Esperanza Aguirre ha hablado y nuevamente ha levantado ampollas.
Tanto es así que hasta los diputados del PP han tenido que salir a los medios. Algunos
de ellos posiblemente en contra de su voluntad ¿Ha sido una gilipollez por su
parte? Ya nos gustaría creerlo, pero esta señora, que cuando habla sube el
precio del pan (o del metro), no acostumbra a dar puntadas sin hilo. Y la
cuestión es que, a pesar de todos los vaivenes que su partido ha dado con el
tema de la deuda de las CC.AA., para descubrir ahora que la doña había
manipulado las cuentas para hacernos creer que su imperio era un ejemplo de gestión
financiera. Y es que, al margen de la tirria que le tiene a Catalunya (supongo que porque es una
comunidad mejor, más rica y más guapa, y por eso le tiene envidia), el fútbol
siempre es un elemento perturbador de la realidad política; si además lo unimos
a la habitual utilización de los nacionalismos vascos y catalán como fórmula para convencer a los
tontos, típica de su partido, las víctimas de su lengua viperina eran una
elección perfecta. Sobre todo cuando el medio Madrid blanco lleva mirando de
reojo ese match desde que ellos fueron eliminados de forma contundente por el
Barça (diga lo que diga ese portugués que parece el perfecto sucesor de Aguirre,
porque 20 minutos de buen fútbol no
pueden justificar el partido y medio con que le vapulearon los culés).
En definitivas cuentas, que si se silba al himno nacional, o
le gritan que no les representa, ella no es quién para decir nada. A ver si
solo van a tener libertad de expresión los valerosos falangistas, portadores de
banderas gallinadas y que en nombre del PP silbaron, al paso de las heroicas tropas
españolas, el saludo del anterior presidente en el desfile anual. Cuando
convienen se olvidan de las formas y los símbolos, pero cuando conviene los
manipulas, los utilizan y los maquillan como las cuentas de su comunidad.
Lo que más me fascina todo esto, sobre todo desde el día
famoso tamayazo, es que los madrileños hayan tragado con las mentiras y
chulerías de esta doña (me niego a llamarla señora). La gran mayoría de los
madrileños que he conocido me han parecido personas muy inteligentes, si son un
buen ejemplo de la población de esa comunidad me resulta difícil de creer que
una y otra vez haya logrado engañarlos. Ya sé que, en general, ningún político
posee una personalidad agradable (que fino soy), pero es que esta señora cada
vez que actúa, de palabra u obra, lo hace con la intención de hacer daño a
alguien, ignorando situaciones y sentimientos, y buscando a las víctimas más
desvalidas para encumbrarse sobre sus cogotes. Un modo de vivir y pensar más
propio de una verdadera sociópata que de la respetable presidenta de una
importante comunidad dentro de la supuesta democracia parlamentaria que
gobierna un estado plurinacional. Y el que no entienda esto es que aún no ha
logrado sacarse la venda de los ojos que desde 1936 llevan dándole vueltas a
nuestras cabezas los amos del cotarro.
Lo siento… pero alguien lo tenía que decir.
1 comentario:
Esperanza se ha borrado de la lista de asistentes a la Final de la Copa del Rey. Todos se lo agradecemos, pero más le agradeceríamos que no volviera a ensuciar con su presencia, nunca más, un estadio de fútbol.
Suponemos que ahora que le queda la tarde libre ya podrá asistir, como seguro es su deseo, a la manifestación neonazi que tendrá lugar el mismo día y en su misma ciudad.
De todas formas, nos comunican que sus socios de partido han dejado una de sus joyas en la seguridad del partido. Han prohibido la introducción en el campo de imágenes de elefantes, banderas republicanas o, incluso, esteladas. Un auténtico despropósito. Ya veremos si en la mani de sus amigos los cabezas rapadas son capaces de prohibir las banderas gallinadas y las esvásticas.
Otra vez el principio de equidad al que nos tienen acostumbrados estos fanáticos encorbatados y corruptos que nos gobiernan.
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