No ser un demócrata es lo que da más
puntos en democracia
Aquellos
grupos cuyos conceptos de democracia resultan más distorsionados son los que
tienen más posibilidades de alcanzar el poder en un sistema aparentemente
democrático. Porque la democracia no es meramente otorgar el poder absoluto al
más votado, sino que tienen que ofrecerse unas ventajas y derechos a todos los individuos
sujetos a esa forma de gobierno, que hagan factible la aceptación de aquel que
les v a gobernar en cada momento. El autoritarismo, la falta de respeto a las
minorías, las oligarquías, la concentración de poder o las interferencias entre
los diferentes poderes, convierten a una democracia en algo demasiado próximo a
una dictadura.
Desgraciadamente,
estos errores y otros, aunque fácilmente distinguibles (en especial para
aquellos que sufren la agresión de los mismos) tienen muy complicadas
soluciones. Especialmente porque por lo general fuertes poderes económicos suelen
apoyar esos distorsiones de la democracia real, ya que, no solo se benefician
de ella, sino que han logrado un espacio legal que permite esa errónea ejecución
de lo que es una democracia.
Con esto ya
se habrán dado cuenta de que nuestro país, con estas premisas, tiene de
auténtica democracia lo mismo que Mourinho de buen corazón. Pero no se vayan a
pensar que esta falsedad es una de las razones del “Spain is diferent”, ni
mucho menos. Porque en el mundo de las democracias la excepción sería la
autenticidad. Ni siquiera es lo peor, recuerden la Rusia de Putín. Pero mucha
tradición democrática tampoco tenemos, no.
Y cuando las
democracias son más falsas que un duro del sevillano, son precisamente esos
individuos oscuros los que se llevan el gato al agua (que gran nombre para
denominar aquello que no tiene ni puta idea de lo que significa esa palabra).
Puede que a usted le hayan vendido que es respeto a las minorías que Melilla,
con muy pocos votos, se alcanza un diputado, pero una minoría mucho más
significativa sería el Valle de Arán, con incluso una lengua propia (aranés) y,
sin embargo, no tienen posibilidad de tener un escaño propio. Es más pertenecen
a una provincia cuyos escaños son bastante más caros en votos que la citada con
anterioridad, con lo que su representatividad queda más diluida. Por si eso
fuera poco, en general, en este país, los partidos que optan al gobierno de la
nación lejos de respetar a las minorías nacionales, han acostumbrado a incitar
al resto de la población contra ellas para obtener réditos electorales sin dar
nada a cambio. Porque, como ya hemos dicho, aquellos menos demócratas siempre
lo tienen más fácil y la imbecilidad humana es una herramienta valiosísima para
ellos.
En los
últimos días hemos visto uno de los ejercicios continuados de un nuevo deporte
olímpico que podemos llamar “salto de democracia”, aunque el gobierno del PP
que es el que se ejercita, lo llamó hace unos días, cuando se saltó todos los
preceptos democráticos en el parlamento impidiendo al diputado de ERC que le
correspondía acceder a la comisión de secretos, “ejercicio de democracia masiva”.
Bien, pues con este ejemplo ya pueden ver que cuando la democracia necesita de
algún tipo de complemento para definirse, es que algo falla. Tanto da decir “democracia
masiva” o “democracia orgánica” como eufemizaba Franco sobre su dictadura, eso
no son democracias, son meros ejercicios de autoritarismo que, como algunos
quieren ignorar, es justo lo contrario de democracia.
Otro ejemplo
que hay que tener en cuenta a la hora de ver que las cosas no son como deben
ser es el resultado de las pasadas elecciones. Sobre un universo de 35.779.491
votantes, con solo 10.866.566 el PP ha obtenido mayoría absoluta, es decir, que
con solo el 30,37% de los votos este partido puede gobernar autoritariamente y,
lo que es peor, lo hace.
Así hemos
visto como en menos de 3 meses se han cargado los más importantes respaldos
sociales del país (aún incumpliendo sus pocas promesas electorales). La ley del
aborto (cuya liberalización ya se demostró en EE.UU. es una necesidad para la
paz social), una contrarreforma laboral que redefinen a los trabajadores como
esclavos de sus empresas y aún se plantean, sin ningún tipo de control,
eliminar la justicia y la sanidad gratuitas, cargarse el derecho universal de
huelga (en parte ya lo ha hecho la contrarreforma laboral) que supuestamente
está protegido por la carta de los derechos humanos, imposibilitar el acceso a
una educación de calidad a las clases menos favorecidas (en breve todas las que
no formen parte de su entorno) y encima llevan a cabo una infinidad de recortes
y subidas impositivas, peor que no afectan a las clases altas y, encima, sin
perseguir los grandes fraudes fiscales que realmente están estrangulando la
economía del país.
Pero claro,
como se suele decir, de aquellos barros son estos lodos. La opacidad del
anterior partido en el poder y su falta de sinceridad, ha favorecido la actual
situación. Una situación que ya se está haciendo insostenible.
Pero ese no
es el tema. La cuestión es que cuando uno no es un demócrata puede prometer
para no cumplir y venderse al mejor postor. Si aparecen problemas económicos,
siempre pueden cargarse a los menos favorecidos, aunque sean las mayorías
(ejercicios de democracias masivas, orgánicas y risibles), y, por supuesto, los
amigos y enchufes tienen garantizado un astronómico sueldo y ayudas, porque
como reza el dicho “una mano lava l otra y las dos la cara” y “lo que ahora yo
te doy mañana tú me lo devuelves”. De este modo el poder queda secuestrado
entre una oligarquía que practica el proselitismo hasta la mayor de las
degeneraciones en la genética de la democracia.
En
conclusión, la democracia termina por ser cosa de dictadores.
Imagen
extraída de www.13rosas.net
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