Muere don Leopoldo Calvo Sotelo.
Esta mañana nos desayunábamos con la triste noticia. Triste porque don Leopoldo, quisiéramos o no, es un importante pedazo de nuestra historia contemporánea. La noticia ha saltado a media mañana, pero es que hoy, sábado, he desayunado muy tarde.
Don Leopoldo nació el 14 de abril de 1926 en Ribadeo (Lugo) y no en Madrid como han aventurado algunos medios de comunicación. Sólo hacía 19 días que cumplió los 82 y, por lo que vimos hace unos meses en un atisbo televisivo, parecía llevarlos muy bien, pero la Parca, repentinamente, ha parecido hacer más caso a su edad que su cuidado aspecto.
La historia lo recordará por muchos detalles a pesar de la brevedad de su mandato como presidente de la joven democracia española. Por ejemplo, durante su investidura se dieron los sucesos del intento de golpe de estado del 23F. Aquel asunto le quitó protagonismo y se lo dio a la actitud heroica del ministro de defensa Manuel Gutiérrez Mellado. Sin embargo, frente a las dudas de los diputados para votar a favor de su investidura, la intentona golpista creo el ambiente adecuado para que obtuviera la mayoría absoluta. También ingresó en la OTAN en mayo de 1982, vivimos el mundial de futbol de España, se aprobó el divorcio. Fueron veintidós meses muy intensos.
Don Leopoldo carecía del carisma de su predecesor, Adolfo Suarez y también de su sucesor, Felipe González, además no fue elegido en las urnas si no que llego a la presidencia a través de la dimisión del primero, pero debemos lamentar su pérdida como la del primer presidente de nuestra democracia y merece un funeral de estado.
Mis recuerdos de aquel presidente son los de una persona aburrida, apática y con unas ideas muy conservadoras. Muchos años después seguía siendo conservador, no en vano apoyó al PP, pero, como los buenos vinos, había ganado en carisma y simpatía, por lo menos ante los micrófonos de los periodistas. Desde que aquel ingeniero de caminos fuera nombrado procurador en Cortes en 1971, durante los últimos coletazos de la dictadura a aquel ministro de comercio del primer gobierno monárquico hay un pequeño salto. Un salto ideológico mayor supuso su adhesión al programa de Suarez en su UCD, de cara a la democracia, con él fue ministro de relaciones con las Comunidades Europeas, poniendo las bases para nuestra entrada en el Mercado Común, y vicepresidente segundo para asuntos económicos. Su gran salto profesional apareció al serle ofrecida la presidencia tras la dimisión de Adolfo Suarez. Supongo que ya era consciente de que, la guerra intestinal que llevó a la dimisión del primer presidente de la democracia también terminaría por derribarle a él, sin embargo pasó su breve mandato con el traje de faena puesto. Después el olvido porque, si bien una persona como él, que había sido presidente del país, tenía un valor personal importantísimo, realizó todas sus tareas sin estridencias, pasando desapercibido como ningún otro político ha sabido hacer. Finalmente don Leopoldo Calvo Sotelo se convirtió en un buen ejemplo a seguir.
Me llega la noticia de que será enterrado el lunes en Ribadeo con una cierta intimidad y que los funerales de Estado tendrán lugar el martes o el miércoles con la presencia de todas las grandes personalidades empezando por la Familia Real.
Hoy, la España democrática está de luto.
1 comentario:
No se por que ese empeño en hacerle nacer en Ribadeo. Nació en Madrid. Decir eso no pone en cuestión su ligazón, muy amplia, con Ribadeo.
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