martes, 4 de marzo de 2008

Resultado del combate Rajoy-Zapatero


La política, en nuestro país, se aleja, cada vez más, de los ciudadanos. Es decir, de esa masa de personas configuradas, mayoritariamente, por las clases baja-alta, media-baja y media-media. Los que, en teoría, tendrían que ser votantes de izquierdas moderadas y de centro. Tal vez esta realidad, como la facilidad de cómo se puede interpretar en favor propio cualquier estadística, son las dos únicas cosas que conocen a la perfección quienes pretenden gobernarnos los próximos cuatro años.
Recuerdo que, en anteriores procesos electorales, comentábamos que, sólo en esos períodos, nuestros políticos eran capaces de hablar de lo que realmente nos afectaba, aunque luego hablaban, discutían y legislaban sobre cosas que, sinceramente, nos importaban un rábano. En la actualidad han dado una misteriosa vuelta de tuerca. Ahora, también en los períodos electorales, son capaces de discutir, prometer y pelearse por cuestiones que nos importan un pito. El problema está en que son capaces de legislar sobre lo que nos concierne, pero en sentido contrario.
Rajoy y Zapatero han tenido dos injustas e injustificables oportunidades de mostrarnos una mejor cara de sus partidos y de ellos mismos y las han desperdiciado. Han demostrado que, a los dos grandes partidos, la ciudadanía les queda muy lejana y la urbanidad, especialmente al PP, le resulta totalmente desconocida. Don Mariano se ha embrutecido más volviendo a afirmar que el PSOE ganó en 2004 por el 11-M y la promesa de sacarnos de Irak, cosa que, de paso, ha servido para llamar cobardes a todos los españoles. Si en el primer debate afirmó que Zapatero había agredido a las víctimas de terrorismo, en este ha cargado contra las elecciones anteriores y en dos “cagadas” Rajoy se ha sacado su careta de moderado para mostrarnos su culo de jabalí.
En cuanto a Zapatero, tan blando, tan fofo, tan dejándose llevar por la marea “pepera” como lo estuvo durante todo su mandato. Ha contado con cuatro años para haber dejado atrás las rabietas del PP, sólo tenía que pactar con los demás partidos de la cámara que le han brindado continuamente su mano, pero no… ha preferido pasarse cuatro años guiñándole el ojo a su némesis para enfrascarse en luchas tribales que en nada han ayudado a España. Pudo haber declarado el ostracismo al absurdo extremista de un partido nacionalista castellano que se viste de España y haber maniobrado hacia el federalismo que tanto necesita la nación. Tuvo la oportunidad de luchar contra el abstrusismo católico cepillándose de un plumazo los obsoletos acuerdos con la Santa Sede y volvió a pactar por un silencio relativo de sus verdugos. En su mano estuvo el contentar a todos y prefirió seguir con una inercia centralista donde afirman que un travestido e democracia será presidente del congreso.
Y entre tanto… ¿dónde están los demás partidos?
España es un país de imbéciles donde unos votan por colores y otros por joder al vecino. Que han quedado de fábula las palabras de doña Esperanza diciendo que en España, “como ya lo fue en la época franquista” (este entrecomillado lo pongo yo), todos deberán estudiar en “español” (y este lo puso ella) que eso es igualdad. Caretas fuera, igualamos español y castellano, que para esos señores es lo mismo y así no cabe preguntar por qué uno de Castilla puede vivir en su tierra en castellano y uno de Cataluña no lo puede hacer en la suya en catalán… ¿dónde está la igualdad en todo esto? Después de trescientos años de brutal inmersión lingüística castellana, entiendo que para algunos se hace difícil discernir lo que está bien y lo que está mal, pero manifestar su ignorante indiferencia con tanto desparpajo resulta grotescamente hiriente. Claro, que por el camino de la ignorancia, de la incultura y el decadente patrioterismo, no faltarán ovejas que coreen tamaño desaguisado.
Y entre tanto Zapatero sigue sin sacar partido a tanta miseria porque, en el fondo, también a él le cuesta comprender la realidad del fascinante crisol multicolor que es España. Cuesta creer que Adolfo Suarez, que nació políticamente del útero del Movimiento, comprendiera tan bien a que se enfrentaba en unos momentos tan delicados y, estos políticos de hoy, que han crecido en democracia, sean tan reacios a seguir abriendo la senda que se les descubrió en el pasado.
Para esa misteriosa mayoría de españoles para los cuales nuestra nación sólo tiene dos colores… ¡Mi más sentido pésame!

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