Cuando el fútbol es política
En los
tiempos de Franco, igual que se retocaban algunas elecciones para fabricar la “democracia
orgánica” como eufemismo de dictadura con tropezones, se manipulaba también la
Liga de fútbol. Porque el fútbol, como distracción de masas, tenía que mantener
activa la polémica para lograr que la plebe no hablara de lo que no debiera, es
decir, de política. Como Franco tenía su preferencia en el Real Madrid, pues
puestos a manipular se hacía quebrando las balanzas arbitrales a favor del
equipo blanco. De este modo el Caudillo podía perder parte de la conciencia de
esa manipulación. Porque como todo el mundo sabe, cuando las cosas van acordes
con nuestros deseos nos es muy difícil tomar conciencia de que se nos favorece.
Conscientes
o no de aquella manipulación, los buitres y los gusanos que se alimentaban de
aquel régimen, también acostumbraban a alinearse, en sus gustos deportivos, con
el equipo de virginal color. No en vano eran personas nacidas para ganar
siempre, y que equipo podía salir más victorioso que el club de los amores del
Caudillo.
Pero Franco
murió y ello nos llevó a un proceso de Transición que transformaría aquella
democracia orgánica hacia otra más artificial que contentara a todos los
españoles. Pero nada puede ser a gusto de todos y menos cuando había tantas
personas aferradas al poder y que no tenían ningún deseo de perder. Por eso se
tenía que distraer al populacho mientras se movían miles de temas entre
bambalinas. Esta vez los que optaban al poder del país poco tendrían que ver
con estas distracciones, pero en el tema de las distracciones dominaba un
oscuro personaje llamado José Plaza.
José Plaza
fue el presidente del Comité de Árbitros desde 1972 a 1990. Este señor era un
asiduo del palco del estadio Santiago Bernabeu e invitado habitual de las
comidas que el club blanco celebraba en Navidad para sus directivos y
jugadores. Cuentan que, tras la humillación que el Barcelona le propinó en la
liga 74-75, con el famoso 0-5, este individuo hizo la promesa al propio
Bernabeu, de que el F.C. Barcelona nunca más sería campeón de liga mientras él
fuese presidente de ese comité. Y casi lo consigue. Si los blaugranas tuvieron
oportunidad de enfrentarse a ese reto en la liga 84-85 en unas condiciones
suficientemente aceptables como vencer fue a una conjunción muy peculiar. Tras los
Mundiales de 1978 y 1982, el periodista José María García se enfrentó con
tremenda decisión a este señor, pero sobre todo al presidente de la FEF, Pablo
Porta. Al parecer estos y otros eran sospechosos de corrupción y en 1984 José
Luís Roca terminó por convertirse en presidente de la FEF y consumando la
pérdida de poder del Presidente de la Comisión de Árbitros. Sin embargo, el
Barça no ganaría ninguna liga más bajo el mandato de ese señor, no por su
influencia que ya era muy poca, sino porque coincidió con la Quinta del Buitre,
quizá el mejor equipo que los blancos hayan tenido en toda su historia.
Finalmente,
la llegada del poderoso Villar a la FEF no dejó a Plaza otra posibilidad que la
de dimitir. Desde entonces las polémicas futbolísticas han sido cuestiones muy
limitadas y muy localizadas en función de la suerte. Digamos que nunca más un
arbitraje había sido verdaderamente sospechoso de parcialidad. También eran
buenos tiempos para no tener que esconder lo que pasaba en el país con el circo
futbolístico.
Desde 1990
hemos podido hablar libremente de política y desencantarnos poco a poco con la
realidad, de la Transición, del sistema electoral, del socialismo, de las leyes…
No obstante,
los Césares ya sabían que el pueblo solo necesita dos cosas para permanecer
tranquilo: Pan y Circo. Pero en nuestro país, que había soportado momentos
cruciales y de extrema gravedad durante años, nunca había tenido que volver a recurrir
a esta ecuación… hasta 2008.
Alguien
debía saber que se avecinaban grandes cambios, que la crisis no sería una más…
o tal vez ya estaba haciendo lo posible para que así fuera. Al grito de “villarato”
la caverna mediática empezó a victimizar a un Real Madrid que llevaba muchos
años venciendo, pero no convenciendo, pero que bajo el prisma de una
persecución arbitral parecía menos malo. Después de todo, los herederos de la
época del Caudillo aún aposentaban su trasero en aquel palco y su equipo no
podía ser ninguneado por su eterno rival.
La temporada
2008-2009 fue un paseo triunfal para el Barça, pero fue la última vez que este
equipo competiría en igualdad de condiciones. A partir de la siguiente
temporada muchos equipos se le enfrentarían con una agresividad más allá de lo
que permitía el reglamento, pero logrando una indecente tolerancia del los
árbitros que complicaba mucho mantener esa superioridad futbolística. Sin
embargo ese fútbol también se implantó en la Selección haciéndola campeona de
Europa en 2008 y del Mundo en 2010.
En 2009
Florentino Pérez, hombre de negocios y submarinista de la política, había
vuelto a la presidencia del Madrid. El levantó un entorno, dentro de la llamada
caverna mediática, que no dudaría en llegar a la difamación para obtener, a
golpe de talonario, lo que ese Barça había logrado tras el esfuerzo de 30 años
de La Masia. Este hombre volvía a la presidencia tras la humillación de haber
sido el presidente que más había gastado y menos había ganado, y no iba a
permitir que eso volviera a ocurrir. La presión de la caverna mediática sobre el
entorno arbitral ya obtuvo sus frutos desde el principio, pero la superioridad
de ese Barça era tan grande que no había forma de derrotarlo ni así.
Florentino
busco en el Dark Vader del fútbol, Mourinho, la solución a ese encallamiento y,
sin lugar a dudas, nadie como él para sacar provecho de las suciedades más
grandes… pero ni con esas. Finalmente en esta campaña, la 2011-2012 parece que
sí se va a lograr algo. El Madrid ya no sufre expulsiones y se le pitan
penaltis a favor… al Barça no. Ya no se sanciona a Pepe por su violencia
extrema… a Messi sí. Y si algún árbitro no logra regalarle totalmente un
partido, el propio Mourinho lo espera a la salida para ponerlo a parir, pero
este obediente bajará la cabeza y se marchará aflijido. No pasará nada. Pero ay
del culé que ose manifestarse contra ningún árbitro por obvio y justificado que
resulte que el mismísimo presidente del Comité de Árbitros, señor Sánchez
Arminio, se lanzara a la yugular de este.
Le débil
presidencia blaugrana, con Sandro Rossell, es la excusa perfecta para atacar al
que posiblemente sea el mejor equipo de fútbol de toda la historia, pero la
cruel realidad es que la polémica levantada está ocultando un gran proceso
político que sucede, no solo en nuestro país, sino en todo el mundo.
Entre tanto
los herederos del franquismo han tomado las riendas del país y está acabando
con la clase media y estrangulando a los trabajadores para llevarlos a la
esclavitud, Florentino a multiplicado por 10 su fortuna particular, mientras se
ocultan los verdaderos datos financieros del Real Madrid y que, posiblemente, a
la salida de este, signifiquen la ruina total del club blanco, el mundo está cambiando
y los ricos son más ricos, los pobres más pobres, pero ya existe una conciencia
colectiva de que hay que parar todo esto y no sabemos cómo puede acabar.
El Circo del
fútbol vuelve para tapar la carencia de pan, porque si las personas del mundo
toman conciencia de quienes son realmente llegará el gran cambio necesario que
ahora los poderosos no quieren. El capitalismo, de abuso en abuso, vive una
bohemia decadencia de derroche que sus élites no son capaces de reconocer, pero
que defienden de su inevitable final aumentando su explotación de los pueblos
de la tierra.
El fútbol es
política.
Imagen
extraída de www.elpais.es
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