martes, 11 de noviembre de 2008

Octubre... de cuervos y de psicoanálisis.



Septiembre de 2007 fue un mes de mucho trabajo para entregar las correcciones del libro “11” a la editorial, por eso publiqué muy poco en Internet y al blog de “La última frontera” no le tocó nada.


Por otra parte el mes de octubre estuvo marcado por las apariciones de un individuo en la web de www.tusrelatos.com que se dedicaba a molestar a todo el mundo y a acosar a una buena escritora de aquel lugar. El troll en cuestión, resultó ser un enfermo de bipolaridad que se había salvado de ir a la cárcel, por asesinato, gracias a su supuesta enfermedad. En aquellos momentos, el personajillo pretendía dar publicidad a un libro que se había autoeditado y en cuya historia aprovechaba los “conocimientos” que había adquirido a lo largo de los tratamientos psiquiátricos y psicológicos que le habían impuesto. Dado el bajo índice de intrusión personal que suponía, se había hecho un acérrimo defensor del psicoanálisis. Es más, había adquirido una de esas licencias que otorga la pomposa “sociedad española del psicoanálisis” tras un cursillo de mes y medio, para ejercer como terapeuta. Un par de giros a la capa y un par de verónicas, y el individuo mostró todo su potencial destructivo en forma de un lenguaje soez, agresivo y pretendidamente ofensivo. Vamos, que cayó en la trampa y, él solito, desvirtuó todo el trabajo que había realizado para publicitar su libro. Las técnicas PNL habían truncado las ilusiones del psicoanalista aficionado, posiblemente, de haber sido Sigmund Freud, la cosa no hubiese sido tan sencilla.


Entre los trabajos literarios (o pseudoliterarios) creados para llevar al redil a la oveja descarriada, o más bien para descarriar al troll camuflado, está un texto que, de forma bien documentada, cuenta hasta dónde ha llegado el psicoanálisis en nuestros días. El texto se titula “El Psicoanálisis: Una mentira incómoda” y lo puedes leer en http://vicevhonkhamy.spaces.live.com/blog/cns!826D110091ACE1FF!421.entry


No voy a transcribirlo aquí porque se realizó con cierta velocidad y tiene algunos errores de estilo que son algo preocupantes, aunque su validez documental, ligeramente aromatizada para provocar al citado personaje, no plantea demasiadas dudas.


En octubre publiqué, en ese blog, otro texto a raíz de la lectura del poema “El cuervo” de Edgar Allan Poe y que dediqué al escritor norteamericano. Este sí lo transcribo a continuación porque es lo suficientemente breve y, espero, interesante.



Otro cuervo


Soy más viejo que Poe cuando se marchó volando en el pico de un cuervo y apenas estoy dando mis primeros pasos de pluma sobre las arrugas del papel blanco. Veloz voló su pluma negra para cambiar los conocimientos de lo hasta entonces escrito, mas la fuerza y avatares que le empujaron en su irrefrenable carrera con las letras, letras mordidas por el alcohol y la desdicha, lo tumbaron antes de disfrutar del camino asfaltado de frases y palabras, de historias y poemas.
Soy más viejo que el finado viejo que, apenas cumplió los cuarenta se ahogó en un charco de tinta y alcohol, pero, sin embargo, no soy más sabio. Cambié la pluma del mago por un bolígrafo al que no hay que recargar y un ordenador que es capaz de decirme, muchas veces, que no voy por buen camino... como el infernal cuervo de nombre “Nunca más”.
Soy más viejo y nada más, pero me aventuro en la niebla de las letras con una esperanza diferente, con un sueño diferente... y nada más, por mucho que una voz retumbe diciendo la consabida frase: Nunca más.
Sirvan estas pobres palabras como pequeño homenaje a Edgar Allan Poe... y nada más.




Fotografía extraída de la web www.lapalmaturismo.com

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