Y ahora
vamos a hablar de Independencia. Pero no vamos a hablar de nacionalismo. De
hecho vamos a hablar de la Independencia de Catalunya y lo vamos a hacer en
castellano para rebatir el miedo, las mentiras y los intereses creados a cada
uno de ambos lados de esa idea.
Seguramente
tendríamos que volver a repetir aquí lo de los falsos amigos que te meten ideas
en la cabeza que no son verdad, sentimientos de euforia y sentimientos
negativos, según sea el color del cristal que nos hable.
Yo aquí os
recordaría una frase de José Luis Sampedro: “Nos gobiernan a través del miedo”.
Y otra que
creo que es de Saramago (no estoy seguro): “Si te empeñas en creer en aquello
que no puedes ver terminarás por no ver lo que tienes delante de tus ojos”.
¿Por qué
estas dos citas?
Siguiendo
con el tema de los medios de comunicación, nos han enseñado a creer en falsas
realidades y, mediante el uso del miedo, intentan orientar nuestras decisiones
de forma que no seamos conscientes de esa realidad que hay ante nosotros y que
vemos y tocamos cada día.
También,
unos y otros nos sacuden trapos delante de nuestros ojos para que embistamos a
lo Miura.
¡Vamos a
relajarnos!
A los
señores que pretenden meternos miedo para que no apoyemos el proceso
independentista, podemos decirles que, si su objetivo era meternos miedo, lo
han conseguido. Ahora les tenemos miedo, mucho miedo. Les tenemos tanto miedo
que no podemos permitir que salga el “no” por ese miedo que les tenemos, ya que
somos concientes de que están esperando el momento de la revancha. Si saliese
“no”, esos que tanto nos asustan, se aprovecharían para hundir en la miseria a
Catalunya y a los catalanes (ojo que por catalanes tendremos que contemplar a
todos los que viven en Catalunya). Las represalias, sin duda, serían
terroríficas.
Los
señores del miedo nos han ayudado a entender que junto ellos solo eso podemos
esperar una cosa: MIEDO.
Pero no
todos los peligros vienen del mismo sitio. Porque la verdad es que Catalunya es
sitio de paso y sitio de acogida desde hace mucho tiempo. Y si los judíos
cuentan de si el chiste aquel que dice que 3 judíos podrían fundar 7 partidos
políticos. Los catalanes podrían aplicárselo también.
Para
entender el chiste solo tienen que contar el número de combinaciones diferentes
que pueden existir entre 3 individuos diferentes, con 1, 2 o los 3 individuos.
Cuando los
catalanes salen a la calle a manifestarse en favor de la Independencia, no lo
hacen con la misma idea de esta. El 11 de septiembre de 2012 se vieron banderas
de todas las comunidades autonómicas, pero especialmente vascas, también hubo
británicas, escocesas, de Quebec, Lituania, Grecia, corsas, occitanas...
incluso de Egipto y Túnez... Hasta españolas republicanas. Seguramente hubo más
que no vi o no recuerdo. Pero lo que más sorprendía eran las propias banderas
catalanas. Muy pocas eran las tradicionales de las 4 barras, porque en las dos últimas
décadas se ha ligado el independentismo a las banderas esteladas. La principal
bandera estelada es la del triángulo azul y la estrella blanca, también
conocida como del Estat Català y que se hizo famosa el 14 de abril de 1931
cuando Macià la colgó en el balcón del Palau de la Generalitat. La otra bandera
predominante era la del triángulo amarillo con la estrella en rojo, propia de
los movimientos catalanistas de izquierdas de los años 50 y después adoptada
por el BEAN. Pero después había una gran cantidad de esteladas que habían
modificado alguno de los colores de las otras 2 para dar una visión más
personal de lo que significaba la independencia de Catalunya.
Aquel día
vimos a socialistas que querían hacer ver que eran independentistas y no lo
eran a un tiempo (más o menos como los de CiU), grupos ultraindependentistas,
independentistas familiares, independentistas anarquistas, comunistas y hasta
de un socialismo diferente al del PSC. También había independentistas
ultracatólicos que aprovechaban para reivindicar una Catalunya antiabortista y
religiosa, y a solo unos metros de las independentistas feministas y el
movimiento independentista gay. Los había con alpargatas, con corbata, con
camisetas y tejanos, con túnicas púrpuras... Todos, a pesar de las
interpretaciones de unos pocos, pedían un Estado propio. Pero lo que variaba, y
mucho, era la forma de entender ese Estado.
Sí, como
ya habréis intuido, el verdadero gran peligro, y el que verdaderamente da miedo
del proceso independentista, es esa falta de cohesión tan típica de las
izquierdas en España. Y si las luchas intestinas empiezan antes de lograr el
objetivo de la Independencia, sufriremos dos veces las represalias de los
portavoces del miedo.
Catalunya
fue, es y será, un territorio de trabajadores. De personas que han llegado de
todos los rincones y han aceptado un nuevo modo de vida, una nueva cultura, con
un único fin: tirar para adelante.
Porque
todos sabemos que siempre se guarda un cariño especial por el terruño que te
vio nacer, pero en último término, uno es del lugar que te da la oportunidad de
ser tú mismo y te da de comer. Por eso, la mayoría de nosotros, conscientemente
y en castellano, defendemos la cultura catalana. Aunque no dudo que ya los hay
que la defienden en árabe, bantú, soahili, inglés, francés, bereber... y, como
no: gallego, euskera...
No se
dejen engañar... por los falsos amigos. El castellano nunca estuvo en peligro.
Aunque, claro, ya no podemos garantizar que, después de independizarse, en
Catalunya el castellano se vaya a ir abandonando poco a poco. Aunque eso es
algo que dependerá, y mucho, de los intereses económicos. Porque si existiera
la posibilidad de una buena relación entre España y Catalunya, eso no sería
totalmente así. De todas formas, aún en el peor de los casos, el castellano no
perdería de golpe su importancia en Catalunya, porque, como dijo en su momento
el President Pascual Maragall, “el
castellà també forma part de la nostra cultura”. Sí, puede que sea una
lengua impuesta, pero muchos episodios de nuestra historia y cultura se han
escrito en esa lengua, así que, aunque deje de ser la lengua oficial de este
nuevo país, seguirá muy presente. No en vano, y a pesar de la llamada inmersión
lingüística catalana, que tanto pánico ha creado en los medios de comunicación
“españolistas”, el nivel de la lengua castellana de nuestros estudiantes, es
superior al de los de muchas comunidades donde toda la enseñanza se hace en
castellano.
De todas
formas, si algún día nos independizamos, la nueva Catalunya será tal y como
queramos que sea, porque cada ciudadano cuenta. Y, como esto será una
democracia o no será, si el que gobierna una vez no nos gusta, a la siguiente
vez votaremos a otro. Aso sí, debemos procurar, desde el primer momento, que la
voluntad del pueblo se respete y procurar que esa nueva democracia no nazca con
los defectos de la que en España ha muerto. Pidamos una democracia real donde
la ley electoral permita una representación fiel de la voluntad del pueblo. Y
también procuremos que exista una ley que ligue a los diferentes partidos con
sus programas electorales hasta el punto de que si quieren modificar cualquiera
de sus puntos lo hagan mediante un referéndum.
Yo, desde
aquí, pido, ante todo, una democracia real. Y si esa democracia real no la
vamos a poder tener en España, porque hace tiempo que, de tanto corromperse,
dejó de respetar a las naciones que la componen, tendremos esa democracia fuera
de ella.
Desde aquí
pido que en la nueva Catalunya que ha de venir, cada voto cuente y cada
ciudadano importe, pues solo mediante el respeto a cada uno de sus individuos,
este pequeño país puede salir adelante.