nada he entendido. Sólo sé que su autor votó a Rosa Díez y se queja, de forma muy difícil de entender, del PP, del PNV y sin venir muy bien a cuento, por lo menos en un primer momento, de ERC.

¡Que grande eres Rosa que te escribo en verso y te sale en prosa!

Supongo que hasta aquí nada habréis entendido. Si es así he alcanzado mi objetivo inicial: hacer un resumen de un artículo en un blog que he leído y del que no he sacado mucha información. Supongo que el autor en cuestión debía tener algún problema mental y esa es la razón de que no de su dirección, pues lo último que deseo es hacer escarnio de nadie. Sin embargo, después de la paciente desencriptación parcial (dudo que pueda realizársele la total), he llegado a la conclusión de que, basándome en ese espacio, puedo realizar un artículo que trate varios temas a la vez. De un lado seguir con aquello de “Cómo hacer un blog de éxito” y por otro dejar claro (o liar mas ovillo) el tema de las lenguas de nuestro país. Este último es un tema tan peliagudo como para decir que cuanto más claro cree tenerlo alguien es que menos claro lo tiene. Y es que primero tendríamos que desembarazarnos de todos los intereses privados y públicos que hay alrededor de este tema y no es nada fácil (tal vez, incluso, sea imposible).

¿Las lenguas?... Pues sí. Y de la primera lengua que hay que hablar es de la castellana (me niego a llamarle española, ya que desde mi punto de vista también lo son el euskera, el bable, el gallego, el aranés, el aragonés y el catalán). Según llega a decir literalmente el autor de aquella bitácora, en una agrupación de palabras inteligibles, “el castellano no necesita protegerse”. Pues perdónenme que disienta, pero visto ese blog y otros en código SMS y similares, tengo profundas dudas. Ahora no me voy a hacer uno de esos oscuros defensores de la ortografía a ultranza, pero un poquito de orden y cuidado por las palabras es necesario. Posiblemente no necesitemos financiar los doblajes cinematográficos ni promocionar el uso de esta sobre las demás lenguas. Su uso no está amenazado, lo que sí lo está es su calidad. Uno podría pensar que es parte del proceso evolutivo de toda lengua aceptar argots y otras deformaciones, pero la triste realidad es que el abandono radical de las reglas lingüísticas lleva al idioma a niveles en que se dificulta gravemente la comunicación. Y es que, ante todo, un idioma, una lengua, es una herramienta de comunicación y de entendimiento entre las personas. Si deterioramos la gramática hasta el abstrusismo más absoluto, si degradamos la ortografía hasta la creación de nuevas palabras no intuitivas, habremos hecho incomprensibles nuestros mensajes para todo aquellos que no puedan compartir nuestro nuevo código: la mayoría de individuos que utilizan ese mismo idioma.

No voy a entrar en los temas abiertamente políticos del blog ejemplo, pero sí en el problema que su creador tenía con sólo dos de las lenguas de nuestro estado: el catalán y el vasco. Me atrevo a creer que no veía razones para su protección (tal atrevimiento es muy osado porque entre palabras malsonantes y otras que en castellano no tienen ningún significado, y todas en gritonas mayúsculas, extraer algo de lo que realmente decía era muy difícil), ponía verdes al PP catalán y ERC, así como al PNV, creo que porque atacaban al castellano (allí le llamaban español, termino que, como ya dije, no voy a admitir). Supongo que, realmente querría decir que suponía, algo así como una agresión a los castellanohablantes. En primer lugar, hay que dejar claro que la señora Rosa Díez (de quien el autor canta alabanzas), como vasca, tiene el derecho y obligación de aprobar o reprobar las políticas lingüísticas de su región o comunidad, pero no así de llevar ese debate fuera del entorno al que pertenece, como tampoco se les puede dar vela en ese entierro a andaluces, catalanes, argentinos, magrebíes, tejanos, ciudadanos del vaticano… ¿Qué leches sabrá ninguno de ellos de lo que es, lo que significa o lo que necesita la lengua vasca? Y lo que vale para los vascos también vale para los demás.

Siempre, en estos casos acabamos en lo mismo: criticando la política lingüística de Catalunya. Y ahí si me duele. Personalmente no entiendo por qué el señor Arenas tiene que decir frío o caliente de esa política lingüística. Que lo diga el señor Albert Boadella vale; claro que cuando se va a buscar su foro en Madrid ya está violando la lógica y la decencia.

Imagínense por un momento los castellanohablantes de áreas castellanohablantes que mañana la lengua oficial de España es el catalán y pasamos a denominarla español. Alguien en Burgos quiere defender el castellano para que no desaparezca y declara una inmersión lingüística. Entonces un señor burgalés, en contra de la lógica, dice que se persigue el español, que ahora es el catalán, en Castilla. Como los castellanos se lo toman a pitorreo porque no tiene ninguna lógica, se va a Barcelona a poner verde a todos los castellanos y, encima, esos españoles catalanes, le dan bola y empiezan a decir que los castellanos son unos separatistas… ¡Espectacular!

Pues ahora den una vuelta más de tuerca e imaginen al líder del PP en Baleares poniendo verdes a los castellanos porque allí nadie puede elegir el español como lengua para estudiar.

Pues esas son las perversiones que tenemos que sufrir. Y si alguien no me cree sólo a de ver en que lengua escribo porque, en su día, no pude aprender a escribir en catalán con fluidez. Es verdad que cuando escucho a Boadella me enfado, pero no por nacionalismo o por afán de minusvalorar a los castellanos, son porque ese señor pervierte la verdad y se presta a la opinión de los que no tienen “ni puta idea” (con perdón) de lo que pasa en Catalunya.

Y después de esta arenga que a más de uno con pocas ganas de pensar le parecerá nacionalista, separatista y todas las “istas” que se le ocurran. Volvamos al tema principal del artículo: ¿Cómo se hace un blog de éxito?

¿Saben una cosa?… Ese blog donde sólo se entienden algunas frases sueltas, donde los insultos, palabrotas y malas formas se dan cita, es uno de los más visitados que he visto. ¿El secreto? Es muy fácil. El autor o autora fue visitado en sus inicios por algunas personas que se dedicaron a ponerle verde por todo lo que he dicho y muchas cosas más y respondió a ello buscando a sus detractores, blog por blog, insultándoles y amenazándoles. Algunos de estos otros autores de blog’s siguieron haciendo comentarios sobre el susodicho y, entre tanto, el blog ya se había convertido en uno de los más visitados. El éxito, en estos casos es una espiral creciente, pero salvo para obtener dinero por publicidad, no vale la pena. Es un éxito vacío y que no recomiendo.

De todas formas, para los que busquen el éxito rápido sin pensar en las consecuencias, mi consejo es fumarse un par de porros antes escribir cada artículo e ir provocando a “María Santísima” por toda la red. Ya, de paso, si vas a seguir este camino, un buen título para tu blog será: “El Troll de las Galaxias”.

En fin… ¡Buenas noches!

Se apaga la luz.

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