sábado, 21 de diciembre de 2013

Gallardonazo


Ley de Protección de la vida del concebido y de derechos de la embarazada.

Poco importan los detalles jurídicos de la ley, su diseño ha sido orientado a la eliminación de la gran mayoría de supuestos para poder abortar y a los restantes ponerles tal cantidad de trabas que lo hacen totalmente imposible, incluso en caso de peligro inminente para la vida de la mujer.
No voy a entrar en profundidad la letra del proyecto de ley porque la prensa ya lo está contando con todo lujo de detalles y no hay que esforzarse para darse cuenta de que es una ley de prohibición radical del aborto encubierta.
Así pues, y solo para aquellas mujeres que puedan permitírselo (generalmente una gran mayoría familiares de los mismos que han fomentado esta absurda ley) deberán emprender de inmediato la partida hacia clínicas de planificación familiar de diversos países europeos. Es decir, que Gallardón vuelve a poner de moda aquel tristemente famoso turismo londinense de épocas cuya oscuridad intenta emular el actual gobierno del PP.
El sello de la mafia clerical está en el hipócrita nombre que se le hadado al proyecto de ley. Hablan de protección de la vida del concebido, cuando la ciencia aún no se ha puesto de acuerdo sobre esta y menos aún sobre su humanidad. Y todo eso, mientras aprueban leyes que fomentan la tortura y ejecución de nobles animales como los toros, o mientras crean un entorno legal en que si el niño llega a nacer con graves problemas (principal causa, hasta ahora, de los abortos legales) deja a su familia a un sinvivir mientras él no tiene más posibilidad que la de venir a sufrir en este mundo.
Mucha protección no parece que vaya a tener una vez nazca ese niño, más bien es una condena al infierno, que esta panda de criminales clericales, han preparado para incinerar en su infierno particular a toda una sociedad que sueña con cosas mejores.
Y respecto a los derechos de la embarazada… ¿dónde están? Si le arrebatan el derecho a decidir, el derecho a pensar, el derecho a ser persona, el derecho a ser mujer… ¿qué queda?
Dicho esto, lo que ahora me preocupa más, es el gran número de vidas humanas viables que se van a perder o que se van destruir en vida, solo para proteger unos fetos de cuestionable humanidad que, la mayoría de las veces, son inviables con la racionalidad e incluso con la propia vida.
Empezaremos con las cerca de 2500 mujeres que cada año morirán o sufrirán lesiones crónicas, producto de los abortos ilegales. Porque ese es el número de víctimas que había cada año cuando el aborto no era legal en nuestro país.
Pero a pesar de lo grande que pueda parecer este número, el libro “Freackonomics”, del prestigioso economista Stewen Lewitt, nos alerta de un peligro mucho más letal a largo plazo. De los 120.000 abortos anuales (datos de 2011 que dada la crisis pueden haber aumentado sensiblemente), aproximadamente un 70% proceden de entornos u hogares susceptibles de ruptura (que podría acelerar la llegada de un nuevo hijo) o ya decididamente rotos. Con la nueva ley, la casi totalidad de ellos serían bebes que nacerían y crecerían en un entorno tan hostil que, muchos más de la mitad se convertirían en pequeños raterillos, pero que al llegar a la pubertad explotarían como violentos delincuentes. Basándonos en los hechos inversos vistos en EE.UU. en la década de los 90, cada año van a nacer 40.000 criminales en nuestro país. Contando que la ley llegue a estar en vigor 2 años y medio (hasta su derogación por un gobierno posterior que supuestamente se dé prisa en enmendar este desaguisado), van a nacer 100.000 criminales. La vida media de estos delincuentes sería de unos 27 años, pero empezarían su escalada delictiva sobre los 14 años. Teniendo en cuenta sus diferencias, podemos suponer una media de 0,5 homicidios por delincuente al año. Lo que nos da, en una carrera delictiva media de 13 años, 6 homicidios y medio, que para un total de 100.000 asesinos, suponen 600.000 víctimas inocentes de la ley Gallardón.
Así pues, el gobierno del PP está apunto de condenar a más de medio millón de víctimas inocentes, pero, claro, eso no empezará a ocurrir hasta dentro de 14 años. Sin embargo, por ahora, sí tendremos que contar las más de 7.000 mujeres que morirán producto de abortos clandestinos, o el aumento de víctimas por  la violencia de género ya que muchas mujeres que hubieran podido escapar quedarán atrapadas con el nacimiento de sus nuevos hijos (muchos de ellos fruto de violaciones no denunciadas). Si unimos a todo esto el suicidio de personas que no podrán soportar situaciones generadas por esta ley, o por la eterna pérdida ante la obligación de dar en adopción a un hijo, podemos concluir que esta ley de Gallardón y del PP, es un arma de extinción masiva que se va a lanzar contra la sociedad civil de su propio país y, en especial, contra las mujeres.
¿Dónde va una ley de protección que no protege a nadie?
A ningún sitio, pues una ley maquinada para contentar a determinadas sectas del catolicismo más retrogrado, pero que ni a estas contenta porque ellos no aceptan los subterfugios. Para ellos solo vale la prohibición total del aborto, el robo de niños y la ejecución pública de aquellas sucias mujeres que se hubieran atrevido a marchar a otros lugares para abortar.
De este modo se ha concebido una ley injusta, inhumana, que atenta contra muchas libertades y derechos, ignorando deliberadamente las alarmas sobre futuras catástrofes por consecuencia de ella.
Y, sin embargo, después de todo lo dicho, por terrible que parezca, aún aporta, esta ley, un concepto peor. Y es un claro mensaje de que las mujeres no son iguales que los hombres. Gallardón, y el gobierno del PP por extensión, han lanzado, con esta ley, una justificación para todas las discriminaciones contra el género femenino y, en especial, han abierto una puerta brutal para la violencia de género.
Personalmente, yo acuso a esta ley, por sí misma, como violencia de género.


Imagen tomada de www.lasmalaslenguas.es


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