sábado, 12 de enero de 2019

Pan y Circo


Cuando Juvenal en el 140 a.C. acuñó la expresión “pan y circo” criticaba el nacimiento del “Populismo”. Por un lado se plañía por la pérdida de interés del pueblo por la política y por el otro por la aparición de una serie de políticos sin escrúpulos que, a través de promesas de beneficio personal (pan) y de espectáculos públicos (circo), lograban el consentimiento de aquellos que debieron interesarse por sus intenciones reales y los efectos reales de las políticas que podían aplicarse.

Cabe decir que, en los limitados tiempos de democracias en España, especialmente durante el siglo XIX y los inicios del XX, los intelectuales españoles readaptaron y actualizaron la frase como “pan y toros”. Con todo, a la caída de la dictadura de Primo de Rivera, con una tradición de reivindicaciones obreras (especialmente en Catalunya) y de reivindicaciones sufragistas femeninas, el pueblo de aquel momento estaba más vivo y cercano al conocimiento de lo que significaba la verdadera política para sus vidas.

La Guerra Civil primero y la represión franquista después, combatieron contra ese espíritu político de los ciudadanos y que es lo único que les separaba de su esclavitud. Entre razias, asesinatos sumarísimos, exiliados políticos y represiones varias, el general Franco se atrevió a decir aquella frase que lo explicaba todo en su máxima y superlativa hipocresía: “…hagan como yo y no se metan en política”.

La Constitución de 1978, es la mayor de las mentiras que se han escrito y firmado en este país, pero nacía bajo un esperanzador pacto tácito de ir modernizando el texto hacia las mayores cuotas de humanismo liberal que concebían las imaginativas mentes de los Padres de la Constitución. Con todo, para los más progresistas quedaba claro que el texto, a pesar de la buena voluntad y la fe en el pactismo, debía renovarse y, a no más tardar diez años, debía llegarse a un nuevo proceso constituyente del que emergería la Constitución que un país moderno necesitaba. Todo eso murió tras el 23 de febrero de 1981 cuando Juan Carlos I reunió a las fuerzas políticas, salvo las catalanas y vascas, a una conferencia en la que hoy sabemos que el monarca, bajo la amenaza militar, llamó a frenar los valores liberales y sociales de la constitución. El verdadero golpe de Estado había triunfado.

¿Pero cómo pensaba sostenerse esa dictadura en la sombra sin que se descubrieran los hilos que en su día tejió el propio Franco, sin que se vieran los nudos del “atado y bien atado”? Muy fácil: “Pan y Circo”. El pan se llamaba OTAN y Mercado Común, pero para ello también deberían hacerse enormes esfuerzos en una reestructuración industrial que llevó al cierre de empresas como “Altos Hornos del Mediterráneo”,  grandes fuentes de empleo, pero que eran totalmente insostenibles estratégica y logísticamente, en un país de industrialización moderna. También tuvieron que sancionarse las más obvias prácticas empresariales de tipo franquista que frenaban el avance económico a través de la competencia desleal, por este principio se cargó con el máximo exponente de estas prácticas: José María Ruíz-Mateos. El teatro de este peculiar personaje ayudó mucho a crear un mito de justicia que estaba muy lejos de ser real. Seguramente esto era un gran motor para el propio personaje que veía como otros empresarios más afortunados seguían con sus prácticas corruptas ligadas al agujero negro de Madrid y que, lejos de sufrir su castigo, eran marcados como modelo a seguir.

Se acabaron los monopolios y se regalaron las joyas del INI a los mismos que sostenían los nudos del franquismo dentro de la carcasa de supuesta democracia. Entre tanto, los partidos que aceptaron el pacto, se endeudaban con una banca que veía crecer su valor dentro de esa estructura oculta de poder. Y con el dinero prestado, el clientelismo y la corrupción, acababan con la última esperanza de regenerar el país.

Pero como cuando uno cree su poder asegurado no se conforma con ello y lo quiere ejercer con más beneficios, llevaron a Aznar hasta la presidencia del gobierno y empezaron a asomar las seberas costuras con que habían fajado a la democracia.

Después de la victoria del PP en el año 2000, la promesa del “Pan” no bastaba, así que el circo del fútbol y la TV eran insuficientes. Pero la “democracia”, a raíz del pacto del 23F, había introducido dos factores más en su circo: ETA y los catalanes. Y ahora el PP los explotaría hasta el límite. Posiblemente la pobre capacidad intelectual de un presidente endiosado, le impedían reconocer que ETA había ido perdiendo el apoyo del mundo abertzale desde el atentado de Hipercor en 1987 y la banda llevaba años intentado una salida honrosa. Fue una legislatura infernal para los pueblos catalán y vasco, con insultos casi diarios hacia ellos, pero mientras el personalista Jordi Pujol intentaba negar la evidencia, posiblemente porque su verdadero problema lo tenía en casa, con una familia metida en todo tipo de asuntos turbios y él colaborando intensamente con la Casa Real y otros elementos de las costuras del Estado, el presidente vasco Ibarretxe impulsó su Plan para un referéndum de independencia.

“No se meta usted en política”. Me imagino que la frase seguía resonando en los cerebros de los españoles que sobrevivieron al franquismo, pero aceptaron los mensajes que desde el populismo del PSOE y, sobre todo, del PP, les vendían diciendo que los vascos son ETA y ETA asesina, o la culpa de sus problemas económicos es de los catalanes que odian el castellano, que ellos vendían y aún venden, como el único español…

Cuando en 2004 el atentado del 11M nos golpeó en el corazón de Madrid, durante unos meses pudimos comprobar la falta de empatía y las mentiras de las verdaderas estructuras del país. Unos meses es que los humanistas de todo el Estado nos sentimos más unidos que nunca y derrotamos al endiosado Aznar, que aunque no se presentaba a las elecciones, era la verdadera figura que, desde hacía años, era la única figura ideológica distinguible.

Al débil presidente socialista Zapatero le faltó el valor para romper muchos de los nudos, que ya se antojan gordianos, con los que el franquismo sigue estrangulando la democracia. Así, entre tontería y tontería, llegamos a 2010 en que se consuman todas las traiciones contra el pueblo catalán y este, en una declaración publicada por todos los medios de prensa, lanza lo que sería las bases del Procés: “Por la Dignidad de Catalunya”.

Va a empezar un periodo en que todos los partidos democráticos de Catalunya, incluido el PSC, van a exigir un referéndum de autodeterminación y, muy pronto, entenderemos por qué FAES y Aznar apadrinaron el nacimiento del partido Ciudadanos (C’s) en Catalunya. Un partido que tanteará entre el ideario más rancio, antidemocrático, inculto y falto de empatía, que pueda encontrar. Ciudadanos está lleno de personas rencorosas que no aceptan la realidad y culpan a quienes les rodean de sus propios problemas personales. Buscan los residuos de la España profunda dentro de una región que siempre ha luchado por la modernidad. Estos individuos serán la base con la que una prensa, ya bajo las manos de la banca, y por tanto las costuras del estado, reescribirán una realidad que permita odiar a los catalanes sin remordimientos.

Pero si los catalanes nos hemos convertido en el circo para España, también nos hemos convertido en un pueblo fuera de control porque ese circo, para nosotros es política pura y dura. Ya no existe un catalán (aquel que vive, trabaja y quiere a Catalunya) que no esté vendido y que no se dé cuenta de que solo hay salida en la independencia. Otra cosa son las formas y los temores. El pan ya no basta a los catalanes, el circo no nos interesa porque somos sus actores, por eso España carga las tintas en un arma típicamente colonial: el miedo. Pero mientras el pan y el circo te adormecen y atontan, el miedo, por sí solo, únicamente puede funcionar durante un tiempo limitado… Y no sé si eso las costuras del Estado lo han tenido en cuenta.

Pero, mientras hablamos de catalanes y vascos, qué pasa con las izquierdas democráticas de España… Pues que les escuchamos decir cosas como que el independentismo ha despertado al fascismo en España ¿Queda claro que el Pan y Circo adormece y atonta? Pero no a las costuras del Estado. Esperemos que Podemos, IU y demás terminen de desperezarse algún día y no se dejen engañar por las etiquetas de “nacionalistas” con que la prensa española ha cargado a las revoluciones de las naciones del crisol español contra el fascismo.

Afortunadamente no solo la revolución de las nacionalidades ha plantado cara al fascismo, también existe la revolución de las mujeres: el feminismo. Y es que el fascismo también está anclado en las más casposas estructuras patriarcales y ha forzado a las mujeres a denunciarlo. Estamos hartos de verlas definidas como feminazis, pero denigraciones tan brutales solo pueden indicar que están metiendo el dedo en la llaga. Junto al movimiento feminista también vemos una lucha de fondo del movimiento LGTBI que desde los años 80 han estado ganando parcelas de igualdad dentro de esta democracia tutelada. Nadie se ha fijado mucho en este movimiento porque le han creído una lucha exclusivamente de derechos cuando en realidad es una lucha por los principios del humanismo liberal más fundamentales y que, por tanto, entra en lucha frontal contra el prehumanismo fascista de las costuras del Estado.

Quien está bajo mínimos nunca debe conformarse con migas de Pan y aquel que tiembla sobre la cuerda floja del Circo, nunca deberá adormecerse por él porque caería irremediablemente a la nada.

Queridos españoles de la España profunda, votantes del fascismo, la hipocresía o el adormecimiento, clientes de la prensa de la omisión y la mentira; esperamos que os satisfaga el Pan y que disfrutéis del espectáculo desde la grada, pero recordad que nada es eterno… Ni siquiera Roma.

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