ANÁLISIS DEL 14F.
Parte 1: Los dos grandes bloques
Nuevas elecciones autonómicas en Catalunya y nuevo
análisis de la situación de partida. Y como resulta invariable desde 2010, dos
bloques prácticamente idénticos a la situación anterior: el bloque
independentista y el bloque unionista o españolista. A estos dos bloques les
denominará, errónea y manipuladoramente, los medios de prensa de la Caverna
Mediática: separatista o nacionalista y constitucionalista. Digo lo de erróneos
porque ni los españolistas son verdaderos constitucionalistas, ni el
independentismo es nacionalismo, aunque el españolismo si lo es y en las peores
acepciones de este; podríamos aceptar el término separatista, aunque se diga
dándole una cierta connotación negativa. Desde el punto de vista
independentista, a pesar de no contar con unos medios que manipulen igual y
que, por tanto, no se atrevan a escribirlo en sus páginas de esta forma, el
bloque independentista es denominado bloque demócrata y el españolista es el
bloque facha o franquista.
Como se puede ver de todo esto, ambos bloques son
antagónicos y puede que, hasta irreconciliables. Esa es la razón de que los
partidos de ambos bloques se acusen entre sí de ser colegas de algún partido del
otro bloque. Desgraciadamente, mientras estas acusaciones tengan utilidad, el
problema de fondo, gane quien gane, no tiene solución aparente.
Así que la población está dividida, aparentemente.
Entre un 42 y un 53% de los votantes son del bloque independentista, mientras
los del bloque unionista oscilan entre el 38 y el 48%. Sabiendo que existe un
grupo de votantes indefinidos no superior al 7%, ya vemos que existe una base
de indefinición que tiene que afectar al resultado de las elecciones de forma
similar a como ha sucedido en comicios anteriores.
De este modo, salvo que suceda alguna cuestión
extraña que pudiese alterar los más elementales principios democráticos, el
resultado, entre bloques sería el de siempre: victoria del bloque
independentista, pero obligando a los partidos miembros a grandes sacrificios
pactistas para superar sus abismales diferencias. Cabe decir que si el saldo
democrático decantara la balanza del lado unionista, el problema de los
partidos de este bando sería similar.
El problema de estas elecciones es que la extraña
cuestión capaz de violar los más esenciales principios democráticos, ya ha
sucedido. La mayoría de partidos ya había acordado retrasar estos comicios
fuera del aterrador tercer pico de la pandemia de COVID-19, pero la JEC,
siempre presta a convertir la democracia en su cortijo privado, está forzando a
mantener, inexplicablemente (o sí, por la razón que todos sabemos), la fecha
del 14F. Dicen que a rio revuelto ganancias de pescadores, lo que aún no
sabemos es si los pescadores están en una isla o en un diccionario…
Lo bueno de toda esta polémica del JEC y la fecha,
ha dejado de lado que la empresa que se va a hacer cargo del recuento será la
misma que ya fue acusada de barrer para los intereses del IBEX-35 con sus “errorcillos”.
En fin, que una cosa va a ser mi supuesto
extrapolado de la información de la voluntad de voto, y otro muy diferente el
producto de la alteración del voto producido por la pandemia. Como esa variable
es más difícil de cuantificar, la voy a suprimir.
Primero definiremos qué áreas son dominadas por cada
bloque.
El bloque unionista acostumbra a ser el más votado
en el área metropolitana de Barcelona, aunque en los últimos años ha ido
perdiendo fuelle en las ciudades del Vallés, también es una gran derrota para
este bloque que la urbe que le da nombre (Barcelona) sea, de un tiempo a esta
parte, un territorio independentista y en pleno avance. A este anillo de la
ciudad, donde el Baix Llobregat es su máximo exponente, es lo que se ha dado en
llamar: cinturón rojo, porque en las elecciones de los años 80 y 90, eran de
alternativas socialistas y comunistas. Desgraciadamente, muchas de estas
localidades estaban llenas de inmigración que no había sido capaz de integrarse
y que fueron fáciles de manipular por un partido, marca blanca del PP, que
nació con la única voluntad de romper en dos Catalunya: Ciudadanos. Más
desgraciadamente aún, partidos como Podem-ElsComuns y el PSC, en lugar de
intentar sus votos perdidos con una honestidad invariable, han jugado la carta
del populismo y no han dudado en aceptar caramelos de la ultraderecha
españolista cuando les ha convenido.
Otra zona donde el voto españolista tiene un gran
número de adeptos, es la zona industrial de Tarragona.
Cabe decir que todas las zonas de voto de mayoría
españolista, son muy pobladas, pero también que, salvo localidades muy
concretas, sus victorias son bastante pírricas.
Por otra parte el resto del país es de mayorías
independentistas, siendo estas más amplias cuanto menores son las poblaciones.
Algún día analizaremos más a fondo las razones que impulsan
a unos ciudadanos y a otros a votar partidos independentistas o unionistas. Por
ahora nos conformaremos a explicar qué son y cómo se distribuyen a lo largo de
la geografía ambos bloques. Y en las próximas dos partes analizaremos las
posibilidades de voto dentro de cada uno de estos bloques.
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