Me
dirijo al votante tradicional del PSC, no al del PSOE. A ese votante que, desde
la izquierda, siempre fue fiel a Catalunya, que desde el marco de la inmigración,
siempre pretendió la integración social y, ante todo, que siempre fue
consciente que no se podían tomar desde Madrid las decisiones que nos atañían a
los catalanes, tuviésemos el origen que tuviésemos.
Pero
permitidme que os diga algo que ya sabéis: “Ese PSC ya no existe”.
Yo he
acompañado a líderes socialistas en luchas obreras, pero ese PSC de hoy
comparte manifestaciones con el partido de la corrupción (PP) y un partido creado para generar odio y
desunión entre los catalanes (C’s). Manifestaciones donde campan a sus anchas
individuos con esvásticas tatuadas y a los que es delito llamar nazis,
manifestaciones que están plagadas de símbolo anticonstitucionales, aunque a
menudo los escondan cuando se acercan periodistas, como aconseja Inés Arrimadas,
manifestaciones que siempre acaban con actos violentos, agresiones y muestras
de odio contra esos otros catalanes a los que se pretende convencer de las
bondades de la unidad de España. Esas son las manifestaciones donde ese “renovado”
PSC de Iceta luce sus compromisos.
¿De
verdad vas a votar a ese PSC-PSOE?
Y ahora
se rodea de miembros de la muerta UDC. Un partido que se hizo famoso por su
profundo odio a Andalucía y su clericalismo homofóbico, tradicionalista y de
derechas. Lo peor de CiU es ahora socio de un PSC, que ha perdido el rumbo bajo
los auspicios de un 155 del que ha sido cómplice.
El PSC
siempre defendió una España federal, pero el PSOE nunca atendió al ideario de
su sucursal en Catalunya. Los socialistas de aquí siempre lucharon por ese
concepto que permitiera a Catalunya hacer unas políticas más acordes con su
realidad social, pero este PSC de hoy ha tomado partido por una minoría que
pretende imponer la españolidad castellana y exterminar sus propios principios
de moderación catalana. El PSC de hoy ha olvidado el esfuerzo de aquellos otros
catalanes de los que hablaba Candel, y junto a PP y C’s, prefiere dar alas a
esos otros ciudadanos, que han preferido esconderse en un rencor trasnochado
contra la tierra que les dio acogida y retornar a tiempos donde el régimen les
daba prioridad. Nunca esa indignidad formó parte del socialismo catalán, ni
siquiera entre los inmigrantes que formaban parte de la sucursal del PSOE en
Catalunya, pero este PSC de hoy no hace ascos a esa postura marcadamente
catalanofóbica y antiprogresista.
Sé que
muchos votantes del PSC aún creen en la España Federal, pero esa nunca podrá
acompañar al PSC de hoy, porque una reforma constitucional con el PP solo puede
tener un sentido: acabar con el estado de las autonomías en pos de un país
recentralizado a los gustos del franquismo. Y si Sánchez les afinó el 155, por qué
no les afinaría también eso que se aleja más y más de la España Federal.
Sí, ya
sé que el PSC es marcadamente más español que catalán, pero también es cierto
que, por mucho que se quiera negar, la voluntad de mejorar la sociedad es parte
del espíritu de cualquier socialista, y está claro que marchando junto a un partido
que alimenta el odio (C’s) y otro que solo pretende ganar en los juzgados lo
que no puede en las urnas (PP), el PSC no puede ayudar a los habitantes de
Catalunya en nada. También es cierto que si existe alguna remota posibilidad de
alcanzar una España Federal, esa pasa por una victoria de los partidos
independentistas y no de aquellos que dan alas al centralismo más recalcitrante
y antinatural para Catalunya.
Por
eso, votante tradicional del PSC, te pido tu voto para el independentismo teórico.
Para que puedas sentirte más a gusto, se te ofrece una amplia variedad que va,
según tus fundamentos teóricos, desde un independentismo de derechas liberales
(PDeCAT), pasando por otro de centro izquierdas con matices socialistas (ERC) y
llegando a uno de izquierdas muy marcadas (CUP). Pero si esto es demasiado
fuerte para ti, existe otro independentismo para cobardes, donde la ambigüedad
domina y que es el espacio de Podemos y Comuns, allí podrás resguardar tu
fuerza del centralismo, aunque sin brindarle tu apoyo a la posibilidad de tu
ideario federal.
Por si
todo esto no te ha convencido, me gustaría que recordaras que la junta
electoral ha hecho retirar los carteles de apoyo los presos políticos y “prohibido”
los lazos amarillos en los centros de votación. No son, pues, unas elecciones
normales, sino unas elecciones intervenidas que tienen más que ver con aquellas
que celebraba Franco, que con las que deben darse en un país supuestamente
democrático.
Y si te
han hecho creer que en nuestro país no existen los presos políticos, te invito
a que te informes del caso de Alfon o la verdad sobre los chavales de Alsasua. Tal
vez si te enteras de lo que pasó con estos casos ya no podrás ver la “realidad”
vertida por la prensa sobre los Jordis o los Consellers, de la misma manera.
Por
otra parte, Montoro intervino las cuentas de la Generalitat para que no se
financiara el 1 de octubre, sin embargo, pasada esa fecha, no retornó a la
Generalitat lo que era suyo, pero sí que ha dejado de pagar gran cantidad de
servicios sociales que la Generalitat cubría a base de enormes esfuerzos
financieros. Mucho nos tememos que unas cuentas que estaban a punto de no
necesitar de ayudas de financiación, estén ahora, por obra y gracia de los
magos financieros del PP, en números, más que rojos, infrarrojos. Y eso, no les
quepa duda, gracias a la connivencia de Sánchez y Rivera, que opciones tuvieron
para pararlo, pero les convino más que siguiera.
A
menudo el PSC ha criticado al resto de partidos catalanes de seguir estrategias
para lograr un fin, pero si el PSC ya no es el PSC, ¿qué estrategia sigue? ¿Y
si es una estrategia, a quién beneficia? Porque está claro que no beneficia a Catalunya,
ni a su ciudadanía, ni a sus votantes… Parece que este PSC solo apoya a que
determinados miembros de ese partido puedan mantener sus asientos a costa de
traicionar a sus votantes.
No
quiero adentrarme más en la crítica al PSC porque creo que ha sido (en el
pasado) un partido importante para el desarrollo social de Catalunya, pero
también creo que sus votantes fieles, para salvaguardar sus valores, deben, en
esta ocasión, decantar su voto en el soberanismo teórico, por el bien de
Catalunya, pero sobre todos, por el bien del propio PSC.
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