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extraída de www.eldescodificador.com
La sociedad tiende
a comportarse como los niños en un colegio. De alguna manera, el comportamiento
social e individual de los chavales de un instituto, puede imaginarse como un
universo en miniatura donde se reproducen los mismos fenómenos que después podremos
ver en la sociedad a gran escala.
En este aspecto, la
cinematografía americana nos ha dado muchas imágenes que podemos usar, pero
creo que si lo tratamos a grandes rasgos, incluso podemos prescindir de ellas.
Imaginemos a una
chica que, tras las vacaciones de verano, aparece en el colegio vestida de
gótica en una clase donde las demás chicas se dividen en tres tipos: las
chonis, las guais y las empollonas. Los dos primeros grupos mantendrán una gran
cohesión y, a pesar de las posibles diferencias personales, cerrarán filas
respecto a sus individuos. Las empollonas no tendrán cohesión de grupo, sin
embargo se relacionarán entre ellas con normalidad. Nuestra novedosa gótica, de
entrada, no podrá pertenecer a ninguno de los grupos, sus relaciones serán
superficiales, aunque de entrada, si no genera ningún tipo de sentimiento a un
individuó importante de los otros grupos, su vida en la clase será normal
dentro de su relativo aislamiento. Los problemas para ella empezarían el día
que un miembro de los dos grupos coherentes le tenga miedo, envidia o…
simplemente necesite una excusa para hacer olvidar algo malo que ella misma a
hecho. A partir de ese momento, nuestra desventurada gótica sufrirá bullyng por
parte de ese grupo coherente primero y, poco tiempo después, del otro.
Vamos a trasladar
este caso de laboratorio, al universo de la sociedad española. El Instituto
será la España de finales de los años 80 y comienzo de los 90, cuando la
desaparición de UCD abre la puerta a la reconversión de AP en el PP y convertir
a estos partidos y sus votantes en las chonis del instituto, por su lado las guais
podrían ser el entorno del PSOE. El PSOE, que por entonces parecía controlarlo
todo, no necesitaba cambiar nada, ahora bien, las chonis, el PP, tenía que
cambiarlo todo.
Por aquel entonces
ETA aún gozaba de mucha fuerza, así que desde el entorno del PP, que veían a
los vascos votando a una serie de partidos propios, el país vasco entero era
una amenaza. Así que extendieron aquella brutal mentira generalizadora de que
todos los vascos eran unos etarras (¿Ya no se acuerdan?). Sí, todos los
ciudadanos vascos se convirtieron en nuestra gótica afectada por el bullyng
nacional generado por la choni del PP. El problema es que cuando estas ideas de
agresiva discriminación se lanzan y se amplifican con miedo, cuajan entre todos
los niveles de la ignorancia humana… y hay que aceptar que esta, como la
imbecilidad, no tiene límites.
Así creció el PP
desde comienzo de los 90, más o menos cuando pasó a manos de José María Aznar,
con la bendición de Manuel Fraga Iribarne.
Pero está claro que
atacar a la pobre gótica, no era suficiente para lograr controlarlo todo, hacía
falta otra víctima propiciatoria. Por eso pusieron el ojo en una empollona que
hablaba raro y, aunque acostumbraba a hacerle los deberes a la jefa de las
chonis, era el momento de arrojarla al ojo del huracán.
En 1996, las
huestes de Aznar gritaban: “¡Pujol, enano, habla castellano!”. Después Aznar
necesitó al enano para gobernar y, durante cuatro años, parecía que las chonis
no maltrataban tanto a la empollona y tampoco a la gótica, porque las
necesitaba. Pero cuando en el 2000 el PP obtuvo la mayoría absoluta, empezó el
mayor sinsentido de la historia de España. Aunque lo peor de ese sinsentido, es
que el PP logró la colaboración de la gran mayoría de los habitantes de España
para ejercer sus furibundos ataques contra Catalunya y el País Vasco. Eso es el
equivalente del bullyng escolar, solo que a una escala muchísimo mayor.
Normalmente el
ejercicio del bullyng goza del desconocimiento del agresor que se cree con
derecho a ejercerlo y lo ve como totalmente justificado. Tanto es así que si se
le muestra el mismo ejemplo al revés, con el agresor como víctima, siempre sale
el “no es lo mismo”… claro que no, ahí te duele a ti.
Por ejemplo,
Catalunya ha sido atacada, entre otras cosas (en el bullyng se termina por
justificar cualquier cosa contra la víctima, aunque se empieza por una sola)
por su lengua. Son continuadas las mentiras y los ataques al catalán,
intentando forzar la exclusividad del castellano. Si a un individuo de los
agresores se le pone la posibilidad de que fuera al revés y se le obligara a él
hacerlo todo en catalán, busca cualquier excusa para decir ese no es lo mismo…
y saben una cosa: NO LO SERÍA. Eso es el bullyng.
Por supuesto, el
bullyng caló incluso en las filas del otro gran partido nacional, el PSOE. Así
que los 7 años de socialismo que siguieron a Aznar y debieron reducir ese
problema, solo sirvieron para frenarlo un poco y, cuando en 2012 Rajoy devolvió
a las chonis al poder, el ataque contra aquella empollona que hablaba raro, se
volvió insoportable.
Esto no es un
colegio, así que no puede ser bullyng. No hablamos de niños, sino de grupos de
ciudadanos… y el efecto es demoledor.
Recuerdo las
imágenes en YouTube de uno de esos niños afectados por el bullyng agredido por
un grupo de sus “autojustificados” compañeros. Al principio, en posición fetal
para protegerse de los golpes, pero cuando aparece un profesor para rescatarlo
y sacarlo de allí, con la cara ensangrentada los mira a todos… y al pasar
frente al cabecilla le suelta una patada en los bajos fondos.
Esas imágenes las
había publicado un compañero de otra clase para denunciar que el instituto
había expulsado a ese chaval por darle la patada al otro y no había hecho nada con
los diversos casos de bullyng que se daban en ese centro.
Cuando salen a los
medios de comunicación mala gente, como Federico Jiménez Losantos, instando a
suspender la “autonomía” de Catalunya, o a enviar al ejército contra los
catalanes, no veo otra cosa que bullyng de la peor clase. Pero cuando veo a
Europa cerrando los ojos sobre lo que pasa aquí, veo a ese profesor que se
limita a separar al chaval, pero cuando sus instintos no le dejan aguantar más y
le atiza una patada, él si es expulsado.
Señores, no hablen
más de soberanismo, no es más que una respuesta al bullyng continuado. Y les
juro que para responder así no hace falta ser nacionalista.
Saben una cosa: ¡Me
duele España!
6 comentarios:
Buenísimo, Albert
Albert, el último mantra españolista es que a los catalanes les lavaron el cerebro en los últimos años, porque hace una década no había independentistas, no digamos antes de esa fecha, todos españoles de corazón.
Creo que tu artículo responde, en parte, a este mantra.
Gracias por el halago, pero no soy Albert.
Y te puedo garantizar que sí existían independentistas hace, incluso, 30 años. Lo que sucede es que, a pesar de venir de donde venía, se aceptó el proyecto democrático español en una especie de modo espera. Después de 40 años de franquismo, muchos independentistas quisieron darle una oportunidad a la democracia, pensando que con esa concesión sería la propia España quien haría otras por el bien de la convivencia. Desgraciadamente, la nefasta ley electoral y la cicatería de algunos políticos muy personalistas, borraron toda esperanza de mejorar y, a partir de 1993 (tras unos JJ.OO. en que Catalunya no recibió la ayuda esperada, las cosas empezaron a ir a peor.
Que todos esos independentistas latentes volvieran a despertar solo era cuestión de razones y tiempo. Ahora, además, la razón dice, a muchos que en principio no eran ni nacionalistas, que la independencia puede ser la última y la única esperanza.
¿Es una realidad o un espejismo? Solo el tiempo lo dirá. Pero ese tiempo no lo podremos evaluar de hoy a mañana. Tenemos el ejemplo de la Constitución, que solo más de 30 años después hemos confirmado hasta que punto ha resultado nefasta.
JAJAJAJJA Perdona, Vicente, no sé por qué me empeñé en que eras Albert.
Y como decía un amigo mío, el mayor "creador" de independentistas fue Aznar.
Un saludo
Hoy cambiaría el final de ese relato. En lugar de "me duele España", diría "me duelen las Españas".
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