martes, 6 de marzo de 2012

Cuando el fútbol es política



Cuando el fútbol es política

En los tiempos de Franco, igual que se retocaban algunas elecciones para fabricar la “democracia orgánica” como eufemismo de dictadura con tropezones, se manipulaba también la Liga de fútbol. Porque el fútbol, como distracción de masas, tenía que mantener activa la polémica para lograr que la plebe no hablara de lo que no debiera, es decir, de política. Como Franco tenía su preferencia en el Real Madrid, pues puestos a manipular se hacía quebrando las balanzas arbitrales a favor del equipo blanco. De este modo el Caudillo podía perder parte de la conciencia de esa manipulación. Porque como todo el mundo sabe, cuando las cosas van acordes con nuestros deseos nos es muy difícil tomar conciencia de que se nos favorece.
Conscientes o no de aquella manipulación, los buitres y los gusanos que se alimentaban de aquel régimen, también acostumbraban a alinearse, en sus gustos deportivos, con el equipo de virginal color. No en vano eran personas nacidas para ganar siempre, y que equipo podía salir más victorioso que el club de los amores del Caudillo.
Pero Franco murió y ello nos llevó a un proceso de Transición que transformaría aquella democracia orgánica hacia otra más artificial que contentara a todos los españoles. Pero nada puede ser a gusto de todos y menos cuando había tantas personas aferradas al poder y que no tenían ningún deseo de perder. Por eso se tenía que distraer al populacho mientras se movían miles de temas entre bambalinas. Esta vez los que optaban al poder del país poco tendrían que ver con estas distracciones, pero en el tema de las distracciones dominaba un oscuro personaje llamado José Plaza.
José Plaza fue el presidente del Comité de Árbitros desde 1972 a 1990. Este señor era un asiduo del palco del estadio Santiago Bernabeu e invitado habitual de las comidas que el club blanco celebraba en Navidad para sus directivos y jugadores. Cuentan que, tras la humillación que el Barcelona le propinó en la liga 74-75, con el famoso 0-5, este individuo hizo la promesa al propio Bernabeu, de que el F.C. Barcelona nunca más sería campeón de liga mientras él fuese presidente de ese comité. Y casi lo consigue. Si los blaugranas tuvieron oportunidad de enfrentarse a ese reto en la liga 84-85 en unas condiciones suficientemente aceptables como vencer fue a una conjunción muy peculiar. Tras los Mundiales de 1978 y 1982, el periodista José María García se enfrentó con tremenda decisión a este señor, pero sobre todo al presidente de la FEF, Pablo Porta. Al parecer estos y otros eran sospechosos de corrupción y en 1984 José Luís Roca terminó por convertirse en presidente de la FEF y consumando la pérdida de poder del Presidente de la Comisión de Árbitros. Sin embargo, el Barça no ganaría ninguna liga más bajo el mandato de ese señor, no por su influencia que ya era muy poca, sino porque coincidió con la Quinta del Buitre, quizá el mejor equipo que los blancos hayan tenido en toda su historia.
Finalmente, la llegada del poderoso Villar a la FEF no dejó a Plaza otra posibilidad que la de dimitir. Desde entonces las polémicas futbolísticas han sido cuestiones muy limitadas y muy localizadas en función de la suerte. Digamos que nunca más un arbitraje había sido verdaderamente sospechoso de parcialidad. También eran buenos tiempos para no tener que esconder lo que pasaba en el país con el circo futbolístico.
Desde 1990 hemos podido hablar libremente de política y desencantarnos poco a poco con la realidad, de la Transición, del sistema electoral, del socialismo, de las leyes…
No obstante, los Césares ya sabían que el pueblo solo necesita dos cosas para permanecer tranquilo: Pan y Circo. Pero en nuestro país, que había soportado momentos cruciales y de extrema gravedad durante años, nunca había tenido que volver a recurrir a esta ecuación… hasta 2008.
Alguien debía saber que se avecinaban grandes cambios, que la crisis no sería una más… o tal vez ya estaba haciendo lo posible para que así fuera. Al grito de “villarato” la caverna mediática empezó a victimizar a un Real Madrid que llevaba muchos años venciendo, pero no convenciendo, pero que bajo el prisma de una persecución arbitral parecía menos malo. Después de todo, los herederos de la época del Caudillo aún aposentaban su trasero en aquel palco y su equipo no podía ser ninguneado por su eterno rival.
La temporada 2008-2009 fue un paseo triunfal para el Barça, pero fue la última vez que este equipo competiría en igualdad de condiciones. A partir de la siguiente temporada muchos equipos se le enfrentarían con una agresividad más allá de lo que permitía el reglamento, pero logrando una indecente tolerancia del los árbitros que complicaba mucho mantener esa superioridad futbolística. Sin embargo ese fútbol también se implantó en la Selección haciéndola campeona de Europa en 2008 y del Mundo en 2010.
En 2009 Florentino Pérez, hombre de negocios y submarinista de la política, había vuelto a la presidencia del Madrid. El levantó un entorno, dentro de la llamada caverna mediática, que no dudaría en llegar a la difamación para obtener, a golpe de talonario, lo que ese Barça había logrado tras el esfuerzo de 30 años de La Masia. Este hombre volvía a la presidencia tras la humillación de haber sido el presidente que más había gastado y menos había ganado, y no iba a permitir que eso volviera a ocurrir. La presión de la caverna mediática sobre el entorno arbitral ya obtuvo sus frutos desde el principio, pero la superioridad de ese Barça era tan grande que no había forma de derrotarlo ni así.
Florentino busco en el Dark Vader del fútbol, Mourinho, la solución a ese encallamiento y, sin lugar a dudas, nadie como él para sacar provecho de las suciedades más grandes… pero ni con esas. Finalmente en esta campaña, la 2011-2012 parece que sí se va a lograr algo. El Madrid ya no sufre expulsiones y se le pitan penaltis a favor… al Barça no. Ya no se sanciona a Pepe por su violencia extrema… a Messi sí. Y si algún árbitro no logra regalarle totalmente un partido, el propio Mourinho lo espera a la salida para ponerlo a parir, pero este obediente bajará la cabeza y se marchará aflijido. No pasará nada. Pero ay del culé que ose manifestarse contra ningún árbitro por obvio y justificado que resulte que el mismísimo presidente del Comité de Árbitros, señor Sánchez Arminio, se lanzara a la yugular de este.
Le débil presidencia blaugrana, con Sandro Rossell, es la excusa perfecta para atacar al que posiblemente sea el mejor equipo de fútbol de toda la historia, pero la cruel realidad es que la polémica levantada está ocultando un gran proceso político que sucede, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.
Entre tanto los herederos del franquismo han tomado las riendas del país y está acabando con la clase media y estrangulando a los trabajadores para llevarlos a la esclavitud, Florentino a multiplicado por 10 su fortuna particular, mientras se ocultan los verdaderos datos financieros del Real Madrid y que, posiblemente, a la salida de este, signifiquen la ruina total del club blanco, el mundo está cambiando y los ricos son más ricos, los pobres más pobres, pero ya existe una conciencia colectiva de que hay que parar todo esto y no sabemos cómo puede acabar.
El Circo del fútbol vuelve para tapar la carencia de pan, porque si las personas del mundo toman conciencia de quienes son realmente llegará el gran cambio necesario que ahora los poderosos no quieren. El capitalismo, de abuso en abuso, vive una bohemia decadencia de derroche que sus élites no son capaces de reconocer, pero que defienden de su inevitable final aumentando su explotación de los pueblos de la tierra.
El fútbol es política.

Imagen extraída de www.elpais.es


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