Imagen extraída de www.gameskinny.com
Se
imaginan que una carta o anuncio como este fuese publicado en la prensa hoy día…
¿Me pregunto cuántas ofertas recibiría?
Por
desgracia nuestra moral nos impide acceder a esta fácil solución para el futuro
de nuestros hijos.
En el
mundo real no existen ni el Equipo-A, ni la Sombra, para venir a salvarnos.
Solo nos queda esperar que el tiempo se apiade de nosotros.
Estimados
señores:
Antes
que nada quiero dejar claros algunos conceptos. Un asesino puede ser alguien
honrado, pero que, como el resto de personas, también tiene que comer. Y, qué
narices, tiene mucho más gastos que la mayoría de oficios. Al menos ese es mi
caso y que no debe confundirse con el de algunos de esos chapuceros que
trabajan para las mafias y deshonran nuestro oficio milenario.
Un
asesino profesional que se precie no puede tener ningún incentivo más allá del
económico. Pero si de verdad quiere sobrevivir en esto sin que su trabajo se
cuele en otras facetas de la vida, debe conocer alguna maldad de su objetivo
que le permita deshumanizarlo lo suficiente como para olvidarse de él una vez
finiquitado. Así pues, el aspecto emocional no es nunca despreciable y debe
aprenderse a superar.
Muchos
asesinos dejan una firma en cada trabajo. Esos no son más que unos aficionados
que disfrutan con el acto de matar. Son lo peor de esta profesión y siempre que
me cruzo con alguno de ellos hago lo posible para que sea descubierto. Solo un
asesino que detesta su trabajo es garantía de que no morirán inocentes ni
sufrirán innecesariamente las víctimas.
Después
de todo, la profesión de asesino puede ser tan honesta y honrada como cualquier
otra. Solo es cuestión de planteárselo así y trabajar concienzudamente sin
permitir que ninguna perversión altere la profesionalidad y humanidad necesaria
para este trabajo.
Es
cierto que aquellos que solicitan nuestros servicios nunca pueden ser buenas
personas. Ordenar la muerte de un ser vivo jamás puede ser un acto de bondad,
como tampoco lo es ejecutar una hipoteca, ordenar un despido, gobernar contra
el pueblo, blanquear dinero, reprimir mediante la religión... Pero el asesinato
es una necesidad humana y como tal, buena o mala, necesita de buenos
profesionales para llevarlas a cabo en las mejores condiciones y dentro de unos
preceptos éticos y morales adecuados. De este modo, igual que no concebimos un
mundo sin jueces, ejecutivos, políticos, banqueros, curas... los asesinos somos
igualmente necesarios ¿De qué otro modo podría equilibrarse la balanza de la
sociedad y el poder?
Nunca
antes había intervenido en una conversación donde se hablara abiertamente de mi
profesión ya que mi punto de vista podría haber alertado sobre mi condición,
pero el presente anonimato me permite ofreceros, aquí y ahora, el punto de
vista que os faltaba por conocer.
Sobre
la moral del buen asesino quiero insistir ahora. Personalmente nunca aceptaré
un trabajo donde se me pida provocar un padecimiento mayor a la víctima. Soy un
asesino, no un torturador. No cuestionaré el trabajo de los profesionales de la
tortura, pero estoy convencido que permanecer tanto tiempo junto a personas que
sufren por su causa, tiene que afectarles, a la larga, en su humanidad. Si
además de torturar, al final acaban con la vida de la víctima, es un acto tan
terrible que no me atrevo ni a imaginarlo.
No.
Yo solo mato limpiamente y para ello uso cualquier cosa que me facilite el
trabajo a mí y tanto como el tránsito al otro mundo para víctima. Por eso me
cuesta tanto entender a otros oficios. Como es posible que un gobierno que se
enfrenta una grave crisis económica y se ve forzado a llevar a cabo unos
enormes recortes contra su pueblo, pueda al mismo tiempo imponer nuevas leyes
sentenciosas que repriman más a su pueblo mediante la ideología. Ese mismo
gobierno, que sacrifica a la extrema precariedad a sus ciudadanos más
desfavorecidos, puede permitirse, a un tiempo, apoyar, con el dinero arrebatado
a quien más lo necesita, a grupos religiosos, banqueros y hasta a especuladores
financieros y señores del vicio y el juego. Digamos que ese gobierno, desde el
punto de cualquier profesional, es un impresentable, y sus miembros incapaces
de poseer el mínimo de humanidad para considerárseles personas.
Dicho
todo esto, pueden ver que ya estoy preparado para llevar a término mi objetivo.
Hagan sus ofertas en el lugar indicado y, en caso de aceptar, un pago previo y
otro tras cumplir con lo pactado.
Y
tengan por seguro que solo un profesional puede solucionar lo suyo.
Atentamente:
La Sombra.
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