ANÁLISIS DEL 14F.
Parte 2: El bloque unionista
De todos los nombres que se le pueden dar a este
grupo, creo que el de unionista es el más adecuado. Y es que “españolista” no
definiría a muchos votantes de Els Comuns-Podem, e incluso algún votante
despistado del PSC de toda la vida. El término constitucionalista es una
falacia descarada para blanquear el fascismo de VOX, PP y C’s. Bueno, tampoco valdría
para algunos elementos del PSC-PSOE. Porque el hecho que determinados jueces,
que deberíamos pensar en juzgar por prevaricación el día que España quiera ser una democracia de
verdad, avalen sus acciones que atentan totalmente contra la verdadera letra de
la mismísima Constitución del 78, no les da derecho a apropiarse de aquello a
lo que no han meritado. En cualquier caso, son un bloque invariable de votos
cuya única relación, aunque no les guste el nombre, es el mantenimiento de la
unidad de España. Poco importa que esto sea por miedo, por gusto o por
fanatismo.
Según los estudios, solo seis partidos deben tenerse
en cuenta por su trascendencia. Los trataremos de menor a mayor relevancia.
El primer partido es la PACMA… Ha estado presente y
con opciones a obtener algún escaño en todas las últimas elecciones… Pero… ¡¡¡Sorpresa!!!
En estos últimos comicios no ha logrado el número de avales necesarios para
presentarse ¿Cuál es la trascendencia de esto? Pues que los más de 38.000 votos
que lograron las pasadas elecciones podrán sumar la cuenta de otros partidos y
ser trascendentes. Pero hay algo más, y es que, aunque la PACMA es un partido
totalmente unionista, su compromiso con un tema que no depende de la bipolaridad
política de Catalunya, le ha llevado a retener una gran cantidad de votantes
que simpatizan con el independentismo. Algunos afirman que la mayoría de sus
votantes, en realidad, son independentistas y que ahora han quedado liberados.
Por tanto, el 90% o más de sus votos, se repartirán entre la CUP, Els Comuns y
ERC.
El segundo partido es VOX. El partido neofranquista
y marca blanca del PP para explotar otros territorios morales (o amorales, más
bien). En pasadas elecciones ni siquiera era un partido en cuenta, pero hay
nuevos factores que intervienen a su favor en estas elecciones: la gran
abstención prevista, la ofensiva de sus máximos avalistas (que son los jueces y
fiscales de los altos tribunales, que son los máximos representantes de la
decadencia de España como concepto de país democrático en el mundo), la
descomposición de Ciudadanos (que fue la primera marca blanca del PP y ya
cumplió con su labor de polarizar a la sociedad catalana tal y como estamos
analizando ahora) y, sobre todo, la imbecilidad humana, sin la colaboración de
la cual algunas de las grandes lacras de la humanidad no hubiesen tenido lugar,
como el nazismo, el fascismo italiano o el triunfo de Donald Trump.
La aportación de VOX a esta campaña es cero y su
único y verdadero objetivo es económico y se basa en la traducción en dinero de
los escaños que pudieran obtener. Pero para el PP tiene varias utilidades
adicionales porque aportan ruido de fondo, una perfecta cortina de humo, la
base del a río revuelto ganancia de pescadores y, sobre todo, crea una
referencia de extrema derecha que, comparativamente, blanquea la imagen
fascista que había dinamitado al PP en los últimos años, especialmente con los desacertados
comentarios aportados en las pasadas elecciones por Cayetana Álvarez de Toledo,
más propios de este VOX que del PP.
Se habla de una gran entrada en el Parlament de este
partido franquista que puede ampliarse hasta 10 diputados si hay la esperada
gran abstención. Pero también cabe la posibilidad de que la distribución de
voto les juegue una mala pasada y vuelvan a quedarse a las puertas y sin ningún
escaño, algo que, aunque cueste de creer, beneficiaría al unionismo.
El tercer partido es el PP. Y es que, dado el
maltrato que sus líderes han dado a Catalunya en las dos últimas décadas, ha
llegado a estar al borde la desaparición en este país. Sin Rajoy en Madrid le
han dado la opción de poner al frente de la candidatura a un político más o
menos aceptable en lugar de las caricaturas que se habían presentado en los
últimos años y sin perder la capacidad de echar la culpa a los demás (y
especialmente al independentismo) de aquello de lo que no hay mayores
responsables que ellos mismos, por lo menos ahora tienen un poquito más de
credibilidad. Por eso, y por el hundimiento de Ciudadanos, creemos que en estas
elecciones el PP solo puede mejorar sus resultados anteriores ¿Hasta dónde
puede llegar? Eso dependerá de lo muy españoles que se sientan los votantes
unionistas pero sin caer en la extrema subnormalidad de VOX, y dado que en
Catalunya españolismo e ignorancia siempre han ido de la mano, según las
encuestas, su propia marca blanca de la ultraderecha es quien más les puede
hacer sombra. Así que sus opciones están entre los 3 y los 9 diputados, siendo
8 su anclaje más probable.
El cuarto partido que trataremos son “Els
Comuns-Podem” o “En Comú Podem” que es el nombre con el que se presentan a las
elecciones. Puede que la confusión de nombres es algo que puede dañar al
partido, pero en realidad les permite que el elector se fije en la persona que
se presenta. En este caso Jéssica Albiach. El cambio de nombre continuado en el
partido es una buena forma de hacer olvidar sus muchos errores y fabricar
figuras mediáticas, aunque estas, en realidad, no aporten nada verdaderamente a
la política. Ya veremos que esta práctica no es exclusiva de la izquierda
unionista, porque en la derecha independentista también tenemos un caso muy
reconocible y que, curiosamente aún les funciona mejor. Con todo no es pequeña
la trampa que con todo este lía han tendido los comunes ya que, a pesar de su
marcado unionismo, este partido aún conserva votantes de lo que se ha dado en
llamar “el independentismo cobarde”. Y es que originalmente (ha llovido mucho
desde entonces) este partido o coalición, se hacía llamar partido soberanista.
Entendiendo por esto a que optaban a un referéndum consensuado con el estado
español. Claro que, desde aquellos tiempos han ido saltando personajes tan
significativos y comprometidos como Abano-Dante Fachín, Elisenda Alemany,
Xavier Domènech o, con anterioridad, Joan Josep Nuet, o aún antes, Raül Romeva.
En la actualidad els comuns son un partido
decididamente unionista y sin el debido compromiso con la izquierda política.
Digamos que, a través de su colaboración en el gobierno del Estado, ha perdido
su esencia y su “independencia” (en todos los sentidos de esta palabra). A
pesar de ello, parte de su supervivencia aún se debe a ese soberanismo de
izquierdas, conocido como independentismo cobarde, y al que realmente ya no
representan.
Por otro lado, y aunque parezca mentira, los comunes
también esperan pescar votantes procedentes del hundimiento de Ciudadanos. Y es
que desparecido el carácter plebiscitario que aprovecharon los de Arrimadas en
las anteriores elecciones, muchos votantes, tradicionalmente comunistas,
votaron a la derecha naranja. Personalmente yo no creo que vuelvan. No, al
menos, en su mayoría, y es que aquellos que perdieron la fe en ellos son tan
tozudos como los que les mantienen el voto creyendo que son lo que no son. En
cualquier caso, los “rojos” desnaturalizados votarán al PSC-PSOE, que fue capaz
de mantener su compromiso con esa desnaturalización marchando junto al resto de
partidos fascistas en las manifestaciones de la, declaradamente fascista, SCC.
Que el histórico comunista Francisco Frutos participara de los mismos eventos
poco edificantes ya no le sirve a los comunes pues este falleció el pasado
verano.
Abstención, cansancio, retornos y desgaste, son
claves muy difíciles de verificar en qué medida les afectarán. Así que su horquilla
de voto va entre los 6 y los 18 escaños, con un anclaje sobre los 9.
El quinto partido es Ciudadanos y es la clave del
bloque porque en las anteriores elecciones fue el partido con más escaños. Una
victoria muy controvertida, mal aprovechada y que, más que ninguna otra cosa,
demostró que es un partido destructivo, formado por una gran cantidad de políticos
muy capaces de criticarlo todo, lo más ácida maleducadamente, pero incapaces de
construir nada. Ya con anterioridad habían demostrado que su única seña
identificativa eran los malos modos, algo que se podía obviar cuando eran una
fuerza residual en la cámara, pero insoportable para nadie cuando debían
dirigirse a alguna parte, ya fuese apoyando al gobierno, como en una oposición constructiva;
pero lo cierto es que todo el mundo ha visto como Ciudadanos era más bien una
empresa de derribos que, además ha exportado su maquinaria a otras partes con
idénticos resultados. Con todo, su punto de inflexión hacia la caída libre
llegó cuando, mediante un voto de censura contra Torra, en realidad quisieron
hundir a un político tan asentado como Miquel Iceta. La entonces líder de C’s,
Lorena Roldán, se quemó. Tanto es así, que el partido, a pesar de haberla elegido
como candidata a las elecciones, decidió cambiarla por un valor más seguro. Y
esta, incapaz de aceptar ese rechazo, ha saltado al partido madre: el PP.
La descomposición de Ciudadanos es un hecho que,
además, viene avalado por los sucesivos golpes recibidos en las recientes generales.
A pesar de ello, saber hasta qué punto caerán los naranja es una incógnita,
pero lo cierto es que el PSC basa su idea del “efecto Illa” en gran parte en la
descomposición de Ciudadanos y especialmente en el cinturón rojo que espera
recuperar.
Lo que está claro es que su campaña electoral
apelando a la buena educación, es más una burla a toda Catalunya que una
verdadera declaración de intenciones sobre un cambio de actitud, ya que eso
pasaría por pedir disculpas a todos los catalanes y yo no los he oído ¿Y
ustedes?
Con todo esto y los efectos que ya hemos comentado
antes para el resto de partidos, la horquilla en que se mueven los naranja es
muy amplia, pero seguro que estará muy lejos de la treintena de diputados que
tenían hasta ahora. Siendo muy optimistas, C’s llegaría a 18 diputados, y muy
pesimistas 3. Su punto de anclaje está sobre los 9.
El último partido es el PSC. Ellos afirman que Illa
será el nuevo MHP. A mí me cuesta creerlo. Sin embargo, lograr una victoria tan
inútil como la de las pasadas elecciones de Arrimadas, no sería descartable.
Supongo que el PSE espera utilizar la abstención a su favor, pero siendo
sinceros, la diferencia entre votos del bloque unionista y bloque
independentista, es suficientemente grande como para que, solo una abstención
por encima del 42%, lo hiciera matemáticamente viable.
La falacia de Sánchez es que el nombre de Illa como
gran ministro de sanidad es un atractivo para llevarlo a la victoria. Pero lo
cierto es que tener que hacer lo que dictaba el MHP Torra con dos semanas de
retraso, una y otra vez, le da muy mala fama en Catalunya. Si a eso unimos que
fue expulsado de la Direcció General d’Infraestructures de la Generalitat bajo
la presidencia de Montilla, por un escándalo de sobrecostes, y ahora los
votantes lo están reviviendo…
La cruel realidad es que el PSC basa su poder en un
suelo de votos nunca roto en Catalunya. Digamos que tiene un voto consolidado
que garantiza que difícilmente bajará de los 15 escaños a corto plazo. Si ahora
sumamos los que aún no se han decepcionado de su giro a la derecha, de su
pérdida de catalanidad y de unos políticos mediocres que, en realidad, son meros
mercenarios de la política, que venden su alma por un ministerio en Madrid, su
suelo sube hasta los 17 o 18 escaños, dependiendo de la distribución de voto.
En estas elecciones se han de tener en cuenta, por
un lado la descomposición de C’s (verdadero efecto Illa), que la abstención
juegue a su favor, pero, por el otro, la irrupción de VOX. La amplia horquilla
del PSC está entre 22 y 38 escaños, con un anclaje en 30.
En cualquier caso, las urnas tendrán la última
palabra y, especialmente, un voto por correo que se ha disparado.
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