miércoles, 17 de marzo de 2010

Crean en Facebook un grupo llamado:“NO A UN PARTIDO POLÍTICO MUSULMÁN EN ESPAÑA”.

Crean en Facebook un grupo llamado:“NO A UN PARTIDO POLÍTICO MUSULMÁN EN ESPAÑA”.

Sí, esta es la denominación de un grupo creado en Facebook y al que me ha invitado un buen amigo. Ni que decir tiene que la invitación me ha sorprendido y que con una denominación tan particular he declinado de aceptar. Así que en estos momentos no sé de qué va este grupo, pero creo que tampoco deseo saberlo. Tampoco me he puesto en contacto con mi amigo (ignoro si esto le sorprenderá a él).

La cuestión es que esto me ha hecho pensar muy seriamente si hace falta explicar porque no se puede tener esta actitud, y más en un país como el nuestro que intenta mostrar su liberalismo y su modernidad.

En primer lugar el rechazo a un partido político musulmán, sin lugar a dudas, por el temor que generan algunos entornos de esta religión y que, por desconocimiento o por vagancia, tendemos a generalizar. La gran mayoría escuchan esto y piensan en el terrorismo, o en la sumisión a que están sometidas las mujeres en muchos países islamistas… o simplemente en esos pañuelos en la cabeza que llevan la mayoría de mujeres musulmanas que pasean por nuestras calles. Hay que reconocer que en este rechazo hay un “mucho” de prejuicios y un “muy poco” de de razonamiento. Así que, al margen del significado real de ese grupo de la red social, vamos a analizar seriamente la posibilidad de que se creara en España un partido político de estas características y veremos como la cuestión tiene mucho más de positivo que de negativo.

En primer lugar, todo partido político debe cumplir con la legislación vigente para poder establecerse legalmente en nuestro país. De este modo este, como cualquier otro, debe cumplir con la ley de partidos que le obliga a condenar cualquier atentado terrorista que se produzca en el presente (sabemos que el PP jamás condenó los crímenes cometidos por el estado terrorista de Franco, aún así está tan obligado como el resto de partidos a condenar los que se efectúen en el presente). Por esta ley de partidos nos aseguramos que este partido musulmán no va a apoyar a extremistas radicales capaces de atentar en nuestro u otro país.

Otra ley que puede ser muy positiva y que puede ayudar a modernizar todo lo musulmán en nuestro país, es la ley de paridad. Según esta ley todo partido debe presentar en sus listas candidatos de ambos sexos y con un porcentaje obligatorio de mujeres que no debe bajar de cierto valor. De este modo, la imagen machista que la mayoría de nosotros tiene del mundo musulmán quedaría desplazada por esas mujeres que, de seguro, aportarían un nuevo islamismo más acorde con los nuevos tiempos.

Por si todo esto no fuese suficiente, quedan las urnas. Este partido, como los demás, tendría la representación de aquellos que le votaran. Ni más ni menos. Por tanto, su representatividad, o no, estaría establecida como reflejo de una realidad social a la que, en justicia, no podemos darle la espalda.

Para los que recelan, no sin razón, de la mezcla de política y religión, hay que recordar que en toda Europa tienen representación (y en muchos gobiernan) los partidos democristianos que, como su nombre indica, intentan imponer (y muchas veces lo logran) sus preceptos cristianos y católicos. En base a esto no podemos oponernos a la creación de ningún partido relacionado con cualquier religión, siempre y cuando respete la ley. Dará igual si la religión es católica, ortodoxa, judía, musulmana, pagana, budista, sintoísta… o, incluso satánica.

A todos esos que piensan que no puede ser buena la existencia de un partido político de esta índole una pregunta: ¿qué es lo que realmente temen? Espero que no sean demasiado raudos respondiendo, pues en la respuesta verdadera hay mucho más de lo que creen.

Finalmente, tras investigar un poco, he descubierto que este supuesto partido aún está muy en pañales. Parece más una fórmula para soliviantar al personal que otra cosa. El partido se llama PRUNE y está fundado por un marroquí que espera sacar rédito de la ley que permite votar a extranjeros en las municipales. Sin lugar a dudas hablamos de un extremista que sueña con la musulmanización de una España a la que intenta darle el arcaico nombre de Al-Andalus. En su desvarío provocador me ha hecho reír con una frase:

«Seguro, algún día no muy lejano, no más de treinta años, uno de nuestros hijos será alcalde, ministro e incluso presidente de la nación.»

No dudo de que algún día uno de sus hijos sea presidente de este Estado (lo de nación no lo tengo tan claro), pues tales son las bondades de la verdadera democracia, pero le aseguro que para entonces sus hijos pensarán más como nuestros hijos y no como él. No hay nada que temer, aunque aún nos siguen haciendo daño los fundamentalismos religiosos (y no sólo los musulmanes), porque el futuro racional, el siglo XXI, es el del ostracismo al irracionalismo religioso.

El ciudadano del futuro debe aprender que nadie es más que nadie y el uso del gregarismo para ir contra otros, sólo puede causar la ruina de todos. Por eso yo he decidido no ser creyente y he decidido no ser ateo.


5 comentarios:

Rubén Gutiérrez dijo...

Los tiempos que corren y la peña aun no madura...

Rubén Gutiérrez dijo...

Los tiempos que corren y aun la peña no madura...

Anónimo dijo...

Muy bonito todo lo que cuentas, pero deberían arreglar las cosas de su país antes de intentar conquistar otros. Por cierto, aquí tenemos unas costumbres a las que deberían amoldarse, igual que hacemos nosotros cuando viajamos a su país o a otros, y si no les gustan, ya saben el camino de vuelta.

vhonkhamy dijo...

Es cierto que en sus países tienen auténticos desastres políticos debidos, en parte, a la intromisión de la religión en el ámbito político, pero no es esa la cuestión. Tampoco lo es que pretendan conquistar nuestro país como si perteneciera al Islam. Eso sólo demuestra su poca capacidad intelectual.
La verdadera cuestión es que si se atreven a crear un partido político deben cumplir, por fin, nuestras normas y eso les obligará a una transformación con la que ellos no cuentan.

Anónimo dijo...

Es muy fácil dejarse llevar por los fanatismos. Pero si en algo nos diferenciamos de sus países de origen es nuestra capacidad para comprender lo que es libertad y democracia... o debería de serlo. Si les cerramos la puesta y empezamos a decir cosas como que se vayan a sus países de origen, no somos muy diferentes.
¿Qué? ¿Por qué no resucitamos a la santa inquisición? o puestos... creamos un nuevo Klu Klux Klan.
Que no. Que el autor tiene razón. Si se ponen unas reglas de juego que obliguen a segur los caminos democráticos y de laicidad, no tenemos nada que temer, ahora, si seguimos en el catolicismo recalcitrante, pasaremos de proteger al catolicismo a hacerlo con el islamismo en cuanto este sea mayoritario.
Es urgente hacer este país laico de verdad.