Hace una década dediqué un artículo al tema del
cambio de significado de las palabras para usos políticos. Era esta una
tendencia antigua y que, a mi modo de entender, amenazaba gravemente a nuestra
sociedad. Poco tiempo después, llegó la sentencia del Tribunal Constitucional “contra”
el Estatut de Catalunya (el “contra” lo pongo entre comillas para que se vea
que no me he equivocado de preposición) y pude percatarme de algo aterrador: la
manipulación de las palabras podía haber llegado a la justicia.
Es curioso ver como cuando cuentas un chiste
complicado la mayoría de gente parece desconectar y es incapaz de hallar las
sutiles implicaciones que despiertan la hilaridad. Uno podría pensar que ante
esta falta de dimensión de ideas, la mayor parte de la gente sería incapaz de
dejarse llevar por la inercia que reinterpreta la realidad y hasta las palabras
escritas, pero la realidad es que, esta misma gente simple, han sido los
primeros en aceptar los nuevos diccionarios escritos en el aire por el
neoliberalismo y el neoconservadurismo. Pero, lo que es peor, han creído en las
reinterpretaciones hechas de la ley.
Supongo que, si hemos sido abducidos por una nueva
ley universal que tergiversa la palabra escrita y redefine el significado de
palabras que eran muy claras hasta hace poco, tendrán que existir unos agentes
muy poderosos que graven en nuestros cerebros esos cambios. Pero, por otra
parte, cómo existimos personas que somos conscientes de ese cambio. La
respuesta es muy simple a todo. Porque todos intuimos ese cambio, pero solo
necesitamos obtener conciencia de él cuando nos daña directamente. Por otro
lado, el origen de nuestro engaño procede del único agente que tiene tanto
poder: los medios de comunicación.
Creo que respecto al origen, no hace falta decir
mucho más. Pero, sin embargo, respecto a los ámbitos jurídicos, la cosa debería
de ser más complicada ¿Dónde se encuentra aquí la trampa?
Bien, todos sabemos que en la justicia española hay
dos corrientes ideológicas principales: conservadores y progresistas. Uno
pensaría por sus nombres que los conservadores serían incapaces de cambiar el
significado de las palabras para cambiar el mundo. Sin embargo, debemos
entender que lo que realmente llamamos conservadores, en realidad, son gente de
derechas y tradicionalistas, y a poco que indaguemos en el pasado de nuestro
país, tenemos que coincidir que la honestidad nunca ha sido el fuerte de esta “secta”
(este término ya lo he explicado en otras ocasiones y prometo volver a él en el
futuro). Así pues, los penalistas, fiscales, jueces, etcétera, del ámbito
conservador, necesitan que la legislación vigente ampare sus deseos y nada tan
fácil como reinterpretarlo todo, sin necesidad de cambiar la ley. Por
desgracia, dentro de la justicia española, jueces y fiscales conservadores han
ido copando todos los puestos de poder y modificando el significado real de
todas nuestras leyes.
Puede que para esa gran minoría de conservadores
esto les parezca bueno, pero en realidad han hecho una caricatura de toda la
estructura legal de la ley que, por si no lo saben, es uno de los grandes
pilares sobre los que se sustenta el mito de un estado, llevando a España a un
estado de decadencia que puede ser definitivo para su destrucción definitiva.
Porque un estado que ya no puede confiar en su sistema legal está dando saltos
mortales sin red y, tarde o temprano, se estrellará.
Pocos casos han sido tan definitivos como la
sentencia de “La Manada”, un grupo de post-adolescentes pasados de años que
representan lo más repugnante de nuestra sociedad actual que destrozan de por
vida a una chica recién llegada a la mayoría de edad, para alimentar su
imbecilidad festiva. La ley es clara, puede que no todo lo concisa que debiera,
pero todos sabemos que esa gran olvidada que es la filosofía de la ley, no
daría lugar a dudas a unos jueces responsables, para poder dar una sentencia
unánime de violación. No hace falta entrar más en el tema, pero todos sabemos
que a los tres jueces les pudieron más sus prejuicios “conservadores” que sus
juramentos en pro del cargo que ostentaban. Por desgracia todos sabemos que la
sentencia de “La Manada” no es una excepción, sino la regla. No obstante pongo
este ejemplo, y no otros, porque ha despertado, por fin, la indignación de un
pueblo asqueándolo ante la indecencia del sistema legal español. Un sistema que
fue avisado el pasado 8 de marzo de que en el tema de la mujer ya no iba a ser
perdonado más veces, pero que ha insistido en esa deformación de la ley igual
que sigue haciéndolo en otras. De hecho no voy a entrar en los temas
relacionados con Catalunya, el YAk-42, la corrupción, etcétera, donde la deriva
del sistema legal naufraga igual o más que en este, pero que, por partidismos,
no han generado tanto asco como los dictámenes limitados sobre violaciones.
Según el ministro de justicia la solución está en
cambiar la letra de la ley, pero todos sabemos que el problema no es ese, sino
el de permitir que personas que no respetan la ley sean las que tengan que interpretarla
y reinterpretarla. Claro que un ministro “conservador” cómo va a entender cuál
es el problema si, parafraseando libremente a Bequer” el problema es también él.
Volviendo al tema de la manada como ejemplo, se ha
acusado a los miembros de “la manada” de abuso y no de violación porque, según
los jueces no hubo violencia ni intimidación, a pesar de que el guardia civil,
experto en violencia de género, le robó el móvil para que no pudiera denunciar.
Treinta años haciéndonos creer que la diferencia entre abuso y violación era la
realización del acto sexual, y ahora salen con estas… Bueno, lo cierto es que
alguien puso una coletilla en la identificación de abuso que se denomina “abuso
carnal” que contempla la penetración y que debería ser utilizada con mucho
cuidado como agravante del delito de abuso. Mediante este agravante las
sentencias de abuso son comparables a las más bajas por agresión sexual, pero
sirven para dar menor gravedad a un asunto. Tanto es así que el militar y el
guardia civil de “La Manada” van a seguir cobrando el 75% de sus sueldos funcionariales
mientras cumplen condena. Es decir, esta sentencia no puede cumplir las expectativas
de una sociedad que evoluciona hacia el futuro frente a una justicia que
involuciona reinterpretando la letra de la ley.
Aún ningún juez ha entendido que con la huelga del 8
de marzo la mitad de la ciudadanía les ha dicho que ya no habrá respeto para
ellos si no cumplen con la letra de la ley sin reinterpretaciones patriarcales.
Agresión sexual es un atentado a la libertad sexual
con violencia o intimidación. Y eran 5 tíos, hubo lesiones y le robaron el
móvil para que no denunciara, así que la letra de la ley es clara e impide otra
interpretación. Además el artículo 179 dice que si hay acceso carnal (que lo
hubo) se agrava a violación sexual. Finalmente el artículo 180 nos da una lista
de 5 enunciados que de darse dos implican un agravante adicional. De ellos
vejación, más de dos violadores, vulnerabilidad (este debe ponerse siempre
aunque los jueces tengan más margen de interpretación), beneficio de una
posición de superioridad (hablamos de un especialista en delitos de violencia
de género), uso de armas (no hizo falta). Como vemos, aún siendo generosos con
los agresores, debe aplicarse este artículo, en especial al guardia civil por
lo indicado. Las penas a contemplar serían de 12 a 15 años, siendo la máxima
para el guardia civil por su conocimiento expreso de lo que debía hacer para
irse de rositas.
Pero repito, este caso no es una excepción. Si lo
fuera aún habría una esperanza. El verdadero problema es que la justicia está
perdida porque esta es la regla general. Porque lo primero que le enseñan a un juez
es a tener en cuenta el espíritu de la ley, y no existe otro espíritu que el de
evolucionar con los tiempos y adaptarse a una sociedad que, en general, tiende
al progreso moral. Desgraciadamente en España vivimos en un entorno de medios
que pretenden mutar el significado de las palabras en pro de una involución que
la sociedad no desea. Por eso tenemos que ser conscientes y no permitirlo. Lo de
la manada es violación, el Yak-42 tuvo responsables que se fueron de rositas,
los presupuestos incumplidos no puede contarse, robar es robar, un concurso de
obras debe mantener su precio o sancionarse gravemente al incumplidor, las
leyes no deben hacerse para proteger a los grandes capitales, la ley no debe
interpretarse de forma diferente según las personas, las inversiones del estado
deben ser equivalentes para todos sus ciudadanos, los impuestos deben pagarlos
todos los ciudadanos proporcionalmente, el estado no debe pagar diferente a
unas personas que a otras, la seguridad social debe ser universal y a nivel de
pensiones también, no es admisible que el estado pague pensiones superiores a
políticos, mandos militares y funcionarios de alto nivel o policiales. Todos
esos detalles los hemos aceptado durante años y los habíamos tolerado mientras
no quisieron hacer este asalto final de hoy en día que nos obliga a vivir
siglos atrás de este XXI.
Tenemos una Constitución, la del 78, que no es
excesivamente moderna, pero si ya partimos del modo en que PP, Ciudadanos y
PSOE, se permiten reinterpretar el artículo 155 y saltarse otros artículos de
la Constitución que lo limitan, sin guardar respeto a otras limitaciones escritas
en el Código Penal. Es muy difícil entender nada.
Hay gente que recibe de buen grado todas estas
manipulaciones y no podrás dialogar con ellos. Nuevamente lo he intentado
recientemente y “he flipado”. Uno de estos personajes reproduce el primer punto
del “Artículo 1” de la constitución y se queda tan ancho.
España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho,
que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad,
la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
Con esto pretendía afirmar que el independentismo era golpismo ¿Se
imaginan mi cara? ¿Cómo puedes dialogar con alguien que tiene la mente tan
pervertida como para ver en este epígrafe una excusa para todas las ilegalidades
de este estado decadente?
Si lo leéis libres de dogmas este punto que delimita la filosofía bajo
la que debe interpretarse toda la letra de la constitución del 78, sentiréis la
misma tristeza que yo.
“Estado social y democrático de Derecho”. Me quiere explicar alguien
donde están los principios sociales y democráticos de derecho en la
interpretación actual del 155 y, sobre todo, en la impunidad otorgada a los
grupos de ultraderecha en Catalunya. Y encima dice que estos son valores superiores
de su ordenamiento jurídico: libertad, justicia, igualdad y pluralismo político
¿Entonces que hacen los políticos catalanes en prisión y si juicio? Y, sobre
todo, ¿cómo es posible que las justicias internacionales le estén diciendo a la
española que apesta en las causas de rebelión contra los políticos catalanes?
Solo me limito a hacer preguntas, pero si estas no tienen una
respuesta sin manipulaciones del lenguaje que apoye lo que está ocurriendo en
este país, quiere decir que el Gobierno, los fiscales y los jueces, están
violando la Constitución desde el artículo 1 de la misma que, por si no lo
saben, repito que indica la filosofía bajo la que debe interpretarse todo su
articulado posterior. Filosofía que debe cubrir las ambigüedades que puedan
existir.
En fin, seguiremos tratando este tema, pero os invito a seguir mi
consejo de siempre. Cada letra escrita, cada palabra, cada frase, deben analizarse
sin puntos de vista ni prejuicios (ni buenos, ni malos, porque sobre la palabra
escrita siempre suponen una perversión). Y, sobre todo, no permitamos ni un
minuto más la tergiversación de la legalidad vigente, porque esta supone una
violación mucho peor que aquella que se comete con verdadero conocimiento de
causa.
Hay que tener en cuenta que el verdadero poder de un sistema legal está
en la correcta interpretación y que la desobediencia de esta es solo una
potestad de la ciudadanía como protesta por una desincronización entre la ley y
una parte de la sociedad más evolucionada. Los jueces y fiscales nunca deberían
reinterpretar la ley bajo el prisma propio, dado que eso supone un atentado
contra la base del sistema judicial y que es uno de los pilares que a su vez sostienen
el estado.
La desobediencia civil de la legalidad vigente nunca va contra el
sistema judicial sino que lo hace contra los poderes legislativos y ejecutivos
en demanda de una modificación del sistema legal que se adecue a los tiempos y
ampare las partes más progresistas de la sociedad, anticipando problemas
futuros. Pero cuando se escriben leyes que van contra la evolución de la sociedad,
en realidad se está invitando a la desobediencia civil.
No se pide pues, que el sistema judicial modifique la interpretación
de la ley, es más, se pide que no se permita la existencia de jueces como los
del TSJ, TC y AN, que sí reinterpretan la ley y, encima, lo hacen bajo un
prisma totalmente aberrante y desnortado de los que significan la moral y el
progreso evolutivo de esta. Por si no hubiese suficiente mierda en este tema,
estos fiscales y jueces están violando los principios garantistas que a un
sistema legal de un estado democrático se le presuponen.
Por si a algún gobernante guarda en algún rincón de su alma algo de
responsabilidad democrática, sería un buen momento para implementar responsabilidades
civiles en la justicia y pensar en indemnizar por tan brutales aberraciones de
la justicia española. Claro, que esto es difícil cuando este estado de
aberración ha partido de una filosofía nacida a finales des años 80 en el seno
de lo que hoy es el Partido Popular, pero que ha terminado metastatizando en el
PSOE, Ciudadanos, los medios de comunicación, la justicia… Y dicen que ya está
empezando a crear tumores en la RAE y hasta en Podemos.
Recuerda, no aceptes las interpretaciones de nadie, ni siquiera las
mías. Lee hasta la letra pequeña, pero elimina primero tus prejuicios y atiende
a los artículos que te explican la filosofía de aquello que vas a leer. Pero,
antes que nada, recuerda que las palabras pueden tener muchos significados,
busca aquellos que protejan al que sufre y ten empatía, porque cualquier otra
cosa provocara víctimas, aunque no quieras.
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