miércoles, 23 de septiembre de 2009

Revilla vs. Laporta: ¿Democracia? ¡No, gracias!


Ya hace meses que nos quejamos de lo mal que separa su vida como presidente del Barça de la personalidad particular y política que es, el señor Laporta. Todo el mundo puede tener sus ideas independientemente de quien sea, pero debe cuidar muy bien de en que foros se expresa. Eso no quita de que su impronta en la entidad blaugrana no deba estar impregnada de las ideas que mantiene, eso sí, siempre desde el respeto a la propia entidad, sus significados y las personas. Dicho esto, y a pesar de la crítica que supone al presidente blaugrana, hay que señalar que hay personas, y supuestas personalidades, que aún andan más erradas en sus funciones y funcionalidades que él. Y de esto hemos sido testigos todos los españoles en las últimas horas.

Los invitados a los palcos de los campos de fútbol, por desgracia, acostumbran a ser personas muy poco deportivas y aún menos ligadas al significado de lo que se juega en el césped. Por esa razón sus conversaciones tratan sobre temas que nada tienen que ver con el juego. Así ayer Laporta se vio acompañado por el presidente de Cantabria (personalidad que hasta la fecha me había caído muy simpática) y soltó la indiscreta frase pseudopolítica: “Estáis machacando a Cataluña”. Claro, castellano y, muy posiblemente, fuera de lugar. Pero si la indiscreción de Laporta fue cuestionable, aún resultó peor la actitud del señor Miguel Ángel Revilla que se picó más que una guindilla (iba a decir que un chorizo picante, pero hubiera estado doblemente mal).

Esta vez, la poco asesada actuación del mandatario blaugrana, sirvió para descubrir un personaje realmente fraudulento que se ha instalado en la política de nuestro país con un populismo más hipócrita de lo que está dispuesto a reconocer. Posiblemente hoy habréis escuchado las declaraciones que el presidente montañés despachó en un foro, teóricamente deportivo como “El Larguero” de Cadena Ser, pero en ningún lugar las críticas descarnadas que ellas merecen. Los periodistas de prestigio se han echado a un lado dadas las prebendas habituales que el Chávez de Cantabria les da. Y no hablo de las anchoas, sino las declaraciones y otros juegos corteses que sirven a esos figurantes de la información para mantener su prestigio en el universo de la noticia.

A quien no le agrada la imagen de Revilla en el programa de Buenafuente, en “el Intermedio” o en cualquier otro que le permita manifestar su humanidad jovial a los cuatro vientos. Sí, Miguel Ángel Revilla parecía un político atípico y del pueblo, pero ha resultado ser un palurdo intransigente que pretende acaparar todos los micrófonos.

No dudo que a Revilla no le guste el independentismo catalán, pero este es un país libre y democrático (o por lo menos otros como él se jactan de ello) y él un representante político del mismo, así que al criticar esas posturas, de la forma en que lo hizo, estaba haciendo un ejercicio de todo lo contrario a lo que es realmente democracia. Además, eso lo extrajo de una sola frase que le molestó: “Estáis machacando a Cataluña”. Es decir, que para negar la expresión que le molestaba pasó al ataque haciendo acusaciones infames, antidemocráticas, fuera de lugar y en un foro que no le pertenecía (de esto último puede ser más culpable el medio de comunicación que el político). Todo un ejemplo de un gran político español previo a la transición y que también nos recordó aquella Pilar Rahola que gritó a la guardia urbana: “¡No saben quién soy yo!”… otra decepción del populismo político. Pero Revilla aún fue más allá, porque tampoco era nadie para rebatir la frase que tanto le molestaba. Es difícil para un agresor saber que lo es, incluso, a veces, es difícil para la víctima. Para comprender lo que se le decía tenía que haber estado en Cataluña, tenía que haber tenido una sensibilidad especial para entender lo que se le decía, pero estaba más preocupado por atender a una acusación que, a pesar del plural, él hacía totalmente propia.

Revilla, tal vez en un golpe de iluminación repentina, para no perder su buen nombre ante los catalanes o quizá para hacer creer que le preocupaban algo más que su traje, insistió en que “hay que separar a los catalanes de personajes como Laporta”. Era tarde, Miguel Ángel Revilla ya había terminado de machacar a Cataluña, a la democracia y a todo razonamiento humano.

Tristes, muy tristes las declaraciones de Revilla, no sé si espoleadas por el resultado del partido que, desgraciadamente, pasó a un segundo plano, especialmente ante la prensa de Madrid que busca cualquier excusa para encumbrar al Real Madrid y asaetar al Barça. Esta vez, gracias a Revilla lo ha conseguido.

Por si esta desgracia no fuera suficiente, el señor Joan Laporta, en unas declaraciones a Europa Press Televisión, quedó como un señor sabiendo no hacer leña del árbol caído (por Revilla): “Respeto la opinión del presidente igual que respeto a Cantabria y confío en que también se respete mi opinión”.

Dice Miguel Ángel Revilla que no piensa volver a asistir a ningún evento donde se halle el señor Laporta. Que nos haga un favor a todos y en especial al deporte y no vuelva a aparecer en ningún evento deportivo aún sin Laporta, ni tampoco en programas de este ámbito. Es más, por muy simpático que se haga, que no vuelva a pasear su jeta por la tele, ni su voz por las radios, ni que la tinta, con palabras suyas, vuelva a manchar los rotativos.

Chávez sólo hay uno y ya sobra.

Imagen tomada de Flickr… de un particular.

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