viernes, 11 de noviembre de 2011

Alemania debería abandonar el euro

Sarkozy y Merkel se reúnen periódicamente como amos soberanos de Europa. Puede que algunos países como Finlandia puedan compartir parte de sus idearios económicos, pero la realidad es que esta confabulación de los dos más fuertes no es sana. Especialmente cuando Francia y Alemania imponen a los demás países unas medidas que lejos de ayudarles a combatir la crisis aún la agrava más. Pocos recuerdan que precisamente los teutones no alcanzaron los mínimos necesarios para entrar en el pacto del euro. Entonces se hizo una excepción que recuerda aquello del café para todos (torrefacto en este caso).

A nadie le parece curioso que esta confabulación franco-germánica pretenda ahora expulsar del euro a gran parte de los recién llegados y poner en un segundo nivel a Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España. Entre tanto, después de tres años necesitando que el BCE baje el precio del dinero y devalué la moneda para crear más líquido que sirva para compensar la diferencia entre el precio de la deuda soberana teutona y la de los hermanos pobres, seguimos viendo que el euro sigue adaptado solo a las necesidades de Alemania ¿Entonces, si es Alemania la que exige y la que no permite responder al BCE como se necesita, no sería lógico que, para el bien de todos y la supervivencia de la UE, fuese Alemania la que abandonara el euro?

Hay más razones, pero vemos que el gran problema de Italia y España es el paro y el elevado valor de la deuda soberana. Ninguno de estos dos países debe seguir reduciendo su déficit porque eso solo sirve para reducir más su ya escuálida masa empleada. Los dos grandes países latinos de Europa necesitan una inyección de líquido y una mayor competitividad del euro. Las medidas necesarias son potestad del BCE, pero mientras este esté al servicio de la economía insolidaria de Alemania, no se puede lograr.

Entre tanto el BCE se dedica a sacar bancos centroeuropeos de la banca rota. El último de ellos financió una excesiva ce ilógica compra de armas griega a empresas, precisamente, de Alemania y Francia. Las empresas armamentísticas de esos países parece que no han notado la crisis, gracias a las bancas de esos países que aceptaron la “hipotecación” de Grecia. Y si no paga… no se preocupen, para eso sí está el BCE.

Palabra de Merkel, palabra de Sarkozy… ¡Te alabamos dios del capital!

Imagen tomada de observadorjuvenil.wordpress.com



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