martes, 7 de febrero de 2012

Guatemala y Guatepeor tras el Congreso del PSOE



Entre Guatemala y Guatepeor el PSOE se ha quedado con el último. Y o mucho me equivoco o este acto puede ser el que marque el final del PSOE como alternativa de poder en nuestro país. Así de heavy’s están las cosas. Ya sabíamos que los “socialistas” (permítanme las merecidas comillas) no tenían ni idea de cuáles fueron las verdaderas razones de su fracaso, pero ahora vemos que tampoco es que les importe demasiado. Después de todo han tomado la alternativa del suicidio y la de la perpetuación de unos barones que, lejos de aportar nada al partido, solo sirven para acrecentar la tirria a sus siglas del votante independiente de izquierdas. Ante estas premisas, cómo no iba a felicitar el Partido Popular al vencedor de este malogrado Congreso.
Los que me siguen ya saben que la señora Chacón no es santo de mi devoción (valga el pareado). Sin embargo a nadie se le escapa que ella era la única opción posible de verdadera renovación en el partido. Nadie dice que la renovación hubiese sido la adecuada, pero, sin lugar a dudas, hubiese sido un comienzo. Doce votos, de entre un millar, fueron la diferencia entre ambos candidatos. Una exigua victoria de Rubalcaba que, además, le deja moralmente muy mermado, más aún cuando su victoria se ha fundamentado en el respaldo del aparato oficial del partido, la presión de los barones, con Felipe González a la cabeza y la inestimable colaboración del poderoso Grupo Prisa (“El País”, “Cadena SER”, “Canal+”…). Con semejantes premisas aún chocan más las absurdas palabras del barón Bono insistiendo en la obligación de “acatamiento” a la nueva dirección por parte de los vencidos. Y si faltaba algo para hacer el ridículo, el expresidente de la Cortes apuntillaba que es su deber democrático… Y digo yo… ¿Qué coño sabrá este tío de lo que es democracia?
Mejor borren mi última pregunta, no vaya el susodicho a querer contestarme y aún me cuente sus tremendas batallitas del pasado para justificar lo injustificable. A extrañas cosas le denominan algunos “democracia”, por eso nos gobierna hoy quien nos gobierna.
Bien haría el vencedor en incorporar al vencido en su equipo, pero el daño está ya hecho. Primero porque la masa social del PSOE, aún estando muy alejada de la realidad social que vivimos, ya no ve con tan buenos ojos a sus “santos barones”. Prueba de ello es lo ajustado del resultado. Y por otro lado está la realidad de las deudas morales con los poderosos que siguen asociadas a esas mismas viejas glorias y que con Rubalcaba en el timón seguirán siendo las losas que deberá arrastrar el partido y no podrán ser desprendidas.
No. Rubalcaba dice: “…unidad, unidad, unidad, unidad, unidad y renovación”, pero como puede haber renovación en esa unidad. Serán, sin duda, los miedos a los nuevos tiempos. Chacón mantuvo al PSC fuertemente ligado a al PSOE, pero su derrota puede dar alas a aquellos que pretenden independizar a los socialistas catalanes del viciado núcleo central. De hecho Ferraz nunca ha tenido demasiada estima por sus asociados catalanes, a pesar de que de ellos dependieron sus mejores momentos. Por su parte el PSC siempre ha sentido esos recelos muy amplificados por las bocas de algunos de sus barones, no en vano Alfonso Guerra, Rodríguez Ibarra y el propio Bono ya fueron declaradas personas “non grata” en diferentes sitios de Catalunya. La prueba del peligro que corre una escisión del PSC puede representarse en las palabras de Oriol Pujol animándoles a soltar amarras y unirse a CiU. Lo que pasa es que el catalanismo del PSC está mucho más a la izquierda que el PSOE, de lo contrario la opción que ofrece Pujol junior ya hubiese sido tomada hace mucho tiempo. Los socialistas catalanes tampoco se sienten independentistas aunque anhelan una España federal, sus deseos aún están lejanos de tendencias como la de ERC, pero de persistir esos desengaños que llegan de Madrid, tampoco dudo de que tarde o temprano esa opción no les parecerá tan mala. Después de todo es el camino que puede seguir toda la sociedad catalana.
Curioso que la derrota en el Congreso de Sevilla de uno de los miembros más españolistas del PSC pueda desembocar primero en la pérdida definitiva del control de esa región por Ferraz y después en la capacidad de alternancia política. En Sevilla no ganó Rubalcaba sino Rajoy. Por ello mi felicitación va hacia los barones que podrán seguir exprimiendo la poca leche que le queda a esa teta mientras embisten con su particular Titanic el Iceberg de la política española.

Imagen extraída de www.lavozlibre.com  

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