Noviembre… ahora hace un año… Por aquellas fechas estábamos centrados en “11”, en lo que pudo haber sido y no fue. Las ilusiones de todo el grupo estaban al máximo ante lo que iba a ser nuestro primer libro… Bueno, David ya había sacado “Bajo el eucalipto”, unos meses antes, con unas buenas ventas, pero para los demás era el primero que estaría en el escaparate de una librería (la mayoría ya habíamos publicado algún relato en “Primeras Piedras”, pero el centenar de ejemplares se distribuyó entre el grupo de escritores y su entorno). Así que “11” lo llenaba todo. Para ninguno será lo mismo y, alguno, como es el caso de Victor Morata, ya tienen su libro a la venta, en este caso tras ganar el concurso anual de relatos en "yoescribo" y de el que pronto os contaré más cosas.
Aún así, hace un año, “La última frontera” contó con un par de textos de crítica, información sobre “11”, un texto bastante vulgar sobre los blogs y un poemilla, espero que bastante original, que ahora transcribo.
Papel
A ti papel
que desesperas mi mirada
con la angustia del vacío
reflejado en tu blanca cara.
A ti papel
que concretas mi amargura
en borrones que cerrados
ignoran mi escritura.
Y a ti papel
que te aburres en silencio
sin ver la luz del día
después de marcarte el comienzo.
Y cuando la inmaculada blancura del papel es mancillada por un mar de tinta, a todos nos gusta ver emerger un volcán de sentimiento suave pero rotundo, entrañable y contundente…
1 docena de huevos
2 kilos de naranjas
Un paquete de aquellas galletas tan buenas
Una sartén que la de las tortillas ya esta vieja…
Pero nos olvidamos que el papel, nuestro humilde servidor, nació con la función de ser útil para muchas cosas. No será entonces una blasfemia talar bosques enteros únicamente por el capricho de un arte, que a la postre, tiene muy poco de sincero.
Sí, ya lo sé. El sentimiento es sincero, pero lo es aquí y ahora… ¿Y mañana?
Lo escrito, como palabras al viento, una vez alcanza su objetivo ya no puede volver al tintero. Como tampoco podemos recuperar el ayer.
Tal vez se pudiera escribir y guardar en un cajón todo lo escrito o, mejor aún, quemarlo ¿Y de que serviría?
Lo que nunca se ha leído es que nunca se ha escrito, por muchas páginas emborronadas que existan.
A ti papel
que olvidaste la razón
por la que alguien te quiso
y sin más te abandonó
Y a ti papel
que con enorme orgullo
saliste a dar la cara
y al fin te dieron lo tuyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario