A menudo, cuando
hablamos sobre cómo empezó esta crisis, confundimos el tema americano de las subprime
y la burbuja inmobiliaria española que realmente nunca reventó.
Los bancos
americanos sabían que en su país había una burbuja inmobiliaria y se inventaron
las subprime para hacer paquetes y compartir su riesgo financiero con todo el
planeta.
Por su parte, los
bancos españoles sabían que en España nadie puede escapar a su hipoteca y
pidieron préstamos a los bancos extranjeros para compartir con estos el festín
de arruinar a la clase media española.
Como consecuencia
del hundimiento americano, la crisis se extendió por todo el planeta y las
propiedades inmobiliarias en américa cayeron a precios de antes de la burbuja.
Cuando la crisis
llegó a España, los bancos españoles tenían muchas deudas con bancos
extranjeros, muchos préstamos dados, grandes garantía de recuperar más de lo
que habían prestado, pero ni un solo euro… pero había algo más, porque para que
la burbuja creciera sin preguntas, habían desviado ingentes cantidades de
dinero a otros fines de los que no nos dicen nada y que son el verdadero
problema español.
En EE.UU. cuando alguien
no puede pagar una propiedad hipotecada, se acerca a su entidad bancaria y le
entrega las llaves de esa propiedad y ahí se acaba toda la deuda.
En España, cuando
alguien le bajan el sueldo y ya no llega a pagar la hipoteca, desde el primer
mes se inicia un proceso que arruinará a toda su familia y a todos aquello que
un día le avalaron.
A menudo, los
amigos de la banca española, recuerdan que durante la burbuja, los bancos
prestaban cantidades de dinero superiores al valor del piso, para que parejitas
de recién casados pudieran pagarse, además, la plaza de parking, el coche y
hasta el viaje de novios. Lo que no cuentan es que aceptaban el aval de los
padres de ambos cónyuges y que, hoy, cuando ya no llegan a pagar las cuotas de
esa hipoteca (la pagaron durante cuatro años, con grandes esfuerzos, pero sin
problemas), les embargan el piso y su contenido, pero siguen embargando las
propiedades de los avalistas, cuyo valor conjunto, en el mercado real, es
muchas veces el valor del préstamo concedido, pero que el banco, ahora, valora
casi en la nada.
De este modo, los
bancos españoles tienen una bolsa de pisos casi tan grande como la de los
bancos americanos (proporcionalmente mucho mayor), pero con la diferencia de
que, a pesar de haberles arrebatado las propiedades causantes de la deuda a sus
prestatarios, los bancos españoles mantienen las deudas sobre ellos. El moroso
español está arruinado de por vida y, lo que es aún peor, ha arruinado a toda
su familia. Así de aberrante es la legislación española. Y así de favorable
para la banca.
Pero con todo esto,
los pisos en España, aunque pueden haber bajado considerablemente en zonas de
costa y lejos de las grandes ciudades, su precio mayoritario no se acerca ni
remotamente a su valor real, sobre todo en las proximidades de estas. Cuando
intentas buscar piso en una ciudad como Barcelona, te dan cuenta que hay muy
pocos pisos en el mercado y que sus precios apenas han bajado entre un 25 o un
30% del máximo alcanzado durante la burbuja. Sin embargo, si preguntas a
alguien que se ha visto obligado a vender su piso, le oirás decir que lo ha
vendido por un precio casi ridículo. El mercado está intervenido por esa misma
banca que, dueña de la gran bolsa, evita que los precios caigan a valor próximos
al real, pero si quieres entrar en ese mercado, tú no tienes opción.
Por último, antes
de entrar en la verdadera crisis de nuestros bancos y, en especial, de nuestras
cajas, decir que el llamado banco malo, parece que adquirió su nombre del tipo
de pisos que se le transfirieron. Al final, resulta que ese “banco malo” no es
más que una excusa para transferir fondos desde los bolsillos de todos los españoles
a las malversadas arcas de las entidades bancarias. Parece que no hubo bastante
con los rescates nacionales y europeos que, en todos los casos, pagamos
nosotros.
Mientras en EE.UU.
quebraban entidades bancarias diluyendo parte de la deuda en el mercado
financiero, los bancos españoles han permanecido artificialmente en pie para
salvar a una banca europea que conocía el festín, sus riesgos y que jamás puso
reparos en beneficiarse de ellos.
Pero viendo cómo
van las deudas hipotecarias, por muy grandes que estas sean, ¿realmente pueden ser
la causa de la crisis?
Cuando la banca
insistía que no había burbuja inmobiliaria, realmente no estaba negando
directamente ese hecho, sino lo que realmente decían era que esa burbuja, por
mucho que reventara (insisto en que eso aún no ha ocurrido y que posiblemente
sería la solución para empezar a reconstruir el país), no sería la causa de
grandes problemas para ellos. Y es verdad. Porque el agujero de nuestra banca
viene de algo ligeramente diferente.
Dos son las causas
del agujero bancario. Por un lado hay que pensar que, para alimentar la burbuja
inmobiliaria no solo hacía falta dar dinero a los compradores, sino que también
había que dárselo a promotores y constructores. Estos colectivos de empresarios
vivieron años de auténtica y continuada fiesta en que adquirieron hábitos muy
nocivos. Así que, cuando el grifo se cerró de golpe, no tenían ni un euro para
cubrir sus deudas. De este modo, las propiedades de estas empresas pasaron a la
banca (pisos acabados y sin acabar en su mayoría y que hoy siguen cerrados u
ocupados por la PAH a la espera de un violento desahucio). La mayoría de estas
propiedades no pueden ser vendidas alegremente por la banca porque hay
contenciosos debido a que muchas personas ya habían dado pagas y señales por
esas propiedades (a veces más que eso) y el banco no hace nada por acabarlas
dado que no sería rentable para él.
Aunque no se diga,
los bancos han perdido bastante más dinero en esas deudas que en el negocio con
los pequeños compradores… sin embargo aún no es la causa de su ruina.
La pregunta que
puede ayudar a comprender la verdadera causa del desastre es ¿por qué la
mayoría de las entidades descalabradas en esta crisis son cajas de ahorros y no
bancos?
Antes de la ley
socialista que obligaba a las cajas de ahorros a reconvertirse en bancos, estas
tenían una normativa diferente, pero que a finales de los 80 y comienzos de los
90 ya habían cambiado su normativa para beneficio de entidades públicas y, en
especial, partidos políticos.
Sí, señores,
nuestra crisis ha sido provocada por los partidos políticos y, en especial por
PSOE y PP. Si se fijan en quienes ha dirigido ls diferentes entidades
bancarias, verán de dónde vienen nuestros problemas. Y podemos decir que con
excepción de “La Caixa”, ligada a CiU y la Casa Real, todas las cajas de ahorro
deberían haber sucumbido.
Caja Madrid, la
CAM, Caja San Fernando, Caja Galicia, Caja España… han estado ligadas a los
dispendios del PP. Por otro lado Caixa Catalunya, UNIM, Caja Rural, Unicaja…
están ligados, mayoritariamente, a dispendios del PSOE.
¿Pero qué
dispendios pueden causar semejante daño?
Está claro que los
préstamos a los partidos (especialmente PP y PSOE) pueden ser grandes, incluso
mayores a lo declarado (no entraremos en ese tema porque oficialmente no existe
ni hay pruebas de ello, ni siquiera en la caja B del PP), pero esos préstamos
están controlados y algunas entidades ya los consideran a fondo perdido como
pago para obtener otro tipo de prebendas a cambio de ese dinero (sí, eso sería
corrupción, pero otra vez demostrarlo sin lugar a dudas es realmente difícil).
No, el verdadero problema nace de los grandes ingresos que, gracias a la
burbuja inmobiliaria, recibían como impuestos muchos ayuntamientos y entidades
públicas en general. La cuestión es que en base a esos ingresos, que debieron
considerarse extras, muchos ayuntamientos y CC.AA. pidieron préstamos para
crear auténticas obras faraónicas: la ciudad de las artes y las ciencias, la
ciudad del circo, la biblioteca de Galicia… sin contar el gran número de
polideportivos, auditorios, teatros, que hoy por hoy están vacíos o abandonados
porque su mantenimiento excede el presupuesto global de la entidad que los
proyectó.
Fueron esos
proyectos los que realmente suponen un agujero en las entidades bancarias que
hoy es imposible de cubrir. Si unimos a eso el hecho de que cuando el Estado
vende deuda son estas entidades bancarias las que compran la mayoría de la
misma, ya sabemos porque no hay un solo euro en sus cajas y se han hecho
necesarios esos rescates.
Posiblemente es
verdad que las hipotecas dejaran sin líquido a los bancos y cajas, pero no son
un problema porque existe una garantía de pago y mayor beneficio gracias a una
ley que manipulan a su antojo, pero son esas inversiones, sin posibilidad de
retorno, que empresarios y partidos políticos han forzado, las que ponen a los
bancos españoles al borde de la quiebra. Así pues, podemos decir que, con
nuestro dinero, se ha pagado el rescate a los bancos que ha financiado a PP y a
PSOE, para terminar todo nuestro dinero en los bolsillos de los bancos alemanes.
Entre tanto, las empresas españolas que pretenden salir de la crisis, sucumben
por falta de crédito. Un crédito que tenía que salir de todos esos rescates,
pero que tapando los agujeros generados por los partidos, ha acabado en los
bolsillos de la banca extranjera.
Y así se cierra el
círculo.
Imagen tomada de www.voxpopuli.com
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