Para decir, después de 100 días, que ya sabemos que él y su equipo son unos
inútiles, no hubiese hecho falta la entrada de un blog. Nadie con dos dedos de
frente esperaba nada, o por lo menos nada bueno, del señor Rajoy. Y a pesar de
ello, ha sido capaz de sorprendernos desagradablemente. De lo único que no se
le puede acusar es de no haber trabajado, pues hace falta mucho movimiento para
alcanzar tal grado de desastre en tan poco tiempo. Porque si bien es cierto que
es más fácil destruir que construir, el equipo económico de Rajoy ha conseguido
soterrar el edificio de nuestra economía hasta los mismísimos cimientos… y le
han bastado 100 días. No conforme con ello, ha dejado en manos de Gallardón y
Wert un par de trabajitos que han terminado de culminar un perfecto tsunami en
nuestra sociedad. Nunca tan pocos lo habían hecho tan mal, en tan poco tiempo y
perjudicando a tantos.
Hasta aquí
nada que no supieran ya. Sin embargo, hace unos meses, desde este mismo blog
les dije que yo podía sacar a este país de la crisis en solo 9 meses. Pues bien, ahora ya no es
así. Tal es el grado de deterioro generado por el equipo de suma incompetencia
de don Mariano, que ahora harían falta más de dos años. Cuanto más se
profundice en las medidas neoliberales, más grande será el daño a las
estructuras económicas del país. España estaba en el punto límite de producción
industrial y hemos dejado que este gobierno deje escapar los últimos asideros.
Por otra parte están actuando contra los empleados del sector servicios cuando
en este sector hace falta mucha más protección a sus trabajadores dado que sus
empresarios siempre han sido unos abusones y muy dados a la competencia desleal
aprovechándose del factor humano.
El otro
punto básico, sin pormenorizar, del desastre económico de Rajoy, estaría
sintetizado en un dicho popular: “desperdiciadores de harina, recogedores de
salvado”. España necesita una inyección de dinero y a nadie se le escapa que
existe un fraude que suma varias veces la cantidad necesaria para salvar al
país. La idea de Rajoy es desperdiciar todo ese potencial por un puñado de
euros ya que la amnistía fiscal, tal y como la ha establecido, libra a los
infractores hasta del pago normal de impuestos. Así mismo les da demasiado
tiempo para acogerse y no les pone como contrapartida un endurecimiento de las
penas por ser pillados en el desempeño de sus labores fraudulentas. Eso en sí
ya sería penoso, pero solo es el desperdicio de la harina. Para compensar ese
mismo gobierno “ecuánime donde los haya” lanza una brutal y desmedida campaña
para interceptar el fraude del paro… es decir buscará aquellos parados que
cobren la prestación y hayan logrado algún tipo de limosna alternativa para
completar la cuenta que les permita llegar a fin de mes… Y prometen ser
implacables… con los pobres. A esto nos referimos con lo de recoger el salvado.
Este gobierno deja caer por la borda lo que nos puede ayudar a salir de la
crisis y presiona y extorsiona a los que nada tienen para que paguen el
desaguisado. Está claro que así no saldremos de la crisis.
En 1929
empezó otra crisis de un calado similar. En EE.UU. el presidente Hoover intentó
salir de ella con medidas muy similares (incluso eran aquellas más justas),
pero de la crisis se pasó a una inmensa depresión que se extendió por todo el
mundo. Fue aquella la primera crisis global y el aviso de que nuestra economía
dependía mucho de la norteamericana. Con todo, aquella crisis siguió
manteniendo su peor cara en Norteamérica. Las medidas típicas para salir de una
crisis típica, sin embargo, no sacaron al gigante del agujero, porque los
recursos de los que esas medidas estiran estaban totalmente agotados, igual que
ahora. La llegada de Franklin Delano Roosevelt pareció no aportar nada nuevo, especialmente
porque mantuvo algunas de las medidas de su antecesor, pero el concepto
revolucionario que finalmente sacó a EE.UU de la crisis no fueron esas medidas
si no el concepto del New Deal. Lo que compete a la moneda en nuestro caso no sería
de aplicación pues en su día delegamos al BCE esa potestad, es por eso por lo
que Europa nos debe apoyar y no por la aplicación de unas medidas dañinas. Pero
la segunda y más importante medida es la que todos los neoliberales más temen:
el intervencionismo. Bajo el New Deal el gobierno federal intervino todas las
cuentas de las grandes empresas y de las grandes fortunas en una formula
auditora. Pronto conoció donde se escondía el dinero que el país necesitaba y
dónde se ubicaban los flujos necesarios. Fruto de aquellas acciones que no
vamos especificar para no alargarnos, se obligó a dividir grandes empresas que
habían acaparado enorme poder y así estimular la competencia. El gabinete
Roosevelt tuvo que plantar cara a hombres tan poderosos como Rockefeller. La
cuestión es que fruto del New Deal nació en EE.UU. el Estado de Bienestar y no
como ahora que se trata de destruirlo para usar sus ladrillos en el achique de
vías de agua.
Como dijo el
propio Roosevelt, no es destruyendo que salvaremos al país, sino construyendo
un estado social y solidario. Y en nuestra España de hoy también es posible,
pero nuestro gobierno ha cogido el camino equivocado. Cuanto antes reconozcan
que no saben salir de la crisis y dimitan para concertar nuevas elecciones, más
posibilidades tendremos de que esto no se alargue demasiado. Así que por el
bien de España: ¡Rajoy dimisión!
Imagen
extraída de www.cladriteradio.com
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