lunes, 31 de mayo de 2010

Dios no digitaliza a los periodistas (Frank Einstein)

La naturaleza “cuantiza” la energía, le divide en unos paquetes o cuantos para desplazarla en ondas electromagnéticas. La frecuencia o la amplitud nos dice, también, el tamaño de los quantos, en cuanto a la intensidad nos da el número de quantos en función del tiempo. Esos cuantos, según los trabajos que hablan de la dualidad onda-partícula, serían los fotones, si no tienen masa, pero electrones, protones, neutrones... también comparten esta idea. Toda masa lleva asociada una o varias ondas electromagnéticas, sin embargo, la energía y las partículas mínimas siempre tienen valores concretos o cuantizados. Aunque se han encontrado partículas subatómicas que dividen a las partículas atómicas (mediante aceleradores y colisionadores de partículas), estas siempre tienen valores cuantizados. Esto, o algo parecido, constituye la base de uno de los campos elementales de las ciencias que estudian la naturaleza del Universo (del Universo microscópico en este caso): la física cuántica y la física estadística. Un campo abierto por Albert Einstein, aunque luego pretendiera mirar hacia otro lado con su famosa frase: “Dios no juega a los dados”.

Imitando a la naturaleza, el ser humano encontró una solución similar para transmitir información (voz y datos) con mayor facilidad. Convertir las señales analógicas naturales en digitales, pero con nuevas normas, facilitó mucho el avance de la tecnología y en especial de la informática.

Las señales que llamamos analógicas, gracias a la física quántica, sabemos que a un tamaño muy muy pequeño tienen que estar cuantizadas de alguna manera, pero nosotros no somos capaces de discernirlo puesto que también estamos formados de esos micro cuantos. De tal manera el comportamiento de esas señales es el de una continuidad a nivel infinitesimal.

Cuando trasmitimos una conversación radiofónica, esta va enclaustrada en unas ondas electromagnéticas con una frecuencia determinada y con una modulación interna que diferencian la conversación para que los aparatos reproductores hagan eso... reproducirla. No vamos a entrar en detalles. La falta de espacio para más emisoras en el espectro radiofónico puede llevar a su digitalización, proceso por el que se logra que varias emisoras puedan ocupar una misma frecuencia. Tampoco especificaremos más.

La digitalización implica cuantizar las señales analógicas dando valores numéricos a cada nivel de la onda y que se representa después en código binario. Ese código binario llega al receptor que repone el valor de la onda y recompone la señal uniendo cada cuanto que le llega. De este modo una cuantización fina, con un muestreo abundante dará una señal muy poco diferenciada de la original y con menores pérdidas de transmisión, pero una cuantización grosera dará a su vez una señal final muy alejada en calidad de la original, ya que se habrán perdido detalles importantes de la señal inicial.

Mucho cuidado, pues, hay que tener con la digitalización. Así que no nos debe extrañar que resulte tan errónea la digitalización de los conceptos humanos tales como la libertad.


domingo, 23 de mayo de 2010

No.


¡No!

Un monosílabo y al tiempo una frase.

No.

Una palabra de muchos olvidada.

No.

Todo lo dice y no dice nada.´

Tanto que nos cuesta aceptar las críticas y las opiniones que no queremos oír y, sin embargo, olvidamos esta simple palabra en el día a día que nos mete los dedos en los ojos hasta los mismos codos.

Somos ciegos sociales que caminan entre intereses bancarios. Ciudadanos y votantes que nada tienen que ganar. Obreros donde nada se construye. Vendedores de ilusiones caducadas y..

No… no somos nadie.

Frases pedantes y promesas que nacieron rotas son nuestro único alimento. Y, aún así, mordemos con bocas de perro al que se revuelve descontento. No sabemos decir no, no queremos decir no y no dejamos que nadie nombre esa palabra.

No.

Cuando el político se viste de Armani. Cuando acusa al ciudadano con su sucio dedo haciendo de este su esclavo. Cuando la administración ya no está al servicio del pueblo. La palabra se olvida en el trastero.

No.

Cuando las editoriales reflejan el circo mediático para imbéciles. Cuando la historia se reconstruye a la imagen del dinero. Cuando los sabios se hacen tontos para chupar de la teta que tiene más leche. Nuestros sueños y nuestra cultura quedan huérfanos y se pierden las palabras. Sobre todo una palabra.

No.

No. No somos nadie y nunca lo seremos si olvidamos nuestros sueños. No somos nadie tampoco cuando nuestros razonamientos no importan y dejamos que nos impongan los sueños de unos pocos.

No.

Tal vez, nunca ensuciaré de tinta las páginas de un libro al que pueda llamar mío, pero restaré orgulloso, con los pies clavados en la tierra y una palabra en los labios: ¡NO!

Cuando Raimon cantó su llanto miles de voces corearon su estribillo, pero perdieron la palabra tras un sueño corrompido.

No.

Digamos no ahora que aún estamos a tiempo.

No dejemos que se inventen nuestro futuro.

No dejemos que se inventen nuestro pasado.

Pero, sobre todo, no dejemos que se inventen nuestros sueños.

sábado, 22 de mayo de 2010

Hoy enterramos a Pío Moa.


Como sucede con Albert Boadella, Moa también fue un importante activista contra el franquismo. Mientras el primero encontró su camino en los escenarios, el segundo, menos preparado para la cultura, no dudó en empuñar las armas en el grupo terrorista GRAPO. Y ambos, sin lugar a dudas, quedaron totalmente vacios cuando llegó la democracia. Pasaron de una relevancia mesiánica a individuos de a pie y con recuerdos ahora inocuos. Vendría a ser algo parecido a ese síndrome del nido vacío que sufren algunas madres cuando el último de sus vástagos sale de casa para enfrentarse a la vida. Boadella y Moa podían esperar homenajes por su lucha, pero eran tantos los que se habían opuesto al régimen, y algunos lo habían hecho tan bien a ojos de la multitud, que ellos ya no podían esperar su turno. Tal vez pensaron que “contra Franco se vivía mejor” y dieron la vuelta a sus ideales para seguir siendo el centro de atención.

De Boadella ya hemos hablado demasiadas veces y no vale la pena seguir. Además tiene un estatus cultural que no comparte con quien ahora tratamos.

Pio Moa escribe libros y artículos de “historia” sobre la Segunda República, la Guerra Civil y el Franquismo… y esto es lo sorprendente porque muchos ya sabemos lo difícil que es publicar un libro en nuestro país y a él se le abrieron las puertas de golpe cuando adquirió su faceta revisionista. Moa no es historiador ni especialista en documentos. Algunas biografías dicen que es periodista, sin embargo no constan sus estudios por ninguna parte, de todas formas eso da igual porque periodistas, como quien dice, das una patada en el suelo y salen diez mil, así que eso no justifica su facilidad para publicar. Tampoco se puede explicar mediante un verbo fácil o haber vivido la época citada desde un punto de vista lo bastante genérico, porque como ya vimos estuvo relacionado con corpúsculos comunistas tan cerrados que llegó a formar parte de un grupo terrorista. Sin embargo pudo acercarse a fuentes documentales tan selectas como la de la Fundación Francisco Franco, cerrada para eminentes historiadores como el mismísimo Javier Tuset. De hecho, ese fondo documental, sólo ha sido consultado por un historiador de renombre que no se halla bajo sospecha: Paul Preston.

Moa se permite escribir y publicar con ayuda de una figura en el campo de la historia que creció dentro del franquismo y trabajó, toda su vida, para engrandecer y justificar sus mitos: Ricardo de La Cierva. Ministro de Cultura con la UCD, nunca dejó de controlar ese mundo y le permitió abrir las puertas de las editoriales a todos cuantos fraternizaban con sus ideales. El mito de la España milenaria y el revisionismo histórico eran sus grandes pasiones, así que un converso de la extrema izquierda a la extrema derecha (los extremos se tocan) significaba un magnífico señuelo.

¿Qué Moa no tenía demasiados conocimientos históricos? Siempre se puede suplir con documentación. ¿Qué no tiene ni idea de cómo se trata la información documental?... “Pa eso estoy yo”. Por eso se dice que Pio Moa extrajo lo mejor de su obra de un recibo de la tintorería.

Aunque he leído muchos sobre historia no me puedo considerar precisamente un erudito, pero, aún así, tengo anécdotas a manta sobre el tema. Recuerdo que en los inicios sobre los foros de Internet (si habrá llovido) entré en uno en que se debatía sobre la revolución de Asturias (uno de los temas favoritos de don Pío). Un pobre chaval de aquella tierra intentaba explicar los hechos mediante las memorias de su abuelo (es la forma de historia más exacta por mucho que algunos pretendan lo contrario) y un grupo de fachas le imprecaban sin ton ni son. Pero como sus argumentos podían sostenerse, poco a poco, se fueron perdiendo y empezaron a preguntarle personas verdaderamente interesadas que permitían obviar a los moscones. Entonces apareció alguien armado con la bibliografía de este revisionista del que hoy hablamos. Desquiciantes alucinaciones apoyadas en fondos documentales difícilmente comprobables mancillaron nuevamente el relato de aquel joven. A diferencia de los imprecadores pululantes, aquel Nick documentaba, pero tenía unos pequeños errores temporales de los que decidí tirar como si fueran hilillos sueltos. Pronto me vi con dos PC’s, uno en el foro y otro buscando documentación en la red. También tenía varios libros abiertos por el suelo para localizar datos que me permitieran rebatir a aquel individuo.

Nunca estaré seguro de si, como me dijeron después, me había enfrentado a Pío Moa, lo que sí puedo afirmar es que aquel individuo sacó párrafos enteros de los libros de este y puedo aseverar que la información que aportan es bastante errónea y, en ocasiones tiene poca coherencia cronológica, pero no es visible si no se compara con otros sucesos del momento. Son pequeños detalles que, tal vez, estén apoyados en algún documento menor, pero hay que recordar que en la etapa de Generalísimo se manipularon y falsificaron muchísimos documentos, así que basarse en algunos de ellos puede ser un error fatal. La memoria de nuestros padres y abuelos, contrastada con la de los padres y abuelos de otros, suele ser una mejor fuente que la documental no contrastada… pero algunos no lo quieren entender porque para ellos contrastar es obviar (o incluso eliminar) aquellos documentos que no sustentan sus tesis.

De todas formas, al final, va a dar igual. Gracias a demasiados libros revisionistas ya no podemos fiarnos de la historia, pero siempre nos quedarán los sentimientos. Y si alguien se inventa un mundo nuevo deberá contar con los demás. Si Franco fue un santo, pero yo lo siento como un demonio, no tengo porqué comulgar en su iglesia y nadie tiene porqué obligarme a ello.

Que tengan cuidado los que fomentan Moas, Vidales y Losantos, que son ellos los que están exacerbando la llama del independentismo. Los “españauna” se van a quedar más solos que la ídem.

Dicho todo esto, podemos concluir que Pío Moa no hace revisionismo histórico real. Hace sólo revisionismo polémico, no muy diferente del que vemos en programas televisivos como “Sálvame” , “La Noria” y similares, sólo que usa para ello temas históricos que no le van a denunciar por ensuciar su honra. Eso no quiere decir que no trabaje para escribir todo lo que escribe, bien sé lo que cuesta hacerlo (a César Vidal no parece costarle tanto), pero dar el valor que se da a su obra en algunos medios es una falsedad intencionada. Por tanto, sólo si nos gustan las polémicas estériles debemos hacer caso de la obra de este autor. Si lo que queremos es acercarnos a la historia sin tapujos o a la cultura en general, debemos dejar a Pio Moa enterrado en la “I” de intrascendente.

“Polvo al polvo, tierra a la tierra y los libros de Pío Moa a la pasta para hacer papel reciclado”. Descanse en paz.

viernes, 21 de mayo de 2010

¿Son justos los ajustes de ZP?


Galleguizando la pregunta diría: ¿Cuándo es justo un ajuste presupuestario?

Con esta nueva pregunta queda respondida la primera, pero para los que no lo entiendan, especificaré diciendo que, no es justa, pero es necesaria. No obstante las primeros resultados de este ajuste serán necesariamente malos, de hecho el Gobierno ya rectificado sus perspectivas de crecimiento a la mitad (justo lo contrario de lo que ha hecho el FMI, lo que explica que sus informes tengan menos capacidad de acierto que Carlos Jesús de Raticulín, eso sí, influyen más en las reglas establecidas que las fases lunares).

Es evidente que ZP no quería tomar ese camino, pero las presiones externas le han obligado, de ahí que no haya emprendido, con tiempo suficiente, una labor pedagógica sobre el tema que reduzca el impacto de la crítica. En Alemania, por ejemplo, llevan tiempo anunciando la necesidad de esos recortes y reforzando las explicaciones con frases como que “los alemanes han estado mucho tiempo viviendo por encima de sus posibilidades”. Se supone que algo parecido hubiese tenido que llevarse a cabo en nuestro país, aunque creo que no hubiese tenido mucho valor decir que aquí también han estado los alemanes viviendo por encima de sus posibilidades durante mucho tiempo. Y si no que se lo pregunten a los mallorquines.

De todas las fórmulas planteadas, la única que se ha explicado debidamente es la subida de impuestos. Precisamente esa medida es la más protestada por el PP, el partido que aquí defiende el neoliberalismo más duro y, en último término, responsable de la actual crisis. Es obvio que la subida de impuestos ralentizará la economía y retrasará la salida de la crisis, pero hay cuentas que pagar, y las sucesivas bajadas de impuestos habidas en los últimos veinte años, han limitado la capacidad de regeneración de las arcas del Estado en “estados carenciales”. Dice la economía clásica que la bajada de impuestos aumenta la circulación de líquido, pero todo tiene un límite y, personalmente, yo también creo que ese límite se sobrepasó a comienzos de siglo.

Tampoco a mí me gustan las medidas tomadas, en especial las de largo recorrido como la subida de la edad de jubilación que me parece más que absurda y ya le dedicaré un artículo en otro momento (palabra). Pero lo que me preocupa no son las medidas tomadas, sino las que no se han tomado. Con las actuales fórmulas volveremos a pagar los de siempre los excesos de otros, así que era necesario echarle güebos y atacar a especuladores y directivos de empresas. También es necesario proteger el empleo encareciendo el despido (justo lo contrario de lo que demanda la desprestigiada Patronal) y abaratando el empleo (que es lo que hace falta de verdad). Sobre este tema, si hay alguien del gobierno interesado, estoy dispuesto a darles una gran cantidad de sugerencias que creo nos podrían sacar de la crisis mucho antes de lo esperado (incluso teniendo en cuanta nuestros graves problemas estructurales de nuestro país).

Es bonito decir “¿Qué pague la cris quien la generado?”. Todos estamos de acuerdo con esta frase, pero quién es el guapo que se lo hace pagar… ¿Tú? Así que no nos queda más remedio que apechugar con el marrón… otra vez. Lo que debemos exigir son garantías de que no nos la van a volver a dar con queso nunca más. Debemos exigir medidas que controlen los movimientos de los capitales en maniobras de especulación que desestabilicen la economía legítima y, sobre todo, que se protejan nuestras estructuras sociales adecuadamente. Todo esto, dicho así, parece muy ambiguo, pero si decimos que, antes de la crisis, no hubiésemos intentado evitar el reventón de la burbuja inmobiliaria y la hubiésemos roto nosotros, el suceso se hubiese producido con un entorno económico más favorable enganchando sólo a los especuladores (ver artículo sobre quiénes son los especuladores) y poco más. Hoy no tendríamos que lamentar el hacho de que muchas familias se estén quedando en la calle.

En resumen: lamentamos las actuales medidas más propias de un partido de derechas que de izquierdas, pero las aceptamos como necesarias. Eso sí, las creemos necesarias, pero insuficiente y, sobre todo, queremos unas garantías y seguros como únicos responsables de la recuperación. No es muy justo que se le pongan medallas al presidente de “Súper Banco” o “Súper Empresa” cuando ya se han forrado de billetes y luego no se nos valore a los ciudadanitos de a pie cuando pagamos la reconstrucción de la ruina económica que él ha creado para engrosar sus cuentas de las Islas Caimán.

Imagen tomada de http://castillaunida.files.wordpress.com/2008/11/zp.jpg

viernes, 14 de mayo de 2010

Apoya a Garzón, apoya a la democracia.

Garzón ha sido finalmente suspendido por la denuncia de los grupos fascistas que deberían estar ilegalizados hace años y un grupo de corruptos que gracias a ello van a eludir la justicia.
Durante muchos años la familia Fabra viene eludiendo a la justicia gracias a que la judicatura de Catellón evita sus encausamientos. Camps, Rita Barberà... el PP de Valencia también son amigos del jefe del supremo de la comunidad, como resultado viven tranquilos y denuncian, con exito, a los que aportan pruebas y acusaciones contra ellos. En general, el PP ha perdido en los últimos 15 años a los pocos verdaderos demócratas que le quedaban y gira en una espiral de corrupción insostenible. Un solo juez se atrevió a abrir la brecha contra el PP en el caso Gürtel, pero ahora, con el apoyo de Falange y la vergonzosa actuación del poder judicial todo se viene abajo.
Mientras el supremo nos abochorna suspendiendo al juez que dio esperanzas para recuperar los cadaveres de las cunetas y limpiar algo de la vergüenza del genocidio franquista, en el TC nos dan otro ejemplo de desmocratización judicial del país.
La democracia está en peligro, pero ahora el caso Garzón es el más acuciante. Firma para apoyar al juez contra los que, desde el tercer poder (el único que no emana del pueblo), pretenden dar un golpe de estado:

https://secure.avaaz.org/es/stand_with_garzon/

lunes, 10 de mayo de 2010

Bote... bote... BVOTE... Diagonal el que no vote.


Ver mapa más grande

¡Ya he votado!
Si es usted residente y censado en la ciudad Condal y además es mayor de 16 años, también puede votar cómo quiere que sea la futura avenida Diagonal. Para los que los que hace mucho que no pisan por la más cosmopolita de las ciudades del Mediterráneo, es la calle más grande de la ciudad y que por eso el dictador Franco le hizo poner su nombre, pero, para su frustración, ninguno de los autóctonos llegó a denominarla así, hasta el punto de que en Correos aceptaban la denominación popular de “Diagonal”.
El alcalde Hereu, en su afán por hacer ver que ha realizado algo por la ciudadanía antes de acabar su mandato, quiere renovar a tan emblemática calle. Él propone dos opciones a elegir (como los bolis BIC): bulevar y rambla. En sus dos opciones se encastra el tranvía y se embuten carriles bici, reduciendo y complicando el uso para el tráfico de cuatro ruedas. Claro, que también existe otra opción que, si las anteriores son denominadas “A” y “B”, tendría que denominarse “C”. Pues “NO”, a esta opción, que no es del gusto del alcalde, es denominada “ninguna de las otras”, porque, según te explican, consiste en no hacer nada… “con lo mucho que lo necesita esta avenida”. Resulta que esta opción “C” omitida es la opción a la que les ha obligado la oposición. Así que cuando alguien del ayuntamiento sale a hablarnos de este referéndum, no duda en decir que lo de no hacer nada (opción “ninguna de las otras”) es comulgar con las tesis de CiU.
Como todo esto me huele a manipulación, y a mí no me manipula ni Dios, he votado “C”, es decir, “ninguna de las anteriores”.
Ahora se pensaran que he votado lo que he votado por simple rebeldía, pero, aunque razones para rebelarme no me faltan, mi razón ha sido más meditada.
Cuando Idelfonso Cerdà ideó el Eixample, su mente estaba pensando totalmente en el futuro. El hablaba de fórmulas para gestionar el tráfico mientras sus detractores insistían en que sólo había cuatro carros, pero él insistía en que el futuro crearía embotellamientos de vehículos. Pensando en ese futuro, las calles de Barcelona tienen una excepcional forma para distribuir ese tráfico, y, aún así existen atascos, aunque menos que en otras ciudades de igual tamaño y volumen circulatorio. Cerdà, en su afán por pensar las mejores escapatorias para la circulación ideó dos grandes avenidas perpendiculares al mar (a las que se les hizo perder efectividad con incordiantes rotondas), una larguísima avenida central paralela a la línea de mar y dos en diagonal, una larga, la que nos ocupa, y una corta, la Meridiana. Estas diagonales eran básicas en la idea de Cerdà porque permitían descongestionar el tráfico de las áreas más sensibles, permitiendo una conexión ultrarrápida de un lado al otro de la ciudad. En fin, que la Diagonal es un eje esencial para el tráfico rodado y su oclusión, tal y como pretenden los proyectos del alcalde, sería un desastre para toda la urbe.
Si la lógica no es suficiente, si tampoco lo es el espíritu manipulador del referéndum, también cuento con mi rebeldía… ¿Por qué iba a apoyar el proyecto de alguien que ha ignorado a la ciudadanía en la introducción del AVE por el centro de la ciudad? Tampoco estuvieron bien algunas de las acciones llevadas a cabo con el proyecto de la línea 9. Pero lo peor de todo ha sido que cada vez que ha contado con oposición popular, el señor Hereu ha cargado sin compasión contra “sus ciudadanos”, faltándoles al respeto y llamándoles insolidarios sin siquiera escucharlos. Con políticos de esta calaña uno siempre duda de quién está al servicio de quién, si el alcalde al servicio de los ciudadanos o estos al del primero.
Vayan a votar y voten “C”… y después me lo cuentan.

Busque usted mismo la Diagonal con el Maps de Google.

LA CORRUPCIÓN DE LOS MERCADOS: EL ESPECULADOR.

En momentos de crisis se hacen necesarios acuerdos entre los diferentes sectores de la sociedad. Nadie duda de que esta crisis ha alcanzado los niveles que ha alcanzado por culpa de unos sectores de la sociedad muy específicos y que, como de costumbre, va a ser muy difícil hacérselos pagar. Aún así hay que tomar medidas “contra” ellos (sí, he dicho contra) para que no se vuelva a repetir.

En esencia, los malos de esta película son los especuladores. Pero, ¿quiénes son los especuladores? Usamos el término de especulador muy alegremente, pero nunca somos capaces de ponerles cara y ojos porque descubriríamos, en demasiadas ocasiones, lo cercano a nosotros que es este individuo.

Hay muchos tipos de especulador. En general nos gusta pensar que este señor es extranjero y que trae su dinero aquí porque va a recibir grandes intereses con muy poco riesgo. Pensamos en los inversores de enormes áreas de casas ligadas a campos de golf, bloques de viviendas en zonas exclusivas de las grandes ciudades… Pero lo cierto es que ese inversor extranjero al que culpamos, no sin cierta razón, lo hace a través de los bancos prestando dinero a los banca de aquí para que invierta en cualquier oportunidad de beneficio que salga. Y ese dinero, en los tiempos de bonanza, formó parte mayoritaria de las hipotecas. La gran ventaja que ofrecía esta inversión en nuestro país es que, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo, el impago no sólo implica la pérdida de la propiedad por parte del deudor (embargo y desalojo de la vivienda), sino que, además, parte de la deuda sigue pendiente aún.

Pero, dado que este inversor extranjero no actúa directamente sobre su inversión y que sólo hace que contratar un producto bancario que se le ofrece, resulta que no es el tipo de especulador al que nos referimos. Después de todo ¿quién está ofreciendo en realidad ese producto?: “La Banca”. Así pues, la banca es nuestro primer culpable, pero a un tiempo, como depositario del dinero y única institución habilitada para prestar el dinero que hace falta para salir de la crisis, también es una respuesta a la solución del problema. Ante el dilema que actuar “contra” la banca plantea, no es fácil tomar medidas.

En estos momentos la banca, una vez perdida la inversión extranjera, no dispone de suficiente líquido para prestar a las empresas que desean salir de la crisis. Por otro lado, muchos de estos bancos vendieron activos “lentos” al Estado para hacerse con un líquido que han invertido en adquisiciones fuera de territorio español (véase como Santander adquirió grupos financieros en EE.UU. y Reino Unido), lo que constituye un fraude a la economía de nuestro país. Por otro lado, los ejecutivos de esos grupos bancarios tienen salarios y retribuciones varias, muy salidos de los niveles racionares. Un dinero, el que cobran estos ejecutivos, que puede parecer pequeño frente al capital de la empresa, pero que es enorme frente a los salarios que se ahorran en despidos de su personal de base y que, en muchos casos, podría significar el préstamo que salvaría una o varias pequeñas o medianas empresas. Por tanto esos salarios, primas y demás retribuciones a ejecutivos, sobre todo en una época de crisis, resultan una inmoralidad. Esa es la razón por la que el estado pidió a finales del pasado verano su moderación. Moderación que la banca descartó de inmediato… y parece que no se puede hacer nada al respecto, tal es el poder de la banca en nuestro país.

De todas formas, la banca, por volumen especulativo, puede no ser el peor enemigo de la economía. Hay otro tipo de especulador más pequeño, pero que por su gran número es más importante. De cuantas personas no hemos escuchado que adquirieron propiedades inmobiliarias antes de la gran subida y las vendieron después con gran beneficio, o que ahora, aprovechándose de las necesidades de personas endeudadas, adquieren pisos a bajo precio para alquilar, especialmente a emigrantes (a los que se cobra por encima del valor del mercado) o por semanas a turistas “low cost”. Incluso, aunque parezca hipócrita porque es una fuente de inversión empresarial, que me dicen de los que invierten en bolsa y hacen saltar su dinero de oportunidad en oportunidad.

Realmente toda búsqueda del máximo beneficio es especulativa, la cuestión está en delimitar donde está la línea que separa el simple negocio de la amoralidad. Porque, aunque queramos creer lo contrario, todo movimiento de dinero tiene unas consecuencias que no deben ser obviadas y si lográramos unas transacciones más éticas, posiblemente no se lograrían tan grandes beneficios, pero se suprimirían gran parte de los peligras que llevan a una crisis o agravan estas.

domingo, 2 de mayo de 2010

El Tribunal Constitucional contra la modernidad de España.


Catalunya está a punto de ser eviccionada, del previamente castrado Estatut d’Autonomía, por el Tribunal Constitucional, en base a unos derechos de pernada franquistas, no escritos en la Constitución, pero que parecen seguir formando parte de su espíritu creado a imagen y semejanza del Movimiento.

En España los demócratas no mueven un dedo, todo y que la recusación nació de las entrañas más franquistas y antidemocráticas del Partido Popular, y de un “Defensor del Pueblo” (las comillas son de ironía, para que no se le pase a los menos avispados) que ya nos ha avergonzado en demasiadas ocasiones con su ignominiosa personalidad (además de ser otro de esos superlativos seres que no deja su cargo nunca). Creo que los catalanes, que mucho hablan ahora, tampoco lo harán. No porque sea un pueblo desprendido, que a pesar de su mala fama constituyen la teta que ha alimentado a este país durante décadas mientras otras regiones crecían a su sombra sin responsabilizarse de la solidaridad nacional, sino porque no les quedan fuerzas. Sus políticos han malgastado sus mejores frases en guerras fratricidas y la España Cañí (formada por el lado oscuro del PSOE, el PP –que últimamente sólo posee lados negros y grises-, Ciutadans, Falange Española, la Conferencia Episcopal, el partido de Rosa Díez -que nadie sabe cómo se llama- y algún que otro “despistao” que pasaba por allí), que lo sabe, va a aprovechar la circunstancia para desposeer a Catalunya de todos sus derechos (los de antes y los de ahora). Curioso y casual que mientras al Estatut se le amputan todos los miembros, otros estatutos (regionales ellos) con menos necesidades, han copiado los reglones torcidos de este y nadie ha amenazado con borrárselos. Tampoco los catalanes, esta vez, harán de chivatos de la clase, todo y que los mismos que se aprovechan han formado parte del complot contra ellos.

Y una vez Catalunya sea despojada de sus libertades, al antojo de unos miserables con inmerecida y caducada toga, ¿qué será lo siguiente?

Hace unos pocos años, en plena euforia del aznarismo más retrogrado, un importante militar en la reserva se atrevió a citar una frase del tullido mental general Astrain: “A los catalanes hay que bombardearlos cada 50 años”; y a lo que él añadió: “…y ya se van cumpliendo”. Dado el momento de euforia anticatalanista que se vivía, más allá de la repudia, en un rinconcito de las páginas centrales, de la prensa menos… “franquista”, no pasó nada. De lo del bombardeo, con la que está cayendo, no estoy tan seguro. Tal vez sean bombas que no matan de inmediato, pero que te desangran y llenan de bilis hasta la asfixia. Menos mal que el circo del Barça se ha inventado un fútbol capaz de sacarnos, 180 minutos por semana, de estos oscuros pensamientos.

Alguno pensará en la falta de seriedad que puede suponer mezclar el fútbol con la política, y tendrá razón. Pero pan y circo es lo único que el pueblo pide. Después hay una categoría de personas que piensan y también piden trabajo y educación… y por fin, cuando el hombre madura, pide poder de decisión. Pero la España castellana ha dejado que unas fuerzas invisibles se erijan en nuestros tutores y en Catalunya no queremos. Aquí queremos tener capacidad para que nuestra opinión se sienta, nuestra lengua se hable (el catalán) y, sobre todo, que nuestros salarios alcancen a final de mes con un techo sobre nuestras cabezas.

¿De verdad pedimos tanto?

Entonces a qué viene ese afán por robarnos ese poco de aire llamado Estatut. ¿Tanto duele que llamemos “Nació” a Catalunya y Estado a España? ¿Alguien cree que por amputar unas letras de un papel va a cambiar ese sentimiento?

Si de verdad se lo cree es que es tonto o escucha a Jiménez Losantos, es decir, es muy tonto. Que el problema de ese señor no es lo que dice, que a veces lo ata muy bien, sino lo que calla, y para eso, sus seguidores, no tienen oídos suficientes. Y si no, que explique que hacía él realmente en el PSUC, pero la verdad, no lo que larga siempre. Y que les cuente quién era para él Rodolfo Martín Villa.

Pueden ver que en España, por vergonzoso que parezca, vale más la palabra de individuos como este, que toda una nación. Vale más la toga heredada del franquismo, que los votos en las urnas. Y vale más la palabra de un político corrupto que cien años de solidaridad a cuestas.

En los próximos días, el TC va a despojar a la nación de Catalunya de algo que se ha ganado por derecho… ¿Y tú que harás?

La imagen está sacada de Flickr, pero la he dejado que no la reconoce ni la madre que la parió.

sábado, 1 de mayo de 2010

Smartbook’s

Los smartbook’s no terminan de arrancar, pero ¿por qué?

Desde el inicio de este tipo de aparatos soy un usuario decidido.

El primero fue el EasyNote XS de Packard Bell, que resultó ser un truño insolvente debido al microprocesador incapaz de hacer trabajar correctamente a Windows XP. Arrancar suponía más de 15 minutos de espera, pero las conexiones a internet con Explorer eran más agónicas que con los primeros módems de 48k en los arcaicos 486 DX con Windows 3.11. Estaba claro que aquel aparato no estaba bien dimensionado, aunque poseía un HD de 40 Gb.

El siguiente, gentileza de la revista Personal Computer, fue un ASUS εee PC. El nuevo procesador Intel Atom, mejor pensado para esta funcionalidad, hacía que este modelo fuera mucho más rápido que el anterior, sin embargo, su disco duro de sólo 4Gb quedaba saturado por Windows XP y obligaba a utilizar una tarjeta SD como ampliación si quería usarse algún programilla un poco grueso. Por otro lado el pequeño tamaño de la pantalla, unida a un procesador gráfico con muy poco rendimiento, volvían a convertirlo en un aparato con demasiadas deficiencias. Era necesario mover arriba y abajo para abarcar lo que en otro PC sería todo la pantalla. Como resultado de esto, navegar por Internet, aunque no era tan lento, si seguía siendo engorroso.

Me consta que en modelos posteriores fueron solucionándose estas diferencias, pero quedaba el gran paso hacia adelante. Y este no era otro que convertirlos en terminales telefónicos (tanto telefonía normal, móvil como IP) , pues esta era la idea original. Debían ser los terminales polifacéticos preparados para la videoconferencia allá donde estuvieran. Así que los fabricantes siempre incluían altavoces, cámara, wifi, bluetooth… y toda una serie de características que les permitieran ser los sustitutos del portátil de turno. Finalmente sus características eran inferiores a los teléfonos móviles de gama alta y a los portátiles de gama baja. Esa, y no otra, es la verdadera razón de que este segmento no logre salir a flote. Aún así, el avance ha sido considerable y aceptan pasar de las pantallas de 7 y 10 pulgadas a las de 12, reduciendo el tamaño de lo demás, aún tiene posibilidades.

El último intento por abrir el mercado a esta clase de terminales es el Compaq Airlife 100, conceptuado desde la base de la telefonía móvil. Tiene una pantalla táctil de baja calidad y corre mediante una variante del sistema operativo Android, típico de terminales móviles. Nace bajo un acuerdo exclusivo con Telefónica, pero algunos entendidos ya le auguran un fracaso estrepitoso (ver estudio en Gizmología: http://gizmologia.com/2010/04/compaq-airlife-100-2).

De todas formas soy de los que piensa que estos aparatos, tarde o temprano, pulirán sus defectos y terminarán por lograr el objetivo que persiguen… Bueno, el de quedarse con nuestro dinero endosándonos todos sus experimentos también, pero al final alcanzarán el terminal perfecto. Claro que entonces ya habrá surgido otra idea a perseguir en el mercado y estos aparatos habrán quedado obsoletos. ¿Será el momento de las tablet PC multifunción?

Imagen tomada de http://www.ebw.gr