lunes, 8 de febrero de 2021

ANÁLISIS DEL 14F: Parte 2: El bloque unionista

 

ANÁLISIS DEL 14F.

Parte 2: El bloque unionista

 

De todos los nombres que se le pueden dar a este grupo, creo que el de unionista es el más adecuado. Y es que “españolista” no definiría a muchos votantes de Els Comuns-Podem, e incluso algún votante despistado del PSC de toda la vida. El término constitucionalista es una falacia descarada para blanquear el fascismo de VOX, PP y C’s. Bueno, tampoco valdría para algunos elementos del PSC-PSOE. Porque el hecho que determinados jueces, que deberíamos pensar en juzgar por prevaricación  el día que España quiera ser una democracia de verdad, avalen sus acciones que atentan totalmente contra la verdadera letra de la mismísima Constitución del 78, no les da derecho a apropiarse de aquello a lo que no han meritado. En cualquier caso, son un bloque invariable de votos cuya única relación, aunque no les guste el nombre, es el mantenimiento de la unidad de España. Poco importa que esto sea por miedo, por gusto o por fanatismo.

Según los estudios, solo seis partidos deben tenerse en cuenta por su trascendencia. Los trataremos de menor a mayor relevancia.

El primer partido es la PACMA… Ha estado presente y con opciones a obtener algún escaño en todas las últimas elecciones… Pero… ¡¡¡Sorpresa!!! En estos últimos comicios no ha logrado el número de avales necesarios para presentarse ¿Cuál es la trascendencia de esto? Pues que los más de 38.000 votos que lograron las pasadas elecciones podrán sumar la cuenta de otros partidos y ser trascendentes. Pero hay algo más, y es que, aunque la PACMA es un partido totalmente unionista, su compromiso con un tema que no depende de la bipolaridad política de Catalunya, le ha llevado a retener una gran cantidad de votantes que simpatizan con el independentismo. Algunos afirman que la mayoría de sus votantes, en realidad, son independentistas y que ahora han quedado liberados. Por tanto, el 90% o más de sus votos, se repartirán entre la CUP, Els Comuns y ERC.

El segundo partido es VOX. El partido neofranquista y marca blanca del PP para explotar otros territorios morales (o amorales, más bien). En pasadas elecciones ni siquiera era un partido en cuenta, pero hay nuevos factores que intervienen a su favor en estas elecciones: la gran abstención prevista, la ofensiva de sus máximos avalistas (que son los jueces y fiscales de los altos tribunales, que son los máximos representantes de la decadencia de España como concepto de país democrático en el mundo), la descomposición de Ciudadanos (que fue la primera marca blanca del PP y ya cumplió con su labor de polarizar a la sociedad catalana tal y como estamos analizando ahora) y, sobre todo, la imbecilidad humana, sin la colaboración de la cual algunas de las grandes lacras de la humanidad no hubiesen tenido lugar, como el nazismo, el fascismo italiano o el triunfo de Donald Trump.

La aportación de VOX a esta campaña es cero y su único y verdadero objetivo es económico y se basa en la traducción en dinero de los escaños que pudieran obtener. Pero para el PP tiene varias utilidades adicionales porque aportan ruido de fondo, una perfecta cortina de humo, la base del a río revuelto ganancia de pescadores y, sobre todo, crea una referencia de extrema derecha que, comparativamente, blanquea la imagen fascista que había dinamitado al PP en los últimos años, especialmente con los desacertados comentarios aportados en las pasadas elecciones por Cayetana Álvarez de Toledo, más propios de este VOX que del PP.

Se habla de una gran entrada en el Parlament de este partido franquista que puede ampliarse hasta 10 diputados si hay la esperada gran abstención. Pero también cabe la posibilidad de que la distribución de voto les juegue una mala pasada y vuelvan a quedarse a las puertas y sin ningún escaño, algo que, aunque cueste de creer, beneficiaría al unionismo.

El tercer partido es el PP. Y es que, dado el maltrato que sus líderes han dado a Catalunya en las dos últimas décadas, ha llegado a estar al borde la desaparición en este país. Sin Rajoy en Madrid le han dado la opción de poner al frente de la candidatura a un político más o menos aceptable en lugar de las caricaturas que se habían presentado en los últimos años y sin perder la capacidad de echar la culpa a los demás (y especialmente al independentismo) de aquello de lo que no hay mayores responsables que ellos mismos, por lo menos ahora tienen un poquito más de credibilidad. Por eso, y por el hundimiento de Ciudadanos, creemos que en estas elecciones el PP solo puede mejorar sus resultados anteriores ¿Hasta dónde puede llegar? Eso dependerá de lo muy españoles que se sientan los votantes unionistas pero sin caer en la extrema subnormalidad de VOX, y dado que en Catalunya españolismo e ignorancia siempre han ido de la mano, según las encuestas, su propia marca blanca de la ultraderecha es quien más les puede hacer sombra. Así que sus opciones están entre los 3 y los 9 diputados, siendo 8 su anclaje más probable.

El cuarto partido que trataremos son “Els Comuns-Podem” o “En Comú Podem” que es el nombre con el que se presentan a las elecciones. Puede que la confusión de nombres es algo que puede dañar al partido, pero en realidad les permite que el elector se fije en la persona que se presenta. En este caso Jéssica Albiach. El cambio de nombre continuado en el partido es una buena forma de hacer olvidar sus muchos errores y fabricar figuras mediáticas, aunque estas, en realidad, no aporten nada verdaderamente a la política. Ya veremos que esta práctica no es exclusiva de la izquierda unionista, porque en la derecha independentista también tenemos un caso muy reconocible y que, curiosamente aún les funciona mejor. Con todo no es pequeña la trampa que con todo este lía han tendido los comunes ya que, a pesar de su marcado unionismo, este partido aún conserva votantes de lo que se ha dado en llamar “el independentismo cobarde”. Y es que originalmente (ha llovido mucho desde entonces) este partido o coalición, se hacía llamar partido soberanista. Entendiendo por esto a que optaban a un referéndum consensuado con el estado español. Claro que, desde aquellos tiempos han ido saltando personajes tan significativos y comprometidos como Abano-Dante Fachín, Elisenda Alemany, Xavier Domènech o, con anterioridad, Joan Josep Nuet, o aún antes, Raül Romeva.

En la actualidad els comuns son un partido decididamente unionista y sin el debido compromiso con la izquierda política. Digamos que, a través de su colaboración en el gobierno del Estado, ha perdido su esencia y su “independencia” (en todos los sentidos de esta palabra). A pesar de ello, parte de su supervivencia aún se debe a ese soberanismo de izquierdas, conocido como independentismo cobarde, y al que realmente ya no representan.

Por otro lado, y aunque parezca mentira, los comunes también esperan pescar votantes procedentes del hundimiento de Ciudadanos. Y es que desparecido el carácter plebiscitario que aprovecharon los de Arrimadas en las anteriores elecciones, muchos votantes, tradicionalmente comunistas, votaron a la derecha naranja. Personalmente yo no creo que vuelvan. No, al menos, en su mayoría, y es que aquellos que perdieron la fe en ellos son tan tozudos como los que les mantienen el voto creyendo que son lo que no son. En cualquier caso, los “rojos” desnaturalizados votarán al PSC-PSOE, que fue capaz de mantener su compromiso con esa desnaturalización marchando junto al resto de partidos fascistas en las manifestaciones de la, declaradamente fascista, SCC. Que el histórico comunista Francisco Frutos participara de los mismos eventos poco edificantes ya no le sirve a los comunes pues este falleció el pasado verano.

Abstención, cansancio, retornos y desgaste, son claves muy difíciles de verificar en qué medida les afectarán. Así que su horquilla de voto va entre los 6 y los 18 escaños, con un anclaje sobre los 9.

El quinto partido es Ciudadanos y es la clave del bloque porque en las anteriores elecciones fue el partido con más escaños. Una victoria muy controvertida, mal aprovechada y que, más que ninguna otra cosa, demostró que es un partido destructivo, formado por una gran cantidad de políticos muy capaces de criticarlo todo, lo más ácida maleducadamente, pero incapaces de construir nada. Ya con anterioridad habían demostrado que su única seña identificativa eran los malos modos, algo que se podía obviar cuando eran una fuerza residual en la cámara, pero insoportable para nadie cuando debían dirigirse a alguna parte, ya fuese apoyando al gobierno, como en una oposición constructiva; pero lo cierto es que todo el mundo ha visto como Ciudadanos era más bien una empresa de derribos que, además ha exportado su maquinaria a otras partes con idénticos resultados. Con todo, su punto de inflexión hacia la caída libre llegó cuando, mediante un voto de censura contra Torra, en realidad quisieron hundir a un político tan asentado como Miquel Iceta. La entonces líder de C’s, Lorena Roldán, se quemó. Tanto es así, que el partido, a pesar de haberla elegido como candidata a las elecciones, decidió cambiarla por un valor más seguro. Y esta, incapaz de aceptar ese rechazo, ha saltado al partido madre: el PP.

La descomposición de Ciudadanos es un hecho que, además, viene avalado por los sucesivos golpes recibidos en las recientes generales. A pesar de ello, saber hasta qué punto caerán los naranja es una incógnita, pero lo cierto es que el PSC basa su idea del “efecto Illa” en gran parte en la descomposición de Ciudadanos y especialmente en el cinturón rojo que espera recuperar.

Lo que está claro es que su campaña electoral apelando a la buena educación, es más una burla a toda Catalunya que una verdadera declaración de intenciones sobre un cambio de actitud, ya que eso pasaría por pedir disculpas a todos los catalanes y yo no los he oído ¿Y ustedes?

Con todo esto y los efectos que ya hemos comentado antes para el resto de partidos, la horquilla en que se mueven los naranja es muy amplia, pero seguro que estará muy lejos de la treintena de diputados que tenían hasta ahora. Siendo muy optimistas, C’s llegaría a 18 diputados, y muy pesimistas 3. Su punto de anclaje está sobre los 9.

El último partido es el PSC. Ellos afirman que Illa será el nuevo MHP. A mí me cuesta creerlo. Sin embargo, lograr una victoria tan inútil como la de las pasadas elecciones de Arrimadas, no sería descartable. Supongo que el PSE espera utilizar la abstención a su favor, pero siendo sinceros, la diferencia entre votos del bloque unionista y bloque independentista, es suficientemente grande como para que, solo una abstención por encima del 42%, lo hiciera matemáticamente viable.

La falacia de Sánchez es que el nombre de Illa como gran ministro de sanidad es un atractivo para llevarlo a la victoria. Pero lo cierto es que tener que hacer lo que dictaba el MHP Torra con dos semanas de retraso, una y otra vez, le da muy mala fama en Catalunya. Si a eso unimos que fue expulsado de la Direcció General d’Infraestructures de la Generalitat bajo la presidencia de Montilla, por un escándalo de sobrecostes, y ahora los votantes lo están reviviendo…

La cruel realidad es que el PSC basa su poder en un suelo de votos nunca roto en Catalunya. Digamos que tiene un voto consolidado que garantiza que difícilmente bajará de los 15 escaños a corto plazo. Si ahora sumamos los que aún no se han decepcionado de su giro a la derecha, de su pérdida de catalanidad y de unos políticos mediocres que, en realidad, son meros mercenarios de la política, que venden su alma por un ministerio en Madrid, su suelo sube hasta los 17 o 18 escaños, dependiendo de la distribución de voto.

En estas elecciones se han de tener en cuenta, por un lado la descomposición de C’s (verdadero efecto Illa), que la abstención juegue a su favor, pero, por el otro, la irrupción de VOX. La amplia horquilla del PSC está entre 22 y 38 escaños, con un anclaje en 30.

En cualquier caso, las urnas tendrán la última palabra y, especialmente, un voto por correo que se ha disparado.

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