¿Por qué la
Independencia de Catalunya sería buena para toda Europa?
Algunos se empeñan en decir que la Independencia es algo
malo… muy malo, pero… ¿es verdad? Catalunya ha iniciado un proceso que solo
puede acabar con la Independencia. Posiblemente el País Vasco llegue antes a
ella y eso haga que el camino catalán sea más complicado y más largo, pero es
lo único racional para todos. Por otro lado, en plena crisis económica todo el
mundo especula sobre las consecuencias.
Veamos la situación económica de Catalunya y España ante
este evento. Catalunya es de las pocas regiones españolas que posee una balanza
de pagos favorable. Con todo, el turismo es el negocio número uno, pero
Barcelona también es la fábrica de ideas de Europa, compitiendo en el ámbito de
la publicidad con París y Nueva York. En cuestión de salida de sus productos
industriales (muy mermados últimamente) son consumidos en tres partes más o
menos iguales por la propia Catalunya, el resto de España y el resto del mundo,
con una notable tendencia a desplazar el consumo de España (que solo hace 10
años era cerca del 50%) hacia EE.UU. y,
últimamente, China y el este de Asia.
Posiblemente la independencia reduciría sus ventas hacia la
UE y, sobre todo, España, aunque esto no sería tan radical como algunos piensan
ya que la mayoría de esas transacciones estarían protegidas por la OMC. Por
otra parte la balanza de pagos de España aún se podría ver más afectada, dado
que también un tercio de la producción española es consumida en tierras
catalanas y, lo que es más hiriente, el 75% de las exportaciones españolas al
extranjero se hace aprovechando las estructuras comerciales catalanas, lo que supone
una dependencia del comercio español del
catalán totalmente determinante (de hecho aprovechandose de las famosas embajadas catalanas que tanto han denostado).
Se dice que un nuevo Estado catalán estaría inicialmente
fuera de la UE y solo el voto unánime de sus miembros permitiría su reingreso.
Por supuesto se habla de la negativa de España y la posible negativa de Francia
(no olvidemos que también existe una Catalunya francesa y que el estado del norte creía totalmente
controlada hasta hace muy poco). Afortunadamente esta postura no es nada
viable. Una Catalunya fuera de la UE no estaría obligada a seguir las mismas
reglas del juego impuestas por Alemania y podría seguir un proceso similar al
de Islandia, con el agravante de hacerlo mientras aún utiliza la moneda
europea: el euro.
En pocos meses una Catalunya independiente supondría una
disyuntiva para toda la UE: o la admitían dentro de la UE para que acatara sus
normas, o generaría una especie de tsunami económico que obligaría a cambiar
las reglas del juego hasta ahora impuestas por la economía germánica. Por supuesto que la UE podría usar el euro
como medida de presión, pero también está claro que si Catalunya no viera claro
un futuro dentro de esa moneda,
recuperaría una moneda propia donde un banco nacional propio manipularía para
favorecer únicamente la economía catalana. La deseurización monetaria generaría
una rápida devaluación de la moneda catalana, pero a un tiempo haría mucho más
competitivos los productos catalanes, lo que afectaría directamente a los
países que competirían con productos similares: España, Italia, Portugal,
Grecia, Holanda y Francia. Además, mientras todos esos países quedan fajados
por las normativas UE, Catalunya quedaría libre para reconvertir su producción.
El ejemplo más claro sería el de las cuotas lecheras, pero hay mucho más,
porque en los últimos 20 años Catalunya se ha centrado en la producción de
calidad sin el apoyo de la gran producción, sin embargo producir mucho no
implica perder los productos de calidad. Con una moneda devaluada la producción
catalana aumentaría la salida de sus productos al tiempo que aumentaría su
autoconsumo en detrimento del resto de la UE y en especial de España. Antes de
3 años la nueva moneda catalana estaría revaluándose, pero esta revaluación
podría ser frenada por la creación de más moneda para el pago de todas esas
infraestructuras que en su día le negó España. Creo que el ejemplo catalán,
antes de 24 meses, llevaría a muchos países como Italia, Irlanda, Portugal o la
propia España, fuera del euro, dejando a Alemania en una situación económica
precaria y con la obligación de seguir apoyando a Grecia y los países del este europeo
que en su día uso como palanca para imponer sus criterios. Por si esto fuese
poco, no creo que en ese nuevo escenario los alemanes pudieran seguir
imponiendo sus criterios a Holanda, Finlandia o Austria. La hegemonía alemana habría
terminado y se haría evidente que solo la desalemanización del euro podría
salvar a esta moneda. Algo que muchos sabemos, pero que entonces sería visible
desde la propia Alemania.
Hoy por hoy, con las políticas económicas absurdas impuestas
desde el BCE y apoyadas en parte por el abstruso FMI, la crisis no tiene un
camino de salida, ya que se nos ha introducido en una espiral absurda. Hace falta
un estímulo rebeldía, tal como la Independencia de Catalunya, para ayudar a
vislumbrar un camino que nos saque de la crisis. Somos muchos los que ya
conocemos ese camino, pero la obcecación de los que ejercen el poder nos impide
tomarlo. A Europa le interesa una
Catalunya independiente. Puede que España lo padeciera durante un par de años,
pero una vez restableciera sus relaciones con normalidad, también saldría
fortalecida; no sería el mismo país, pero individualmente todas sus regiones
mejorarían.