domingo, 11 de noviembre de 2007

El protagonismo de los medios de comunicación.




Cuando se acerca la Navidad, un par de meses antes, las noticias, tanto nacionales como internacionales, se disparan. Reuniones, citas, conferencias… parece que todos quieren dejar su sello antes de que llegue el nuevo año… vemos como gobiernos y oposiciones se lanzan a una carrera frenética para adueñarse de la opinión pública. Los dictadorcillos de países no democráticos también conocen el juego porque se aprovechan de la situación y ponen en marcha sus maquinarias… las razonables y las que no. También aparecen, en esos momentos, los fantasmas de políticos muertos en la guerra del poder… ¿Será por eso que a noviembre se le llama el mes de los muertos?


Pues como decía, vivimos en una fiebre de noticias, tal es así que ya no son los actores de esas noticias los protagonistas, sino los medios de comunicación. Por si esto no fuera suficiente las emisoras de radio se han llenado programas donde varios invitados comentan las noticias dando su punto de vista. Son amenos y, algunos individuos muy peculiares, ofrecen puntos de vista sorprendentes que puedes ayudarte a dar una nueva visión del asunto… de la noticia. Por esto cuando cocino, para no perder demasiado el tiempo, me pongo la radio y busco un canal donde haya uno de estos programas. No suelo fijarme en la emisora, ni el idioma (en una ocasión estuve escuchando uno de estos “coloquios” en francés sobre el Fórum de las Culturas que me resultó sumamente interesantísimo… y eso que me perdí muchos detalles de la conversación por mi pobre conocimiento del idioma.


El viernes 9 de noviembre, mientras hacía la cena, conecte con uno de estos programas, pero cuál sería mi sorpresa al ver que los ponentes apenas discrepaban en sus opiniones ni existía un ritmo natural de diálogo. El tema no daba tampoco para discrepar, era el retorno de los últimos miembros de la tripulación del avión que fueron retenidos en Chad. Sin embargo la opinión aceptada era que no se les debía recibir como héroes porque el tema era muy turbio. Me quedé alucinando porque yo discrepaba, pero discrepaba más de su consentimiento en no discrepar. Parecía una pesadilla kafkiana. Entonces se hizo un silencio que duró varios segundos hasta que el moderador tuvo que preguntar a uno de los invitados que carraspeo ostensiblemente para decir:


--Sí,… bueno… sí,… claro… estoy de acuerdo.


No había convencimiento en su voz, era como si tomara una opinión ajena como propia. Me recordaba un programa censurado, pero eso ya no existe… ¿No? Aquello no me gustaba, pero no podía cambiar de emisora porque tenía las manos metidas en la masa… además tenía curiosidad por conocer que emisora tenía la poca vergüenza de emitir aquello. Finalmente lo supe, era la COPE. Sinceramente lo que esta emisora aporta de profesionalidad a las ondas es vergonzoso. Sorprende que por esa emisora hayan pasado profesionales como Encarna Sánchez que, a pesar de no caerme bien, su profesionalidad estuvo siempre fuera de toda duda, o José María García, un auténtico monstruo de la comunicación. Hoy, por lo que se puede ver, la COPE es un erial de valores radiofónicos.


En el tema del protagonismo de los medios tuvimos otro show en la tertulia política de los miércoles en la ventana. Si en el caso anterior nadie discrepaba, en este programa de la SER la gente discrepa tanto que únicamente se escucha una tremenda cacofonía pero que el pasado miércoles paso a los personalismos mas chabacanos y rastreros, sobre todo entre las alcaldesas de Fuengirola y Córdoba, una del PP y la otra de IU. En este caso la moderadora y presentadora del programa, Gemma Nierga al ver como perdía el control del programa lo cortó pasando a publicidad y les dio un soberano rapapolvo. Sin lugar a dudas este programa no tenía nada de pactado, nunca lo tiene y, por lo general, la alcaldesa de Fuengirola, como representante del PP sufre el ataque reiterado de los representantes de los otros partidos. En ese programa hubiera podido ser el representante socialista quien sufriera los embates por el tema de cercanías en Catalunya, pero este supo desviar la mirada hacia el caso del 11M, lejos de darse cuenta de la trampa intento defender lo indefendible dejándose caer ambos hacia el ámbito personal, fue ahí donde entró Rosa Aguilar a cargar contra Esperanza Oña, ambas se enzarzaron con facilidad en el personalismo extremo mientras Antonio Hernando, que había abierto la brecha, se mantuvo a una prudente distancia. Nada de todo esto se le escapo a la presentadora que dirigió su rapapolvo a todos al tiempo que pedía disculpas a la audiencia por el deplorable espectáculo y por perder los nervios ella misma. Realmente no se notó que fuera una pérdida de nervios ya que su actuación fue necesaria y correcta, aunque mucho más enérgica de lo que nos tiene acostumbrados. Un ejemplo más de profesionalidad de la recién galardonada con el “Ondas”, en un ambiente que se había tornado brutalmente hostil.


En ambos casos hemos visto como el medio, en este caso el radiofónico, se convierte en el protagonista por encima de las noticias tratadas. En el primer caso el medio intenta transformar la noticia, en el segundo la presentadora lucha para que este no se cambie. Dos formas de entender las noticias, sin lugar a dudas, ninguna de las dos es la buena, pero prefiero la libertad de la segunda a la desvergüenza del guión establecido por la primera.


No son más que dos ejemplos, pero creo que son lo suficientemente representativos como para entender a que nos enfrentamos.




Todo es importante, pero poco lo es más que el respeto a las demás personas.

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