¿Muchas veces no te ha ocurrido que en algún tema te has
visto obligado a aceptar la argumentación en contra de tu postura como la buena
y te has sentido engañado? En ocasiones los razonamientos lógicos pueden
parecer impecables y omitir, sin embargo, la validez de la opción opuesta ¿Cómo
es eso posible si la razón es inapelable?
Aunque parezca una tontería eso es así porque la lógica no
es válida, para nada, en todo lo que tiene que ver con las relaciones humanas.
Mientras la lógica parte de una serie de premisas y mediante una serie de
reglas o leyes alcanza unas conclusiones de un valor casi matemático, las
relaciones humanas se rigen por algo mucho más complicado y carente de lógica:
los sentimientos. Mientras en la lógica las premisas se abstraen en sus
conceptos más elementales, la… llamémosle lógica emocional, tiene en cuenta el
entorno de esas premisas y el modo como nos llegan, dándole a todo ello un
valor mayor que a la premisa en sí.
Para comprender mucho mejor lo que decimos usaremos un tema
que últimamente está sacudiendo a nuestro país como es el secesionismo de
Catalunya. Los malos entendidos en la aplicación de una lógica y la otra
terminarán inexorablemente con la Independencia de Catalunya, pero seguro que
hay personas que no lo entienden e incluso se sienten atacadas por ello.
Igualmente hay personas que hace algunos años no habían pensado en la
Independencia y hoy se sienten tan atacados como para desearlo con todas sus
fuerzas. Es obvio que ni un concepto ni otro son asumibles mediante la lógica
normal o racional, pero, sin embargo son producto de la lógica emocional.
Cuando Wert dijo aquello de que había que españolizar a los
alumnos catalanes, propios y extraños se dieron cuenta de que esas palabras
rechinaban por todas partes, sin embargo, desde un punto de vista de la lógica
racional pura y dura no ofrecían ningún contenido alarmante. A pesar de ello
todos captamos que su contenido emocional era enorme. Dudo que exista nadie en
nuestro país que conozca un poco de nuestra historia reciente que no sea
consciente de la bomba que acababa de ser disparada. De hecho, cualquiera con
dos dedos de frente y sin maldad, es consciente de que esas palabras unidas a
la permisividad para con ellas del presidente del gobierno, es razón más que
suficiente para que no quede un solo catalán, vasco o gallego, que no desee la
Independencia de un Estado tan intransigente y dictatorial.
Para que se comprenda un poco más el valor de lo que
envuelve a esas palabras más que ellas mismas, imaginemos a Obama diciendo que
hay que americanizar a los niños californianos. Seguramente el 90% de los que
escucharan esas palabras se podrían la mano en el pecho y empezarían a cantar
el “barras y estrellas” o harían cualquier otro tipo de manifestación
nacionalista. Bueno, es posible que algunos californianos de origen latino o
chino manifestaran alguna pequeña molestia, pero sólo sería eso, después de todo
en la formación de los EE.UU. fue la voluntad por americanizarse de los
habitantes de cada uno de los estados lo que creó esa nación (porque EE.UU.
está formada por muchos estados y, aunque contiene alguna nación como la índia,
es en sí una nación por la voluntad de sus ciudadanos y no de sus gobernantes).
En el otro extremo, si fuese el ministro de educación británico, el que dijera
que los niños escoceses o galeses debían britanizarse la cosa tampoco sentaría
nada bien. No dudo que algunos ingleses se pondrían la mano en el pecho y
cantarían el “Dios salve a la reina”, pero en general el señor Cameron tendría
que cesar de su cargo a semejante cafre. Y eso que el término británico no ha
sido investido por ninguna dictadura con la aureola de inglés como sí ha
ocurrido con el término español que hoy no es más que un eufemismo de
castellano y dictatorial, en muchas zonas de España. De hecho, esa relación del
término españolizar con el folklorismo y manipulación histórica de las dos
últimas dictaduras, es algo que solo los necios y los tontos desconocen. Cierto
que algunos solo lo conocen de una forma emocional, pero conocerlo lo conocen.
Así pues, quien pretenda gobernar y dirigir las vidas de
miles de personas, antes que la historia, la economía, el derecho o la moral,
debe conocer a fondo la lógica emocional, de lo contrario todos sus proyectos
carecerán del sentido necesario para llevarse a término. Cuando alguien maneja
la lógica racional sin tener en cuenta las emociones de quienes van a verse afectados,
solo le espera la repudia general y el desastre. Conocer la lógica emocional,
sin embargo, no significa tener todas las soluciones aunque es la llave para no
generar más problemas.
Imagen
extraída de www.losojosdehipatia.com.es
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