España
será plurinacional o no será. Y, hoy por hoy, sus gentes no están preparadas para asumirlo. Porque desde el centralismo jamás se podrá
construir una democracia, ni desde la homogeneización y mucho menos desde la
negación de la realidad. Así que cada vez que un facha grita “España una”, le
está asestando una puñalada por la espalda a “su propia” España.
Valle
Inclán, Unamuno, Pío Baroja y hasta Antonio Machado, comprendieron que España
debía entenderse como algo más amplio o que, tarde o temprano perecería. Que
tanto la exclusivista visión de una España castellana, como la denominación de “español”
únicamente a la lengua castellana, hacían de España un lugar donde no cabían la
mitad de los españoles.
La España
una, castiza y cuartelaría, jamás tendrá un sentido democrático, y su
imposición siempre pondrá en marcha todos los procesos de independencia de la España
periférica que, irremediablemente, se sentirán como territorios invadidos o
meras colonias. Cuanto más se alargue esta situación, más fuertes y necesarias
serán las fuerzas centrífugas y menos democrática se mostrara una España que se
habrá convertido en mera represora.
Son
tontos los que, como el señor Muñoz Molina, se creen que el ultranacionalismo
es el que trae los aires de independencia. El ultranacionalismo, señores, es
aquel que niega una o miles de realidades que oprimen a unos ciudadanos para
que otros, como él, mantengan una comodidad intelectual poco meditada y nada
empática.
España
debe ser multicultural y plurinacional para que pueda existir la democracia,
porque las ideas unificadoras solo son una mordaza para una importante parte de
su ciudadanos ¿Tan tontos son como para no darse cuenta de la dictadura
insufrible que representa la España unificada?
Del
mismo modo, la denominación exclusivista de español al castellano, ya fue una
negación de la españolidad de la mitad de la población de España. Poco importa
los años que llevemos con estas mentiras a medias, porque no se puede edificar
una democracia basándose en ideales exclusivistas como este y mucho menos
llamando racistas a aquellos que se rebelan contra ellos, porque, como se puede
ver, se está invirtiendo la realidad y con ello matando las pocas posibilidades
de solucionar el problema.
No sé
si España, a estas alturas tiene salvación, pero estoy seguro que si tiene
alguna posibilidad no es siguiendo el equivocado camino del PP o la decidida
beligerancia nativa de Ciudadanos en pro de un castellanismo supremo. El PSOE
debe meditar y suprimir de sus filas a individuos, como el actual ministro de
asuntos exteriores, que tienen una visión tan centralista, aun habiendo nacido tan
lejos de ese mismo centro.
Sinceramente,
yo no creo que España tenga muchas posibilidades, personalmente no daría ya ni
un duro por ella. Lo mejor que le podría pasar es que Catalunya se
independizara para que pudieran empezar a ver la realidad de lo que es, lo que
fue y lo que puede ser. Aunque sin un cambio radical de mentalidad, España solo
será una entelequia represiva hasta su disolución final.
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