Conversación escuchada por los patios de luces
(el patio es de luces, los que conversaban no tanto):
Mujer: Según un análisis aún no saben si el
catalán es un idioma.
Hombre: ¿Qué me dices?
Mujer: Si los estudiosos aún están estudiando
de dónde sale ese idioma tan raro.
Hombre: ¡Anda ya! Pero si el catalán se habla
desde hace millones de años…
Lo dramático de esta conversación es que el
citado patio de luces está en plena ciudad de Barcelona.
Para que unos y otros lo tengan claro, el
catalán sí es un idioma y nada modesto pues, aunque solo sea en teoría, es
hablado por cerca de 10.000.000 de personas, que frente a los 850.000.000 del
mandarín o los 400.000.000 del castellano, puede parecer una cifra pequeña, sin
embargo, frente a lenguas que parecerían muy importantes el catalán resulta
serlo más:
-Danés: 5.500.000.
-Finés: 5.500.000.
-Gaélico (en sus diferentes formas): 700.000.
-Griego (moderno): 12.000.000.
-Húngaro (magiar): 12.000.000.
-Noruego: 5.000.000.
-Romanche: 35.000.
-Sueco: 9.000.000.
Hay que señalar que en Europa son menos de una
decena las lenguas que tienen más hablantes que el catalán y que en Internet es
la lengua número 14 del mundo respecto a su uso. También hay que tener claro
que en esos 10.000.000 no se están contando los hablantes valencianos que
supuestamente se han “independizado” de su lengua madre.
Con esto queda claro, para los menos
informados, que el catalán no solo ningún estudioso que se precie lo pone en
duda como lengua, sino que además ocupa un lugar importante.
Es cierto que a raíz de las dictaduras
centralizantes (primero la de Primo de Rivera y después la de Franco), se
intentó acabar con la lengua y culturas catalanas, dentro de un programa de
uniformización nacional que los más analfabetos del país pudieron asumir
perfectamente. Así pudimos leer lindezas tales como la que aparecía en el
diccionario de la RAE en 1972: “… el catalán es un dialecto del español…”
El diccionario de la RAE siempre fue una
supuesta autoridad sobre la lengua castellana. Se supone que su lema es “limpia
y da esplendor”, en su afán de limpieza aquí se limpió de un plumazo toda la
historia de España, primero al llamar español al castellano, una asunción que
tiene varios orígenes, pero que atenta frontalmente contra la pluriculturalidad
de España. Y en segundo lugar acaba con mil años de historia al llamar al
catalán dialecto del “español”.
Es curioso que aquella misma religión cultural
del franquismo nos hablara hasta la saciedad de la unidad de España bajo los
Reyes Católicos, y olvidara que Fernando tuvo que hablar catalán para dirigirse
al Consell de Cent. Sin embargo la gloriosa Reconquista (que nadie tiene todo
lo claro que debería en que consistió) es la que da lugar a ambas lenguas
(castellano y catalán). Así el catalán aparece como una diferenciación del
Provenzal, bajo las influencias del
sustrato ibérico y del árabe circundante, en la llamada Marca Hispánica que
pone el reino franco como barrera a la invasión árabe, ahora hace unos 1000
años. Sin embargo, si hoy escucháramos algo de aquel protocatalán, tal vez no
entenderíamos gran cosa. Por otro lado, los pocos textos escritos de la época
seguían siendo en Provenzal o en Latín y realizados por los pocos individuos
que eran capaces y que generalmente eran monjes. De hecho los primeros textos
en catalán son “les homilies d’Organyà”, datadas a finales del siglo XII,
tienen algo más de 800 años. Tres siglos después de la formación de la marca
hispánica surge el primer texto que puede considerarse catalán, pero aún tardará
mucho tiempo en convertirse en una lengua culta, y es que para ello primero las
fronteras de los reinos árabes tendrán que alejarse de las residencias de la
gente y permitir en esas zonas periodos de paz cada vez más largos entre
invasiones y saqueos. Solo así la lengua substituirá al provenzal también en
las relaciones oficiales y sus textos.
Bueno, antes de seguir, me gustaría hacer un
inciso para que algunos lingüistas, acostumbrados a hablarnos del origen latino
de casi todas las lenguas peninsulares y aquello de los substratos,
superestratos e influencias, no empiecen a tirarse de los pelos. Conocer qué se
hablaba realmente en aquellos tiempos es algo que tiene un mucho de imaginativo
pues, si bien hoy en día son raras las personas analfabetas que no saben
escribir, en aquellos tiempos el simple uso mecánico de las herramientas de
escritura ya era un arte vetado a la gran mayoría y, por ello, solo los más
cultos eran capaces de dejar documentos que alcancen a llegarnos a nuestros
días y, por supuesto, el latín, lengua protegida por la iglesia, el primer
idioma usado. A continuación otras lenguas en continua transformación fueron
apareciendo en los textos escritos hasta llegar a nuestros días. Pero creo que
costaría explicar más de lo que algunos pretenden porque la lengua provenzal
llenó la península de poesía y textos profanos en los primeros años de la
Reconquista. Así pues, esta explicación no pretende substituir la explicación “oficial”,
sino abreviarla e incluso simplificarla.
Paralelamente a la aparición de una Marca
Hispanica avanzando hacia el sur por el este de la península, en el eje central
de la misma, desde el siglo VIII, hay un importante avance desde Asturias hacia
el sur. Su aislamiento de potencias diferentes a las árabes a las que
supuestamente combaten, permiten desarrollar una lengua muy diferenciada: el
astur. Lengua que con el tiempo llamaremos asturleonés, leonés o bable. Y hay
que aclarar que, aunque es la raíz principal de lo que después será el castellano,
aún está muy lejos de serlo. De hecho Castilla nacerá para proteger al reino de
León del reto de “poderosos” reinos de la época, igual que la Marca Hispánica
protegía a los reinos francos, desde algunos siglos antes, de las incursiones
de partidas árabes, Castilla nace entre el siglo IX y X para proteger al reino
de León de lo mismo, pero también de vascos, aragoneses y los primeros
catalanes. Tanto Castilla como Catalunya nacieron como territorios fronterizos que
fueron ocupados por intrépidos colonos y una aristocracia guerrera, muy
belicosa, que difícilmente hubiera obtenido una mejor situación en los reinos
más civilizados que les habían dado origen.
Digamos que el hecho de no existir grandes
barreras orográficas que separaran el Reino de León del Reino de Castilla, hizo
que la comunicación entre ambas fuese más fluida que la existente entre lo que
quedaba de la naciente Francia y la ya plenamente escindida Catalunya. Por ello
el nacimiento de la lengua castellana es más ambiguo que el de la catalana y
así los primeros textos con una cierta diferenciación del leonés han sido
aceptados como los primeros textos castellanos. Así que los códices burgaleses
del siglo IX que se han dado en aceptar como los primeros en lengua castellana,
son realmente una aceptación arbitraria.
Mientras las “Homilies” del siglo XI que se
toman como origen del catalán porque aparecen como una lengua bien diferenciada
de las conocidas hasta entonces, los textos de Burgos pueden ser tomado como
una adaptación del leonés, aunque ya tenga muchas de las características que
definirán al castellano del que ya no tendremos dudas en el S.XIII. Aunque hay
que repetir que esa lengua podría ser muy anterior, incluso a los textos
burgaleses o no, ya que hoy solo podemos hablar de los documentos que la
historia ha permitido llegar a nuestro tiempo.
De cualquier modo, y a modo de respuesta a
aquellos dos personajes que hablaban por el patio de luces, tanto el catalán
como el castellano son lenguas, más o menos, milenarias y ya bien
diferenciables, una de la otra, por aquel entonces. Posiblemente ambas fuesen
descendientes del latín, pero sin duda el catalán se vio más influenciada por
el provenzal y el castellano por un sustrato céltico. Ahora bien, la única
certeza que tenemos son los primeros textos escritos y, estos nos muestran unas
lenguas que hoy costaría relacionar con las modernas.
Ahora, después de esta parrafada, me cuesta
entender como dos personas que hubieran podido abrir un libro o consultar en
Internet la realidad (o más bien no) de sus afirmaciones, se permitieron hacer
esos comentarios, voz en grito, para las orejas de todos. Si he de ser
malpensado pensaré que la excusa cultural del soberanismo está detrás de sus
palabras. Pues también voy a decepcionarles si les digo que la cultura tampoco
es eso, puede que el tema lingüístico sea muy importante, pero la cultura
también implica cuestiones mucho más sencillas como puedan ser una forma de
pensar, de sentir o de vivir… ¿O esto aún es más complicado?
Imagen
extraída de blog.globaliza.com
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